05. Derrotas (p2)

—¡No trataré contigo, maldito monstruo!— ME remoloneé, esta vez dejé que las lágrimas cayeran mientras era testigo de como todos mis compañeros morían uno por uno y no se de donde fue que saqué las fuerzas, pero me libre de los hombres que parecían ser de acero.

Comencé a golpear sin parar, desgarrándome el corazón y deseando esta vez poder vivir para estar cerca de mi hija y dar cuentas a lo sucedido, para estar con Katherine, mi mejor amiga y hacerle ver que todavía había una vida por delante, para explicarle que su marido había dado todo de sí en esa misión y murió con honor. A mi lado, Damián también intentaba librarse de ellos, el que no lograra hacerlo me hizo sentir impotencia, me acerqué con la intención de ayudarle, pero ahora era sostenida por mi mayor temor, mi victimario, el verdugo que hace catorce años me hizo la vida imposible. La fuerza que implementó me sacó el aliento, su arma se colocó en mi frente, pero después negó y rio como un maniático.

—No, preciosa, esta vez no te dejare ir tan fácilmente— Dijo, me dio la vuelta y me apuñó el cabello dolorosamente, haciendo que mis ojos quedaran en los avellana de él. —No gaste más de once años para volver a tenerte y matarte tan sencillamente. Pero tranquila, que perder tu vida de la manera más cruel no será tu temor.

—¡En cuanto me suelte te castrare las pelotas y la puta cabeza!— Espetó Damián enfurecido, lleno de impotencia. —Es mejor que no me busques más, porque aquí me tienes y con los huevos bien puestos para acabar con tu mísera y asquerosa existencia.

—Aww, te admiro, Damián Jenkha, pero desgraciadamente, el único que va a castrar una cabeza será otro y entonces, ese será mi mayor tormento para ti y tu descendencia— Declaró, la seña que hizo a un hombre de los fuertes lo mandó a entregarle una Katana, me estremecí entre los brazos de ese infeliz.

Me aventó al suelo, el que trajo la espada me tomó a modo de que mi cuello quedó a la vista, vi como Toprak se acercaba con cuidado y mordí la mano de mi capturante, pero no sirvió de nada para hacer que me soltara, solo hizo que me sostuviera con más firmeza ante su jefe y fue ahí, que vi pasar toda mi vida junto a mi hija, a mi esposo, padres y amigos. Recordé con lágrimas el primer cumpleaños de Danissa, la vez que Damián me salvó de mi secuestrador y como me propuso matrimonio, recordé a mi mejor amiga y fue entonces que me pregunté ¿Cómo pude hacerle esto? ¿Como fuimos a caer tan bajo ante una trampa tan obvia?

Debi ir a buscar mi objetivo que era la cura para lo que mi hija tenía, en lugar de enfrentarme sin estrategia al peor de los monstruos.

DAMIÁN JENKHA.

Mirar como mi esposa estaba a nada de ser asesinada por él, me angustió, Mimi siempre había sido mi debilidad, al final de cuentas era el amor de mi vida, con quien me casé y tuve una hija, no culpaba a nadie por desear matar sin parar al infeliz que la hacía llorar. Sus hombres eran inhumanos, la sustancia que corría por sus venas los hacían mucho más fuertes y capaces de destruir todo a su paso, por eso mismo no había podido librarme de ellos, aún así, haya luchado con todas mis fuerzas para hacerlo.

—¡Le tocas un pelo y te mato!— Espeté lleno de impotencia, viendo como Daniska se estremecía ante la cercanía de él. —¡¿Me escuchas?! ¡Yo no olvido! ¡Yo no perdonó!

Fue su mirada seria lo que me heló la sangre, el corazón. El hombre estaba dispuesto a todo, era un psicópata y no dejaría vencerse fácilmente. Lo vi caminar un poco más a ella y entonces, me impulsé hacia adelante, pero el gorila que me sostenía me haló hacia atrás, evitando que pudiera soltarme.

—No... no por favor— Masculló ella, sus lágrimas brillaban por la luz opaca que había en aquel almacén.

—Yalvarmak için çok geç sevgilim.— Dijo en su lengua natal, yo apreté aun más mi mandíbula siendo incapaz de protegerla.  —Cehennemde görüşürüz

Cerré mis ojos en cuanto la katana atravesó su cuello y pude sentir como mi corazón bombardeaba desenfrenado y dolía intensamente, como si me hubieran disparado o peor aún, como si hubiesen encajado una daga en mi corazón. Para cuando abrí mis ojos, su cabeza yacía bajó mis narices, con los ojos abiertos, parecía asustada y eso logró hacer que yo también lo estuviera. Su cuerpo estaba siendo profanado por los imbéciles enfermos de sus hombres como si fuera un trapo, eso me dolió aún más, la perdí en un santiamén, él me la arrebató de la manera más vil y me llenó de un temor que jamás creí sufrir, hasta que sucedió, hasta que mató al amor de mi vida.

—Bırak gitsin— Mi mirada volvía a recaer en el hombre pelinegro, pero estaba tan debilitado que, pese a que me soltaron, yo no podía ni siquiera levantarme. —Espero que entiendas, querido hermanito, que el único lado ganador es el mío, no el de la justicia.

—No soy tu hermano, nunca lo fui.— Musité viéndolo con desdén.

—Lo sé, nunca fuiste digno del apellido Toprak— Contestó, mientras daba unos pasos hasta mí y me tomaba de los hombros para levantarme. —Siempre fuiste un Jenkha en su totalidad, por eso te odie, te odio y odiare siempre.

—Ódiame todo lo que quieras, Toprak, pero ese odio que sientes por mí, jamás podrá superar el que yo siento por ti y— Levante un poco mi cabeza aún sostenido por él, entonces escupí las siguientes palabras: —...un día, seré yo el que te arrebate lo que más amas, un día me vengaré de ti, porque recuerda: ojo por ojo, diente por diente.

….

Sostenerme cuando tenía muchas heridas, tanto superficiales como internas era demasiado difícil. Él se aprovechó del hecho de que estaba en total shock y ordenó a sus hombres a que me lastimaran, y sí, aquí la palabra clave era «lastimar» porque para él, su mayor tormento para mí, era el hecho de tener que vivir con el recuerdo de su muerte, un recuerdo que jamás podría olvidar, uno que me dejó la peor sensación en el pecho.

Y es que cuando has amado demasiado a una persona, el que te la arrebaten en un abrir y cerrar de ojos dolerá incluso después de la muerte. Mimi Daniska era la mujer más hermosa y terca que había conocido jamás. Me mostró el lado bueno del amor, de la vida, me dio dos motivos para salir siempre ileso de cada misión a la que iba: uno era ella, dos años después de contraer matrimonio, fue mi preciada hija.

La ira, impotencia, todo el dolor en mi interior me estaba consumiendo lentamente, así como un cigarrillo consume a una persona adicta al mismo, así como la droga y el alcohol acaban poco a poco con uno mismo.

Sentía perderme con los últimos acontecimientos, esa opresión en mi pecho no cesaba, me dolía más el corazón, que los golpes que tenía en mi cuerpo. No lo sopesaba, no podía aceptar que ese infeliz, finalmente había acabado conmigo y no matándome a mí, matando a la única mujer que logró hacerme feliz.

Estaba derrotado, con posibles lesiones graves en todo mi cuerpo, con mi mujer degollada, mi hija lejos de mí, corriendo peligro.

Me levanté con el mayor esfuerzo entre los cuerpos inertes de mis colegas rodeándome, ver el desastre que se hizo por aquella trampa que él nos puso, me daba tanto coraje, coloqué mis manos en mi nuca y maldecí con las lágrimas de la perdida recorriendo mi rostro. Fui un incrédulo, un idiota al caer fácilmente, por mi impertinencia terminé perdiendo todo.

Me acerqué al cuerpo profanado de mi mujer, dolía saber que la manera en que murió fue aterradora para ella, para mí incluso, no era capaz de superarlo, no cuando su cabeza yacía al costado de su cuerpo, recordándome como me la quitaron. Caí arrodillado nuevamente a lado de su cuerpo, me dejé derrumbar, por más hombre que fuera, el dolor seguía ahí y lo único que podría hacer era llorar frente a su degollado cuerpo.

...

No supe jamás como es que salí de aquel lugar, solo recuerdo haber despertado en medio de la nada, con su cuerpo a mi lado y el de Maxim, mi mejor amigo, la derrota todavía me estaba doliendo como la m****a, pero había dejado de llorar por la muerte de ella, incluso por la de Maxim. Me levanté para ver los escombros que se encontraban por lo lejos, entonces fue que recordé la primera detonación, la cual me hizo salir del lugar arrastrando los cuerpos que más me importaban y ahora yo estaba a la deriva, los aviones en los que habíamos venido no se encontraban por ningún lado, algo me decía que habían sido interceptados por Toprak, para dejarme sin ninguna salida. Mordisqueé los dientes de enfrente, hasta que el líquido sabor a metal se hizo presente y saqué el chip que traía, lo active con un pequeño toque y registre un mensaje recitado.

Solo esperaba que, en la base, Fabré escuchara el mensaje y mandara un avión de rescate.

Esperé durante horas, no tenía agua, ni comida, nada que pudiera nutrirme un poco para seguir de pie. Estando medio moribundo, arranqué un trozo de mi camisa en estado precario y la envolví en una de mis piernas sangrando. Uno de los hombres de él había introducido su navaja en mi pierna y desgarró gran parte de cuero con profundidad, seguramente se había infectado con la arena que había en el lugar. Hacía calor, mi vista se volvía cada vez más pesada mientras seguía pasando el tiempo, solo necesitaba una gota de agua para recuperar fuerzas, necesitaba ayuda lo antes posible o sabía que pronto moriría y mi hija de once años quedaría huérfana.

Tosí un poco, la imagen de Mimi se hizo presente, mostrándome la sonrisa que pocas veces le veía en su rostro. Su pelo se mecía por el brusco aire del lugar, estorbándole en el rostro, evitando que pudiera seguir viendo sus ojos azules, alcé mi mano queriendo tocar su mejilla, esperando comprobar que no alucinaba, pero estaba tan mal, que no era capaz de controlar mis deseos más profundos, el dolor era otro que ayudaba a las alucinaciones a que me atormentaran.

De un momento a otro, cerré los ojos, todo fue oscuro, el corazón me martillaba como si estuviera a punto de morir por un infarto y después... después solo no supe de mí.

Glosario:

Yalvarmak için çok geç sevgilim.: Es demasiado tarde para suplicar, cariño.

Cehennemde görüşürüz: Nos vemos en el infierno

Bırak gitsin: Déjalo ir.

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