Capítulo cinco

CAPÍTULO CINCO

Con toda la tontería no me detuve a pensar ni un momento lo que quería de mí. Está claro que me ha chantajeado para que me fuera con él. ¿Y si lo sigue haciendo? Bueno, tampoco es que a mí me importe ser su compañera sexual. No. En serio. Céntrate. Tengo que hablar con Elliott antes de tomar una decisión y poner las cartas sobre la mesa. Con ambos.

— ¿Sí? — Contesté a Tessa por teléfono parada en el hall interior.

— ¿Por qué te has sido a media clase con ese chico tan raro? — Mi respiración se paraliza por unos segundos. — Elliott te ha visto por la ventana y está muy mosqueado.

— Yo... — Suspiré.

— Estás actuando muy raro, también me que desapareciste ayer. Esta tarde no hace falta que vengas a ayudarme.

— Tessa, yo... — Es que seguía sin saber que decir, de verdad.

— Y te recomiendo que no llames a Elliott, nos está contando que necesita pensar. — Cuelga.

Subo las escaleras a mi cuarto. Me quito toda la ropa y me meto en la ducha. Necesito pensar todo detenidamente.

Todo se desmorona. Mi novio y mi mejor amiga están mosqueados conmigo por alguien que ni si quiera conozco. ¿Qué me hacen esos ojos para dejarme llevar de esa manera? No lo puedo entender.

Quiero arreglar la situación con mi novio, pero no sé de qué manera, contarle a alguien que le has puesto los cuernos no es algo fácil, pero tampoco quiero que piense que yo tengo algo que ver con el asesinato.

Han pasado cinco horas desde la llamada de Tessa y mi teléfono no ha vuelto a sonar. Ni ella, ni Elliott, ni Jasper. De repente nadie quiere saber nada de mí. Quizá me lo merezca.

No se me ocurre mejor opción que coger mi mochila y mi cuaderno e irme a escribir al cementerio. No sin antes ir a comprar un par de cervezas al supermercado.

Bajo las escaleras para salir de mi casa y mi madre me interrumpe.

— ¿Vas a ir a casa de Tessa por la tarde, cierto? — Me pregunta mientras está sentada en el sofá jugando con el móvil.

—Al final no. Pero no te preocupes, estaré la tarde fuera igualmente.

— Puedes estar en casa si quieres, siempre y cuando no me molestes cuando trabaje.

— Tranquila, no me apetece estar aquí mientras hay pacientes. — Sonrío incómodamente y salgo por la puerta.

Camino por el centro del pueblo observando escaparates. Dios mío. ¿Por qué no abrirán un bar gótico o un estudio de tatuajes con una bonita decoración? ¡Algo! ¡Cualquier cosa que atraiga a gente diferente!

Me dirijo a entrar en el súper cuando observo a lo lejos, quién parece ser Jasper saliendo de una ferretería. Qué extraño. ¿Qué habrá comprado? ¿Me acerco a él como quien no quiere la cosa y le pregunto? ¿Dónde vivirá? ¿Y con quién? Nada. Me da igual. Sigo de frente y entro en el supermercado.

Saco un par se cervezas del refrigerador de la tienda y me dirijo a la caja a pagar.

— Hola. — Un rostro angelical me saluda. El cajero.

— Hola, ¿Qué tal? — Contesto con una sonrisa. Qué guapo es.

— Son tres con ochenta.

— Aquí tienes.

— Que pases un buen día. — Me sonríe y me voy.

Llego al cementerio y me siento apoyada en la tumba de mi padre. Si pudiese verlo por tan solo un segundo. Lo echo de menos. Mi vida era más sencilla de lo que es ahora. Y por aquellos tiempos mi madre y yo éramos personas totalmente diferentes.

Realmente no tengo muy claro lo que le pasó. Mi madre me contó que había sido un accidente de tráfico pero nunca llegué a ver el coche ni nada. ¿Saben que es lo peor? Volví a ver ese mismo coche. Misma matrícula. Mismo color. Obviamente le pedí a mi madre explicaciones y lo que me dijo fue que al quedar el nuestro destrozado, crearon un modelo exactamente igual, que casualmente acabó en manos de un vecino. De pequeña lo dejé pasar, pero con el tiempo asimilé que nunca hubo un accidente, que mi madre estaba mintiendo y que ella había vendido el coche.

Nunca me vi preparada para afrontar la verdad de lo que había pasado. Y quizás ahora es el momento.

Recibo un SMS:

{Elliott: ¿Puedes verme para hablar?}

Conteste inmediatamente, apenas lo pensé cinco segundos.

{Paige: Sí. ¿Dónde?}

{Elliott: Me acercaré a tu casa en un rato, ahora estoy en casa de Tessa con mi padre.}

Un momento. Me puse a pensar. ¿Estaba Elliott en casa de Tessa para acompañar a su padre a analizar la escena del crimen o había quedado con Tessa por su cuenta?

De todas maneras, no me interesa, tengo más cosas en las qué pensar. Espero poder arreglar las cosas con Elliott aunque ni si quiera sé que es lo que quiero. Y ojalá de paso poder enterarme de algo más sobre el asesinato. Podría haber sido cualquiera. Pero el hecho de que Marc, el novio de Tessa desapareciera de repente, me hace dudar bastante.

Entro por casa con la intención de irme a mi cuarto y esperar un mensaje de Elliott para verle, pero lo que me encontré al llegar me hizo quedarme paralizada.

    

Jasper. Sí. Como lo oyen. Echado en mi sofá boca arriba mientras mi madre hablaba con él. ¿Desde cuándo es paciente de mi madre? ¿Acaso sabía que yo era su hija? No entiendo nada.

— Hola. — Dije arqueando una ceja mirando para ambos.

— Hola, hija. Acabaré en seguida. Espera en tu cuarto.

Forcé una sonrisa mientras miraba a Jasper fijamente al mismo tiempo que él me miraba a mí sin apenas gesticular. Me di la vuelta y me dirigí a mi cuarto.

— Bueno Jasper. La sesión de hoy ha terminado. Me gustaría seguir viéndote unas cuantas veces para poder profundizar más en estos temas que me has contado. — Dice mi madre mientras cierra su libreta y engancha el bolígrafo en ella.

— Sin problema. Está bien. Estaremos en contacto. — Se levanta del sofá.

— Fenomenal.

— ¿Perdona, podría ir al servicio? — Se rasca la cabeza. — Es urgente.

— Claro. Está en el piso de arriba.

Jasper sube las escaleras y se mete en el baño. Pude notar que era él y no mi madre porque no escuché la puerta cerrarse. Y podía oler su colonia incluso con la puerta de mi habitación de por medio.

Estoy sentada encima de mi cama con el ordenador en frente de mi cuando mi puerta se entre abre, Jasper asoma su cabeza por ella.

— ¿Qué tal? ¿Qué haces? — Me pregunta interesado.

— ¿Qué quieres? Vete ya de mi casa. — Dije cerrando el ordenador de un golpe y poniéndome en pie.

— ¿No quieres saber qué clase de traumas tengo? — Me dice riéndose mientras le empujo fuera de mi habitación.

— No me interesan. — Dije seriamente. — Ni lo más mínimo.

— Es una pena, yo sí quiero saber qué cosas hay dentro de esa cabecita tuya. — Me dice mirándome fijamente y poniendo su cara a pocos centímetros de la mía, al mismo tiempo que me guiña un ojo.

Me quedo parada y me sumerjo en esos ojos suyos que me vuelven loca. Ahora mismo lo besaría. Lo besaría y mucho. Pero no se va a dar el caso.

— Lárgate. — Le empujo escalera abajo.

Lo que faltaba, mi madre aparece en escena.

— Hija, ¿ya os habéis presentado? — Dice mientras bebe un vaso de agua.

— La verdad es que lo conozco de la universidad, mamá. Tan solo estaba siendo amable.

Mi madre mira extrañada a ambos.

— Claro. Bueno Jasper, ¿hasta la próxima? — Amé a mi madre en ese momento. Qué manera tan indirectamente directa de echarle de nuestra casa.

— Así es. Adiós Jasper. — Me dirigí a abrirle la puerta cuando el timbre sonó desde fuera.

Esto debe de ser una puta broma.

— Joder es Elliott. — Rápidamente desaparecí y corrí hacia mi habitación.

Vi el rostro de satisfacción en Jasper. Que abrió la puerta y se encontró frente a frente con mi novio, qué se había enterado horas antes de que yo me había ido con Jasper en mitad de las clases. Y ahora estaba saliendo por la puerta de mi casa.

Elliott se quedó en silencio y tosió suavemente. Mi madre le saludó desde dentro.

— ¿Cómo estás Elliott? Paige está en su cuarto.

Jasper salió por la puerta y Elliott miró hacia atrás para verle marchar.

Sonreía incómodamente y mi madre, a la que estoy empezando a amar de nuevo, le dijo que Jasper era un paciente suyo. Parece que mi madre intuyó de alguna manera que yo y Jasper nos conocíamos más de lo que aparentamos, e intentó relajar ese incómodo encuentro entre mi novio y mi amante. Amante al que por cierto no soporto.

Elliott subió las escaleras y picó en mi puerta. Menos mal que es educado. Tiene todo lo que no tiene Jasper y no sé por qué a mí me cuesta tanto ver las cosas con claridad.

— ¿Cómo estás? — Me sonrío con una carita de cachorro. Yo sabía que me echaba de menos. Y sé que me quiere por encima de todo.

— Bien, ¿y tú? — Contesté tímidamente, la verdad es que estaba acojonada. No sabía ni cómo empezar a hablar.

— Creo que tenemos que hablar. — Se sienta en mi cama, y yo me siento alado de él.

— Si, eso creo. — Suspiré y le cogí las manos — Mira yo sé que estos días...

— No, espera. Voy a hablar yo. — Me soltó las manos para llevárselas a la cara y echar su pelo hacia atrás.

Se levantó y empezó a moverse muy incómodo por mi cuarto. No hacia contacto visual conmigo.

— Mira, siento haber desconfiado de ti. Sé que no eres una asesina. — Menos mal que me dice eso, ya me estaba empezando a preocupar. — Pero eso no me importa, aunque debo pedirte perdón. Pero quiero que me expliques que hay entre tú y ese chico que estaba saliendo por la puerta de tu casa hace cinco minutos. — Se queda mirándome a los ojos.

¿Qué hago? ¿Se lo cuento? ¿No se lo cuento? Parecía mucho más fácil hasta que tienes que hacerlo de verdad.

— Me he acostado con él. — Dije sin tapujos y bajé la cabeza. Elliott golpea mi armario con la palma de la mano. Me levanto y lo cojo por los hombros. — Lo siento, ¿vale? No sé cómo pudo pasar. — Lo que siempre se dice, la verdad es que recurrí a la respuesta más sencilla porque ni sabía cómo comenzar a explicarle todo.

— Joder, Paige. ¿Qué fue en la fiesta, verdad? — Me mira a los ojos. Puedo ver su dolor. A penas le puedo mirar.

— Sí. — Dije sin añadir nada más.

— Bueno, mejor ser una infiel que una asesina, ¿no? — Su dolor pasó a ser furia. — ¿Hoy también te lo has tirado verdad? ¿A dónde fuisteis en mitad de las clases? ¿A follar a un descampado? — Estaba empezando a elevar la voz. — ¿Y ahora también? ¿Aquí mismo no? ¿Tardó tanto en correrse que no le dio tiempo a marcharse antes de que yo llegara?

— ¡¿Qué?! ¡No! — Me quedé alucinando. — Mi madre le está haciendo terapia, yo no tenía ni idea de qué iba a venir a mi casa.

— Ya claro. Seguro que lo hace para estar cerca de ti. — Resopla y niega con la cabeza. — ¿Paige, tú me quieres? — Me quedé callada. Obviamente sí lo quería. Pero la realidad es que seguir con él, por mucho que quisiera darme una oportunidad, no serviría de mucho. Sé que no voy a aguantar mucho sin acostarme con Jasper de nuevo. Y por lo menos, ya lo reconozco. Estoy echando a perder mi relación por dos polvos.

— Si te quiero, pero no sé si...

— Cállate. ¿Vamos a darnos un tiempo, vale? — Me dijo muy serio.

Me quede callada unos segundos y empecé a llorar.

— No quiero perderte Elliott. — Le miré.

— Haberlo pensado antes. — Se quedó ahí quieto, pensativo. Era como que quería irse pero le daba demasiada pena dejarme.

— ¿Ha descubierto tu padre algo del asesinato? — Elliott me mira con cara de loco, la verdad es que no venía a cuento mi pregunta.    

— Sí. Han encontrado sangre en la valla de madera de Tessa.

— ¿Y eso que quiere decir? — Pregunté extrañada.

— Qué el cuerpo fue movido hasta la casa de Tessa.

— ¿Qué quieres decir? ¿Que lo tiraron por encima de la valla y lo dejaron ahí?

— Algo así, el cadáver llevaba muerto ocho horas cuando lo encontraron. No lo mataron en la fiesta. Tengo que irme.

Cuando por fin quise asimilar lo que Elliott me acababa de contar, él ya se había marchado.

Era tarde. Bajé a la cocina a comer algo. Y mi madre se sentó a mi lado.

— ¿Conoces a ese chico, verdad? — La miré extrañada.

— ¿Qué? Ya te dije que lo conozco de la universidad. Compartimos un par de clases.

— Paige, es un chico con una mente muy oscura, no quiero que te acerques mucho a él. No creo que sea bueno para ti. — Me dijo.

— ¿A qué te refieres con mente oscura? — Pregunté.

— No puedo dar información de mis pacientes, hija. Pero escúchame por una vez en tu vida, no te acerques más que un trato cordial.

La miré y me di la vuelta. Entiendo que no me lo pueda contar. Así qué intentaré escucharlo contado por el propio Jasper. ¿Qué clase de problemas tendrá para que mi madre defina su mente como muy oscura?

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