-II-

Todos, acomodados en sus sitios, aguardaban ver aparecer a ambos.

-Mamá estoy bien- se quejó Dominic como niño pequeño al ver a Alice arreglarle la pajarita. (No sería su madre de verdad pero para él siempre sería mamá )

-Cielo es que la tenías torcida-

-Harás que me ponga nervioso y sé que no he de estarlo- apuntó Dominic.

La morena le miró directamente a los ojos y sonrió.

-¿Sabes ya dónde iréis de luna de miel?- le preguntó.

-No hay prisa- respondió el moreno.

Ella le soltó la pajarita para cruzándose de brazos, añadir:

-Me lo supuse, menos mal que entre tu padre, Alex y yo nos encargamos de eso-

-¿De...qué?- inquirió Dominic.

En un susurro, Alice contestó:

-Os hemos reservado una casa junto a la playa en Acapulco-

Los ojos de Dominic se abrieron de par en par.

-Una semana en un precioso y solitario lugar junto a la playa para que podáis dar rienda suelta a cualquier bajo instinto y o necesidad básica-

Y diciendo esto, Alice le guiñó un ojo, se dio media vuelta y salió al jardín.

Dominic casi se atraganta con su propia saliva pero a toda prisa también salió detrás de ella.

Faltaba Joel.

Alice había acompañado a la señora O’Brian a donde su hijo estaba para que lo guiara hacia el altar.

Junto a Dominic, de pie y a su lado, Ian le miraba.

El moreno le había pedido que fuera su padrino y el mayor aceptó.

Con ellos, el juez que casaría a la pareja, les miraba.

Por fin sonó una música y Joel apareció junto con su madre.

No vestía con el típico traje negro sino que lo hacía con uno de un precioso rojo.

A Dominic le fascinó y ya quiso estar con él a solas para quitárselo y comenzar a darle algo más que solo amor.

Llegando a su lado, Joel extendió la mano y Dominic se la cogió.

Claudia dejó ir a su hijo para, situandose al otro lado, observarles.

Unas lagrimitas de felicidad rodaron por sus mejillas al ver que su hijo iba a casarse.

Miró a su esposo, quien también estaba emocionado (no solo porque su hijo se casara sino porque le cogió por sorpresa que finalmente sí era gay)

Dominic y Joel se volvieron hacia el juez quien inició la ceremonia.

Ambos no prestaban mucha atención al discurso que el juez daba sino que prefirieron mirarse mutuamente sin soltar sus manos...

-¿Señores?-

La voz del juez les hizo volver a la realidad.

-Vamos a empezar así que, por favor, los anillos...¿Los tienen?-

Al mismo tiempo, la pareja mostró las alianzas.

-Bien, señor Bale empezaremos con usted-

Y Dominic agarró la mano donde colocaría el anillo para comenzar a deslizarlo.

-Yo, Dominic Bale, te tomo a ti, Joel O’Brian, con éste anillo, que sellará, unirá y nos convertirá en una sola persona para que, juntos, realicemos el resto del camino el uno al lado del otro-

Joel, vio su dedo engarzado con aquel precioso anillo e inmediatamente él agarró la mano del moreno para repetir las mismas palabras.

-Yo, Joel O’Brian te tomo a ti, Dominic Bale, con éste anillo, que sellará, unirá y nos convertirá en una sola persona para que, juntos, realicemos el resto del camino el uno al lado del otro-

No habían querido una boda como todas.

No quisieron que el juez les formulara el típico discursito ni las repetitivas preguntas que se hacen en el resto de las bodas.

Una vez los anillos adornaban sus manos, entonces sí escucharon la única frase que sí quisieron mantener del discurso:

Por el poder que se me ha otorgado del estado de California, yo os declaro esposo y...esposo. Pueden besarse-

Y los dos se besaron afirmando así que ahora eran matrimonio.

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