9.- Jonás.

Ese desgraciado de Parker cree que me quedaré de brazos cruzados, ya la vio y sé que la quiere para él, lo noté en sus malditos ojos. Pero primero lo mato antes de que la toque. Ésta vez no sucederá igual que con Nannette, Leila es joven, frágil, se nota que bajo esa coraza de agresividad se encuentra un ser afable y con mucha dulzura. Sé que no debo acercarme a ella pero; en vista de éste peligro me siento con la responsabilidad de protegerla. Jamás me he creído un héroe pero considerando que ya tuve una mala experiencia con ese malnacido, no voy a esperar la próxima.

Llego a mi apartamento directo a la ducha y me aseo a conciencia tengo hambre y recuerdo que no ingiero alimento desde la mañana, voy a tener que vigilar eso porque últimamente estoy haciendo una sola comida y mi estómago se resiente y eso, aunado al malestar que tengo por lo arbitrario del encuentro con esas chicas, Mila y por supuesto: Parker está causándome una acidez terrible, siento que la bilis quema mi esófago.  

A Mila le advertí e hizo caso omiso. Creo que voy a tener que hacerla entender de un modo más cáustico. No sé qué me hizo esa enana pero, no puedo dejar que la lastimen y ni siquiera soy un tipo sentimental ni muy emotivo pero, ella y su "no sé qué" me atraen como una polilla a la luz. No quiero acercarme porque temo que mi m****a la arrope, no deseo dañarla pero, ella insiste en ponerse en peligro porque, en el caso de Mila Brockovitch, una mujer celosa es letal. Observo la vibración del teléfono sobre la mesa.

— ¿Qué quieres? - digo al receptor que se perfectamente quien es.

— ¿Qué qué quiero? ¿Qué pasa contigo Jonás? ¡Me humillaste frente a esas estúpidas! - aprieto los dientes, mi acidez amenaza con romper las paredes de mi estómago y esta maldita mujer continúa creyendo que le pertenezco.

Ya le he recalcado mil veces que no tengo dueña pero al parecer su inteligencia es nula. No tengo intención de dejarme dominar, las chicas son una especie rara. Los hombres normalmente hacemos las cosas de manera instintiva, mi intención no es justificarme y con eso a todos los hombres pero, lo calculadoras que son y lo crueles que llegan a ser con las otras personas además de exclusivas, en serio da miedo.

— ¡Oh, sí claro! ¿Y qué pretendes que diga: lo siento? ¿Aun cuando ya te había advertido que la dejaras en paz? - su respiración rápida y sonora me indica que está furiosa.

— ¿Sabes qué Jonás Serrano? ¡Vete a la m****a! - y ella misma colgó.

Bueno, pensé que sería más difícil deshacerme de ella. Por ahora voy a comer algo o mejor mucho porque estoy famélico. La tarde pasó muy rápido ¿Y cómo no? si comí como cerdo, tuve que recostarme porque no podía caminar de la hartada que me di.

A las siete y media salgo en mi bebé rumbo al gimnasio ¡si, en la moto! no me voy a ir a pie y menos trotando, eso solo lo hacía Rocky Balboa. Llego, estaciono e ingreso directamente a las máquinas luego de cambiarme, voy a la cinta y me dispongo a correr cuarenta minutos, el entrenador no ha llegado, es raro pero lo dejo pasar porque correr me gusta. Ajusto mi iPod y comienzo. Cierro los ojos para concentrarme, son las semifinales de lucha y debo entrenar duro para eso aunque soy favorito. Por ahora me mantengo ya que el verdadero, estresante y asfixiante entrenamiento comienza en diez días exactos, los chicos ni siquiera se ven por fuera de la universidad en los clubes, se encuentran encerrados comiendo como cerdos para que al momento del entrenamiento forzado la grasa que se queme, acondicione los músculos y evite la deshidratación.

— ¡Serrano!  - el entrenador se acerca casi corriendo y no tiene buena cara — ¡Serrano, maldita sea! – bajo de la cinta preguntándome por qué se encuentra tan cabreado.

— ¿Sí Sr. Lewis? – me observa de frente y bastante enfadado.

— ¡Sé perfectamente que eres la estrella! – me señala con el índice a la cara — Pero no puedo permitir el desorden que tienen tus chicas enfrente del gimnasio - ¿mis chicas? — ¡Haz algo por Dios, nos van a cerrar! – corro a la salida y entonces me doy cuenta.

"Las chicas pasan por mi cama, yo no me quedo con ellas". Jonás S.

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