Capítulo|3

Solo tengo una cosa que decir… y es que sufro, es inexplicable la química que puede existir entre dos personas de mundos diferentes. 

Cuando digo mundos no me refiero a que uno es de la tierra y el otro es de una galaxia muy lejana a la que conocemos, sino al hecho de que uno nació con una familia adinerada y nunca tuvo que pasar trabajo ni padecer de ninguna cosa y el otra, por el contrario, tuvo que trabajar día y noche junto a su familia para poder subsistir. 

Ese es el caso de Amber y Kelvin, son tan perfectos a pesar de ser diferentes pero eso es lo que ayuda a que se acoplen a la perfección, se podría decir que su relación es tan Cliché, porque desde un inicio se odian y luego conviven tanto hasta el punto que se enamoran y terminan juntos.

Eso es tan ¡cliché!- Pienso

No me mal interprete, no estoy en contra de las historias de ese tipo.

Estoy tan sumergida en mi lectura qué ignoro a las persona al alrededor, y siento la cercanía de alguien pero voy por la parte más interesante, no me puedo detener.

Escucho un carraspeo pero Amber está por decirle a Kelvin lo que siente por él y siento que el corazón se me va a salir del pecho. ¡Dilo de una maldita vez mujer!

Y quedo en medio de la incertidumbre porque mi teléfono celular es arrebatado de mis manos y yo estoy que muero.

- ¡¿Pero qué carajos imbec

Levanto y mirada y como si me faltara el aire no termino de decir la palabrota que iba a decir, me quedo tensa en mi lugar y solo veo cómo el personaje sonríe de manera coqueta y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo

- Y-yo…

¡¿Pero qué carajos?!

Intento de articular una disculpa por la mala palabra que casi suelto, pero no me sale nada. Frunzo mi ceño y es extraño que esto me suceda a mí porque sé que soy tímida pero no a estos extremos. Me siento molesta conmigo misma.

Guardo silencio prefiriendo no soltar alguna estupidez de mi parte, ¿Por qué me tiene que suceder este tipo de cosas a mí?, no era más fácil que siguiera su camino y omitiera mi presencia dejándome leer, ¿No? Okey.

Como un náufrago y sin poder evitarlo, me pierdo en sus ojos profundos cómo el océano y tan intensos como el calor que nos brinda el sol. Podría llegar al punto de decir que son malditamente perfectos, un azul que da ese aire de pureza y hermosura.

¡¿Pero qué carajos?!- Pestañeo.

Esto debe ser una jodida broma, él es un hombre y no se cuales sean las probabilidades que lo imbécil lo lleven en la sangre. Reacciono a mi comportamiento bobo y sacudo mi cabeza cómo si de esa manera pudiera alejar los pensamientos que me abordar.

- Mucho leer por hoy.-Susurro para mí.

Tanto W*****d me estaba haciendo describir lo que me rodeaba cómo si estuviera narrando. Que estúpida, esta es la vida real Ashely.

- ¿Todo en orden? 

Yo lo miro y su amabilidad me toma por sorpresa, por lo que solo asiento y para él parece ser un alivio.

- Perdonad la interrupción.- Me sonríe y ¡Por favor que se detenga!.-Perdonad la interrupción, solo quería venir a saludar 

Las palabras se me atascan en la garganta y no pronuncio ni una sola monosílaba, es frustrante. Me quedo detallando al desconocido y parece no incomodarse ante mi atenta mirada, por otro lado, su asentó se me hace peculiar y lo veo cómo algo nuevo por estos lados.

Frunzo mi ceño y no comprendo porque me siento así de… nerviosa, eso me molesta porque recuerdo que solo hay una persona que me causa esta sensación y hasta el último tramo de mi cuerpo había pasado de amarlo a sentir un rencor hacia su mera existencia. Pero en definitiva este chico no es ese él, por el simple hecho de que No es un idiota y es más lindo.

- Vale.- Dice de la nada y rascando su nuca.- Me hacéis sentir alagado ante vuestras palabras.

Deja de rascar su nuca para pasar la mano por su cabello desordenándolo. Y yo siento que voy a entrar en estado de emergencia 

¡Jodida existencia!

Había sido tan estudia que no me di cuenta cuando mis pensamientos se manifestaron en voz alta.

¡Mierda! ¡Mierda!

Necesitaba calmarme o cometería otra de mis acciones tan… Fantásticas — Noten el sarcasmo — Desordeno un poco mi cabello pensando bien en que debería decir.

¿Te piensa humillar más Ashely? — Me pregunta mi subconsciente.

Jodido subconsciente. Ni pepe grillo el de pinocho, era tan molesto e intenso cómo la voz que habitaba dentro de mi cabeza.

Diosito si estas allá arriba y te apiadas de mí, que la tierra me trague y me escupa en mi habitación - Implore

- Bueno yo, y-yo.

Miro hacia otro lado y me sentía nerviosa, había metido la pata al pensar en voz alta y aunque fue algo involuntario, no quitaba el hecho de que moría de pena por no poder controlar lo que salía de mis labios.

Todo estaba sucediendo en fracción de minutos y yo seguía cómo una idiota en silencio mientras él me miraba con una sonrisa en sus labios. No entendía que debía hacer, si enojarme porque sentía que se burlaba de mi o pronunciar una disculpa por mi desvergonzada acción.

¡Solo regálate!- Me regañe.

Inhale y exhale, deseando mentalmente que apareciera Corinne al rescate y me sacara de ente mal enrollo. Debo ser valiente.

Le devuelvo la mirada al desconocido y no puedo negar lo que está claro ante mí. Es lindo, pero es todo lo que me permitiré opinar porque no deseo sobresalirme de los límites y mucho menos romper con la promesa que me hice en su momento.

Bien, solo debo decirle algo. ¡Lo que sea! Bueno no lo que sea… Solo algo con coherencia, sentido y sin trabarme.

- ¿Me devolverías mi Pertenecía?

¡Ah la jodida m****a!

A veces se me ocurren unas estupideces… Solo debía articular una palabra, oración que no reflejara lo pendeja que puedo llegar a ser. Y ¡Bom! Pedirle mi teléfono celular de vuelta fue una idea erro

Me detengo y la verdad no fue tan errónea ¿O sí?

Él parece pensarlo y creo que esta por negarse ante mi petición. ¡No me jodan! En definitiva, años para articular una palabra y cuando por fin la suelto pidiendo me sea entregada mi pertenencia, se lo cuestiona.

- Solo si me dices tu nombre.

Lo miro y me asombra lo galante que eso se escuchó. ¿Está coqueteándome? 

Me lo pienso un poco, pero esta vez de manera más rápida y a final de cuenta solo me pide el nombre, no es cómo si me pidiera una relación o algo por el estilo.

- Ashely Jeffries.

El asiente satisfecho y lo miro a la espera de que me entregue mi teléfono celular, le dirijo una mirada y luego miro a mi bebe en su mano. Él parece entenderlo.

- Oh cierto.- Se disculpa

Y me lo entrega sin quitarme la mirada de encima, me incomoda. Pero la interrogante es ¿Por qué no dejo de mirarlo?

- Gracias.- Digo en un susurro. 

Me regala una sonrisa y algo dentro de mí se revuelve ¿Serán nauseas o ganas de ir al baño?

Que lindos pensamientos.

Ruedo los ojos y de verdad que mi subconsciente es un dolor de muela, el joven carraspea y su sonrisa de borra por un momento. Lo que me causa temor porque lo que menos deseo es volver a manifestar lo que pasa por mi cabeza, en voz alta. ¡Qué vergüenza!

- Perdón.

Se disculpa y eso me causa curiosidad, me remuevo en el asiento y enderezo mi compostura.

- ¿Por qué te disculpas?

Hago el esfuerzo de escucharme normal, si dar a conocer lo extraña que me estoy sintiendo.

- Tú… tu hiciste un gesto con tu mirada y

Entiendo a qué gesto se refiere y siento mis mejillas sonrojar ¿Otra más? suspiro, debo calmarme.

Me estoy comportando como una rarita y esa es una de las principales razones por la cual no tengo amigos, mi comportamiento es tomado cómo un gesto extraño cuando es solo un acto involuntario. Los nervios me juegan en contra.

Siento que le debo una disculpa por hacerlo pensar que hizo algo mal, abro mis labios para decir algo pero ¿Cómo decirlo? ¿Perdón, es que soy una boba y por eso actuó de esta manera?

Mala idea no es…- Dice mi subconsciente.

- Bueno yo creo que

No termina la oración que estaba formulando cuando voltea.

- ¡Oye, Drew!

Esa voz… Me tenso en mi lugar al reconocerlo y cierro mis ojos respirando con pesadez, lo que menos quería era verlo. Pero el destino siempre me viene a jugar en contra. ¿Por qué vida cruel?

Él se acerca hasta donde el desconocido que ahora sé, qué se llama Drew. Y le sonríe, pero en cuento la mirada del rey de los Imbéciles y la mía se conecta, frunce su ceño. Camina de manera decidida hasta un costado del desconocido y puedo notar su disgusto por mi presencia.

- La servidumbre debe estar en la cocina.

Auch, debo admitir que dolió pero no era algo que iba a demostrar. Sin embargo mis expresiones me delataban.

- ¿Todo bien Alex?

Interviene el desconocido con acento al ver la manera en que el todopoderoso de los Finch me hace menos. Sin quitar su mirada de mí.

- ¿Qué haces aquí?

Sonaba a reproche, y es que él era un maldito arrogante caprichoso. Cada vez me decepcionaba más y más de quien verdaderamente era Alex Finch.

- Solo quise venir a saludar y ser un poco Extrovertido 

Alex quita su mirada de mí y la posa en el desconocido.- No hablo de ti Drew.- Vuelve su mirada a mí.- Sino de ésta.

Podía ver la malicia reflejada en su mirada y temía ser humillada delante del nuevo, trago el nudo en mi garganta pero aun así no bajo la cabeza. Debo ser fuerte.- Me repito.

Me mira con diversión y se, por qué lo hace y eso me hace enfurecer. 

¡Ya no más Ashely!.- Grito en mi interior.

- Eso no es de tu interés.- Suelto con veneno en cada letra.

El arquea una ceja y da un paso hacia delante dispuesto a lastimarme más de lo que ya lo ha hecho.

- ¿Vosotros se conocéis?

Alex detiene sus pasos y parece reaccionar ante la presencia del tal Drew, quien ahora miro con cierto recelo porque no sé, si sea tal y cómo el idiota de Alex. Mejor me mantengo al margen.

¿Vosotros se conocéis? 

La pregunta se repite en mi mente y no sé si reírme o llorar por lo bobo que era esa pregunta, ¿Conocerlo? Suspire y… Déjame recordar mejor

En mi imaginación me podía ver colocando esa pose pensativa y luego con una sonrisa irónica responderle.

Que si lo conocía… ¡Ja!

Para mi desgracia, conocía hasta la talla de sus bóxer: Talla S de preferencia Kalvin kleen y que llegaran bajo sus muslos. 

Lo sé, daba miedo.- Toda una acosadora.- Pensé.

Pero fuera de eso, nada más que él era culpable de mi humillación frente al grupo de “Populares” de la escuela y también era responsable de subir un video al sitio web del instituto.

Es un parasito en todo el sentido de la palabra.

- Sí.

Responde él a la pregunta, como si fuera algo insignificante y claro… Para él yo era eso, una persona insignificante qué terminaría trabajando cómo chacha en casas de familias adineradas como la suya.

La verdad que no sé cómo una persona puede cambiar tanto y no es por ser algo nostálgica, pero no es el mismo niño que llegue a estimar. Ahora veo un hombre con un reflejo de resentimiento tiñendo su mirada y no sabía si era dirigida toda hacia mi presencia o era algo que contenía por otra razón. Simplemente lo desconocía.

Pasado al pasado Ashely.- Me repetí.

- ¿Para qué me necesitas?

Alex parece despertar de algún pensamiento que lo embargaba, miro al mencionado Drew.

- Erick te busca.

Asiente.- Que me espere un momento.

Dice con ese acento, aun no descifro de donde es… ¿portugués? ¿Argentino? ¿Ingles?

- No me he presentado.

Me tiende su mano y bajo la atenta mirada de Alex, la acepto por dos razones... Por sacarlo de sus casillas — Era evidente su desagrado porque el tal Drew se había acercado a mí y con su mirada me indico que me quería lejos- y porque me odia.

Toma mi mano con delicadeza y siento una electricidad al tener el contacto de sus carnosos labios con el torso de mi mano, para luego depositar un beso en ella. Como todo un caballero.

- Drew Finch.

Pronuncia con una seguridad envidiable, pero todo el encanto había desparecido al escuchar su apellido… Era un Finch. Quise retirar mi mano de manera brusca, pero recordé a Corinne “Comportarme”.

- Espero volver a verte.

Y sin más, se comienza a encaminar hasta la estancia interna de la mansión Finch. Por otro lado, él imbécil sigue parado en su lugar mirándome con desprecio.

¡Ay Parfavar!

Me preparo mentalmente para escuchar con atención lo que vaya a salir de su boca, que se claramente que solo será veneno. Porque es lo que tiñe su ser.

Me había dado cuenta que una humillación era su manera de diversión, algo entretenido y poco productivo pero cabeza hueca al fin.

- ¿Hasta cuándo serás una arrastrada?

Frunzo mi ceño, y no comprendo a que se refiere. Pero me molestan sus palabras.

Ignóralo.- Me digo mentalmente.

- No obtuviste mi atención y ahora ¿Te intentas ligar a mi primo?

Eso sí me toma por sorpresa pero la verdad, no sé qué me extraña. Alex vino a este mundo a destruir con su boca y si se le facilitaba la acción, podía llegar a destruir hasta con sus propias manos.

- Muérete.- Digo molesta.

Suelta una carcajada.- Primero te vas tú.

- Búscate una vida.

Detiene su risa de manera seca y me mira muy serio, reflejando la oscuridad que lo aborda.

- No te acerques a mi Familia.- Puedo percibir lo mucho que desea sacarme a patadas de su casa, apreta sus dientes al hablar.- una cualquiera como tú, puede arruinar nuestra impecable y pulcra reputación.

Permanezco impasible y lo miro alzando la mirada, pero duele. Una punzada de dolor se hizo en mi pecho, solo aprieto mis manos en puño para contener las ganas que crecen en mi de echármele encima y golpear su rostro hasta dejarlo inconsciente.

Me siento molesta y la ira se apodera de mí ser junto a la frustración. Me quede callada dándole por ganada la batalla, con triunfo se retira y lo veo cruzar junto a la piscina. Cuanto no daría por empujarlo de cabeza.

He comenzado a odiarme por ser tan estúpida y dejarme pisotear de esta manera tan humillante y cruel, en mi crecen las ganas de llorar pero no de dolor por sus palabras, sino de Impotencia porque no tengo la fuerza para darle un puñetazo y enviarlo a dormir.

Con amargura guardo mi teléfono celular en mi bolsillo y me levanto de la banca para comenzar a caminar hacia la salida.

- No sé, porque me deje convencer a venir.

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