Capítulo 2

Soy de una isla caribeña mayormente conocida como Santo Domingo, y desde hace cinco  años vivo en España, específicamente en Barcelona, y, ¿cómo termine aquí, se preguntarán? Fácil: después de terminar el colegio mentí a mi familia diciendo que iba a ir a la universidad para estudiar lo que todos querían que hiciera, pero en realidad no aguanté la presión, escogí un país a dónde escapar, se me ocurrió Europa, así que busqué una visa a España, saqué todos mis ahorros del banco y huí como la cobarde  que soy. Desaparecí para no enfrentar mis errores y ahora vivo indocumentada en este país, ¿que si extraño mi patria? Pues sí; extraño su calor, las playas y la gente, pero lo que más extraño es a mi familia, antes de irme borré todo rastro de mi existencia, incluso nadie me conoce como "Camila", las pocas personas que me conocen me llaman "Lucía".

–Me siento en la cama y recuerdo cómo conocí a mis ángeles; así les digo a las pendejas que me gasto de amigas-.

Todo comenzó  hace cuatro años mientras iniciaba  el invierno y unas cuantas gotas de lluvia comenzaban a caer. El dueño del pedazo de habitación donde vivía me había preguntado del dinero, el cual se me acabó y lo poco que tenía guardado de cuando trabajaba me lo habían robado, estaba en la ruina, le rogaba que me dejara pasar la noche por lo menos en el pasillo de aquel mugriento lugar que por un año ha sido mi refugio, el dueño se burlaba mientras me decía: "Conoces las reglas; no tienes dinero no te quedas".

Desesperada y sin saber qué hacer me arrodillé frente a él suplicándole que me dejara quedar, que se apiadara de mí, y, ¿qué fue lo que recibí? Una fuerte cachetada y un empujón a la calle mientras rodé por las escaleras... Debo ser honesta y decir que sólo fueron tres escalones.

Entonces aparecieron las chicas; iban medias ebrias , y de repente vieron la escena que sucedía frente a sus ojos: una chica castaña tirada en la calle, desconsolada y moribunda. Corrieron a socorrerme sin pensarlo tomaron mis cosas y me llevaron con ellas sin preguntar quién siquiera era yo, aún recuerdo la conversación que tenían mientras pensaban que dormida.

¿Y qué se supone que haremos con esta chica? Hyo Ah, ¿pensaste eso?

Es sólo una niña. ¿Qué pretendes, dejarla sola con ese hombre, viste cómo la trataba?

Helen,  Hyo tiene razón, ¡Mírala! Es una pobre chica, no creo que sea capaz de hacernos daño.

Hyo, María. ¿Se han vuelto ustedes locas? Cierto, ¿pretenden que salgamos a trabajar y la dejemos sola en nuestro apartamento, han pensado que ella puede ser una ladrona?

Helen, no seas tan dura, sé que tienes un trozo de hielo en vez corazón, todas lo sabemos, pero, viste como ese hombre golpeó a esa chica y la lanzo al frío invierno, ¿acaso eres ciega?

Niego con mi cabeza y me levanto de la cama, me doy cuenta que ya amaneció y es un nuevo día, es hora de hacer el desayuno para las pendejas, ya que terminé siendo más o menos su chica de servicio.

Al principio la alemana no confiaba para nada en mí; me miraba con precaución, siempre estaba tras de mí y no me dejaba sola ni un segundo que podía, pero aquí estamos, ya cuatros años, siendo amigas y yo aquí preparando su desayuno. Vivo con tres chicas muy diferentes, siendo cuatro chicas muy distintas.

Shin Hyo Ah, sur-coreana, 26 años, hija única, sus padres viven en su país, y tengo entendido que son muy ricos. Enviaron a Hyo Ah a estudiar Negocios Internacionales a Barcelona, pero ella nunca quiso estudiar eso, así que cuando pisó territorio español buscó un empleo y estudió lo que siempre había querido, chef de comida internacional, al saberlo su familia la desheredó, así que desde entonces sólo tiene contacto con su abuela y uno de sus primos. Hyo Ah tiene un carácter serio y fuerte, pero también es muy pícara. Sus ojos negros en forma de media luna le dan un toque tierno, con unos labios gruesos , una piel blanca y suave, su largo pelo negro cae sobre sus hombros, siempre le digo que su pelo está más muerto que los del cementerio, lo sé, soy  graciosa. Es la más pequeña de tamaño de las tres con un metro cincuenta y cinco (1.55m).

María, una morena española imponente de ojos verdes que impacta a cualquiera, con un metro setenta (1.70m), tiene un carácter de mil demonios, directa y fuerte, y tan sensual como ella sola. Estudio contabilidad y educación; sí, doble carrera, trabaja para un colegio prestigioso, es la mayor de nosotras (28 años), nunca habla de sus padres, es muy reservada con su vida.

Después tenemos a Helen "Iceberg", "reina de hielo", "hielo por corazón", ya captan la idea... La rubia de ojos azules que parecen más fríos que toda la Antártida, consiguió una beca a través de un concurso en Barcelona para estudiar Bienes raíces, trabaja en la compañía más importante en Bienes raíces de todo el país "Lux Hábitat", su edad es 25 años, su carácter es una m****a, sólo ríe con nosotras, mira a los demás como si los fuera a congelar, sólo con vodka se suelta esta mujer. Su vida no ha sido fácil; sus padres la abandonaron frente a una iglesia y nunca fue adoptada, todo lo que ella ha logrado y conseguido ha sido por mérito propio.

Y al final estoy yo, como dije, soy toda pendeja de nacimiento; "en agosto tenía que nacer", con la flor de la suerte en el culo; nací para nada, tengo 23 años y, según como veo, mi destino será morir virgen, sin volver a mi país y con miles de gatos a mi alrededor.

Bueno, como dirían en mi país: soy "Un palo de luz"; un metro ochenta (1.80m), ¿qué mujer mide un metro ochenta? ¡Pues la pendeja de Camila, claro! Tengo ojos grises y el pelo castaño cuando no me lo tiño, duh.  Mi carácter es...bueno, depende del libro que esté leyendo, la música que esté escuchando o simplemente cómo esté el día, siempre digo que soy bipolar, pero más bien soy inestable emocionalmente , mi físico es un término medio, ni gorda ni flaca, no como las condenadas de mis amigas que tienen un cuerpo para matar, durante la primera mitad de mi vida fui muy gorda, cosa que mi mamá odiaba a muerte si me viera ahora brincos diera.

En estos cuatros años he estudiado siete idiomas, todo vía Internet y practicando con las chicas; sé coreano, francés, inglés, alemán, portugués, italiano, inglés y español ya que es mi lengua natal. Trabajo en edición de libros y traducciones, como Freelancer, todo por correo electrónico, a veces voy y ayudo a Don José en el café de abajo, cosa que hago casi todo el día cuando no trabajo o leo historias de W*****d o de libros que compro. Mi vida se limita al market que está a dos esquinas de aquí y los lugares donde no me piden documentos, por obvias razones.

Quizás desde el principio de mi historia se preguntan el por qué de mi acoso a la vecina adicta al sexo mientras estaba en el balcón, pues hace unos meses fui a comprar a la librería un libro que esperaba con ansias "Pídeme lo que quieras y te lo daré" y ella  compró el último libro que quedaba en la tienda; desde entonces la empecé a observar y, ¿qué pasó? Pues me di cuenta que la envidio  por el simple hecho de que ella tiene algo que yo no; libertad de hacer lo que quiera.

Después de llevar una semana acosándola desde mi balcón buscando algún material que me permitiera chantajearla para que me vendiera el libro, descubrí que en su casa pasan cosas extrañas; a veces se escuchan gritos, ella casi no duerme, pensé que era un vampiro hasta que recordé que salía de día, después pensé que era algún tipo de mujer mística o algo así. Pero todo cambió una noche que vi cómo entraban dos chicas a su apartamento,  vi cómo conversaban en la sala y ella les daba de tomar, después mi vecina se dirigió a la entrada, como si hubiesen tocado el timbre, y cuando llegó, entró con dos hombres; el moreno con el que tiene tres días follando y un rubio que he visto un par de veces.

Cerraron todas las ventanas, puertas y cortinas, ya no podía observar nada hasta después de varias horas que vi a los dos hombres sacando dos maletas del misterioso apartamento, pero lo extraño es que las chicas nunca más salieron o nunca vi que lo hayan hecho. He visto entrar muchas chicas en estos tres meses a su domicilio, pero nunca las veo salir, he escuchado gritos de terror y otros de placer de parte de ella, también he visto muchos hombres salir de esa casa hasta cuatro en un mismo día. ¡Me he obsesionado tanto con la pelirroja! ¡Estoy segura de que algo pasa en ese apartamento! 

...

Le doy la última mirada al apartamento de la pelirroja antes de ponerme a trabajar. Enciendo mi computadora y pongo música mientras espero, un escalofrío recorre todo mi cuerpo, me levanto de la silla al cerrar la ventana y veo a la pelirroja observando mis movimientos, evito expresar mi sorpresa, por lo que me hago la desentendida y cierro las cortinas del balcón, vuelvo y me siento, pero estoy nerviosa, como si todo fuera a cambiar, pero no estoy segura si es para bien o para mal. ¡Odio esta sensación

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo