Capítulo 3

A la mañana siguiente sentía una resaca de otro mundo.

Lo único que agradezco es que es domingo y no me toca trabajar en el Restaurante de Maggie. Me desperté gracias al sol filtrándose por la ventana que da a la calle, me quedo observando el techo de la habitación en donde me encuentro. No voy a mentir me siento fatal tener que estar molestando en casa ajena, a pesar de que Selene me aclaró una y mil veces que me podría quedar todo el tiempo que sea necesario.

¿Cómo es que de la noche a la mañana se fue todo al mismísimo infierno? No me dejo de preguntar una y otra vez, hasta hace dos días estaba de lo más bien viviendo con Liam, teníamos planes para el futuro, cada cosa detallada, no puedo dejar de pensar que mi vida es un total desastre, no tenía casa propia y estoy siento estar estorbando en una ajena, tengo un trabajo en el cual la paga es lo mínimo y trabajo como burra, además tengo veinte años y ni siquiera puedo estudiar una carrera en la universidad.

Dejo de estar quejándome y saco un pie de la cama para luego sacar el otro, no tenía ganas de levantarme, quería dormir y olvidarme del mundo entero por unas horas más.

Siento un ligero mareo y fatiga por la resaca, por beber tanto alcohol. Cosa que no estoy acostumbrada, dolor de los músculos y una deshidratación. Lo bueno que le saco es que al menos me olvide de Liam anoche. Luego de despedirnos de Duncan con Selene nos fuimos a un Bar a seguir “festejando mi soltería”, allí nos quedamos hasta la madrugada, cuando llegamos a su casa caímos rendidas en el suelo, y ahora que lo pienso no recuerdo haber venido sola o acompañada por Selene a esta habitación.

Me despabilo y enseguida me pongo en alerta. Mi amiga estaba igual de agotada y ebria como para ella misma llevarme hasta la cama. Peso unos cuantos kilos más que Selene como para que ella tuviera la fuerza suficiente. De pronto olvido la resaca que poseo y salgo de la habitación con los pies descalzos. Me dirijo hasta la sala de la casa, no hay nadie.

—¡Selene! —Llamo pero no recibo ninguna respuesta—. ¡Selene! —repito.

¡Tal vez no me ha escuchado por mi tono bajo de voz!

Me dirijo a la cocina y por fin logro encontrarla. Está sentada en la mesa desayunando un café oscuro por lo que puedo notar, y una tortita al costado sobre un plato, tiene el cabello suelto y completamente desarreglado.

—¡Te estaba llamando! ¿No me has oído? —pregunto y al momento Selene se sobresalta.

¿Estaba dormida?

Puedo ver en sus ojos unas ojeras y un cansancio notable.

—No vuelvo a beber desenfrenadamente, ¡Nunca más! —es lo primero que dice y suelta un jadeo—. Se me parte la cabeza en millones de pedazos.

—¿Dónde dormiste? —pregunto.

—En mi habitación, ¿Por qué? —responde entrecerrando los ojos y llevándose la taza de café a los labios.

— ¿Me has llevado a la habitación tú sola?

Ella niega con la cabeza inmediatamente.

—¿Y cómo llegue ahí? No lo recuerdo —el dolor muscular volvió. Tomo asiento frente a ella.

Selene se pasa la lengua en sus labios, y eso solamente lo hace cuando se está poniendo nerviosa, como por ejemplo ahora. La miro inclinando mi cabeza a un costado y tratando de descifrar porque esta así. Deja el café en la mesa y me dedica una sonrisa tímida.

—¿Quién me llevo a la cama? —digo casi en un susurro y reproche a la vez.

—Antes de que se te pase por la cabeza asesinarme, quiero advertirte que no lo invite y que llegó unos minutos después de que llegamos —se apresura a decir y me preparada para lo que tenga que confesarme—. Fue Liam —murmura bajando la cabeza y fijando sus ojos en el café tratando de escapar de mi fulminante mirada.

—¿Liam? —chille sin querer.

Selene asiente.

—¿Cómo? Tu caíste rendida al igual que yo, ¿Cómo es posible que te despertaras para dejarlo entrar y dejar que siquiera me pusiera una mano encima para llevarme hasta la habitación?

—Si no entendí mal, quiere recuperarte —confiesa encogiéndose de hombros—, pero tú no debes perdonarlo.

Suelto una risita y sacudo la cabeza negando. Por supuesto que no pienso y no voy a perdonarlo, eso nunca lo hare. Sin embargo me sorprende mucho que ahora después de echarme a la calle como a un perro quiera regresar conmigo, eso ni es sus sueños. Y no voy a engañarme a mí misma, todavía siento cosas por ese patán, es decir, no puedes olvidar el amor que sientes por alguien de la noche a la mañana, aunque él si pareció olvidarlo cuando se enrollo con quien se decía llamar mi mejor amiga.

—¿Qué más te dijo? —pregunto de curiosa.

—No lo recuerdo muy bien, te estuvo buscando toda la noche y estuvo esperando frente a la casa y ver si estabas conmigo, dice que se sentía mal por serte infiel y que pretende hacer lo que sea para que lo perdones.

Ahora si me entra la risa.

Está totalmente loco de siquiera pensar recuperarme.

—Pues entonces que espere sentado cómodamente, porque yo ni en un millón años luz voy a darle otra oportunidad, ¿para qué? Para que vuelva a ser infiel, lo hizo una vez, o varias seguramente, por supuesto que volverá a serlo, pero esta vez no va a ser a mí —me desahogo y siento una lagrima deslizarse por mi mejilla, me lo limpio enseguida—. Es un mentiroso, infiel e imbécil.

—No vale la pena que sufras por ese capullo —Selene se acerca a mí y me envuelve con sus brazos—. Lamento haberlo dejado pasar, no quería que duermas en el suelo, pero apenas te llevó a la habitación y yo me asegurara que no intentara nada, lo saque de la casa y fin de la historia.

—Necesito un café fuerte y eliminar de mi mente cualquier tipo de recuerdo de Liam —trato de sonreír.

Selene se ofrece a prepararme un Café negro y amargo lo cual me lo bebo así como bebí alcohol ayer. Después de un largo rato hablando de cualquier cosa menos de mi ex patán  novio, las dos decidimos hacer una mañana de películas.

En la tarde me di una ducha extensa, cuando salgo y me visto con una blusa color mostaza larga, un pantalón vaquero negro, Selene me ofrece ir a la playa, acepto y salimos de la casa de inmediato.

La playa quedaba a unas cuantas calles de distancia, por tanto decidimos ir caminando con tranquilidad.

Y de repente unos ojos esmeraldas golpean mi mente.

—Oye, Jayden no parecía ser un mal chico —digo y Selene se detiene a mirarme a mitad de la calle.

—Dime que no intentaras olvidar a Liam con Jayden —parece preocupada, no me deja responder y continua hablando—. No lo conozco a profundidad, pero ya te he dicho que no es bueno, es más creo que es peor que Liam, y con eso te estoy diciendo todo.

—¿Quieres tranquilizarte? He dicho que no me parece un mal chico, no que me liaría con él —contesto—, además estás hablando de él así por rumores que no sabes si son ciertos.

—Los rumores no se generan porque si, algún motivo detrás debe haber.

No sigo tocando el tema, está claro que no le gusta para nada.

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