Mi irresistible boxeador
Mi irresistible boxeador
Por: Aldana Torres
Capítulo 1

—¡Vamos, Iris! —mi amiga me anima a continuar bebiendo algo que esta vertido en un vaso rojo, algo lo cual no tengo idea de lo que es exactamente, pero aun así obedezco.

Esta noche solamente necesitaba embriagarme hasta no recordar al capullo de mi ex novio, Liam Simmons, maldito hijo de puta, eso es todo lo que es, el muy desgraciado me engaño con nada más ni nada menos con mi mejor amiga, otra traidora más.

La verdad no sé a quién debo culpar más, si a él por meterse con quien se decir se casi mi hermana u ella quien sabia perfectamente lo enamorada que yo estaba de él.

Lo peor de toda la maldita situación es que yo vivía con Liam en su apartamento en el centro de la ciudad, porque no tenía a donde ir, y después de encontrarlo engañándome me pidió miles de disculpas, dándome excusas baratas y rogándome de rodillas, al dejarle muy claro que no iba a perdonarlo ni en un millón de años, sus lágrimas de cocodrilo desaparecieron de inmediato, se dirigió a la habitación y regreso con la mitad de mi ropa entre sus manos para luego lanzármelas a mí y cayendo en el suelo, me echo del apartamento dejándome en la calle a mitad de la medianoche.

Y la parte buena es que tengo una amiga de diez quien no ha dudado en acogerme en su casa en cuanto supo de mi situación y esa esa Selene Miller. Lo irónico de toda mi lamentable situación es que Selene me decía indirectamente a menudo que había algo sospechoso de Liam, así como en otras veces decía lo mismo de Danielle, ahora mi ex enemiga/amiga. Nunca le preste la atención que merecían esas palabras, ahora me arrepiento de eso por completo.

Podría estar recostada en una cama, con un pote de un kilo de helado de chocolate y engordar tranquilamente, pero en vez de eso con Selene decidimos salir a festejar mi soltería, en un club exclusivo donde supuestamente según me ha informado Selene, aquí es donde realizan peleas con boxeadores desconocidos pero buenos a boxeadores reconocidos, cabe destacar que no tenía la menor idea que este lugar existía, hasta ahora.

Aunque solo sea exclusivo no sé porque, todo está oscuro, solamente hay algunas luces de colores en todo el sitio, dos o tres mesas donde la gente bebe, grita al hablar debido a la música y una que otra toqueteándose sin importarles las personas a su alrededor.

—¡Va a comenzar la primera pelea de la noche! —exclama felizmente Selene como una niña a la que la han llevado a la tienda de dulces más grande del país.

Sus ojos verdosos se iluminan, ella es totalmente diferente a mí con respecto tanto a la figura y a la personalidad. Su cabello rojizo cae por sus hombros en ondas bin definidas, es siete centímetros más alta que yo, y pese a que come como si mañana fuera el fin del mundo, no engorda ni un solo kilo. Con respecto a la personalidad es una chica de veintidós años, dulce, cariñoso con quien se lo merece, y agresiva con quien no, pese a eso, a veces suele ser muy tímida hasta el punto de no poder obligarla a decir ni una sola palabra, pero cuando se desata contra alguien, es mejor temer por tu vida.

Con Selene nos conocimos en cuanto yo llegue a Miami en busca de una nueva vida lejos de Alaska. Compartimos cuarto en la universidad, luego ella se mudó a una casa con su prima quien ahora vive en Francia y quedo sola, yo por otra parte me vi en la obligación de abandonar la universidad para buscar trabajo y porque Liam me pidió que vaya a vivir con él, lo cual fue una estupidez, idiotez de mi parte, ahora puedo arrepentirme de eso.

—¡Señores y señoras. Señoritas y “Niños que seguramente no pasan la mayoría de edad”, hoy tenemos algo extraordinario, a alguien quien en sus putas vidas pensaron ver en vivo alguna vez! —habla un hombre de unos cuarenta y pico de años sobre el ring, tiene el cabello con algunas canas visibles y su atuendo conlleva: Una camiseta negra si no me equivoco y pantalones de jeans rasgados en las rodillas —Como ya algunos de ustedes sabrán y seguramente ya han corrido la voz y por ese motivo la mayoría está aquí esta noche, debo decirles que uno de los mejores Boxeador, de Miami, del país entero se tomó un tiempo para poder demostrarles que él mismo puede contra uno de nuestros mejores boxeadores del nuestro club.

Bebo otro sorbo del vaso rojo mientras ojeo la hora en mi celular, apenas iban a ser las once de la noche. Nunca he estado en un lugar donde se dan las peleas, para decir verdad no me llaman la atención en lo más mínimo, pero debo decir que me intrigan ahora mismo.

—Y lo que no saben, estamos hablando de Jayden Scott —dice el hombre sobre el ring a continuación la mayoría de las personas aplauden con ganas y gritan esperando verlo de una buena vez—, alias “El depredador”

¿El depredador? ¿En serio?

—¿Quién lo ha apodado así? —le pregunto a Selene levantando la voz para que me pueda oír.

Ella frunce la nariz negando y luego sonríe.

—El mundo, pues eso es. Un depredador.

La miro sin entender muy bien su respuesta. Sigue sin tener sentido. ¿Por qué depredador? Selene nota mi confusión y coloca una mano sobre mi hombro, tiene una mirada seria.

—Evita cualquier contacto visual con ese tipo.

—¿Por qué? —pregunto con rapidez.

—Según me han dicho algunas lenguas, donde sienta algún tipo de atracción o sienta que lo están mirando de una manera que no le gusta, te puede llevar el diablo —contesta y tras una corta pausa añade—: Lo que tiene de caliente y atractivo lo tiene de malvado, perverso y sinvergüenza.

Asiento encogiéndome de hombros. Me parece algo exagerado de su parte, sin embargo por otro lado tal vez tenga razón así que mejor prevenir que lamentar.

—¿Listos? —Pregunta gritando el hombre con el megáfono en las manos—. Primero presentaremos a nuestro boxeador estrella de todas las noches. Él es decidido, preparado para cualquier pelea que le toca, él es Duncan Powell, alias: “El sexy demoledor” No me pregunten por su apodo, a él simplemente le gusta que lo llamen de esa manera.

En cuanto pronuncio el nombre de Duncan Powell un chico de no más de unos veinticinco años salió entre las multitudes con el torso denudo, una pantalones cortos que le llegan a las rodillas y pasándose una mano por su cabello sedoso y rubio.

—Ahora toca el turno de presentar a él, un chico de veinticuatro años de edad que creció entre sacos de boxeo y sangre, libre como el mismo océano, él es Jayden Scott, alias “EL DEPREDADOR” —los gritos de las personas se hicieron más fuertes, me tape los oídos, creí que en cualquier momento me explotarían los oídos de los alentadores pero fuertes gritos.

Y entonces lo más esperado de la noche como todos dicen apareció también entre la multitud quienes se quedaban sin aliento, usaba una bata de boxeo con capucha negro con los bordes dorados. Al subirse al ring aun para mí su identidad permanecía secreta, la capucha grande cubría la mitad de su rostro, también tenía la cabeza gacha.

Como una de las esperas más largas, las personas en el club comenzaron a pedir que se quitara la parte de arriba y quedara solamente con el torso desnudo al igual que su rival. Al que este enseguida como en cámara lenta se quita la bata. Dejando ver por los reflectores de luz quien lo iluminaban, un chico extremadamente intimidante e irresistible de observar.

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