Capítulo 2

Después de cansarme de esperar a mi papá y que nunca llegará decidí dormirme y caí  rendida, me sentía cansada emocionalmente. Esta eran las consecuencias que mis padres nunca veían,  dejarme sola y haciendo que me sienta miserable. 

A lo lejos  escucho unos disparos junto con gritos que hacen que de un brinco de mi cama y caiga, salgo corriendo pensando que algo pasaba en la casa, empeze a escuchar más disparos mis piernas se debilitaron empecé a gritar a Ana que me querían secuestrar,  baje tan rápido las escaleras que aterricé en el piso uno de los encargados de seguridad al ver lo sucedido corrió hasta donde yo estaba,  me ayudó a levantar sentí un dolor horrible en mi barbilla pero cuando apoye el pie sentí que moría de dolor, el seguridad al percatarse le gritó a Ana mientras me cargaba hasta el carro,  los vecinos  nuevos vieron todo el espectáculo, adolorida y muy avergonzada me llevaron a emergencias estaba en la camilla del hospital de mi tía mientras su esposo me atendía resulta que termine con un esguince en mi tobillo y cinco puntos en la barbilla.

—¿No entiendo que es lo que esperan tus padres que te mueras?.—por eso odiaba verla a Issa me acordaba lo miserable que es mi vida.

Mi tía lo decía con dolor en sus ojos ella había intentado por años tener un hijo nada daba resultado, ella odiaba el hecho de que  mi madre tenga dos y simplemente  se olvide que existimos aunque de mí más que Ramsés; escucharla hablando solo hacía  que me sintiera peor, se que al final no puedo contar con ellos siempre están lejos,  por ejemplo mamá y Ramsés están en París, papá bueno el primero en Los Ángeles y papá dos en Australia.  

Curioso todos están en países muy diferentes enfrascados en sus trabajos mientras yo estoy en emergencia escuchando a mi tía que me recuerda que mi vida es una gran m****a claro depende de cómo la veas.

—Issa te podrías calmar me estás provocando un dolor de cabeza. Además ya estoy acostumbrada desde antes de dar  mis primeros pasos.—respire profundo.— ¿Cuánto tiempo tendré que durar con este estúpido yeso?.—lo señalé con el dedo. 

—Unas tres semanas,  máximo un mes—dijo mi tía con una pequeña sonrisa apenada.

—Espera ¿que? no es que vaya a ningún lado pero ¿sabes el calor que esto me provocara cierto? no me voy a poder mover y caminar por mi propia cuenta ¿cómo se supone que me bañe ? Cuando empiece la escuela voy a tener este yeso.—me queje.

—Podrías quedarte en casa y te ayudamos.—si ese era su plan está muy equivocada. 

—Ni hablar Ana se las arreglará perfectamente, ¿ya me puedo ir?.—sonreí por cortesía. 

—Claro cariño pero estaba pensando en invitarte a comer.—eso era una súplica.

Issa era alguien humilde le encantaba ayudar a los demás siempre estaba pendiente de Napi y yo, nunca quiso el dinero de papá todo lo que ella tenía fue por su esfuerzo era una tristeza que no tuviera hijos sin duda alguna  ellas sería una excelente madre. 

—Claro tengo hambre aparte de que me siento drogada por la anestesia, vamos por comida.—me regaló una enorme sonrisa.

Yo ya estaba jodida que más daba un desayuno recordando que mis padres son una porquería,  sabía que me diría cualquier estupidez de ven a vivir a casa con nosotros  y seguro que con la droga de la anestesia y calmantes diría alguna estupidez.

La comida fue  agradable entre recuerdos e historias de cuando yo era pequeña,  sentía un dolor en mi barbilla pero no era algo del otro mundo, cuando mi tía me llevaba a casa volvió a recordarme que cuando quisiera podría llevarme a su casa. 

Para poder bajar del carro uno de los de seguridad me cargó, me percaté de que los vecinos nuevos  estaban observando incluso la rata pequeña de mi mini vecino apodado el hijo de Lucifer y la madre, hundí mi cara en en el cuello de godzilla, asi le puse al guardaespaldas. Cuando me dejaron en mi habitación encontré mi teléfono en la mesita de noche y pulsé el botón para ver la hora entonces Ana llegó a mi habitación. 

—Niña tienes visitas.— eleve una de mis cejas ¿visitas yo? Pensé 

—¿Ses ya llegó?.—pregunté. 

—No, son los vecinos niña.—Ana entrelazo sus manos. 

—Los vecinos ¿en mi casa? ¿Como por que o que?.—achique mis ojos.

Ana se aclara la garganta y me mira con su mirada, estoy segura que hay una historia detrás.

—Lo que pasa es que los ruidos de esta mañana vinieron de la casa de al lado al parecer el niño jugaba y puso la bocina a todo volumen para molestar a su hermana, cuando Ana terminó con toda la explicación sabía que estaba ocultando algo

—¿Y por qué vinieron a visitarme? Es lo que no entiendo.—pregunté cansada. 

—Godzilla fue y le reclamó lo que pasó contigo, les dejo muy claro que eso no se podría volver a repetir.—una sonrisa se dibujó en mi rostro. 

—Dile que si quiere pagar por los daños le dejó la cuenta de mi desayuno pero sé que no va a pagar ni un peso, es muy costoso, que con limpiar mi habitación por dos meses pagará la mitad. En tu idioma es que no voy a bajar no se me da la gana.—me acomode mejor en mi cama 

Cómo me negué a recibirlos en ese momento, Tiffany la peste viviente subió a mi habitación. 

—Eres  una pesada.—abrí mis ojos. 

—¿Quien  te dejó entrar en mi habitación?—Intenté mantener la calma. 

— Mis pies ¿que aún me tienes miedo?—una carcajada salió de mi. 

Tiffany es mi vecina insoportable, muerta de hambre, becada que trabaja para mi hermano por eso vivía al lado. 

—Yo nunca te he tenido y nunca te tendré miedo es mejor que lo sepas, todavía no sabes de lo que soy capaz.—la mire de arriba abajo. 

—Quiero  que bajes y le digas a mi madre que nos disculpas.—me estaba retando su mirada me lo decía. 

—¿Que baje yo? Tiffany creo que te golpeaste la cabeza o  que estás olvidando quien le da órdenes a quien, te recuerdo que la becada e hija de una sirvienta eres tu; no yo y lo peor es que trabajas para mi hermano un niño de 10 años, eso significa que trabajas para mí.—vi a la chica palidecer cuando le mencioné su pequeño y sucio secreto que era una de las del servicio de mi hermano. 

—Quiero que te calles en este momento, puedo llamar a tu madre y contarle muchas cosas.—grito como histérica. 

—Llamala no me importa.—le tendí mi celular.—¿Que le puedes decir?, ¿Que tengo problemas o que siempre salgo sola en las noche? llama dile me estarías haciendo un favor.—La cara de tiffany cada vez se ponía más roja, ella sabía que hiciera lo que hiciera yo siempre tenía la última palabra. 

—Baja  ahora mismo Cleopatra—gritó. 

—No te atrevas a gritarme tú y yo no somos y nunca seremos iguales. Antes de que bajes por favor tráeme ese lapicero que está en mi escritorio y un vaso con agua—en cualquier momento Tiffany saltaría sobre mi. 

—No voy hacer nada de lo que quieres.—camino hasta mi cama, con todo el dolor que sentía me puse de pie 

—Es una orden Tiffany no puedes negarte, soy tu jefa.

Antes  de que ella pronunciara cualquier palabra se cortó la luz de la casa y sonó un disparo, las alarmas de mi casa se activaron, en menos de un minuto bajaron los protectores de las ventas a prueba de todo creo que hasta de aire.  Mi casa era una casa blindada igual que todas las casas del recinto eran casas muy seguras, mis guardaespaldas me rodearon listos para atacar a quien sea que se me acercara, el miedo invadía todo mi cuerpo y se podía escuchar como las alarmas fuera de la casa sonaban. 

—¿Qué  hacemos Godzilla?—apenas  pude pronunciar. 

—Solo  debemos esperar que la fuerza especial llegue.–dijo mientras me ponía un chaleco a prueba de balas. 

 Después de eso sonó una especie de explosión más disparos, todas las alarmas del recinto sonaban, los guardaespaldas hicieron como una fortaleza alrededor mío, afuera se escuchaban helicópteros parecía una guerra. 

—Godzilla.—grite.

—Escucha quiero que te calmes y te agarres fuerte de aquí pase lo que pase no te sueltes.—puso mi mano sobre su chaleco la amarró en el.Eso fue lo último que pude escuchar, después sonó una explosión y todos caímos al piso. 

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