Capítulo 4

Pasaron los días después de la fiesta de mi amiga, íbamos al trabajo y los días eran ajetreados como siempre, >>este restaurante si que es bueno<< —pensé— esos días comencé a notar que mi amiga siempre se sentía mal, se veía enferma, hasta tenía nauseas y se la pasaba en el baño vomitando, un día le dije que tenia que ir al médico, no quería ir, pero por fin me hizo caso y fue, el doctor le mando a hacer varios exámenes para descartar varias enfermedades, y al fin llegó el día en que le dieron el resultado a mi amiga y la verdad es algo que ella no se lo esperaba. Como no había ido a trabajar en esos días porque le habían mandado reposo, el fin de semana decidí ir hasta su casa a visitarla.

—Hola amiga —la saludo con un beso y un abarazo— ¿como estas?

—Hola Abby, estoy bien físicamente hablando —me dijo Ale algo preocupada— tengo algo que contarte.

—¿Si amiga? ¿Que es? Te noto algo preocupada.

—Ay amiga —Ale soltó el llanto— estoy embrazada, por eso los síntomas, los mareos, las nauceas.

—¿En serio Ale? ¿Y el papá?

—Es carlos, el muy condenado ese lo llamé y le conté todo, y ¿sabes que me dijo? Que no se hará cargo —dijo mi amiga entre sollozos— me dijo que si quería que lo abortara, que el paga todo, pero no iba a criar a un niño, que lo nuestro fue solo una aventura.

—¡Ves Alejandra!, es lo que te dije, yo si veía a ese Carlos que no quería nada en serio contigo —le digo abrazándola por un lado— te veía como que te quería comer, y mira lo que pasa es un poco hombre, ¿y que piensas hacer?

—Pues, no lo se Abby, abortar, no se, no es justo, este niño no tiene la culpa, pero el tenerlo también se me hace difícil, ¿como lo voy a mantener? ¿Quien me lo cuida mientras trabajo? Son tantas las cosas en las que hay que pensar, tener un niño tu sola no debe ser fácil.

—Amiga, yo te puedo ayudar, pero no abortes, sabes que estoy en contra del aborto, eso es una crueldad, le quitas la vida a un inocente antes de poder ver este mundo, te prometo que yo te voy a apoyar y nunca te dejaré sola.

—Ay es que son tantas cosas amiga, ya tengo muchos gastos, tengo que pagar el alquiler, sabes que tengo que ayudar a mis padres, y cuando se enteren, no se que vayan a pensar.

—Tranquila amiga, sabes que en mi apartamento hay una habitación que puedes usar, puedes mudarte conmigo, ese bebé no podrá tener un padre, pero tendrá a dos madres —le digo a Ale con una sonrisa— y en cuanto a tus padres, bueno les dices la verdad y que vas a tener tu bebé tu sola y que yo te voy a ayudar —tomo una de sus manos entre las mias.

—Muchas gracias, de verdad, eres una gran amiga, por eso te quiero tanto.

A los días mi amiga ya se estaba mudando a mi apartamento, ella fue a visitar a sus padres y por suerte la entendieron y también le ofrecieron apoyo, por mas que sea era su primer nieto después de todo, mientras mi amiga estaba visitando a sus padres, yo seguí en el trabajo y diariamente Mattew iba a comer al restaurante, pero me extrañó el que no cargara a su hija con él, como se sentó en una de las mesas que me correspondía atender fui.

—Buenas tardes Mattew,  ¿cómo estas? —le entregue el menú— ¿que vas a querer?

—Hola Abby, —echó un vistazo a la cartilla del menú— voy a querer el especial del día —me respondió con una sonrisa— gracias.

—Ok —me di vuelta para buscar la orden, pero me detuve y me devolví— oye disculpa que sea metiche, pero ¿y Luisa?

—¡Ah, Luisa! Esta con la niñera, contraté a una niñera para que la cuidara, antes lo hacia yo, pero ya no puedo llevarla mas para el trabajo, tengo que concentrarme y, pues, con Luisa no puedo.

—Ah ok, que bien —me di media vuelta de nuevo para ir a la cocina, volví en cuanto estuvo el plato de Mattew y fui a entregarselo— aquí tiene su comida, buen provecho.

Mattew comía y a la vez miraba su celular, se veía que estaba escribiéndole a alguien, puesto que tenía una sonrisa en su rostro, al terminar me llamó para pedir la cuenta, pagó y antes de irse me dijo que pasaría por mi al salir del trabajo, me quedé sorprendida por aquel hecho, no sabía que decir, sin pensarlo más acepté.

Llegó la hora de salida de mi trabajo, me fui a cambiar y cuando salí del restaurante allí estaba Mattew recostado de su carro con una sonrisa, yo también le Sonreí y me le acerqué, me abrió la puerta del carro y me invitó a subir.

—Vamos a ir por Luisa primero si no te molesta —me dice al subir al carro.

—Claro que no me molesta.

Salimos y Mattew condujo como por 10 minutos hasta llegar a una casa color rosa, bajó del carro y caminó hasta la puerta, cuanto esta fue abierta vi a una señora mayor que le entregaba a Luisa a Matt, él le agradeció y regresó al carro, al entrar me entregó a Luisa, como Mattew ya había ido varias veces a mi apartamento Luisa ya estaba acostumbrada a mí, apenas me vio me sonrió.

—Hola pequeña, ¿como estas? —le digo a Luisa con una sonrisa y voz chillona a lo que Matt sonrió.

—Le agradas a Luisa —me dice Mattew sin despegar la mirada del camino— sabes, ella no se la lleva así de bien con todo el mundo, ni siquiera con mis amigos, que los veía a diario —yo solo sonreí a lo que él dijo y seguí hablando con la bebé.

Llegamos a el edificio donde queda mi apartamento, le iba a entregar a Luisa a Matt, pero me sorprendí cuando el sale del carro y se encamina hacia la puerta del edificio.

—Pensé que solo me traerías y luego te irías —le dije algo confundida.

—Mañana es sábado, así que podemos hablar un rato ¿no crees? ¿O no quieres? —me pregunta.

—Oh, claro que sí, ni me había percatado de que hoy era viernes —le dije con una sonrisa, tomo las cosa de Luisa y entramos al edificio, y nos dirigimos hacia las escaleras

—Dame eso —me dice Matt tomando las cosas de Luisa, subimos hasta el cuarto piso.

—Sosten a Luisa mientras busco las llaves en mi bolso para abrir —le entregó a Luisa y abro la puerta, entramos y coloqué las cosas en uno de los sofás de mi sala— sientate ya vuelvo —le digo a Matt con una sonrisa.

Entre a mi habitación, y me fui a dar un baño rápido, me cambié de ropa y salí de nuevo, cuando entro a la sala Mattew estaba jugando con Luisa, yo me quedé un rato observándolo, se veía tan lindo, él se percató de mi presencia, subió la cabeza y me miró.

—¿Que? —me pregunta con una sonrisa, de seguro yo parecía un boba viéndolo allí con cara de tonta.

—No, nada —niego con la cabeza— es que me gusta como eres con tu hija —le digo con una sonrisa.

Estuvimos hablando hasta que nos dio hambre, fui hacia la cocina a preparar algo de comer para nosotros y a parte le hice un atol para Luisa, mientras a Luisa se le enfriaba su comida, nosotros cominos, y Matt le daba pequeños trozos a ella para ir acostumbrandola a comer comida sólida, terminamos de comer y mientras yo lavaba los platos Mattew le daba de comer el atol a Luisa, cuando terminé, Luisa ya estaba dormida, la tomé y la lleve hasta mi habitación y la acosté en mi cama, claro le coloqué dos muros de almohada para que no se cayera.

—Ya la acosté —le dije a Mattew cuando entraba de nuevo a la sala, él estaba sentado en el sofá grande recostado— le tuve que hacer dos torres de almohada a cada lado para que no se cayera —le dije riendo.

—Si, que buena técnica, ¿que tal si vemos una película? 

—Si, me parece buena idea —me acerqué a un cajón cerca de donde estaba el televisor para buscar el control remoto, cuando lo encontré torpemente se me cayó, Matt se levantó a recogerlo al mismo tiempo que yo lo hacia, quedamos juntos frente a frente con nuestros rostros muy cerca, nos quedamos mirando por unos segundos y de repente Mattew se acercó y me besó, fue un beso suave y tierno, me quedé sorprendida por ese acto.

—Lo siento —dijo Matt separándose de mi— no devi hacer eso, me dejé llevar.

—Descuida, no fue nada —dije ruborizada y tomé el control y encendí la televisión— ¿que película vemos? —le pregunto para salir del momento incómodo.

Elegimos una peli y nos sentamos en el sofá grande, me levanté de repente a lo que Matt se sorprendió y me miró con los ojos muy abiertos.

—¿Que paso? —me preguntó.

—Nada, solo voy a preparar unas cotufas —palomitas de maiz— van perfectas para la ocasión —le digo con una sonrisa— ya vuelvo

Me dirigí hacia la cocina y busqué una bolsa de maíz para cotufas y me dispuse a prepararlas, regresé a la sala con un tazón lleno.

—¡Ya están listas! —le digo a Mattew con una sonrisa entregándole el tazón.

Nos pusimos a ver la película y antes de que terminara ya se  nos habían acabado las cotufas, puse el tazón vacío en la mesita que estaba en la sala y me recoste del sofá, gran error, no se en que momento me quedé dormida, al día siguiente desperté recostada de Mattew en el sofá, en realidad me gusto esa sensación, me quedé un rato mirándolo y me acordé del beso que nos habíamos dado esa noche, las mejillas en seguida se me pusieron rojas, Matt se comenzó a mover, por lo que me levanté de prisa antes de que me viera así, escuché el llanto de Luisa y salí de prisa a tomarla cuando regresé ya Mattew se había despertado.

—Buenos días preciosa —me dice Matt con una sonrisa y acomodándose en el sofá— ¿dormiste bien?

—Si gracias —le respondo con algo de pena— y Luisa también durmió bien —le digo y le entrego a la bebé— pensé que se despertaría en la noche.

—Luisa no paso mucho tiempo despertándose en la noche y gracias a Dios fue así, de lo contrario me fuera vuelto loco —me dice Matt riendo— ¿y que vamos a hacer hoy?

—No lo se, los fines de semana siempre salgo con Alejandra o simplemente me quedo aquí leyendo un libro y ordenando.

—Bueno, arreglate vamos a salir.

Fui a mi cuarto y de allí me fui a dar un baño, me arreglé y salí para hacerme cargo de Luisa mientras Mattew se arreglaba, bañe y vestí a la bebé, también le preparé comida y le di de comer, al rato salio Matt ya vestido y con el cabello mojado, se veía hermoso, no lo había detallado antes, pero Mattew tenia unos hermosos ojos de color avellana...—¿pero que son estos pensamientos que me están llegando?, no puedo creer que este pensando así, nunca lo había hecho— salimos del edificio y llegamos a una casa muy grande.

—¿Y que hacemos aquí? —le pregunto a Mattew.

—Ah, aquí viven la familia de Lisa, algunos fines de semana tengo que traerles a Luisa..

—Ah ok, que bien..

En realidad no sabia que decir, ¿por qué el me trajo hasta aquí? ¿que puede pensar esta gente de mi? Mattew tocó el timbre y salió una chica muy bonita y apenas lo vio se alegro y se abalanzo hacia él y lo abrazó, hasta le dio muchos besos, de verdad me quedé sorprendida al ver aquella escena.

—Abby, ella es Elisa, la hermana mayor de Lisa.

—Mucho gusto —le digo con una sonrisa y extendiendo mi mano a lo cual ella no correspondió, en lugar de eso me miro de arriba a abajo como si estuviera viendo a un ser de otro planeta, bajé mi mano.

—Ven pasa Mattew —le habló a Matt ignorándome totalmente como si yo no estuviera allí, ni siquiera a su sobrina le prestó atención— tenías tiempo sin venir

—Lo siento, es que he estado ocupado en la oficina, hay mucho trabajo.

Entramos a la casa, era muy hermosa, me quedé con la boca abierta al ver tanto lujo, yo llevaba a Luisa en su coche, cuando una mujer mayor se acercó con una sonrisa a tomarla.

—Hola mi pequeña Luisa, ¿como esta micorazoncito bello? —le habla la señora a la bebé.

—Hola María ¿como estas? —se acerca Mattew y le pregunta a la señora— te presento a Abby, una amiga.

—Ah, mucho gusto —me dice la señora con una sonrisa—¿ hace cuanto son amigos?

—No mucho señora —le respondo con una sonrisa.

—Ay no me digas así, llámame María, si me dices señora me siento vieja, y yo no mesiento así, yo me siento joven todavía —me dice riendo— ven vamos al jardín a tomar un té.

Salimos hacia el jardín, vaya que era hermoso, había una mesita de vidrio con varios asientos alrededor, nos sentamos y tomamos el té, hablamos mucho tiempo, María era dueña de una empresa muy reconocida en la ciudad, su esposo había muerto hace 5 años y ella había quedado a cargo de la empresa, pero había estado deprimida por mucho tiempo a lo que les dijo a sus hijas para que se hicieran cargo. Pasamos un día agradable, claro que aveces Elisa me miraba con enojo cuando Matt se me acercaba, ¿que le pasaba a esta chicha? Ya no podía mas con la incomodidad con ella, así que decidí irme.

—Bueno, yo ya me voy —les digo a Mattew y a María.

—¿Por qué te vas? —me pregunt María.

—Mi amiga llega hoy y tengo que estar en casa para cuando llegue, ella no tiene copia de la llave —mentí, pero en realidad quería salir ya de allí.

—Yo te llevo —dice Matt levantándose.

—No, tranquilo, yo tomo un taxi, no creo que Maria quiera que Luisa se vaya tan pronto —le digo con una sonrisa

Salgo de la casa, y tomo un taxi, me sentí aliviada, pues la mirada de aquella chica era pesada, y eso no me agradaba para nada, llegué a mi apartamento y Ale ya había llegado.

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