Capítulo 4

Carolina Miller

Me sentí tan avergonzada y a la vez enfadada por lo que el señor Facussé me dijo, pero no le reclamé nada, dejé que ese mal comentario pasara desapercibido, ya que iba comenzando con mi pasantía y no me convenía hacer una rabieta por tal cosa además de que los nervios se apoderaron por completo de mí. 

Luego el señor Facussé me dijo las actividades que tenía que hacer y pues me puse manos a la obra.

Las horas pasaron lentamente pero al fin llegó mi hora de salida, me despedí de mi jefe y salí a tomar un taxi rumbo a casa, me hubiese ído caminando para ahorrar el poco dinero que tenía pero es que en realidad me sentía cansada y sin ganas de caminar.

Por suerte sólo estaría tres días a la semana con el señor arrogante, lunes, miércoles y viernes y sería solo por la tarde, así que me quedaba chance de trabajar en la tienda siempre por la mañana; gracias a Dios porque necesitaba el trabajo.

Llegué a mi departamento, ya eran las ocho y treinta de la noche, del cansancio que llevava y el hambre que el rugir de mi estomago me recordaba que no había ni siquiera almorzado por estar tan atrapada en el trabajo, me dispuse a preparar algo rápido pero suficiente para  poder saciar mi apetito y luego me dí un baño y me acosté a dormir.

Daba vuelta tras vuelta en la cama sin poder conciliar el sueño. El sexi de mi jefe no salía de mis pensamientos, no sé que me pasa con él pero desde que lo ví en su despacho sentí algo dentro de mí que jamás he sentido con otra persona que no haya sido con mi padre.

Pero es que él es tan prepotente que pareciera que me odia, cada vez que me asignaba un trabajo lo hacía con tono autoritario y serio como si yo fuese una empleada con experiencia en hacer tales cosas.

Siento que él lo hace solo por burlarse de mí, él cree que yo no voy a poder con todas las tareas que me asigna.

Pero se equivoca, porque a pesar de que no soy una experta como él cuando no entiendo algo lo consulto con el catedrático y le agradezco mucho porque me ha sido de gran ayuda.

La verdad me da miedo preguntarle a mi jefe cuando tengo una duda, porque es capaz de mandarme al infierno antes de tiempo, o bueno eso pienso yo. 

El martes trabajé todo el día en la tienda, luego fui a visitar a la señora Matilde a su casa, practicamente ella se ha convertido en mi madre ella me ha brindado el amor y cariño que mi propia mamá nunca me dió.

Estuve unas horas en su casa , Doña Matilde me preguntó como fue mi primer día en la empresa, le conté todo lo que me había pasado, a ella le tengo toda la confianza del mundo.

Le conté sobre mi jefe arrogante y ella solo sonrrió y se limitó a decir que en pocos días él cambiaría, que no me preocupara. Pero yo dudo que él cambie.

Clarita, como cariñosamente le digo a la nieta de Doña Matilde, me pidió que le hiciera un pastel de frutas por lo tanto me la llevé a la cocina y lo hicimos juntas, a ella le encanta estar en la cocina conmigo, yo adoro a esa niña ella es todo un amor.

Me despedí de ellas para irme a mi departamento, ellas me pidieron que me quedara, que hace tiempo no dormía en su casa pero yo les dije que al día siguiente tenía que ir a la tienda y luego a la empresa, entonces mejor me iba a mi departamento para continuar leyendo un documento relacionado con un caso que llevaríamos a cabo mañana en la empresa.

Es miércoles y hoy toca ver de nuevo a mi jefe sexi y prepotente, salgo de la tienda y voy por un almuerzo rápido ya que voy un poco atrasada y me toca tomar un taxi de nuevo.

Llego a la empresa, saludo al guardia y continúo mi camino hacia el despacho, solo llego a mi escritorio y me llama el jefe, voy a su oficina saludo y me dice que tome asiento, estoy agachada frente a su escritorio anotando unos pendientes que tenemos que hacer y que él me los está dictando.

Cuando levanto la mirada para preguntar algo, me percato de que él está ído observando mis pechos, bajo la mirada y me doy cuenta de que se me ha desabotonado un botón de mi blusa y se ve parte de uno de mis pechos.

Me pongo la mano apenada mientras me abotono, - lo siento - le digo, el no dice nada solo se limita a escribir algo en su computadora.

Yo siento la cara caliente y me imagino que estoy roja por la vergüenza, va a pensar el jefe que yo lo hice a proposito pero en realidad no me habia dado cuenta del bendito botón y él al parecer disfrutando la vista, pues no es por alagarme pero Dios me bendijo con unos pechos grandes y rellenitos. 

Hoy tendrá una reunión con el Señor Bacaro, según entendí quiere divorciarse de su esposa y quiere que este despacho lo represente y que si se gana este caso es una buena suma de dinero la que está en juego.

El señor Facussé me dijo que tendría que acompañarle, y pues bueno yo no estoy en posición de decir no a una orden emitida por el jefe, siempre y cuando se trate de trabajo o relacionado con mi pasantía aquí en su empresa.

Salimos de la empresa juntos y nos fuimos en su auto, uno muy bonito, yo como nunca he tenido un auto no conosco los modelos y tampoco es que me interese.

Yo iba de copiloto, me quería subir a la parte trasera pero él me dijo que aquí me subiera que no me iba a morder porque estuviera cerca de él.

Todo el camino fue silencioso, el único comentario que el hizo fue que odiaba manejar pero que hoy le había dado el día libre a su chofer por lo tanto no tenía otra alternativa.

Llegamos al restaurante del hotel donde se hospedaba el señor Bacaro, ya su asistente nos estaba esperando luego llamó al señor y a los pocos minutos bajó este.

Era un señor de baja estatura, fornido y un poco con barriga de embarazada ja ja ja ja lo sé soy mala... pero la verdad así se veía...

Llegó y saludo a mi jefe, luego preguntó que quien era la chica que lo acompañaba a lo que mi jefe respondió que soy su asistente.

El señor me tomó una mano a modo de saludo, la levantó y puso un beso sobre ella diciendo -  encantado de conocerla bella dama, me gustaría que tuvieramos una cita después de la reunión -  y me guiñó un ojo.

Yo me le quedé viendo seria, volteé a ver a mi jefe y él estaba serio también viendo al señor Bacaro, luego escuché que le dijo muy cerquita casi solo para que el señor Bacaro escuchara

- Más respeto señor,  porque esa bella dama como usted le llama es mi novia.

Yo me quedé helada cuando escuché lo que el dijo pensé...

¿Está celoso mi jefe? De lo contrario ¿porqué actuó así?

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