Madre solo hay una

Berrocal sabía que eso era un rasgo muy marcado en los Staton, no confiaban en nadie ni en nada. Era como si esperara que la vida y que la gente les lastimara así que simplemente se negaban a darle una oportunidad a cualquiera que se les acercara. Berrocal nunca había estado conectado a una máquina de esas, ella se colocó sus cables y Berrocal le vio divertido, porque sabía que con entrenamiento eran altamente modificables, el encargado le enseñó la simbología y ella tomó asiento en frente. 

—¿Has estado casada? —preguntó Berrocal. 

—Sí. 

—¿Lo amaste?

—No. 

—Estás diciendo una verdad a medias—Declaró Berrocal.

 Lexie sonrió. Él tenía razón, ella había estado casada, había amado a su esposa, así que eso era una cosa que no era correcta y significaba que él era muy bueno leyendo a la gente. 

—¿Qué te hace pensar eso?

—No necesito un detector—respondió y se bebió el tequila. 

—Ya veo, pero yo sí. 

—Tiempo al tiempo. 

—No me caso si no puedo compartir cama contigo. 

—¡Qué interesante!—reconoció Lexie. — Quieres obligarte a  amarme.

—Quiero estar segura de que no vas a estrangularme cuando esté dormida. 

—Te invito a cenar esta noche —propuso Berrocal. —Una cita. 

—¿El que se enamora pierde?

Los dos rieron. 

Tomaron el almuerzo juntos mientras conversaban, luego les llevaron la casa de Andrés. El joven se desarmó en su habitación y escuchó su celular sonar. Los  dos vieron en la pantalla que se trataba de Raymond. 

—Quiero a la organización que mató a mi hija. 

—Dicen que llevas el día torturando a Asher por el crimen incorrecto. De la coca me he encargado yo. Está rumbo a los López. 

—Gracias. 

—Necesito un favor. —dijo. —Los quiero a todos muertos. Además, ven a casa mañana, mi padre viene a cenar y voy a presentarles.

—Eso haré. 

Berrocal terminó la llamada. 

Raymond vio a su madre vestida en una conjunto negro acercarse a él. Su papá estaba en el teléfono mientras se acercaba. Cuando estuvo lo suficientemente cerca bajó el teléfono y su madre le vio seria. 

—¡Quiero a mi nieta viva!

—Mamá, dicen que está muerta. 

—¡¡¡Quiero el cuerpo!!—gritó Lali. 

—Lali, hemos hablado. —le interrumpió su esposo en un intenso por tranquilizarle. —Tu hijo ha fallado en protegerla y nosotros hemos fallado en confiar en él. 

—Vincent, Lexie es lo más importante en nuestras vidas. No voy a dejar que la maten como a un perro y la entierren como a uno. ¡Quiero al culpable! Lo voy a torturar yo misma. 

—Papá, por qué Asher no me contesta y el teléfono estaba en tu oficina —preguntó Crista sin siquiera saludar. Su abuelo le vio de pies a cabeza. 

—Estoy ocupado Crista. 

—Siempre tienes que arruinarme la jodida vida. Devuélvemelo. 

—No, no lo devuelvo. Acostúmbrate a que no vas a regresar—advirtió su papá. 

—¿Qué pasa, muñeca?—intervino Paula, su mujer. —Buenas tardes, les podemos ayudar en algo. 

—Esta es tu zorra y tu bastarda. Sácalas del país y desocupa mi casa. —Replicó Vincent. —Crista, no sé qué te estás metiendo porque no es una sola cosa, pero en lugar de ir de compras ve por una limpieza. ¡Jum! Desintoxicación. Qué vergüenza, la casa de un narco con una hija drogadicta. 

—Eres un desperdicio—reafirmó Lali. 

—Quiero mi habitación lista, en media hora. Cuál es el cuarto de tortura. 

—Guillermo de qué están hablando y quienes con ellos —Su madre no pudo evitar reír. 

—Qué linda que es. Él no se llama Roberto, ni Raymond, y no somos dueños de una empresa de tequilera, eso es nuestro tapadero, somos mafiosos, matamos gente, robamos y producimos y vendemos drogas—Replicó. —Yo soy ingeniera química y farmaceuta, mi esposo es productor de bebidas y empresario y nuestro hijo igual. —La mujer sonrió. —El cuarto de tortura porque voy a seguir machacando a la tonta y la más tonta aquí. 

Su esposo le dio un beso en la mejilla a su esposa. Le sonrió con complicidad y vio a su hijo a los ojos, los cuales estaban llenos de angustia y desesperación. 

—Voy a preparar la comida, ¿alguna restricción alimentaria?

—No, cariño lo que sea.

Pedro, el asistente de sus padres le saludó. 

—Niño Raymond. Su mamá ha traído tantas herramientas, yo no creo que la niña Lexie esté muerta, pero, no le vamos a negar la diversión a la señora. —Comentó. —Vince, quieres que compre algo específico. 

—¡No, hombre! Ven,  que vamos tomando y comiendo —Le guiñó el  ojo a crista y a su madre. Paula tenía los labios fruncidos en una sola línea. Cuando los hombres se apartaron quedaron los tres junto a Lali la cual se estaba colocando los guantes y unos lentes. 

—Mamá, lo quiero vivo. Así que extiende el tiempo, Caco te va a llevar. 

—Eres un mafioso. 

—Mi amor, tú crees que nos investigan porque estoy muy guapo… Tienen dos opciones están conmigo y fingen que son estúpidas como han hecho toda la vida o están contra mí y entonces yo tengo dos opciones. 

—¿Y cuáles son? 

—¿Matarlas u ocultarlas?—comentó e hizo una seña a sus hombres los cuales sacaron sus armas. 

Su mujer le vio incrédula, porque había escuchado tantas cosas. Sabía que al inicio su marido le había engañado, que hubo otra mujer y que sus negocios no eran siempre los más transparentes, pero de eso a que fuese un mafioso, asesino y que no le importase acabar con ellas era una diferencia abismal. 

A diferencia de Paula, Lexie sabía lo que era ser la mujer oficial de un mafioso. Eso era como pegarse una diana en los órganos vitales. La policía quiere tu cabeza. Ya sea para saber qué es lo que sabes y lo que no, la competencia quiere tu corazón en bandeja de plata para lastimarle y en específico un órgano que no es vital, pero da vida, tu útero lo quiere todo el cartel al que perteneces, porque alguien tiene que heredar. 

Andrés ya tenía una hija, pero sabía que sus abuelos exigirían un heredero y ella no estaba segura de querer darle eso a sus hijos, el constante miedo, el constante peligro. Es una vida en la cual el poder, la sangre y el dinero están demasiado juntas. 

El problema más grande de Berrocal era que estaba en un radar muy bajo. No había nada atándole directamente con el narcotráfico. Fue el yerno de un gran jefe que murió y le heredó todo. Él había reestructurado sus empresas y se dedicaba a hacerlas crecer, ante los ojos del pueblo y ante los ojos del mercado negro era uno de los productores y posicionadores más importantes. 

Ella le vio a Andrés mientras se desvestía. Era perfecto para el trabajo, era perfecto para cumplir ante su familia y trabajar duro, primero porque sabía que era un trabajo difícil, ya que eliminó a sus distractores y quiere el poder como nunca había visto a nadie perseguirlo. 

—¿Qué te ha dicho?

—Cree que estás muerta y los ha mandado a matar a todos. 

—Me cuesta dormir con luz—comentó. —¿No vas a irte?—preguntó al verle acostarse en la cama. 

—No voy a irme. Voy a mostrarte el tipo de confianza que me gusta y cuando terminemos la luz va a ser el menor de sus problemas.  

Lexie rodeó la cama a paso lento y se sentó encima de Berrocal. 

—Creo que es más probable que yo te enseñe a ti una cosa o dos. 

COMENTEN, comenten muchísimo proque así sé que están leyendo, además qué les gusta y qué no. 

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