Capítulo 4. “Renace, Emma”

Estoy sentada en mi escritorio mirando la pantalla de mi computadora, me levanto al mismo tiempo que tomo una pelota de plástico y comienzo a pasear por mi pequeño espacio, la pelota pasa de una mano a otra, mientras mi mente es una revolución de ideas. ¿Por qué antes no fue así? Creo que tengo la respuesta.

     Timothy, el imbécil.

     Estaba más concentrada en nuestra relación tóxica que no fluía en esta parte de mi vida laboral, tengo tantas ideas, empieza como una brisa y luego se hace un tornado, eso es emocionante, algo en mi me inquieta cuándo me encuentro con esos ojos verdes a través del cristal de la oficina de Layla. Han estado dos horas en una reunión, pero él no deja de mirarme. El solo recordar que es el tipo de la cazadora, me da harta pena. ¿De qué habrán hablado, Emma Jones? ¿Por qué tenías que estar ebria? ¡Mierda! ¿Y si me le he insinuado? Me giro para darle la espalda y evitar que mire mi sonrojo. ¡Él es dueño de la revista, tonta! ¿Le habrás insultado Emma Jones? Dios mío... ¿Por eso me dio las veinticuatro horas y si no lo cumplo me va a botar de la revista?

     —Tranquila, Jones. —suelto un suspiro y regreso a mi silla. Mis dedos comienzan a tambalear sobre el teclado fingiendo que estoy escribiendo algo, pero solo son letras al azar. De repente una ventana de chat sale de una esquina de la barra de tareas:

     —Tic tac, tic tac, Emma Jones. —Y es Archer McMillan. Mi corazón brinca del susto. ¿"Tic, tac"? Oh, levanto la mirada y su mirada penetrante del dueño de la revista llega hasta mí. Entrecierro los ojos, luego bajo la mirada a la ventana del chat.

     — ¿Tic, tac? No entiendo a qué se refiere, señor McMillan. —y le doy enviar. Levanto la mirada luego él lo hace a la pantalla de la computadora de Layla, ella está entretenida hablando con la hermana.

     — ¿No sabes lo que quiere decir "Tic, tac"? Oh, señorita Jones, ¿No me recuerda? Pd. Puedes decirme: Archer. —siento como mi sangre empieza a drenarse poco a poco de mi cuerpo, miro de nuevo el mensaje y no me atrevo a levantar la mirada. ¡Recuerda Emma Jones, tu pellejo depende de ello! Estiro mi cuello y levanto mi barbilla, me recojo mi cabello largo, ondulado, pellirrojo con ambas manos y lo hago un moño encima de mi cabeza, -sé qué no es elegante según como vengo vestida en estos momentos pero me relaja no tener mi cabello cayendo por mi espalda o por mis hombros- además eso me da tiempo para pensar en cómo responder su mensaje. "No desvíes tu mirada a la oficina, Jones" Mis dedos se posan en el teclado y comienzo a elaborar una rigurosa contestación siempre y no saliendo de la línea de dueño de revista y de una empleada cualquiera.

     "Señor McMillan, quiero pedirle disculpa por mi actitud de hace unas horas atrás..." pero detengo mis dedos al escuchar mi nombre.

     —Emma—la voz de mi jefa me hace levantar la mirada bruscamente hacia ella. Cierro la ventana del chat como puedo e intento parecer tranquila.

     — ¿Si, jefa? —Layla me mira detenidamente como si quisiera ver algo más.

     —El señor McMillan ha pedido que vayas a la oficina—desvío la mirada hacia la oficina de cristal y está el dueño con su hermana hablando, él tiene esos brazos fuertes cruzados sobre su pecho, se ha quitado la americana...

     — ¿Para qué? ¿O qué? ¿Me va a despedir? —hablo a toda prisa preocupada. —Te juro que no sabía que él era...

     Layla levanta la mano para que cierre la boca.

     — ¡Chica! ¡Tranquila, nadie te va a correr! —dice Layla extrañada a mi reacción. —No le he preguntado para que te llama, pero puedo ver que está impresionado por tu actitud, y hasta yo, niña. ¿Dónde has estado metida, Emma Jones?

     Agito mis pestañas a una gran velocidad, sé que mi actitud ha cambiado, lo sé, todos lo saben después de mi enfrentamiento, pero es imposible no callar ahora lo que pienso y lo que quiero. ¿Qué es lo que quieres Emma Jones?:

     "Quiero una sección nueva para mi"

     Layla agita su mano frente a mí para llamar mi atención.

     —Entonces no hay que hacer esperar al señor McMillan. —una sonrisa aparece en mis labios y puedo ver la mirada perforadora de mi jefa. Apago el monitor de mi computadora. Me aliso mi pantalón de vestir, tiro de la orilla de mi blusa "Marca de nadie famoso" y me dirijo a la oficina de cristal. La señorita McMillan sale de ella y antes de pasar a mi lado entrecierra los ojos, como si fuese su próxima a la guillotina. Mis nudillos tocan la puerta frente a mí, el señor McMillan o "Archer" como dijo que podría decirle se gira hacia mi dirección. Hace un gesto con su dedo para que entre. Empujo la puerta de cristal y la cierro detrás de mí, pongo mis manos frente a mi cuerpo.

     — ¿Si, señor McMillan? —él toma asiento en la silla de mi jefa, me hace señas la silla en donde me voy a sentar pero me siento en la contraria. Él sonríe.

     — Jones ¿Recuerdas algo de anoche? —mi cuerpo se tensa, no me muevo, ni siquiera creo que respiro. Intento controlarme por dentro y no verme tan patética.

     —Seré sincera, tengo imágenes vagas. ¡No soy así, lo juro! Es la primera vez que se me han subido las copas, ¿Lo insulté? —ése algo es: " ¿Te he seducido, Archer?"

     —Es decepcionante que no recuerdes, Jones. —el corazón galopa a gran velocidad.

     Junto las manos sobre mi regazo, estoy empezando a sudar.

     — ¿Decepcionante? Pero usted recuerda y eso me ayudaría a saber qué es lo que hice o le dije. ¿No?

     —Sí, puedo. —Suelto el aire lento y discreto—...pero no quiero.

     Mis ojos se abren como platos a su renuencia.

     — ¿Le he...ofendido? —es su turno de tensarse, se recarga en la silla y posa los codos en los descansaderos de la silla, luego junta las manos y me mira detenidamente.

     —No. No me has ofendido, y no, no te has insinuado, pero lo que sí es decepcionante es que no recuerdes tu propuesta. Era realmente buena.

     Palidezco. ¿Propuesta? ¿He hablado de alguna propuesta?

     — ¿Propuesta? ¿A.…A usted? —imposible, santa virgen de la papaya, ¿Cómo es que le he hecho una propuesta? ¿Podría ser que quería hacer lo mismo que Tim? Imposible. No soy así…bueno, la culpa lo tiene los Cosmopolitan, si, tira la culpa a eso, Jones.

     —Sé el motivo por el que estabas festejando, me contaste lo que pasaste con...—intenta recordar algo—el tipo éste, Timothy el imbécil—abro los ojos casi casi a punto de salirse de su lugar, el corazón a punto de subir por mi garganta y salir por mi boca. —...lo que más me gustó fue lo que quemaste en ese contenedor, luego a festejar tu soltería y...

     Se detiene.

     — ¿Y.…? —intento motivarlo a que termine.

     —Esa fuerza que emerge dentro de ti, puedes pulirla y como ha dicho, ayudar a otras mujeres que pasan por lo mismo. Lo de quemar no creo que sea buena idea así evitamos un incendio en la ciudad y evitamos meternos en problemas, pero ayudar a ver de otra manera la situación, como consejos, un blog de ésta misma revista, podrías recibir cartas, o hacer un club de fans, podrías ayudar a muchas mujeres, Emma Jones.

     — ¿Ayudarlas a ser...más fuertes? —Archer sonríe.

     — ¿Hay algún blog, sección o club o algo parecido en las revistas de competencia? —intento buscar dentro de mi mente.

     —No que recuerde y eso que estoy al día con todas las competencias. 

     —Lo haremos. Esa propuesta llamaría la atención a toda la ciudad, puede que hasta fuera de la ciudad...

     — ¿Está seguro? —pregunto de repente.

     —Yo sí, pero... ¿Tú?

Una revolución de ideas pasa por mi cabeza, una lista gigante de consejos, consejos sobre relaciones tóxicas, como saber si te engañan, como superar la depresión, como emerger de la oscuridad después de terminar una relación y miles más... ¡O santa m****a! ¡Me encanta! ¡Es la oportunidad que esperaba! ¡La tomo, la tomo, la tomo! Lo miro directamente sin dudas dentro de mi cabeza.

     —Sí, estoy segura. ¿Cuándo empezamos?

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