Capítulo 5

Escucho un celular sonar, juro por Dios que mataré a quien sea que esté llamando...

-Scheiße, wer zum Teufel ruft zu diesem Zeitpunkt. –Soltó la alemana-.

-정말이 똥 시간이라고 불러야하기 때문에?

-¿Podría alguien callar ese teléfono? Y ustedes dejen de hablar en sus  idiomas . –Grito mientras intento ver la hora. Me froto los ojos y no lo puedo creer; son las 6:30 a.m. ¡¿Qué carajos?!

-¡¡¡María!!! –Gritamos las tres al mismo tiempo-.

-이봐, 우리는 어디 있고 왜 아직도 술에 취해있는거야?

-¡Si vas hablar coreano intenta que no esté borracha. -Estamos en un hotel por que ayer era...¡Mierda el funeral! ¡¡María!!

Una hora después estamos todas delante de la casa de la madre de María con lentes de sol y con el estómago rugiendo como una fiera. Cuando entramos todavía no había llegado nadie, escuchamos la voz de Mercedes y caminamos hasta la cocina.

-¿Es en serio María? ¿Es el funeral de tu madre y tu vas a emborrachar, y divertir como si lo estuvieses celebrando?

-Mercedes, éste no es el momento, tengo un fuerte dolor de cabeza y me siento como m****a y te recuerdo que me debes respeto como tu hermana mayor y, para acordarte, hago lo que me dé la gana con mi vida

-Sí, pero podrías respetar por lo menos que ella era tu madre.

En este momento María está roja del enojo, no sé si es por el alcohol que aún corre por mis venas, pero le veo hasta salir humo de las orejas.

-¿"Respetar a mi madre", dices? ¡¿Se te olvidó que esa señora me abandonó, también abandonó a tu padre, cómo si nosotros hubiéramos sido m****a y nos separó de ti?! –Dijo lanzaba un vaso al suelo mostrando descontento-.

-Ella se arrepintió y te buscó, prometió pagar tus estudios en la universidad, pero le dejaste muy claro que no querías nada de ella, le rechazaste completamente... Tuve que lidiar con la m****a de mamá por dos malditos años. –Mientras Mercedes gritaba-.

De pronto escucho la risa llena de dolor y odio de María.

-¿Y quién crees que limpio toda la m****a de papá? Porque no recuerdo siquiera que fuiste a su maldito funeral y esa generosidad de la que hablas de la señora fue la bajeza más grande que una madre le pudo hacer a su hija. Me fue a pedir que del dinero que mi papá ahorró para nosotras; retirara una parte para mis estudios en la universidad y lo demás te lo diera todo a ti. ¿Me hablas de que "aguantaste la m****a de esa señora por dos años"? Pero, ¿dónde estabas tú en esos dos meses que limpié el vómito de papá o cuando él despertaba y gritaba a mitad de la noche con pesadillas; llamaba a mamá o a ti y pedía que regresaran. ¿Dónde estabas cuando tuvimos que internarlo, o, dónde estabas cuando papá murió con una foto de nosotras dos de pequeñas? ¿Me vienes tú hablar de "cuidados" cuando ni a su maldito funeral fuiste? ¡Hipócrita serás! Pero mírame; aquí estoy yo en el funeral de la señora que me lo quitó todo, la causa de terminar huérfana de padre y de hermana.

Todos lo que estamos en la casa observamos cómo las dos hermanas se miran sin decir nada. María está luchando por contener sus lágrimas.

-Sé que nuestra madre tuvo mucho defectos, pero estoy muy segura de que ella te amaba y se arrepentía de lo que pasó y sí fui al "maldito funeral de papá", pero no tuve el valor de entrar y enfrentar a mi hermana que estaba lidiando con toda esa m****a sola, así que huí como una cobarde. Le rogué a mamá que me dejara ir contigo, que no quería vivir en esta maldita casa y jugar a la familia jodidamente perfecta, pero, ¿sabes cuál fue su respuesta? Que no era hija de papá, que mi padre realmente era ese hombre, el que nos fue a buscar. ¿Sabes cómo me sentí después de eso? ¡Y estaba sola, sin nadie que me consolara!

Después de unos minutos de tragar la amarga noticia que le había confesado su hermana , María le dijo:

-Mercedes, esto es algo que tenemos que hablar tú y yo, ya las personas están llegando, veo algunos vehículos en la entrada y lo último que quiero es que se enteren de los sucios secretos de tu madre.

La morena se secó las lágrimas y respiro profundo, Mercedes  se quedó delante de la estufa sosteniendo una taza de café.

...

Nos encontrábamos en la iglesia, mientras le daban el último adiós a la señora a la cual todavía no me sé el nombre. María, Mercedes y dos tipos estaban parados frente al ataúd, y un señor con un bastón hizo su entrada acompañado de una mujer rubia con un vestido rojo ceñido a su cuerpo que nos pasaron por el lado, se notaba que la mujer estaba feliz.

Después que el padre terminó la pequeña misa, nos dirigimos al patio trasero de la iglesia donde estaba el cementerio. Todos llevamos chaquetas y sombrillas, el frío del invierno amenazaba con congelar todo a su paso. Estaba parada a la derecha de María y Helen a su izquierda, Hyo estaba al lado mío quejándose del frío.

Mientras bajaban el ataúd para ser enterrado, la mujer del vestido rojo se acercó y puso una rosa roja encima de la tapa del ataúd, se acercó a María y le murmuró algo - "El Karma hizo justicia ". Por el rabillo de mis ojos vi cómo Mercedes apretaba los puños y María estaba haciendo lo mismo, la única diferencia es que estaba estrangulando mi mano, apretó tan duro que solté un quejido, las personas a nuestro alrededor pensaban que yo lloraba.

Cuando terminó el entierro y estábamos en la casa de la difunta madre de María, la mujer del vestido rojo volvió aparecer con el hombre del bastón. En ese momento María le soltó una cachetada a la mujer que le voltio la cara. Todos hicimos silencio y nos quedamos mirando la escena digna de película.

Pero, ¿quién te crees, maldita ? –Soltó la rubia del vestido rojo a María mientras levantaba la mano para darle una cachetada devuelta, pero Mercedes le agarró la mano-.

-Tía, pero, ¿qué te trae por aquí, el dinero se te acabó?

-¡Silencio! No deberíamos hablar las cosas de la familia delante de extraños. –Dijo el hombre del bastón mirando en dirección donde estábamos nosotras, entendimos el mensaje y salimos de esa casa-.

-Pero, ¿qué fue todo eso? –Dijo Hyo-.

-Ya veo por qué María nunca había hablado de su familia. –Dijo Helen mientras caminábamos-.

-Oigan, pero es que ni un drama de la Rosa de Guadalupe, joder esa cachetada que María le soltó la debí de grabar.

-¿Por qué no me sorprende que Camila diga algo así? –Me reprocha Helen-.

-Por lo menos es la bromista de nosotras, porque yo no sabía qué decir, ¡wow, la cachetada le volteó la cara! ¿Vieron esa m****a? –Decía la coreana mientras se mordía el labio-.

-Oye, Iceberg, ¿acaso no tienes frío? Digo, sé que eres hielo puro, pero me estoy congelando, ¡joder!

-Voy por el coche, espérenme aquí.

-Voy contigo Helen. ¿Vienes Camila?

-Las esperaré aquí.

Mientras se alejaban a buscar el carro, escuché pasos acercándose y me asusté un poco, estoy en el medio de la nada, sólo kilómetros de bosque me rodean y la casa de la difunta madre de María a lo lejos, mis ojos se dirigieron hacia el lugar de donde provenía el sonido y lo que mis ojos vieron no lo podían creer; ¿Qué carajos hace la pelirroja aquí?

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