Capítulo 34: Criminal.

Dos años atrás.

Estoy mirando el techo de mi celda. Llevo ya seis meses aquí. 

Carisma... gonorrea. Sabía que me ibas a vender pendejo. Hiciste precisamente lo que quería, por eso te envié los planos y mi hubicación Carismita de mi alma. 

Lo que tú no te esperabas es que mientras estabas disfrutando de tu fiestecita de cumpleaños en Las Bahamas mis hombres llenaban de bombitas tu territorio. Igual yo, disfruté mucho tu fiestecita.

Lo sé, soy brillante.

- Niño. Ya es tu hora. Puedes salir.

Es mi hora de salir al patio de la prisión. Se acercan a mí los pendejos de la pandillita. Ellos me dan cigarros y yo les cuido el culo de las otras pandillas. Estoy recostado en la pared de la carpintería, en la parte que da al patio. Estoy vigilando que nadie venga fumando en silencio.

- Niño, dame uno.

Se acerca Samuel. Le doy un cigarro.

Él llegó ayer. Sólo falta que llegue Victor y nos largamos de aquí. Debe estar por llegar.

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