Capítulo|5

En definitiva ¿Qué aprendimos hoy?

Que no debo de salir de mi cómoda cama si siento que lo mejor es quedarme a invernar como oso grisli, fin de la escena de aprendizaje.

Todo había sido una completa m****a y debo decir que estoy por irme a una escuela de monjas, así me alejo por completo del sexo masculino porque lo único que hacían era ser unos arrogantes, imbéciles y otro llegaba a poner en riesgo mi cordura.

Drew Finche…

Ese nombre había sido escrito en mi cerebro, pero debía deslizarlo a la izquierda porque era un Finch y algo me decía que esa familia solo representaba una cosa: Problemas.

Pero en resumidas cuentas, no debí de haber salido de casa. Era muy pronto para volver a ver a Alex Finch, pero por otro lado… Me sentía orgullosa de mi misma porque no me deje pisotear cómo él esperaba.

Claro que fue estúpido imponerme de la manera en que lo hice estando bajo su mismo techo, pero en la vida hay riesgo que debemos correr. Así de simple.

Al visualizar la fachada humilde y hogareña de mi hogar, me sentía tranquila. De camino a mi casa no hice más que pensar en las palabras que había soltado Alex, él me quería lejos de su familia porque mi presencia los podía percudir con la sociedad.

Pero la verdad era que yo no tenía la culpa de que mi madre y la suya tengan una amistada tan cerca, por un momento, años atrás pensé que él y yo llegaríamos a ser esos mejores amigos. Por el hecho de vernos constantemente y sobre todo por la convivencia.

Pero nada es lo que pensamos.

Los recuerdos eran lastimeros pero un tanto soportables, ya que era emocional y no físicos. Pero si algo tenía claro es que el dolor físico era nada en comparación a uno que no podías ver, solo sentir. ¿Cómo curas esas heridas? 

Si niego del dolor, no estaría haciendo nada más que mentirme a mí misma. El ser humillada una y otra vez era algo que solo el que sufría eso, lo entendía. Todo por cometer la estupidez de enamorarme de él idiota más grande del planeta no le abre paso a la idea de lo que me hizo.

Reviso mis bolsillos buscando las llaves de la casa y me golpe mentalmente por haberlas olvidado justo en mi mesita de noche.

¡Estúpida!

Camine hacia un lado de la casa y llegue hasta la parte trasera, observe el tapete en el suelo y mire a todos lados cuidando que nadie viera lo que iba a hacer — Por precaución — mi madre siempre guardaba una copia de la llave.

No había nada ¡Joder! 

La use el día del baile, suspire y levante la mira observando una de las ventadas de la casa abierta. Luego mire cómo la casa del árbol me permitía trepar por él y llegar justo a la ventana.

Arriesgado pero no deseo morir de frio aquí, además de tener hambre.

Con cuidado comienzo a subir el roble que se encontraba en el patio trasero y con cuidado de no resbalar, subo al pequeño piso de manera que había en el árbol. Mi casa del árbol… Que recuerdos.

Con cautela sigo caminando hasta quedar en el tronco que me da acceso a la ventana, siento temor de que no soporte mi peso. Miro el suelo y siento un principio de vértigo.

¡Ay por la madre de los cuerpazos!

Inhalo y exhalo, tomando con fuerza la raba donde estoy y tengo pánico ¡¿Quién carajos me dio esta idea?!

Trago el nudo en mi garganta y es ahora o nunca, silencio las voces de advertencia en mi cabeza para poder coger valentía. Escucho el gruñir de la rama y ahora si entre en pánico.

- ¡Por Dios!.- Chillo.- Voy a morir.

Lloriqueo y siento que esta es la idea más estúpida de mi vida, como lo pensé antes me lo repito. No necesito a nadie para hacerme quedar en ridículo.

¡Solo hazlo! - Me grita el subconsciente.

Y hago caso. En el momento que me decido, me sostenido del marco de la ventada para soltar la rama, lo siento como una mini victoria y a mis espadas escucho el sonido de la rama caer. Intento voltear pero al ver la altura del primer piso, me arrepiento.

Mis manos sudan y creo que resbalare, no me jodas.

Cómo puedo y en un pésimo intento de asalta casas, logro entrar y me dejo caer de espaldas contra el piso pulido de mi casa. Cierro mis ojos y creo que por hoy merezco un descanso, dormir hasta que no pueda más.

El sonido de mi teléfono celular me hace abrir los ojos y lo agarro para entrar de nuevo a la aplicación W******p

Linda <3:

La que no me responde ¿Y entonces?√√

Con tantos acontecimientos desafortunados, juntos, se me pasó por alto el hecho de responderle a Linda y si algo odiaba era que la dejara en visto. Mala mía.

Ashely: Yo

¿Lo siento? Todo tiene una explicación.√√

Me levanto del piso de madera y comienzo a encaminarme en mi habitación, tiro el teléfono celular en la cama para proceder a ponerme cómoda, y cuando digo “Cómoda” me refiero a ropa interior y un camisón. Combinación perfecta.

Me cepillo mis dientes y luego mi cabello, reviso la hora en mi teléfono celular y marca las dieciséis con cuarenta de la tarde (16:40pm) — Que significa: las cinco con cuarenta de la tarde. (5:40) — Suspiro y mi pancita gruñe.

Tengo hambre. Pero flojera.

Sigo hablando por W******p con Linda y cómo toda una toxica, comienza a hacerme una escena por el simple hecho de dejarla en visto. Mujeres.

Cansada de todo y con mi pancita en protesta, dirijo mis pasos a la parte de abajo y al estar en la planta baja, llegó a la cocina para alimentarme. Saco una caja de Cereal de la despensa y en el refrigerador encuentro medio cartón de leche. ¡Genial!

Tomo todo y lo coloco sobre el mesón, luego busco un tazón y agrego todo junto a una cucharada de azúcar. Siento que estoy cómo los cocineros de la Tv relatando lo que hago.

El zumbido de mi teléfono celular me hace detener mi proceso de alimentación, lo miro sobre el mesón de la cocina y su nombre se refleja junto a su foto ocupando la pantalla. Linda.

<<Llamada Entrante>>

No he descolgado muy bien la llamada cuando escucho sus gritos.

- ¡Hasta que te dignas de recordar a tu mejor amiga!!

Ruedo los ojos, dramática.

- Hola Lin, ¿Lo siento?

- Se escucha más como una pregunta a como una verdadera disculpa Jeffries.

Culpable, sonrió burlona y vuelvo a seguir con el proceso de comer.

- Mejor dime ¿Que es más interesante cómo para ignorarme?

Me pienso la respuesta por un momento y diría que lo único interesante era leer en W*****d.

- Nada. — Digo con comida en mi boca.

- ¡Estas tragando y no me das!

Me causa gracia su forma de decir “comer” ordinar. Termino de comer lo que había en mi boca y procedo a hablar.

- Se dice “Comer” no “Tragra”.

Ella bufa.- Las personas normales “Comen” tú, vives tragando.- Me hago la ofendida aun cuando no me puede ver.- Y lo peor es que ¡No engordas!. Yo bebo agua y debo hacer cien (100) abdominales.

Ruedo los ojos, ella y su drama de mujer Fit.

- Querida, lo que ves. Es lo que hay

Ella ríe y me contagia, guardamos silencio y la escucho suspirar atreves de la línea de comunicación.

- Me alegra escucharte mejor Ash.

Me quedo en silencio por un momento y los recuerdos me intentas embargar de nuevo pero los alejo.

- Lamento no haberte respondido. Hoy estuve en la dichosa “Bienvenida” de los Finch.

- No te envidio.

Linda tenía un infantil rencor hacia Erick Finch y no entienda porque, cada que le preguntaba me decía que no recordaba pero que lo odiaba. Ella, la que tenía mejor memoria, me decía que no recordaba. ¿Le creo? 

- Si… Pero fui obligada, sabes que mama y Ana Finch son grandes amigas.

Y era verdad, todos en el pueblo estaban claro de eso. Algunas veces era molesto porque pensaban que mi madre tenía ciertos beneficios debido a esa amistad. Cómo la adquisición de mi adopción inmediata.

- Mi padre también fue invitado.- Fruncí mi ceño.- Sabes bien que el Alcalde y el son cercanos, además de que tenían algo de qué hablar.

Eso me causo curiosidad porque no vi al señor Donovan por ningún lado. Al menos que estuviera tan entretenida en mis cosas que no notara su presencia.

- Si mis fuentes no se equivocan. Y jamás lo hacen porque mi audición es muy buena — Me rio — Es con respecto a la llegada de su Hijo mayor y un tercero que se trasladarían de España.

Y algo dentro de mi cerebro hizo clic, ahora comprendía…

¿Vosotros se conocéis?

¡Claro! Es de nacionalidad Española. Y vaya que bueno esta.

Lo que me intrigaba y desconocía era el hecho de que el señor Finch tuviera familia Española. Pensé que todos eran Estadounidenses, pero veo que no.

Claro que pensándolo bien, el tal Drew no tenía parecido a Alex y lo único que les veía por igual era el apellido Finch. Por otro lado…No iba a decir si eran o no igual porque a lo mejor físicamente eran opuestos pero en carácter y todo lo demás, podrían ser dos gotas de agua. 

No lo sabía y tampoco buscaba descubrirlo.

- ¡Ash!

Grito mi mejor amiga al otro lado de la línea y tuve que alejar el teléfono celular. Ayy pero que chillona. Mis pobres tímpanos, ay mis tímpanos.- Me queje.

- ¿Acaso me quieres dejar sorda?

Era refunfuño.- Me ignoraste.

Suspire. Ella era cómo un niño pequeño y estaba comenzando a sentir lastima por el desgraciado que fuera su novio.

- Cuando te cases, no sé si darle las felicitaciones o mis más sentido pésame al novio.

Emitió un sonido de ofensa y sonreí por maldad, le había dado en el ego.

- Cállate.- Dice con su tono molesto.- A final de cuentas tú te casaras conmigo.

Reí fuerte.- No me va lo lesbi.

Ella bufa.- Lo dices ahora, deja que me pruebes.

Respondió de manera sexual y Aguarde silencio, aleje el teléfono para mirar la pantalla como si se hubiera vuelto loca, pero el cuestión de segundo ambas soltamos una carcajada, ella y sus locuras. 

Cualquiera que nos escuchara pensaría que enserio es Lesbiana pero la verdad es que no, ambas amamos a los hombres y más que todo si es uno de esos papuchos que aparecen en Marvel vestidos de superhéroes.

- ¿Qué dices?

Me lo pienso y… -¿ir de compras mañana?

Ella hace un sonido de afirmación y todo en mi grita que ¡NO!, no me mal interpreten pero no estoy en contra de las compras sino con el hecho de acompañar a Linda. 

Esa mujer es un dolor en el culo cuando ir de Shoping se trata, un verdadero ¡dolor de cabeza!

- ¿Qué gano yo?

No es por ser interesada… Esto se llama negociar.

Ella ríe.- Eres increíble.

- Gracias —Sonrió.

Suspira.- ¿Qué quieres?

Me lo pienso bien… - ¿Qué tienes de bueno para ofrecer?

Estoy comenzando a creer que lo mío es mal el comercio y los negocios.

- Pues… Te regalare un libro de tu preferencia.

Mi mirada se iluminan y siento que me emoción, pero me detengo.- Tres.

- ¡¿Qué?!

Me encojo de hombros aun cuando no me ve.- Es mi oferta.

- Pero Ash ¡Tres de esos valen más qué la ropa que comprare!

Suspiro, ashhh dramática.- Bien, dos y es mi última oferta.

- Uno y ni más.

Coloco mi cara de “Enserio” y no sé si reírme u ofenderme. Hora de usar la artillería pesada.

- Te has comprado vestidos de valen hasta cincuenta dólares Linda.

Ella guarda silencio. Y siento que estoy en la parte más interesante de la película donde está el punto decisivo, muerdo mi uña y 

- Fine… Tú ganas.

¡La multitud enloquece señores!

Hago mi bailecito raro y como su pudiera verlo, me regaña. Sonrió triunfante porque al menos gane una el día de hoy.

Suspiro recostada en mi cama y la verdad es que me siento bien, si el mundo optara más por esta opción se ahorrarían muchas matanzas, guerras y conflictos. Llegando a un acuerdo donde todos ganen.

Linda y yo hablamos sobre el sobrino de los Finch, quedo impactada cuando le comente sobre acento y ella al igual que yo, desconocía el hecho de que el Alcalde tuviera familia española. Luego de eso tuvo que cortar la llamada pues el señor Donovan había llegado a casa.

Lo que me hizo saber que en cualquier momento mi madre podría llegar.

Verán el padre de Linda es no solo amigo íntimo del señor Finch, sino que es también el Director de la Preparatoria Cheswold donde Linda — su única hija - y yo, estudiamos.

El señor Anthony Donovan: Padre soltero, hombre carismático, título de educación avanzada y con un posgrado en Psicología. Era un director muy diferente a otros pues en su mayoría lo estimaban, yo había tenido la oportunidad de conocerlo como director y como padre. En ambas es una persona agradable, tanto que de niña soñaba que él y mi madre se casaran. Cosas de niña.

En ocasiones Linda y yo bromeamos con eso de ser Hermanas y nos agrada mucho la idea... siempre he querido comentárselo a mi madre pero creo que sería algo fuerte y prefiero quedarme callada.

Siento como de apoco mis ojos de van abriendo y estoy un tanto cansada, luego de platicar con Linda y de matarme las neuronas tratando de pensar en quien era ese desconocido. Me quede dormida a altar horas de la noche.

Solté un bostezo y con una pereza similar a la de un gato, me estire sobre la cama. Saboree mi boca y talle mis ojos con las manos.

Hoy era ¡Domingo! Y mi cuerpo lo sabía bien porque me encontraba en modo Off, no sé si en realidad eso exista en el ser humano, pero ya lo aplique en mi cómo una forma de expresión.

- ¡Arriba floja!

Solté un gruñido. Tape mi rostro colocando la almohada sobre él y cerré los ojos, escuche el insistente toqueteo de mi madre en la puerta. Por favor ¡Es Domingo!

En algún momento se cansara- Pensé.

No hay nada tan placentero cómo el hecho de estar cómoda y calentita en la tranquilidad de mi habitación. No me apetecía levantarme aunque sabía que hoy tenía planeado salir con Linda.

Un trato, es un trato.

Deje de escuchar el sonido de los nudillos de mi madre impactar contra la puerta de mi habitación, por lo que me relajo y siento como mis parpados se vuelven pesados, Morfeo susurra mi nombre de una manera seductora y creo que me iré a dormir de nuevo.

Error.

- ¡A despertarse Jovencita!

Mi madre había buscado el juego de llaves de emergencia y se coló a mi habitación sin respetar mi privacidad, gruñí y me hice bolita en mi cama al momento que ella levanto la almohada y la aparto bruscamente.

Jadee por acto.- Déjame.

Dice aun con sueño y ella pareció entender “Sigue mamá” porque se atrevió a abrir las cortinas de la ventana, la luz del día ilumino todo el lugar y luego me arrebato el cobertor que cubría mi cuerpo.

- ¡Corinne!.- Me queje.

- Nada de peros.- Se escuchaban sus pasos por mi habitación.- Mira nada más que desastre Ashely.

Rodé los ojos y mire el cielo raso de mi habitación, no era para tanto… Había solo un poco de desorden pero nada más.

- ¡Mira cuanta ropa sucia!.- Grito.- Levántate y lleva eso a la lavandería Jeffries.

Suspire de manera brusca. La amaba pero estaba en uno de esos momentos donde la quería fuera de mi habitación y sin molestar mi desorden.

- Eso no está sucio mamá.- dije con molestia.- Solo que la deje ahí.

Ella refunfuñaba entre dientes y sabía que estaba por explotar.

- ¡Levántate!.- Escuche sus pasos encaminándose fuera de mi habitación.- ¡El desayuno está casi listo!

La escuche gritar desde el comienzo de las escaleras y yo gruñido de nuevo, parecía perro rabioso. Pero era agotador.

Con pereza tantee la mesita de noche hasta agarrar mi teléfono celular, al encenderlo se me escapo otro bostezo — ¡Quiero dormir! — marcaba las dieciocho y media de la mañana (18:30am) — Que significa: las seis y media de la mañana. (6:30am) — Mi pancita gruñe.

Esto parece deja v.

Dejo de lado mis pensamientos bobos y me decido no perder el tiempo en tonterías, ni mucho menos en recuerdos o palabras que me hagan sentir vulnerable y melancólica.

Camino al cuarto de baño, como todas las mañanas hago lo que estoy acostumbrada y aun en pijama me decido a por bajar. 

En cuanto salgo de mi habitación, me golpea de frente un aroma exquisito y me doy el gusto de deleitarme con su mero aroma. ¡Paquecas! Sonrió y con ese simple pensamiento la boca se me hace agua y creo saborearlo todo.

Con más entusiasmo termino de bajar las escaleras y al llegar a la cocina me encuentro la cocina muy movida, diversos aromas y creo que no sé por dónde comenzar a comer.

Y luego dices que lo único que haces no es hartar.- Me dice el subconsciente.

Frunzo mi seño y alejo la negatividad, comida es comida y es lo que mi cuerpo está rogándome ingerir en este preciso momento. 

Corinne se percata de mi presencia pero no dice nada, solo sigue esmerándose en la comida. Verán, mi madre es una mujer que se destacaba en cuanto a hacer de manera excelente su trabajo, por otro lado… En cuanto a la cocina se trata digamos que no se le quemaba el agua para la pasta.

 Como me sucedió la última vez - Y sí. Se me quemo el agua para la pasta. No me pregunten como carajos me sucedió eso, pero en mi defensa…

No tengo defensa.

Me recuesto en la pequeña cocina y aunque no era tan lujosa como la de los Finch, era algo nuestro y acogedor. 

Observe la cantidad de comida y debo decir que dos ideas atravesaron mi mente; Mi madre había comenzado el reclutamiento para dar un golpe de estado al señor Louie, o planeaba engordarme hasta quedar como un marranito y así cocinarme para acción de gracia.

La segunda se ve más probable. — Y como no es difícil hacer que coma cómo cerdito. — Me dije.

- No.- Dijo mi madre.

Junto a un manotón que me da, la miro y me siento ofendida. Que dolor.

- ¡Oye!.- Me quejo.- Aliméntame mujer.

Ella hace un chasquido con su boca y las miro molesta, mi pancita vuelve a gruñir y es entonces cuando se me ocurre una idea. Miro mi vientre y dramatizo.

- Calma tesoro... — La miro de reojo y noto que tengo su atención.- Ya encontrare algo que darte de comer, porque tu abuela Corinne es muy cruel.

Mi madre se tensó en su lugar y como el personaje diabólico del hersosista volteo su cara a verme, su rostro se había tornado pálido y yo me trate de contener.

-¿Qué?- Pregunte con inocencia.

Ella no me respondió y solo pestañaba sin poder decir algo. No puedo más.

Suelto la carcajada y su rostro era un poema, parecía que en cualquier momento se podría desmayar y a mí, me dolía el abdomen por tanto reír. Su rostro se torna serio y se cruza de brazos.

- No lo considero gracioso Ashely.

Seguí riendo un poco más mientras ella me daba la espalda e ignoraba, no le gustaba ese tipo de bromas. Corinne era algo chapa a la antigua.

- ¡Ay vamos mamá!

Me trate de calmar y acomode mi trasero en uno de los asientos del comedor que había en la cocina. Ella me seguía ignorando y yo tenía hambre. Bufo.

- Vas, me levantas las seis y media de la mañana (6:30am), para avisarme sobre el desayuno y ahora no me dejas comer.- Me cruzo de brazos.- De veras que no te entiendo mujer.

Mire de nuevo todo y aguarde por una explicación sobre lo que sucedía, mientras en mi interior sentía que se había desatado una pelea de gatos. Mi estómago hacia sonidos y parecía no detenerse.

- ¿Y ese sonido?

La miro y digo con dramatismo.- Es el sonido de una madre dejando morir de hambre a una indefensa niña.- Hago puchero

Ella suelta una carcajada y en ese momento se escucha el timbre de la puerta principal. ¿Y ahora? Se seca sus manos sobre su delantal y me mira sonriendo, me da un toque en el hombre al pasarme a un lado y la veo… ¿Feliz?

Con el ceño fruncido, la sigo hasta el pasillo de la casa que conectaba con las diferentes áreas del lugar. Se detiene justo frente al espejo y se mira en el, suspira y me mira sonriendo.

- Tenemos visita.

Y creo que estoy por desmayarme.

- ¡Qué! .- Ella se detiene frente a la puerta.- ¡¿Y ME LO DICES AHORA?!.- Lo digo en una combinación de grito y susurro.

Ella detiene su acción de abrir la puerta.- Déjate el drama y ve a cambiarte.

Bajo mi mirada y me encuentro con algo bastante… Provocativo. Estoy por decir algo cuando no me da tiempo y ya se encontraba dándoles la bienvenida a los invasores.

- M****a.- Chillo

Y a paso apresurado me escabullo hasta la parte de arriba de la casa, donde me quede justo al comienzo de las escaleras porque mentiría si dijera que no me picaba la curiosidad por saber, de quien se trataba. Un desayuno tan elaborado significaba que era alguien muy importante.

De no ser así, Corinne no se hubiera esmerado tanto ¿O sí?, era raro verla tan entusiasmada por ello ya que ni a mí, que soy su Hija-Adoptiva me hacía desayunos con ese esmero al menos que fuera una ocasión especial.

- ¡Que gusto tenerlos en mi hogar!

Fruncí mi ceño ¿Tenerlos? eso quería decir que si hablaba en plural se refería a que no era uno, sino dos invasores. Pero ¿Quiénes? En silencio bajo dos escalones y aunque quedo un poco más expuesta, podría ver mejor el rostro de quienes llegaron.

Dudaba que alguna mirada hacia mi dirección, solo en la televisión se veía ese tipo de acontecimiento vergonzoso ¿O me equivoco?

Ash, ya me volví loca hablando sola.

- Tiene una casa muy linda señora Jeffries.

Ese acento… Me quedo estática en mi lugar, al momento de que veo un alto y fornido cuerpo entrar a la pequeña estancia y seguido de él, mi madre. Me quedo sin palabras, coloco mis manos sobre la baranda apretándola un poco ¿Quién es? No lograba reconocerlo y un carraspeo se hace escuchar.

Bajo mi mirada y me topo con esos ojos tan intentos. - Drew.-Pienso

- ¡Hija!

Levanto y dirijo la mirada hacia la voz de mi madre, su rostro denota reproche y entonces reconozco al misterioso junto a ella… Erick Finch. Trago grueso y entonces me voy corriendo a mi habitación cerrando la puerta detrás de mí

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