La sombra en el arbusto.


Capítulo 5

La sombra en el arbusto

La madre de Dereck, que había estado observando la escena, se fue apresurada a su encuentro, se le plantó al paso y de forma molesta le habló al detenerla. 

–Missie, no le hagas eso a mi hijo, él está un poco pasado de tragos, pero tú lo conoces, sabes que no es así –bajando el tono de voz, al darse cuenta que algunas personas les miraban, simuló una sonrisa y agregó–. Hay muchas personas de nuestro círculo aquí, se discreta –le tomó de la mano y caminando despacio a su lado la fue llevando mientras le decía–. Por favor, vuelve con él y llévalo al patio. Discúlpale. Yo te ruego no lo dejes así. 

Missie se contuvo, no por ellos, sino por el mismo Dereck, sabía que no era su forma habitual de ser, y que había mucha gente que estaban allí por invitación de los Douglast. Se recompuso y con una sonrisa en los labios se acercó a donde estaba Dereck y lo tomó de la mano.

–Dereck, vamos al jardín… creo que te hace falta tomar un poco de aire fresco.

Al llegar al jardín, Dereck se sentó en una mesa que estaba cerca a una fuente de agua que adornaba el jardín de su mansión, la estuvo mirando un rato y luego le dijo en tono apagado

–Missie, nunca vas a aceptar mi amor, tengo alrededor de 7 años tratando de acercarme a ti, de que veas este amor que te tengo, de que dejes ya de verme como el compañero y amigo de estudios y me veas como lo que soy. 

Abriendo sus brazos en forma de cruz y mirándose así mismo todo su cuerpo frente a ella le continuó diciendo:

–No entiendo que tan desagradable puedo ser para ti –en medio de su ebriedad empezó a describirse–. Soy un hombre atractivo, tengo un porte muy masculino, ¿No lo ves? Ojos grises, no más bien grisáceos, grandes y expresivos, mírame Missie –y estiro su brazo para tomar la cara de la joven y dirigirla hacía él–. ¡Mírame! Para muchas mujeres soy todo un galán, alto, guapo, de una posición social envidiada por muchos, pronto seré un profesional, con un futuro brillante, empresas, propiedades. ¡Lo tengo todo!                                      

Soltando una carcajada, la miro muy cerca del rostro y cuando estaba punto de darle un beso en la boca, Missie volvió su rostro para evitarle, quedó justo al frente de una persona que se movió rápidamente hacia un arbusto de los que estaban cerca a donde ella estaba sentada, se quedo mirando hacía ese sitio y sintió que algo o alguien se movió entre ellos. Se soltó con suavidad de los brazos de Deereck y fijó su mirada logrando vislumbrar una sombra. Se asustó un poco, luego avistó con más precisión y en ese momento su corazón latió con fuerza. Miro a todos lados y ya quedaba poca gente en el recinto, así que tomó a Dereck del brazo y lo levantó.

–¿Ves? Siempre que saco a colación este tema contigo, tú me evades –le reprochaba Dereck, a la vez que golpeaba su mano contra la otra. 

Ya agobiada, ella le halaba del brazo para llevarlo adentro de la casa, sin embargo se detuvo en la puerta y llamó a uno de los hombres de servicios que quedaban en el jardín.

–Por favor, ayúdelo a subir y déjelo en su habitación, no creo que se levante más.

El hombre tomó a Dereck colocándose un brazo en su cuello y el otro brazo por la cintura y le ayuda a caminar hasta las escaleras. Cuando vio que iban subiendo ella se volteo hacia el jardín y con determinación se dirigió al arbusto que veía se estaba moviendo desde hacía rato y donde diviso la silueta de un hombre, pero cuando ya estaba muy cerca la madre de Dereck le llamó.

La chica se volteo a mirarla y la oyó decirle en voz alta:

–Missie, por favor ven a acompañarme a despedir a los invitados que se están marchando ya, querida. 

Missie se devolvió de prisa y cuando ya estaba entrando en la casa, sintió un extraño calor en su cuello, como si alguien le estuviese mirando fijamente, se detuvo un instante y volteo a mirar aquél arbusto y vio claramente la misma figura de un hombre, a pesar de la que ya habían bajado la intensidad de la luces, entre la poca que aún quedaba pudo distinguir mejor la silueta, tenía hombros anchos y era bastante alto, tenía sus manos detrás y sintió que la estaba mirando directamente, fue un instante, pero su corazón palpito con tanta fuerza que podía ser oído en todo el lugar, entonces comprendió el por qué de ello, el hombre estaba justo detrás de la fuente, había delante de ellos una de las fuentes grandes del jardín y enseguida recordó, pues esa misma imagen era un reflejo de sus recuerdos de aquel joven en la cascada de los juegos… 

–¡Missie, Missie, por favor date prisa! Los invitados esperan por ti para despedirse, ya es muy tarde –le decía la madre de Dereck, desde el salón principal.

–Voy señora Grecy, voy –contestó la chica.

Se alejó de allí llevándose con ella un mar de confusiones en su mente y con esos recuerdos que ya ella los daba por enterrados en su pasado

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