Capítulo 4

Helen iba conduciendo, Hyo de co-piloto y María y yo en la parte de atrás del carro. Al principio no iba a ir, me asustaba ir porque tendríamos que viajar a Valencia, el pueblo Natal de la madre de María. Las chicas prepararon todo, ni siquiera dormimos mientras Helen ubicaba un hotel en el cual hospedarnos; Hyo hablaba con Mercedes, la hermana de María, para saber cómo llegar, , yo hacía las maletas y preparaba algo de sopa para tener algo caliente en el estómago que cayese bien.

Se supone que iríamos en avión hasta que nos acordamos que soy una miserable indocumentada, yo me quedaría, maldije un millón de veces mi situación y no poder acompañar a María en esta tan amarga etapa en su vida, pero luego las chicas decidieron ir en carro y así podríamos viajar las cuatros sin problemas.

Y aquí estamos, en el carro con un silencio sepulcral mientras la lluvia cae y el paisaje se ve muerto por el invierno. Casi cuatro horas de viaje hasta que por fin llegamos a la entrada de la casa de la difunta madre de María. Nos bajamos del coche, el frío azotaba mi cuerpo, las cuatro caminamos hacia la entrada y María se para de golpe, en su rostro veo indecisión de si entrar o salir corriendo, le tomo la mano y hago que me mire.

-María, sabes que no estás sola, ¿verdad? Aquí estamos, no somos el mejor grupo de amigas, pero estamos aquí para ti. ¡No lo olvides!

-María, escucha, si no quieres entrar, no entrarás, nos iremos de aquí y volveremos a casa, sólo tienes que decirlo. –Dijo la coreana a María-.

-Escucha, tienes que entrar a esa casa y si quieres escupir al hijo de perra del hombre que te robó a tu madre cuenta conmigo, si quieres mear el ataúd de tu madre y subirte a bailar algún tipo de danza macabra, cuenta conmigo, o si sólo quieres llorar y despedirte de ella, también puedes contar conmigo. Te aseguro que después que salgamos de aquí terminaremos borrachas en algún bar de este pueblo y cuando recuerdes este día sólo recordarás la puta borrachera que te diste.

–Hyo y yo abrimos los ojos como platos mientras mirábamos a la alemana, bendito el día que quiso sacar la amorosa fiera que lleva dentro. María explota de la risa, las tres la miramos mientras ella se carcajea y seca unas cuantas lágrimas de su rostro-.

-Pero, ¿qué coños? ¡No sé qué haría sin ustedes tres! Pero debo admitirlo; Helen, todas tus propuestas me encantaron. ¡Vamos! Es hora de entrar.

–Las tres seguimos a una María asustada, no sabemos qué sucederá-.

Dentro de la casa nos recibe una peli negra con ojos verdes. Se acerca a María y la abraza mientras llora, por el color de ojos y unos cuantos rasgos, diría que es Mercedes. María le da un abrazo mientras su hermana sigue llorando aferrándose a las mangas de su vestido, las chicas y yo nos quedamos detrás de María mientras ella camina hacia el ataúd de su madre, mira a Helen con una sonrisa y las tres tragamos con dificultad.

-M****a, ¿están listas para huir de aquí cuando María haga alguna de las ideas que le dio la señorita "Haz pipí encima del ataúd"? –Digo bajito, sólo para que las chicas me escuchen-.

-Cálmate, fue una broma, sólo para darle ánimos...María no haría algo así.

-Helen, me gustaría decir que tienes razón, pero al parecer se te olvidó que hablamos de la chica que salió corriendo desnuda por todo el campo universitario jugando "Reto o Verdad", ¿recuerdas?

-¡Ouh, m****a! Se me había olvidado eso.

–En ese momento alguien detrás de nosotras se aclara la garganta y nos manda a callar, las tres miramos al hombre que está detrás y con la cabeza pedimos disculpa mientras nos acercamos a María temerosas de que hiciera algo, pero María sólo está frente al ataúd, sin decir nada, sin ninguna expresión. Cuando nos ve nos susurra: "Espero que la borrachera sea por dos días, porque mañana es el día de entierro".

Las cuatro estallamos en una carcajada llamando la atención de todo el mundo a nuestro alrededor. Un señor se nos acerca  y cuando llega a nosotros le reprocha a María exigiendo más discreción.

Las cuatro salimos de la casa y nos sentamos en el porche  a mirar el atardecer en silencio hasta que María habla-.

-¡Bien, merezco mi borrachera! Hora de irnos de esta casa, mañana será un día largo.

–María se para de la silla, vuelve y entra a la casa, se despide de su hermana y las cuatro salimos-.

...

-María, debes de estar mintiendo. ¡En este pueblo debe haber algún lugar abierto para consumir alcohol! –Dice Hyo tirándose en la cama y soltando un bufido-.

-Parece que no entiendes que nunca vine a este lugar.

-Ya, pero tu hermana comentó que tu padre también era de valencia, entonces si te criaste con tus padres, ¿me puedes decir dónde carajos fue exactamente? –Dice la alemana mientras rueda sus fríos ojos-.

-María, primera vez que salgo en años de Barcelona, ¿y nos quedaremos aquí? ¡menuda salida la mía!

-¿De casualidad recuerdan ustedes tres que estamos aquí por el funeral de mi madre?

-Cuando Helen te dio esas ideas locas no vi que dijeras eso o cuando propusiste que la borrachera sería de dos días. –Bufo mientras miro el techo de la habitación el hotel-.

-¡Está bien! Pónganse algo cómodo, las llevaré a un bar cercano. –La coreana se levanta de golpe y ve a la morena con enojo-.

-¿"Algo cómodo"? Si sólo trajimos esto, algo para el funeral y la pijama. ¡A la m****a! ¡Póngase los zapatos. Nos vamos!

Las cuatro salimos del hotel y veinte minutos después llegamos a un bar lleno de gente. Es sorprendente cómo un martes un bar a la 1am puede estar así de repleto. Todos conocen a María, bueno la mayoría, la saludan, le dan el pésame, otros sólo asienten con su cabeza, algunos nos ignoran, otros sólo nos miran desde lejos. Nos sentamos en la barra y María pide cuatros shots de tequila. El mesero-cantinero nos los da y le guiña un ojo a María. "Está corre por la casa, cariño". Le dice a María mientras le regala una sonrisa seductora.

Los tragos van y vienen, ya se acabó la botella de tequila y llega una de vodka empezamos a bailar, Dios sabe qué música es, porque en mi vida nunca había escuchado esas canciones.

Las caderas de María han bailado con medio bar, Hyo habla coreano con un señor que está "más pa' ya que pa'ca", está tan borracho que hasta visco está. Helen baila una canción lenta con un señor de unos 40s, y conste que lo que suena parece algo como metal mezclado con pop mientras invocan al diablo, me acero a Hyo y le digo que voy al baño, pero la muy pendeja me responde en coreano.

Este bar es una m****a; el baño queda después de una sala VIP que no entiendo para qué está o si alguna vez se ha usado pues está vacía, y eso me lleva a la segunda pregunta: ¿Por qué carajos está prendida una música a parte, quién se supone que la esté escuchando?

Subo las escaleras y voy al baño, cuando voy bajando, veo algo rojo que llama mi atención en uno de los sillones del VIP, asomo mi cabeza y veo a la pelirroja de mi vecina empotrada y gimiendo todas las maldiciones que puedan existir. Niego con mi cabeza, creo que el alcohol está haciendo efecto en mí y si le agregamos la pequeña obsesión que tengo con ella...sigo mi camino, pero sigo escuchando sus gemidos. Llego hacia las chicas ahora sentadas y vuelvo a mirar por el pasillo que acabo de salir y la pelirroja viene muy sonriente con dos chicas una a cada lado, el Moreno con el que ha estado follando y un pelirrojo que nunca antes había visto, las chicas se notan un poco intrigadas, pero coquetas, y por unos segundos mi mirada y la de la pelirroja se conectan, y me puedo dar cuenta del color de sus ojos un verdes . Desvío mi mirada de la de ella, tengo miedo de que me identifique, pero cuando levanto mi mirada donde estaba la pelirroja, ella me mira y me guiña un ojo, me doy cuenta que las chichas y el moreno ya no están, solo el pelirrojo.

Antes de salir por la puerta, la pelirroja me da una última mirada que hace que mi cuerpo entero se estremezca. Después de cinco minutos de súplicas de mi parte, ya estamos todas camino al hotel, y quien conduce soy yo rezando a todos los dioses de tránsito para que nadie me pare. Para lo que a mí me pareció una eternidad, finalmente llegamos al hotel y, por consiguiente, a nuestra habitación. Caímos inconscientes en nuestras camas, lo último que supe es que eran las 5 a.m.

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