Capítulo 1

Emma.

En dos días cumpliré la mayoría de edad de un vampiro adulto —100 años—. Siempre que un vampiro llega a esa edad la tradición es hacer una gran fiesta invitando a todo el pueblo de Transilvania. Y ahora Luke me está preparando una fiesta en el gran salón del castillo, no me siento por contenta por ello.

Desde que tenía 5 años he odiado a Luke y siempre he cumplido mi promesa que le juré a Van —odiar al rey—. Además el vampiro ya sabe que no me agrada para nada ya que ya no ha hecho el esfuerzo de acercarse a mi desde que cumplí los 10 años de edad.

Hace 50 años mi padre me mencionó que mi vida ya estaba decidida, me había comprometido con el rey de los vampiros sin tomar mi decisión. Así que la promesa que había hecho cuando era una niña no la iba a romper por una boda. Ya que Luke ahora también compartía mi mismo odio.

Hablando del vampiro supremo, la mayoría del pueblo se que lo siguen porque impone miedo y orden en la villa, sin mencionar que es descendiente de la criatura más antigua —Drácula—. Por esos aspectos él piensa que puede tenerme a su lado sin doblegarme , aunque no es así. No puedo olvidar el detalle de que sigue llevando a inocentes humanos al calabozo torturándolos hasta matarlos, no soy capaz de detenerlo por el miedo que tengo hacia esa persona.

Esta noche habría un discurso en el castillo de Luke para hablar acerca de un tema del que no estoy informada muy bien, pero Van dice que no es algo importante, así que no debo de preocuparme mucho. Aunque al rey se le ve bastante nervioso en estos momentos. Debo de estar a su lado ya que pronto seré la reina de la villa donde me odian todos sus habitantes.

Desde hace años Luke y mi padre se han dado cuenta de que hablo con Van a escondidas de ellos, pero para mi suerte ellos piensan que es mi amigo imaginario, así que no había de que preocuparse.

Ahora estaba a lado de Van caminando por las praderas que daban a la manada HoneyMoon. A pesar de los años, el césped seguía verde como los arbustos, los animales prevalencia como la flora y fauna, sin mencionar que el cielo se mantenía azul como el agua pura.

Desde que conozco a Anthony me he juntado con él cada día que puedo. Al parecer es la única persona que disfruta de mi compañía, ya que mi padre siempre me ha visto con un poco de desagrado y Luke siempre ha estado ocupado con su trabajo de rey. Además tiene tanta importancia como mi protector, es el Alpha de la manada HoneyMoon.

Quiero saber si Anthony va a ir a la junta que Luke está planeando, ya que si él no va, me sentiré muy sola. No ha habido ninguna junta en la que no me sienta excluida por ser mitad humana.

—¿De qué se va a hablar en la junta Van? —pregunté mientras caminaba por los pastizales.

—No lo sé, han habido muertes de humanos cerca de la frontera, tal vez sea acerca de ese tema —contestó.

Van tenía la gran habilidad de decirme que ocurría en la villa, me decía el pasado, presente y futuro de cada acción que hacía. Además ese hombre me ha contado miles de secretos acerca de Luke o de cualquier vampiro que se acerque a mi. A veces es muy útil esa información, pero son muchos datos para mi.

—¿Ya te he explicado lo que son los mates? —preguntó Van.

—Si, ¿Por qué? —cuestioné.

—Porque esa será la solución para que rompas tu compromiso con Luke —sonrió un poco.

—¿De qué hablas? —lo miré extrañada

—En unos días lo entenderás —murmuró dándome un beso en mi cabellera.

Ambos nos dirigimos al bosque en donde me iba a ver con Anthony para ir a cazar venado —era época de caza-, y siempre hago estás actividades con el hombre lobo. Luke o mi padre nunca tienen tiempo para dedicármelo, no quiero sus atención todo el tiempo, pero me gustaría no sentirme sola al estar con ellos.

Llegamos al bosque pasando las praderas de la manada y pude ver que el cielo seguía azul pastel encima de mi cabeza, la brisa soplaba mis rizos rubios y a lo lejos pude ver al lobo más grande de la villa de Transilvania esperándome acostado en el césped verde. Van desapareció de mi lado como siempre para que yo pudiera acercarme a mi amigo son pendiente.

Mis piernas corrieron hacia dirección de Anthony, amaba estar á su lado ya que siempre me hacia sentir como si no importara el mundo en el que vivimos. Es tan puro y noble que no pertenecía a este mundo. Elisa, era la beta de la manada —la segunda al mando—, es una mujer que aparenta tener 30 años, pero en realidad tiene 150 años de vida. Era tan gentil conmigo que la empezaba a ver más como una madre que como una amiga.

Al llegar a lado del lobo café lo abracé como siempre lo hacia. Hizo una reverencia para que yo pudiera subirme a su lomo sin que me lastimara, con sus colmillos tomó una mochila azul algo pequeña en donde siempre guardaba su ropa al momento de transformarse. Después de ello el licántropo empezó a correr velozmente para poder cazar el venado que tanto queremos.

Después de unos segundos, pude ver detrás de un árbol antiguo de tronco grueso un venado maduro comiendo algo de comida que se encontraba en el pasto. Hice que Anthony se detuviera y señalé con mucho silencio la criatura seleccionada.

Me bajé del lomo del lobo para que el se apresurara a cazar al venado, no sin antes dejar la mochila. Nunca me gustaba ver como Anthony mataba a un animal, pero es una diversión para nosotros aunque estoy consciente de que somos algo crueles con esas criaturas que no tienen la culpa.

Anthony se acercó a mi con el venado en su boca para después dejarla enfrente mío. El lobo comenzó a comer tranquilamente como si fuera lo más normal que ha hecho. Yo por mi parte acariciaba el pelaje café del licántropo haciendo que mis manos se calentaran un poco.

Después de unos minutos el lobo terminó de comer y tomó la mochila que estaba en el suelo a lado mío para ir detrás de uno de los árboles más grandes. Se que se iba a transformar, ya que está no es la primer vez que hacemos esto.

Pocos segundos tarde, Anthony salió en su forma humana, con un pantalón de mezclilla, una playera simple de color rojo con unos zapatos deportivos. Él siempre se me ha hecho un hombre muy guapo, aparenta tener 25 años, pero en realidad tiene más de 200 años. Se que entre el lobo y yo no puede pasar nada, ya que él debe de encontrar a su mate y yo estoy comprometida con Luke.

Anthony se acercó a mi y se sentó a lado mío en el tranco en donde estaba sentada. Sus ojos cafés hacían que me perdiera en él, su sonrisa hacia que me atrajera de alguna forma u otra.

—Te extrañe —besó mi mejilla.

—Pero si ayer nos vimos —reí acostándome en su hombro.

—No importa —me sonrió.

El tiempo pasaba como si fueran segundos, pero en realidad eran horas las que pasábamos juntos. Teníamos el mundo ante nosotros, aquí en el bosque podía vivir sin temor y con una gran paz. Me encantaba estar en la aldea de los licántropos y no lo cambiaría por nada.

Podía ver que el atardecer se estaba poniendo. Nunca había visto el sol de cerca, no porque me quemara como a la mayoría de los vampiros, sino que no estoy acostumbrada a estar cerca de esa estrella natural que cuando este debajo de sus rayos me podría dañar, ya que en la villa nunca a reinado el la luz. Anthony dice que cuando haya un poco de bondad y felicidad en el reinado todo podría cambiar. Siendo Luke el rey no creo que eso llegase a pasar.

—¿Irás a la junta de hoy? —pregunté comiendo una cereza que Anthony recolectó para mi.

—Soy el Alpha, tengo que ir —me miró con una sonrisa.

—No quiero estar sola —susurré.

Los hombres lobos y los vampiros teníamos un acuerdo de paz, ambos reinados vivimos al mando de Luke. Según tengo entendido que las dos especies se juntaron para poder vencer una enfermedad que existió hace 100 años que fue muy devastadora, desde ese momento se unieron.

—Sabes que te he propuesto miles de veces que te vengas a vivir conmigo, no tendrías que pasar el infierno de tu casa —me tomó de la mano.

—Sabemos que Luke nunca lo permitiría, además no quiero que tengas problemas con ese sujeto —sonreí.

—No me importa, podría enfrentar a ese vampiro si es por ti.

¿Cómo no caer ante sus pies? Es tan gentil conmigo que no le importa enfrentarse a Luke, el hombre más frío, cruel y sin sentimientos del mundo, aunque se que es muy poco probable que tenga una oportunidad con él.

—Te quiero Anthony —sonrió.

—No sabes el cariño que te tengo Emma, por ti soy capaz de matar a ese vampiro sólo para que fueras feliz —besó mi mejilla.

—Gracias Anthony —acaricié su mejilla—. Me tengo que ir, Luke y mi padre deben de estar esperando por mi —bufé.

—Podrías ir a mi casa y te llevaría en la noche, no quiero que te vayas todavía —me abrazó.

—Me encantaría, pero sabes como son mi padre y el rey, no le permitirían —hice una mueca.

—Déjame acompañarte por lo menos —suplicó.

—Iré caminando Anthony, nada me pasará —reí.

—Sabes que sólo quiero tu bien pequeña —desordenó mi cabello.

Reí ante su comentario.

Luke y Anthony desde que se conocen no se han agradado para nada, cada vez que se miran se puede sentir las miradas de odio entre ellos dos haciendo que uno se sienta incómodo por ello. No entiendo la razón de sus conflictos, pero se que ni uno quiere ver al otro.

Le di un beso en la mejilla de Anthony como forma de despedida para después levantarme del tronco en donde estábamos sentados para tomar mi camino.

No me gustaba caminar sola y mucho menos cuando está a punto de anochecer, pero no quería que Anthony viera a Luke, no quiero más peleas entre ellos. Se que la villa es muy aterradora por los vampiros que lo habitan, ya que es evitar miradas de desagrado junto con comentarios de desagrado.

(...)

Al llegar con un poco de frio al tenebroso castillo entré por la entrada principal con velocidad. Necesitaba darme prisa ya que el rey es muy estricto con los horarios de comida y ahora he llegado 50 minutos tarde de la hora estipulada.

Cerré la gran puerta de madera provocando un poco de ruido. Corrí por los pasillos llenos de luz gracias a las antorchas. Luke nunca ha permitido la luz eléctrica que los humanos han inventado, no se el motivo pero se de su existencia gracias a Van.

Al llegar al comedor principal, se podía observar la enorme mesa de madera pura que lo adornaba. Ahí se ubican mi padre y Luke sentados en sus respectivos lugares como siempre, los montones de comida encima de la mesa. Caminé con la cabeza agachada hasta llegar a mi asiento —enfrente del rey y a lado de mi padre—. Quería evitar la mirada de los dos hombres que estaban presentes.

Lo primero que hice fue tomar un plato para después comenzar a escoger el alimento que iba a comer, pero mientras lo hacia la mirada de Luke estaba encima de mi.

—¿En donde estabas? —preguntó Luke mirándome.

—En el bosque —respondí con naturaleza.

—¿Con quién? —cuestionó.

—¿Por qué te interesa? —espeté molesta.

—A mi no me vas a levantar la voz, te quedas sin comer, no somos tus perros para esperarte a la hora que quieras comer —exclamó molestó—. Llegaste una hora tarde, te esperamos 5 minutos Emma, así que no tienes derecho de comer.

—¡Es injusto! —chillé.

—Injusto es que mi comida se enfríe por esperarte —dijo frío.

—Emma a tu cuarto —ordenó mi padre.

Me levanté de la silla de madera aventando los cubiertos sobre la mesa ganándome las miradas del rubio y de mi padre para después caminar fuera del comedor.

Es lo que odio de estos dias.

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