Capítulo 3

Viví todo este tiempo como una princesa, no como esas de películas animadas, sino como una que se esforzó para tocar el piano desde piezas clásicas hasta jazz bebop. Al principio fue difícil, porque tengo manos pequeñas y mi tutor decía que no podía alcanzar una octava más larga, sin embargo, eso no me impidió ser veloz con mis manos y alcanzar todas las octavas quería en el piano. El primer teclado me lo regaló mi padre a los cinco años. Era un teclado de cinco octavas marca Yamaha. Antes de recibir clases privadas aprendí algunas cosas por mi cuenta, pero no pude avanzar y mi padre pagó las clases privadas. Mi tutor, Anselmo Valdivia, fue un excelente maestro, me hizo esforzarme hasta que mis sienes no aguantaban. Después de todo, así son las artes, uno tiene que esforzarse por mejorar la técnica además de escuchar a los clásicos.

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