2. Jessie

Una luz naranja extremadamente fuerte iluminó todo el campo de entrenamiento, el chillido cada vez era más agudo, todos los que estábamos cerca nos pusimos en modo de defensa, cada uno convertido en un canino diez veces más grande que uno de tamaño promedio de la tierra.

El campo de entrenamiento estaba aislado de la ciudad de Brankus, supuse que por eso no se habían acercado los otros de otro tipo, solamente estábamos la jauría.

La luz se acercaba cada vez más rápido, pero no se notaba nada sólido por eso no sabíamos a quien o a que atacar, tanta fue nuestra confusión que aullamos en conjunto y corrimos hacia el interior de la luz, fuera lo que fuera estaba dentro de esa masa luminosa.

Cuando yo estaba ya dentro, mi vista solo veía naranja y más naranja, no podía ver a ningún lobo a mi alrededor, seguí corriendo a todas direcciones desorientado hasta que topé con algo y retrocedí del impacto. Aún así no distinguía nada, solo era algo parecido a una pared, la seguí golpeando pero todo fue inútil y el chillido ya no se escuchaba. Segundos despues todo se fue aclarando y comencé a ver a los demás, todos ya estábamos convertidos a nuestra forma humana, incluso yo y no sabía por qué.

—¿¡Están todos bien!? —preguntó el líder de la jauría, Ned —quien no se encuentre bien por favor levante su mano.

La levanté en seguida, no me había percatado que mi pierna estaba desangrándose, ni siquiera sé en qué momento me golpeé tan fuerte.

—¡Tengo una pierna herida! —grité.

—Los demás pueden irse a la ciudad o a sus respectivos mundos, luego hablaremos de esto —dijo Ned acercándose a mí mientras los demás se levantaban con rostros confundidos y cuerpos adoloridos.

—¿Qué demonios fue eso?

Suspiró —no te puedo decir,  Alexander.

—Eso quiere decir que sí sabes que fue eso —le dije mientras él curaba mi pierna con agua de la fuente Jadí.

—Soy el líder de la jauría... El alpha, tengo que saber este tipo de cosas.

—¿Sabías que vendría?

—Sabía que vendría algún día, pero jamás pensé que tan pronto.

—¿Por qué no nos puedes decir?¿Es algo muy malo?

—Es algo muy poderoso.

—¿Qué tanto?

—Casi tan poderoso como la diosa Sanarty.

Levanté las cejas sorprendido —¡Entonces nos podría haber matado! —dije levantándome ya completamente sano.

—Eso es imposible —dijo simplemente para empezar a caminar.

—¿Imposible? Dices que tiene casi el poder que tiene Sanarty —dije mientras lo seguía.

—Sí, tiene el mismo poder que Sanarty y también tiene la misma empatía por Brankus.

—No entiendo.

—Ella viene de otro lugar, ella seguramente entró por error o algo así... No sé.

—¿Ella?

—Sí, ella.

Fruncí el ceño —si es buena entonces ¿Por qué hizo ese terrible chillido?

—En realidad ella no se dio cuenta que emitía ese chillido. Incluso dudo que se haya dado cuenta que entró aquí.

—Déjate de rodeos, Ned, ¿Quién es ella?

Él paró en seco y volteó a verme —¿De verdad quieres saber?

—Pues... Sí —dije no muy seguro.

—Entonces entrena mucho y únete al escuadrón para combatir los tipo Toro, cuando estés listo lo sabrás —dijo antes de darme dos palmaditas en el hombro e irse.

Lo miré con molestia mientras se alejaba y me apresuré a abrir el portal con el único objeto semi filoso que encontré, una pequeña piedra.

—Hola mamá —dije saliendo del portal y llegando a la sala de mi casa.

—¿Cómo está el niño más lindo de todo el lugar? —preguntó ella acercándose a mí.

Rodé los ojos —¿Cuándo vas a dejar de tratarme como un cachorro? Ya no lo soy eh.

—Para mí siempre lo serás, eres mi pequeño aparte de que Louis ya no me hace caso para nada y ni siquiera pasa en casa.

—Hablando de él... ¿Dónde está? No lo vi en la pelea.

Se puso pálida —¿Pelea?¿Cuál pelea?¿¡Estás bien!? —dijo revisándome el cuerpo.

—Estoy bien mamá —la aparté suavemente —ni quiera fue una pelea... Fue... No sé.

—No entiendo.

—Habo una luz naranja y...

—No puede ser —me interrumpió —¡¿Les hizo algo?!

—Mmh... No ¿Por qué te alteras así?

—Eh... Yo... No puedo contarte.

Rodé los ojos —¿Tú también sales con eso? Mira que Ned no quiso contarme nada tampoco.

—Debes de estar en el escuadrón para saberlo.

—¿Pero tú cómo sabes? 

—Yo estuve en el escuadrón un tiempo, recuérdalo.

—¿Y te enfrentaste a esa cosa... Naranja?

—En realidad no, pero dicen que es muy poderosa.

—Lo sé —dije pensativo —creo que sí entraré en el escuadrón.

—¿Hablas en serio? —preguntó con una pequeña sonrisa.

—Sí... Necesito saber qué es esa cosa.

Ella frunció el ceño un poco confundida y yo subí a mi habitación, necesitaba saber más sobre esa luz. Busqué en un cajón de mi clóset y saqué un pequeño libro un poco polvoriento, incluso estornudé un par de veces.

Busqué por cada hoja del bendito libro y no encontré absolutamente nada. Pero en realidad no esperaba encontrar mucho, solamente era una simple guía para lobos principiantes. Guardé el libro y me puse una chamarra.

—¡Voy a salir! —le grité a mamá desde la puerta principal.

No esperé a que contestara y caminé por la calles de el planeta tierra, no es tan diferente a Brankus; de hecho según lo que leí en los libros sobre la historia de la humanidad, hace unos cien años este lugar era casi idéntico a cómo es Brankus actualmente.

Llegué a una joyería y compré tres anillos de oro, me los metí al bolsillo, salí y seguí caminando.

—¡Jessie! —grité al ver a la chica limpiando su jardín, ella me saludó con la mano.

—¿Cómo estás, Chander? —me preguntó una vez llegué hasta ella.

—Creo que bien... Oye ¡Te traje algo!

—¿Qué cosa?

—Toma —dije dándole los tres anillos de oro y poniéndolos en su mano.

—¡Gracias, Chan! —expresó antes de comerse de una vez los tres anillos —.Aquí es muy difícil encontrar metales.

—Ya lo sé... ¿No has podido ir a Brankus? —pregunté preocupado.

—En realidad no, se supone que los felinos podemos abrir el portal dibujando una estrella en el suelo pero mira, ya lo he hecho unas cien veces y nada —me dijo mientras señalaba una esquina del patio con muchas marcas —soy tipo leopardo, no sé que sucede.

—¿Ya intentaste en el parque?

—Sí, también alrededor de la casa y en cualquier lugar donde haya tierra libre y nada. No sé por qué nos mandaron a este lugar.

—¿Ya intentaste sobre el pavimento?

—Sí, lo intenté. Pero eso no tiene sentido, el reglamento dice que la estrella debe marcarse y en el pavimento no pasa.

—¿Y intentaste en el lo...

—¡Ya intenté todo, Alex! —me interrumpió —no volveré a Brankus jamás —dijo caminando al interior de su casa mientras yo la seguía.

—Pero necesitas practicar para entrar al escuadrón, eres una de las elegidas.

—Ya lo sé y eso es lo que más me duele, he entrenado mucho para entrar —dijo caminando de un lado a otro.

—¿Y si intentamos que entres por un portal canino?

—¿Sabes lo peligroso que es eso?

—Sí pero... No te puedes quedar aquí por siempre. Intentaré hablar con Sanarty.

—No sé si Sanarty quiera escucharte. A veces olvidas que es a diosa Sanarty.

—Lo sé, pero ella siempre ha estado para todos en todo momento.

—No creo que me pueda ayudar.

—¡¿Por qué siempre tienes que ser tan pesimista!?

—Soy realista.

—¿Realista? Te intento dar soluciones y siempre sales con lo negativo.

—¡Está bien! Abre el maldito portal intentaré pasar —dijo arta.

Tragué saliva y suspiré —Perdón... Yo sé que es riesgoso, sino quieres hacerlo...

—Abre el maldito portal —habló entre dientes.

—Pásame un cuchillo.

Ella caminó hasta la cocina a buscar uno y me lo entregó. Hice un corte horizontal y lo crucé con uno vertical. El portal se abrió.

—Espero no arrepentirme de esto —dijo acercándose.

—Tampoco yo. Vamos.

Cuando iba a entrar el portal se cerró de golpe.

—¿Qué sucedió?

—¡Oh, sí, sí! Solo dura 10 segundos abierto —dije —nos tardamos mucho, lo haré de nuevo.

—¡Entremos! —dijo ella una vez que hice la cruz en el aire.

Entramos en seguida y yo llegué a Brankus pero Jessie no.

—¡Jessie! ¡Jessie! —grité desesperadamente.

Abrí un nuevo portal para ir a casa de la chica y entré en seguida.

—¡Jessie!¡Jessie! —gritaba por toda la casa buscándola. No estaba.

—Alexander... Me duele mucho —escuché su voz casi en un susurro.

Corrí lo más rápido que pude hacia el lugar de donde provenía su voz, entré en una habitación y mis ojos casi se salen de sus cuencas al ver esa luz naranja nuevamente...

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