Capítulo 4

Amber se puso como loca, empezó a gritarle y lanzarle todo lo que podía coger en sus manos en su recorrido a la sala.

—¡Detente, maldito idiota!

—¡Por favor, déjame solo!

—¿Estás echándome?

—No dije eso, solo quiero aclarar mi mente. Este día ha sido muy extraño.

—Esa palabra se queda corta —se cruza de brazos.

Ella habla y habla y Leonardo solo la ve mover la boca, en esos momentos solo trataba de entender el porqué había visto esa cara monstruosa, que al recordarla le causaba escalofríos.

“La demente es ella” La voz de Daniela a sus espaldas lo hizo girar.

—¡Deja de hacer eso! —grita Amber lanzándole un cojín en la cara. —¡Estoy aquí y sigues ignorándome! ¿Has escuchado algo de lo que te dije? ¡Claro que no!

—Lo siento yo…

—Omite esas malditas palabras, quiero que me expliques que pasó contigo en la habitación.

La dulce mujer que conquistó su corazón se desvanecía, mostrando una versión muy diferente. La dulce doctora comprensiva había muerto, tenía enfrente a una fiera a punto de matarlo con sus palabras agrias. Lo hacía sentir tan culpable, lo juzgaba sin saber las razones y parecía que quería exponer todo lo malo de él por un simple “No puedo”.

“¡Oh, mi dios! En verdad es una demente. No entiendo como puede gustarte tanto”. Insiste Dani detrás de Amber causándole más confusión.

De un segundo a otro ambas hablaban y no comprendía lo que decían, su cerebro estaba por estallar.

—¡Ya basta, Dani! —grita cubriéndose los oídos. —No soporto más su histeria colectiva, están acabando con mis pobres nervios ¡Acaso no se dan cuenta de que me desquician!

Ambas guardan silencio ante sus gritos. Aunque quizás fue porque dijo Dani en vez de Amber ¡Ups! La cara de su amada doctora se transforma y sin decir más lo abofetea con todas sus fuerzas marcando su mejilla.

—¿Quién m****a es Dani? ¿Estás engañándome con ella, quien es esa maldita perra? ¿Por qué la mencionas? ¡Dímelo! —Pregunta entre gritos sin darle chance de responder.

—Lo siento…

Una nueva bofetada le aclara el panorama al pobre hombre.

—Esas palabras me revientan— Grita muy histérica —Estoy cansada de oírlas, no quiero que vuelvan a salir de tu boca o juro que te mato.

Ahora si estaba aterrado, confundido y sin saber cómo cerrarle la maldita boca, Amber permanecía fuera de sí y la presencia de Dani no ayudaba, solo empeoraba las cosas. Pues en tanto le gritaba airadamente a su novia, su dolor de cabeza aumentaba.

“Quieres dejar de gritarle, si te calmaras entenderías las razones. ¿Sabes? Si te ve como un monstruo es porque eso es lo que eres”

Escuchar eso, lo sacó de sus pensamientos, fue como si se lo dijera al oído, ¿Cómo sabía que la había visto un espanto? ¿Acaso ella se lo provocó? Seguía mudo, mirándolas, escuchando sus gritos. Una mentándome hasta la madre y la otra defendiéndolo. En eso Daniela intenta ircele encima y él como idiota reacciona atravesándose entre ambas para detenerla, por supuesto que lo mmás extraño no fue eso, si no el que gritara “¡Dani, no!”

¡Si! Fue lo más tonto que hizo porque para los ojos de su doctora se convirtió en un lunático.

— ¡Maldito demente! ¡Estúpido! —lo golpea — Te he soportado muchas cosas, pero esto ya es demasiado ¿Qué te sucede? Si quieres terminar conmigo ¡Dímelo!

Lo mira unos segundos con la mano en alto para volver a abofetearme, pero desiste, regresando a toda prisa a la habitación.

“Ahora se hace la ofendida ¿Qué le sucede?” vuelve a intervenir Dani tan fresca.

— ¿Acaso no te da cuenta de que me estás jodiendo la existencia? —le recrimina entre dientes, yendo tras Amber.

“¿Ahora que hice? Solo te he defendido de esa loca”

—¡Por favor, Dani! —Une sus manos para suplicarle. —¡Déjame tranquilo! ¡Solo, vete!, en estos momentos mi vida se hace m****a y necesito sentirme cuerdo.

“¡vaya! No pensé que mi presencia te hostigara más que ella, pero te dejaré solo”. Se desvanece frente a él.

No tenía idea de lo que haría luego, solo corre a la habitación y cuando abre la puerta ve a Amber muy alterada sacando sus pertenencias del ropero. La chica humillada decidía abandonarlo.

—No digas nada. —Lo mira de reojo sin dejar de tirar su ropa sobre la cama. —Ya has dicho suficiente con tu silencio, si tanto adoras a tu Dani, quédate con ella, no pienso humillarme un segundo más por tener las migajas de amor.

—Déjame explicarte. —la toma de las manos y la aparta del ropero.

—Dame una sola razón para quedarme. —Ve en sus ojos un poco de calma y quizás ese grito desesperado por mantenerse cuerda y creer una más de sus locuras.

—No tienes las migajas de mi amor, porque Dani no existe. Es un fantasma.

Amber lo mira con extrañeza, luego sonriendo lleva sus manos a la cabeza empieza a reír. Al principio eso lo asusta, luego cree que al fin entiende su situación y ríe con ella, pero se equivoca, la dulce doctora arremeteria con todo.

—¿Es lo mejor que se te pudo ocurrir? —Grita seria.

—No estoy mintiendo, es la verdad, creí que lo entendías.

— ¡Entender que! ¿Qué te estás volviendo loco por esa tal Dani o Daniela?

—Desde que la volví a ver…

—Entonces la has visto a mis espaldas. —Corta sus palabras. — ¡Y tienes el descaro de decírmelo!

—Bueno, es que no es como lo imaginas…

—¿Cuándo fue?

—Ayer en la mañana mientras tomaba un baño.

—Ahora todo tiene sentido, ella se metió a escondidas y por eso ese estúpido terror de que la descubriera,  seguía aquí cuando salimos, ¿verdad? Por eso la insistencia en irnos —camina de un lado a otro, echando chispas. —¡Que imbécil he sido!

—Las cosas no son así, Amor.

—No me llames amor, cuando metes a otra tu departamento mientras no estoy. Seguro que esta no es la primera vez.

—¡Quieres calmarte y escucharme! —grita, silenciándola —Daniela no existe, es un fantasma, un espíritu deambularte. Esta muerta, enterrada bajo tierra ¿Ahora ya puedes entenderme?

—¿Crees que me voy a tragar esta estupidez?

—Es la única verdad.

—Entonces es tu última palabra.

—Sí.

—Bien. —Levanta la mano derecha, como diciendo “me vale”. Se da la media vuelta y va por sus maletas.

—¿Qué haces?

—¿Ahora también estás ciego? —Dice burlona—Me largo de aquí. No creo poder soportar tu demencia. —Empieza a meter lo que puede, sin escuchar más razones.

—Estás cometiendo un error, amor. ¿En serio quieres abandonarme después de lo que hemos pasado para llegar hasta aquí?

—¡Exacto! después de todo lo vivido inventas locuras para alejarme, como si… Como si en el fondo desearas que me vaya.

“¡Ay, por favor! ¿En serio estas creyendo todo lo que dice?” Vuelve a aparecer Dani junto a la puerta. Leonardo no puede evitar girar y prestar atención, Eso enfurece más a Amber que le lanza una de las maletas para llamar su atención.

—No sigas con esto —Le pide.

—Nunca he estado más segura de algo en mi vida. —Sigue lanzando furiosa las prendas al interior de su maleta —Sabía que este día llegaría, pero quise creer que sería más fuerte tu supuesto amor.

—¿De qué hablas?

—¡De tu padre! —grita— Sabía que nunca podrías pasar sobre él y este teatro —Señala a su alrededor — Es para sacarme de tu casa, porque eres tan cobarde como para decirme de frente que quieres terminar con esta relación para complacerlo. ¿Qué es lo que te ofreció ahora para dejarme?

—Mi padre no tiene nada que ver en tu decisión de irte, eres tú la que ahora se aferra a mi supuesta locura para abandonarme, eres tú la que está poniendo punto final a esta historia.

“¡Bien dicho, Leny! Déjale en claro quien manda” interviene Dani.

—Así que yo soy la culpable de tus alucinaciones. O mejor dicho, de la peor excusa que te he oído decir después de tus viajes de negocio fingidos, para ocultar los marcas que dejaban en tu piel esas prostitutas a las que frecuentas en el bar de Richard.

Toma la maleta de la cama y empujándolo lo aparta de su camino para recoger la otra.

—¿A dónde vas a ir?

—Mi destino no debe importarte.

—¡Claro que me importa! —La toma del brazo —Eres mi novia.

—Ahora considérame tu exnovia —Se aparta— Arregla tu vida y decide si quieres que continúe en ella. Solo entonces búscame.

Sale de la habitación, sin zapatos y en camisón.

—Amber.

—No quiero escuchar una palabra más.

Deja las maletas junto a la puerta y regresa por sus zapatos.

—Piensa bien lo que haces,

—Ya lo pensé y es la mejor para mí, no puedo seguir bajo el mismo techo, con un hijo de papi sin voluntad propia, que es incapaz de cumplir sus promesas.

Regresa a la sala, se coloca su abrigo y se cuelga el bolso, lo abre y le lanza las llaves del departamento en la cara.

— Con esto queda claro que la boda se cancela. ¿Verdad?

—¡Espera! ¿Qué?

—A menos que hagas para recuperarme. Por supuesto, si es que te apetece hacerlo.

No lo deja decir nada, solo abre la puerta, saca sus maletas y se va, pero al segundo llama con insistencia. Tan rápido se arrepintió de su locura, piensa él abriendo, pero la realidad lo golpearía muy duro.

—Prepara el resto de mis cosas, que enviaré por ellas mañana. — sin decir más da la vuelta y se marcha.

Sin poder creerlo, lleva sus manos a la cabeza y grita.

—¿Qué rayos pasó aquí?

“Que tu perfecta novia, te acaba de m****r por un tubo
” responde Dani haciéndolo gritar de nuevo.

—¡Maldita sea! Estoy harto de que aparezcas así. ¡Déjame en paz! ¿Por qué me persigues?

Sin mirarla de nuevo camina hacia su habitación.

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