Conviviendo con el jefe
Conviviendo con el jefe
Por: Mica A
1. Un nuevo comienzo

Todo aquel que viera la chica pelirroja parada en medio de la calle pensaría que había recibido una gran noticia por la forma en como brillaban sus ojos, pero si seguían su mirada descubrirían que el motivo de su alegría era esa casa que parecía estar abandonada desde hace algunos años.

Pero Sophia Miller no veía la pintura de la fachada desgastada, las hierbas crecidas y una de las ventanas del piso superior rota, ella veía esa casa como su oportunidad para dejar atrás todo el dolor causado por sus sueños rotos.

Era un lugar para sanar heridas, un nuevo punto de partida, no importaba lo todo lo negativo que pudieran decirle sobre la casa, ella lo transformaría en su hogar, ese lugar donde uno se siente protegido y en paz.

Entre medio de una planta junto a la puerta encontro una llave para poder acceder a la casa. En el momento que la tuvo en sus manos vino a su mente el recuerdo de su abuela materna María. A pesar del tiempo que hacia que no la veía, tenía un gran cariño por quien le había dado tanto calor maternal luego del accidente de sus padres cuando tenía 7 años.

La casa era la herencia que su abuela le había dejado tras su muerte. Le dolía profundamente la perdida, pero sabía sabía que su abuela jamás le perdonaría despreciar semejante gesto. Así se lo había hecho saber su tía luego de la visita al abogado, debía aceptar el regalo de su abuela y no permitir que el dolor le negara esta oportunidad. 

Luego de entrar y recorrer cada rincón de la propiedad, el brillo en sus ojos no había disminuido porque la casa se veía peor por fuera que por dentro. Las sábanas blancas ayudaron a conservar los muebles y cómo había sido habitada hasta hace pocos meses, no habían muchas reparaciones que realizar.

Después de una semana de haber llegado, Sophia estaba emocionada por el gran cambio que había experimentado la casa. Ya se podían notar pequeños detalles que en su conjunto hacían la diferencia.

Dedicarle horas al jardín resultó más divertido de lo que se imaginaba y dejar se marca en la habitación principal fue todo un desafío. Si bien al inicio el diseño fue idea de su abuela, ella pretendía que fuera su hogar y para ello debía estar reflejada en la casa.

Toda la mañan se dedicó a mover las cosas que no utilizaría, así como retratos y pertenencias de su abuela hacía el ático, ¡se merecía un descanso! 

Cuando estaba tomando un vaso de agua fría fue sorprendida por el ruido de la puerta. No tenía idea de quien podría ser, solo su tía y su mejor amiga sabían que ella estaba ahí, además de la empresa donde comenzaría a trabajar el lunes, pero era imposible que enviaran a alguien a su dirección.

Al abrir la puerta se encontro con un hombre en sus 30 vestido de forma muy formal. 

-Buenas tardes, ¿en que le puedo servir?

-Buenas tardes señorita, vengo a comprobar el estado de la propiedad, el dueño pronto vendrá a instalarse.

Sophia asumió que es hombre venía en representación del abogado y debía desconocer que era ella la propietaria. 

Le causo gracia el mal entendido. Con una leve sonrisa le respondio al sofisticado visitante:

-No se preocupe señor que la casa se encuentra habitable y la despensa esta llena. 

-Correcto señorita, le agradezco su amabilidad y le comunico que el propietario llegara el viernes. Que tenga un bonito día.

Conforme con la respuesta obtenida, el hombre se despidió.

l viernes por la tarde Sophia estaba preparándose para salir, quería dar una vuelta por la ciudad y ver el edificio donde comenzaría a trabajar el lunes. Su tía le había conseguido esa vacante gracias a una amiga que trabaja en la sección de recursos humanos.

Antes de llegar a casa y pese a su poca tolerancia al alcohol, había parada a comprar un vino, el hecho de no pensar en Alex desde que salió de la casa de su tía y haberse instalado completamente eran grandes motivos para celebrar.

Cuando llevaba bebida la mitad de la botella sentada en el sofá su mente ya era un completo caos. Lo primero que recordó fue la calidez de esos ojos café, la sensación de seguridad que brindaban sus abrazos, las películas acurrucados tomando helado.

Pero así de fácil también llego el día que le informaron que su abuela había fallecido. Estaba en el trabajo preparándose para salir a almorzar con las mismas compañeras de siempre cuando recibió la llamada. Era su tía que le pedía que fuera con Alex de inmediato porque debía comentarle algo muy importante. Intento llamarlo reiteradas veces pero nunca respondió el teléfono, así que decidió pasar por su casa que también usaba de estudio fotográfico.

Al llegar uso la llave que él le entrego hace 6 meses cuando llevaban un 1 año de relación, mientras que por mensaje le pedía a su tía que le adelantara información sobre el anuncio. No estaba para nada preparada para la escena que se desarrollaba frente a sus ojos y de la impresión dejo caer su teléfono llamando la atención de las personas que se encontraban allí.

Una rubia montaba a Alex de una forma desenfrenada, mientras que éste le tomaba del pelo y  gemía pidiendo más velocidad. Ambos dirigieron su mirada hacia la sorprendida Sophia que se encontraba parada sin mover un solo musculo. En cuanto el hombre pudo identificarla se apresuro a separarse de la mujer y colocarse los calzoncillos  para agarrar a su novia de los hombros y decirle que nada era lo que parecía.

Cuando pudo salir del estado de shock que se encontraba, con las lágrimas cayendo en cascada por sus mejillas, Sophia partió rumbo a la casa de su tía, no quería el tiempo con sus excusas. Lo siguiente fue la noticia del fallecimiento de su abuela, su tía no entendía por qué llegó llorando pero tenía que decirle.

Para cuando los recuerdos ya eran una tormenta dentro de la alcoholizada mujer, la puerta principal fue abierta dándole paso a un hombre vestido de traje cargando una péquela valija. En medio de su confusión Sophia asumió que estaba soñando despierta con Alex porque lo que empezó a arrojarle cosas que encontró cerca.

-Maldito animal sin sentimientos, eres un egoísta y egocéntrico que no piensa en nada más que en su propio beneficio. ¡Te mereces todo el mal del mundo Alex!

Erick no entendía porque había una mujer borracha en la antigua casa de su abuelo y que le tiraba objetos mientras lo insultaba.  Rápidamente llamo a su secretario Vicente mientras esquivaba los objetos lanzados por esa loca mujer.

Con ese tono de voz que tanto miedo le provoca a cualquiera de los empleados de su empresa le dijo:

-Tienes 10 minutos para regresar y explicarme porque tengo a una chica histérica en el living de la casa.

Sophia al ver la frialdad de sus ojos rápidamente se recupero y logro tranquilizarse, pero al darse cuenta de que había un desconocido en su sala de estar la único que pudo decir fue:

-¿Quién eres tú? 

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