Capítulo 8

Escucho los gritos de las chicas, sé que hoy es es su viaje. María grita sin parar mientras Helen maldice Dios sabes qué. A la única que no escucho es a Hyo.

Me levanto de mi cama y me veo al espejo, en mi cara se nota el desastre que soy; tengo orejas como panda, mi moño de pelo está más pa'llá que pa'cá, mi t-shirt está lleno de hoyos, mis bragas...mejor ni hablar; se han desgastado con el tiempo, tengo una sola media, no sé dónde está la otra...

Voy caminando hacia la cocina y cuando Hyo me ve hace una mueca de asco, María finge cantar bonito y Helen solo me mira y niega con la cabeza.

-¡Dios, Lucía! ¿Qué te pasó ? –Pregunta Helen-.

-¿Acaso no es obvio? Se fue de rumba y no le dijo a nadie. –Soltó Hyo entrándose una cucharada de avena a la boca-.

-Podrías por lo menos habernos dicho, de seguro que te ayudábamos a tomar. –Dice María poniendo su cara de indignación-.

-Yo se los iba a decir...

-¡¡Como no!! Seguro se fue con el vagabundo al que siempre le da dinero...como gana tanto.

-¡¿Se podrían callar las tres?! Sólo llegue al supermercado de la esquina.

-Menos mal que fue al súper porque hasta aquí apestas a alcohol. ¿Acaso no te cepillaste los dientes? –Ruedo los ojos-. Deberían largarse de una vez por todas.

-Camila ,te tengo un trabajo,  –Dice Helen dándome una sonrisa-. La paga es buena, no necesitas documentación, son amigos míos. –Guiñándome el ojo dice-.

-¿De qué trata?

-Es en el periódico, algo así como la asistente de un amigo. Irás con él a averiguar de noticias y todo... ¿Te interesa? 

–Me levanto de la mesa del y voy a abordar a Helen-.

-¡Claro que lo acepto! ¡¿Sabes que te amo y que eres mi favorita?!

-¿Qué m****a? ¡Eres una jodida traicionera! –Soltó María-.

-María, tú y yo no la necesitamos, déjala, que sea una mala amiga con el témpano que tenemos. –Dijo Hyo-.

-Chicas, ¡ustedes saben que no puedo vivir sin ustedes!

–Terminamos de desayunar entre bromas. Las chicas se despidieron de mí y le prometí a Helen que ese mismo día iría a donde su amigo Lucas-.

Salgo del apartamento y me encuentro con Hades y Sebastián en el pasillo

-"Chica helado" ¿Cómo estás? –Pregunta Sebastián con esa sonrisa y mirada que desarma a cualquiera-.

-Hola, bien. ¿Y ustedes? Pero, por favor, llámame Lucía.

-Está bien, la broma del helado será sólo para nosotros dos.

–Escuchamos cómo Hades se aclara la garganta y mira directamente a su hermano-.

-¿Nos vamos Sebastián o te falta mucho por hablar? Porque sabes que no tengo tu tiempo. –Hades abre la puerta de su apartamento y entra-.

-Lo siento, mi hermano es un tanto...

-¿Raro, siniestro? –Terminó la palabra por -Sebastián-. No te preocupes además ya me iba.

...

Entro al edificio, donde están ubicadas las oficinas del periódico, la secretaria me atiende muy simpática.

-Buenos días, ¿en qué podemos ayudarle?

-¡Hola, buenos días! Busco la oficina del señor Diaz, Lucas Diaz.

-Perfecto, ¿quién lo busca?

-Lucia Mendoza.

–La secretaria llama por teléfono y me dedica una sonrisa, después de hablar por un minuto me dice-.

Puedes subir; su oficina está en el décimo piso entre redacción y fotografía, es todo un desorden ese piso-.

Pulso el botón del ascensor, cuando entro hay varia personas, todos se ven apurados y marcando sus teléfonos, una chica lleva varios cafés en una bolsa.

Cuando llego al décimo piso salgo del ascensor; la gente corre por aquí y por allá, se escuchan máquinas de escribir, y ese olor tan peculiar y delicioso a libro nuevo inunda el ambiente. Mi sonrisa se agranda, voy caminando a la única oficina que veo entre de "redacción y fotografía", toco la puerta y espero a que respondan, se escucha un -"Adelante. Pase" y abro la puerta.

-Hola, haz de ser Lucía, siéntate por favor. Soy Lucas, pero eso Helen ya te lo dijo, ¿no?

–Lucas es rubio, tiene cierto parecido a Helen, sobre todo en sus ojos, somos del mismo color y se nota que le dedica tiempo al gimnasio, su rostro está cubierto por unas cuantas pecas y tiene una sonrisa angelical.

-Hola Lucas, Helen sólo me dijo que te viniera a ver, que trabajaría contigo.

-Sí, efectivamente necesito una asistente para que vaya conmigo a escenas de crímenes y reportajes. —Helen me comentó que eres una excelente traductora, no sólo hablando, sino también escribiendo. Sabes que la modernización ha llevado al mundo muy lejos. Entonces, nos puedes ayudar a escribir en la página oficial del periódico; así podremos llegar a más gente, y descuida, no te haré firmar ningún contrato. Helen me lo advirtió y que sólo te pagará en efectivo. ¿Qué te parece, aceptas?

-Por supuesto, ¿dónde firmo y pongo mi huella de sangre ? –Lucas rió-.

-¡Genial! ¿Cuándo puedes comenzar?

-Por mí, hoy mismo.

-¡Perfecto! No se diga más. Lo que sí necesito es que pases por administración; te tomarán una foto para tu carnet y pase a las oficinas.

-Por mí no hay problema.

Salgo a Administración, me dijeron que tenía que esperar para registrarme en el sistema. Después de terminar volví a la oficina de Lucas, él estaba en la puerta de la oficina esperándome para salir a cubrir una noticia.

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