Funeral

Capitulo 4

-¿Doctor de que murió mi papá?- pregunto Álvaro tenía cruzados los brazos era una forma de protegerse, de no dejar salir su dolor enfrente de todos, el médico lo vio soltando un suspiro, hacía años él lo había diagnosticado

****

Dos años atrás 

Señor De La Rosa no le voy a mentir- el doctor veía el expediente, los análisis que le acaban de llegar.

-¿Qué tengo doctor?- Alexandro solo veía la cara de preocupación del doctor, era algo grave, lo podía leer en su rostro

-Usted tiene un mal cardíaco, que podemos tratar con medicamentos, pero- se acomodó los anteojos- pero necesita un trasplante de corazón

-¿Cuándo obtendría ese trasplante?- el doctor movió la cabeza, no era tan fácil como pensaba Alexandro

-Señor debe saber que hay una lista de espera y si lo colocamos a usted, quedará al final- Alexandro bajo los hombros, 

-¿Entonces cuánto me queda de vida doctor?- cruzó sus manos, era difícil dar este tipo de noticias, pero tampoco tenía el tiempo de vida

-Señor De La Rosa, esto puede durar meses, años no lo sé con exactitud, le daré unos medicamentos necesarios paara el tratamiento- tomo su recetario, mientras don Alexandro trataba de asimilar, su hijo fuera del país por sus estudios, no tenía derecho a interrumpir su vida,- cada mes vendrá a hacerse un cardiograma, tendrá que ir con un nutriólogo para que le dé una dieta adecuada, no puede sufrir ningún sobresalto y sería conveniente que su familia lo supiera

-Si doctor, haré lo que usted pida- aunque lo último no, era mejor que ellos no supieran, era mejor vivir estos años que le quedarán con ellos, desde ese día se acercó más a su hija, a su esposa, quería que se llevarán un buen recuerdo de él

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-Tu papá estaba enfermó, él sabía que en cualquier momento podría morir, tenía un problema en el corazón, se estaba tratando para tener tiempo de un trasplante de corazón pero no lo logro, si te consuela no sufrió, fue un infarto fulminante- el hombre palmeo su hombro- lo siento mucho- Álvaro se limpio las lágrimas que salían, años enterado y nunca dijo nada, si hubiera sabido desde el momento que él se enteró, hubiera vuelto. 

-Gracias doctor- el hombre se fue, Álvaro entró al estudio tenía que organizar todo, su mamá ahora dormida no creía que tuviera cabeza para eso, y su hermana estaba acompañando a su mamá. 

Marco el número de su oficina, ya por la hora Natalia estaría ahí, al escuchar su voz trago el nudo en su garganta- buenos días oficina de vicepresidencia en que puedo ayudarlo

-Señorita Vidal soy yo, cancele toda mi agenda de esta semana, también la de mi papá- no pudo aguantar soltar un sollozo, ella lo noto, algo andaba mal, era tarde y ninguno se había presentado a trabajar

-¿Está todo bien señor?

-No nada está bien- hubo un momento de silencio, era tan difícil dar esa noticia- señorita Vidal mi padre…- le dolía el alma y el corazón- mi papá a muerto- Natalia dejo caer el teléfono, no podía creerlo, el hombre que había sido como el padre que nunca tuvo se había ido, el hombre que siempre la apoyo sin ninguna mala intención, ya no estaría, ya no la felicitaría por su mayor logro, las lágrimas comenzaron a fluir, recordando cada sonrisa de Don Alexandro, cada palabra de ánimos, cada gesto paternal que le demostró, cuando la conoció sin ninguna desconfianza le dio trabajo, desde a bajo, y ella fue escalando por su esfuerzo hasta tener el cariño de su jefe- señorita Vidal aún esta- tomo de nuevo el teléfono

-Si señor aquí estoy- dijo controlando su llanto- en que puedo ayudarlo

-Llama a los socios por favor- Álvaro se escucho frío, como en este momento no expresaba algo de dolor se preguntaba Natalia- y después pon una esquela anunciando la lamentablemente perdida de mi papá, las exequias serán en la capilla San Miguel Arcángel- Natalia anotaba todo como podía pues las lágrimas le nublaban la vista

-Si señor- respiro hondo porque el nudo en su garganta no cedía- ¿algo más?- Álvaro pensó un momento

-Por el momento nada más si necesito algo te llamo- se limpio una lágrima que quería salir 

-Si señor como diga- Álvaro iba a colgar pero Natalia lo impidió- señor si me permite darle el pésame señor, de verdad lo siento por su perdida

-Gracias señorita Vidal- los dos colgaron, Álvaro viendo la silla donde tantas veces su padre se había sentado para ver asuntos de la empresa, cerrando los ojos aún lo podía ver moverse de un lado a otro mientras conseguía un contrato de materias primas o cuando se asoció con los japoneses, se fue más atrás cuando su papá le enseño a andar en bicicleta, el miedo que tenía, era tan solo un niño de cuatro años, pero su padre le supo dar la confianza que necesitaba, después cuando creció más la empresa ya no era aquel padre sino uno ausente, uno que no le importaba sus cosas, se fue alejando, hasta que Álvaro se fue a estudiar al extranjero se rompió aquel vínculo. Ahora comprendía su cambió cuando regreso, lo cariñoso que era con su mamá y hermana que tampoco sabían nada de su enfermedad, él nunca quiso preocuparlos, pero de haberlo sabido tal vez hubiera, no, eso no, movió la cabeza de un lado a otro, era hora de enfrentar la realidad, de tener los recuerdos de su papá vivos…

****

Alexandro De La Rosa muerto- un hombre alto de cabellos negros y de esbelta figura veía el periódico de la tarde, su eterno rival había muerto antes de arruinarlo, antes de causarle un gran dolor- maldita sea!

-Señor ¿va ir?- su asistente se acercaba con una copa de vino en una charola de plata, 

-Si, oye sabes algo de ella, de mi supuesta hija- tomo la copa junto a un puro que iba a la mitad- tengo semanas que no se cómo va su relación, necesito que pronto se casé- su asistente no podía decirle nada, sabía perfectamente que desataría su ira, además no sabía a dónde se había ido su bastarda

-No señor, desde que se fue de la casa no sé a dónde fue- golpeó el escritorio, ella tenía que hacer para lo único que había nacido, si quería heredar algo de los Rinaldi tenía que hacer lo que él dijera

-Pues búscala, necesito que siga con el plan ahora más que nunca- el hombre se hizo a un lado sabía bien que cuando su jefe se enfadaba era mejor no estar en frente- dile que si no hace esto por mi, nunca la reconoceré como mi hija, porque Dios me dio hijos tan idiotas…

-Como diga señor Rinaldi, ahora mismo la iré a buscar- salió sacando su número de teléfono y comenzó a teclear- maldita sea contesta, en dónde te metiste- se comenzó a escuchar una grabación la bastarda no quería contestar, así que marco otro número seguramente estaba con su amigo

-Bueno- se escuchaba algo agitado

-Idiota ¿dónde está la bastarda?- se escuchaba realmente molesto

-No sé, desde que salió de su casa no he tenido contacto- escucho como unos besos- ¿estás con ella?

-No imbécil, déjame en paz- iba a colgar cuando el asistente lo detiene

-Dile que a la chica que si no hace su trabajo su padre nunca le dará su apellido, falleció Alexandro De La Rosa, tiene que ir- y sin más colgó el hombre veía a la mujer que tenía sobre su regazo, 

-Es tiempo de volver cariño, si no tu padre no te dará tu apellido y sabemos muy bien lo importante que eso para nosotros- beso su cuello, ella arqueo su espalda disfrutando los tiernos besos

-No quiero, quiero quedarme aquí cariño- acarició su espalda- solo unos minutos más

-Esta bien bebe, porque después de esta tarde tendré que dejarte- los amantes siguieron en su entrega entre besos y caricias ya habría tiempo para el trabajo…

****

Poco a poco las personas comenzaron a llegar al velatorio San Miguel Arcángel, Álvaro estaba como guardia en una de las esquinas del féretro, su mamá y hermana estaba sentadas en un sillón de piel, llorando, uno a uno fueron llegando presentando sus condolencias, había sido tan sorpresiva su muerte que muchas personas aún no lo podía creer, desde que llegó el cuerpo no dejaba de llegar arreglos florales, algunos trabajadores de la empresa también habían llegado a dar sus respetos a la familia. Don Alexandro había sido tan buen jefe que todos le tenían cariño, la última en entrar fue Natalia, al ver el féretro no pudo contener el llanto, era tan difícil verlo ahí, sin proponérselo se había convertido en su padre, miro Álvaro, paso aún lado de él agachando la cabeza, fue directamente a dónde estaba doña Diana;

-Señora lo siento mucho- tomo su mano- estoy aquí para lo que necesite

-Gracias Natalia- la abrazo con fuerza- gracias por estar aquí, el siempre te vio como a una hija- Natalia no pudo aguantar más el llanto.

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