2.- Jonás.

Esa enana huele delicioso, es linda pero ¡bah! No me interesa, debo salir de aquí porque no soporto tener cerca a nadie. Necesito aire.

Odio la Universidad, de no ser por la beca, no estaría aquí ya que todo lo hago por mi abuela que contrario a mi padre ella, si vale pena.

Sus ojos verdes me escudriñan, su boca colorada me provoca morderla pero, es muy joven y no necesito  problemas amorosos en este momento, la sentí temblar por mi toque sin embargo se recompuso rápidamente me llamó idiota, pero sé que en el fondo la impacté.

Mis brazos tatuados intimidan a todos y mi chaqueta de cuero es el símbolo del chico malo de la escuela, creo que me voy a reír un poco con esta pequeña que al  parecer es odiada por algunos aquí.

—¡Jonás, aquí! – Mila llama mi atención y su cabello rosado se distingue de entre la bola de estudiantes.

—¡Voy! – Levanto la mano para que me vea — ¡Nos vemos enana! – tomé con firmeza su barbilla y bese su naricita.

—¡Suéltame! – me golpeó la mano para zafarse de mi agarre. Sonreí satisfecho y volví a poner mis lentes de sol.

Baje la escalera para ir en busca de Mila y los chicos, la chica llamada Georgia y el imbécil de su noviecito me miran como si despidiera mal olor ¡ja, me encanta! Pasó de largo lo más junto a ellos posible y huyen como ratas. Mila me observa fascinada.

—¡Hola amor! – pasa sus brazos por mi cuello y nos fundimos en un profundo y ansioso beso.

—¡Hola! – beso su rosada cabeza y paso el brazo por encima del hombro.

Siento un montón de miradas taladrándome la espalda y giro un poco para encontrarme con la mirada verde de la chica linda  llamada Leila. Es hermosa y delicada por eso no me voy a acercar a ella, me traería problemas.

—¿Pasa algo Jon? Pareces distraído – Elvis llama mi atención y lo observo, lleva otro pirsin en la nariz y ya son cuatro argollas.

 —¡Nada, larguémonos! – grité y nos fuimos al antro que es nuestro lugar. Se nos unieron Jonathan y Robert, después de haberse morreado unas gemelas en la esquina.

Mila baila sensualmente mientras Rubí y Dora acarician sus cuerpos al ritmo de la música  — ¡Ven amor! – estira los brazos abriendo y cerrando las manos mientras yo termino mi cerveza admirando su busto que casi sale de la blusa que tiene puesta.

 Apuro mi trago para levantarme e ir a bailar con mí… ¿novia? ¿Amante? ¿Pareja? No tengo idea de que sea esta chica con grandes pechos y trasero de infarto, solo sé que nos divertimos mucho y en la cama somos explosivos. Aunque no somos exclusivos, ella siempre está disponible para mí. La disco revienta y mil cuerpos sudorosos se encuentran moviéndose al ritmo de la música estridente que sale por los altavoces, mi cuerpo vibra a causa del alcohol y el éxtasis que consumimos para aumentar la descarga de adrenalina en nuestro organismo y sentirnos cool.

La chica se frota con mi cuerpo y el estremecimiento me avisa que necesito una descarga sexual en un baño, la tomo de la mano arrastrándola prácticamente hacia los aseos, empotrándola contra la pared y obligándola a rodear mi cintura con las piernas, donde ya la espera mi hombría preparada para ingresar a su cavidad — ¡Ooooh, siiii! – grita desesperada pidiendo más cuando la invado sin contemplación y embisto sin ninguna delicadeza. El asalto es corto, agresivo, avasallador y ella cae rendida ante un orgasmo arrollador, cuyo grito era mi nombre en su deliciosa boca.

Aún no vuelve,  su mirada perdida me demuestra que su éxtasis es intenso, su sonrisa bobalicona expresa lo feliz que se siente y yo aún no termino  — ¿A tu apartamento o al mío? – susurro a su oído.

—¡Al mío! – grita carcajeándose.

—¡Ok, entonces al tuyo! – la acicalo para que se vea decente aunque, su cabello revuelto la delata.

Salimos de la discoteca en mi  Ducati Streetfighter V4 S 2020 color rojo directo a su apartamento, en el cual pasamos la noche bastante entretenidos, eran las cuatro de la mañana cuando concilié el sueño. Creo que no asistiré a clases mañana temprano.

"Sexo ardiente y noches frías. Estoy esperando por tí". Jonás.

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