Incontrolable Deseo
Incontrolable Deseo
Por: Magali Weaver
Seis años antes...

Matheus 

30 de Octubre del 2010

Justo cuando estaba recordando que casi nos habíamos besado en la fiesta luego de pelearse con Noha, sentí que me vibraba el móvil. Era ella. 

Arlet: ¿Qué tal tu cita? 

Dudé antes de responder. No sabía muy bien qué decir a excepción de que había sido un completo desastre. Sólo podía pensar en el idiota de Noha tocando y besando a mi mejor amiga. 

Desde ese momento todo era confuso, al menos para mí. Ella estaba bastante ebria por lo que dudaba que lo recordase nuestro súbito acercamiento. 

Yo: Maravillosa. He tenido el mejor sexo de mi vida. 

Arlet: Te he preguntado qué tal tu cita…, no por tus fantasías de cerdo petulante…

Yo: ¿Qué tal ha ido la tuya? 

Escribí, sintiendo como mi estómago daba un vuelco. 

Quería decirle que odiaba a su novio y que no estaba dispuesto a soportar que su primera vez fuese con alguien que simplemente jugaba con ella. 

Arlet: Fue maravilloso, no creí que Noha fuese tan romántico y detallista. Me hizo sentir mariposas en el estómago y que realmente me quería. Pero, no creo que te lo pueda contar por chat. ¿Qué estás haciendo ahora? 

El alma se me fue a los pies. Mi Art lo había hecho, una parte de mí lo sabía y deseé comenzar a romper cada mueble de mi habitación. Intenté convencerme de que no tenía ninguna prueba de que fuese eso de lo que quería hablar. 

Yo: Estoy trabajando en mi solicitud, aunque estoy cansado y probablemente me duerma ahora. 

Arlet: ¿Quieres que lleve una enorme caja de chocolate que Noha me regaló? 

Miré el reloj y vi que pasaba de medianoche. 

Yo: Solo si me traes los rellenos de almendras. ¿Estás segura de que Noha los compró? Yo creo que los robo de alguna gasolinera. 

Arlet: Por supuesto que los compró. Te digo que ha cambiado. ¿Por qué te cuesta tanto aceptarlo? Llegaré dentro de veinte minutos. Pero no me puedo quedar a dormir, mi abuela me preguntó por qué cerraba mi habitación con llave. 

Me levanté de la cama y me puse a ordenar la habitación, algo que no había hecho nunca mientras esperaba que llegara Arlet. Retiré todas las revistas, alimentos y bebidas a medio terminar, quité de encima del escritorio todas los ensayos a medio escribir, dejando solo una libreta para que pareciera que había estado trabajando en mis solicitudes. 

Cambié las sábanas por primera vez en meses y… me detuvé de repente, cuando estaba pasando el aspirador. 

«¿Qué demonios estoy haciendo?». 

Guardé el aspirador y me quité los vaqueros y la camisa que había usado en mi cita, para ponerme el pantalón de chándal más viejo que tenia, me coloque una camiseta, sin embargo luego de meditarlo un segundo me la quité, sin embargo me la volví a colocar de inmediato. 

Luego me revolví el cabello. Solo para perfeccionar más mi estilo «no podría importarme menos que vengas».

Unos minutos después Arlet entró por la ventana con unos vaqueros ajustados y una enorme caja de chocolates que había costado al menos doscientos pavos.

Sip, era definitivo: “Odiaba a Noha". 

—Te he mentido sobre los rellenos de almendra —anunció, dejando la caja plateada sobre el escritorio para terminar de pasar a través de la ventana y una vez adentro volvió a tomarla —. La verdad es que ya me los había despachado en cuanto llegue a mi casa.  

—El trato no ha sido ese. Dije que vinieras, solo si traías los puñeteros chocolates rellenos de almendra.

—Es que no sabía que vendría. Pensé que me dormiría, pero me era imposible—Me lanzó un bolígrafo que estaba junto al anotador y se quedó paralizada. Luego miró a mi alrededor con una ceja arqueada—. ¿Tu cita y tú vinieron aquí después de cenar? 

—No… ¿Por qué piensas eso? 

—Porque nunca había visto tu habitación tan limpia. —Revisó la habitación con una mirada curiosa y el rostro atravesado por la incredulidad —. ¿Va a venir tu madre de visita? 

—No… Es que… Es que tenía ganas de limpiar. 

—Ujum… —Se sentó en el borde de la cama, fingiendo que me creía. Abrió la caja distraída y me pasó uno relleno de avellanas —. ¿Qué ha sido lo que ha pasado de verdad en tu cita? No puedo entender que la hayas dejado en casa sin más. Ese no es el Matty que conozco.  

—Hemos ido al parque… —Hice una pausa—. Todo iba bien, o casi bien…pero…

—¿Crees que quiero conocer el resto de la historia? 

—No, pero para que lo sepas para el futuro, si alguna vez estás besándote con un chico, no le preguntes por su mejor amiga y su idiota novio. Tampoco sugieras que hacen una hermosa pareja. Te corta el rollo. 

Se le dibujó una sonrisa en la cara, que no desapareció en, al menos, cinco segundos. 

Puse los ojos en blanco. 

—¿Puedes dejar ya de reírte? 

—No puedo. —Soltó una carcajada—. Es realmente patético. Si lo repasamos juntos mentalmente creo que vamos a estar de acuerdo en decir que no tiene ningún sentido. Todos me preguntan por ti literalmente todo el tiempo, incluso Noha y nunca sentí que eso me cortara el rollo. 

—No, lo patético es tener delante a una chica sexy y que creía inteligente preguntando idioteces. Como si no tuviésemos otro tema de conversación que mi mejor amiga. —Me recosté contra las almohadas, riéndome. —¿De verdad te parece gracioso? 

—¿Qué no consigas tener ese sexo salvaje tuyo? Sí, sin duda lo es… —Cerró los ojos, todavía riendo, y se acostó a mi lado, como siempre lo hacía, solo que esta vez, no se sentía como siempre. 

No sabía qué era lo que me pasaba, desde hacía varias semanas todo estaba un poco raro e incómodo.

Todo había comenzado en la fiesta de Kellan. Todos estábamos bastante pedo, pero ella además se sentía un poco deprimida porque Noha era un idiota y punto. Entonces fue cuando ocurrió, la cogí de la mano y la llevé a una esquina. 

Me puso las manos en la espalda  mientras bailábamos, pero a diferencia de las numerosas ocasiones en las que habíamos bailado antes, yo tenía los nervios de punta. Y el corazón me latía a cien por hora. 

Traté de actuar de forma normal, pero, cuando la música pasó de estridente a sensual y Arlet se me acercó tanto que nuestros labios casi se rozaban,  y ya no pude pensar en nada más. 

Quería que mantuviera las manos sobre mí, que me siguiera tocando durante el resto de la noche. 

La ignoré creyendo que eso me calmaria, estaba ebria, ni siquiera sabía lo que hacía y en vez de insistirme, me pasó los dedos por el pelo, incendiando de nuevo mis terminaciones nerviosas. 

Unas cuantas canciones después, cuando me convencí a mí mismo de que el acelerado ritmo de mi corazón no tenía nada que ver con el hecho de que Arlet todavía estuviera abrazándome y acariciándome. La llevé a casa y me di una ducha de agua fría. 

Y ahora estaba ocurriendo nuevamente. Perdí control total de mi cuerpo y la acurruqué contra mí, para luego dibujar la curva de su espalda con mi dedo. Ella lanzó un gemido ahogado y me miró con los ojos muy abiertos.

Ambos nos quedamos paralizados, no nos preguntamos qué demonios había sido eso. Yo no me lo pregunté porque deseaba tanto que me besara, pero me preguntaba si ella también lo quería.

Entre nosotros solo h**o una mirada de comprensión, una silenciosa confirmación de que quería que llevara las cosas más allá. Mucho más allá, ¿era así o era lo que yo anhelaba?. Sentí como comenzaba a respirar con dificultad y analice si quizás no se trataba simplemente de mi imaginación.

Ella continuó con sus enormes ojos café clavados en los míos  y sin siquiera pensarlo deslicé lentamente mis dedos por sus labios. Nuestras narices se rozaron y sentí el tibio vaho de su aliento chocando contra mi piel. 

Me incliné con precaución, no sabía hasta dónde podría llegar. Me moría por besarla, por rozar sus labios. ¿Desde cuando lo quería? Ella era mi mejor amiga, no estaba bien, si para ella no lo estaba. Nunca me había dado señales de querer ir más allá. Nuestros rostros estaban peligrosamente cerca y creí que el corazón se me saldría del pecho. 

—Tuve sexo con Noha. —Dijo de pronto con una murmullo seco y me alejé de ella de golpe. 

—¿Qué? Creí que pensabas esperar un poco más —Me cogió la mano con ternura, pero me solté de su agarre. —¿Por qué dirías algo y luego harías exactamente lo contrario? 

—No entiendo ¿Qué es lo qué te molesta? —preguntó—. ¿Es que volvemos a estar en primaria? Tú contra Noha en una guerra sin cuartel. 

—Me molesta que quedamos que ibas a esperar y no cumpliste. 

—Pero… Ni siquiera se como responder a eso —. Se incorporó de inmediato y temí que se fuera. —Eso fue hace semanas, sin embargo las cosas Cambiaron, él cambió. Yo…Creo que podría estar enamorada…

Un puñal en el pecho no hubiese dolido tanto como lo que acababa de decir. Ambos sabíamos que lo estaba. 

—¿Qué? 

—Eso, que puede que sienta mucho más que solo, ya sabes a lo que me refiero. 

Quería decirle que se fuera y me dejase solo. Deseaba llorar y gritar como un loco. Sin embargo, ¿en que clase de amigo me convertiría eso? Debía apoyarla, como ella siempre lo hacía a pesar de todo. 

—Yo, lo siento… es que no confío en él —ella asintió con la cabeza, tiré de ella para que se acostará nuevamente a mi lado. —¿Y cómo te sentiste? 

—Ha sido horrible. —Apoyó su cara en mi brazo—. Totalmente horrible. 

—¿De qué hablas? 

—De la pérdida de mi virginidad. —Ella negó con la cabeza—. Espero que la próxima vez sea mejor…

—La virginidad no se regenera… Es que… No funciona así. —Sonreí. 

Me dio un pequeño golpe en el brazo.  

—Me refiero al sexo. Me imagino que trataremos de hacerlo otra vez mañana por la noche, y alguna de las chicas de la sinagoga dicen que mejora con el tiempo, así que espero que tengan razón porque me dolió tanto que desee golpearlo justo en el rostro, para ver si le gustaba el dolor. 

Sentí deseos de vomitar.  

—Espero que sea mejor para ti la próxima vez… —Suspiré—. Siento que no haya sido como pensabas que sería. 

—No es culpa tuya… yo quería hacerlo. No me apetece realmente hablar de eso. —Me miró—. ¿Ya escribiste el ensayo? 

—Algo así y ¿Tú? 

—Claro que sí, vamos a enviarlo juntos ¿verdad? 

—Ese era el plan y vamos a salir juntos de este hueco —me di la vuelta y deje el chocolate en la mesita, de pronto ya no tenía ganas de comer nada —. A menos que tu decidas quedarte con tu novio, entonces el plan habría cambiado. 

—Noha no es mi novio y el plan sigue en marcha. ¿Qué vas a hacer con Lola? 

—Después de esta noche, no pienso volver a verla—Crucé los brazos. 

—¿Creí que te gustaba mucho? 

—Me gusta alguien más. 

No tenía deseos de hablar y me molestaba que intentase sacarme información cuando estaba molesto.  

—Eso no me lo esperaba…¿Puedo adivinar? 

—Probemos…

—Si lo adivino, me invitarás a un waffle y un helado o mejor que sea un waffle con helado ¿Trato hecho? 

—Si te equivocas, te llevaré a la fiesta el próximo viernes y te vas a quedar hasta que yo decida que nos iremos. 

Sonrió. 

—Rachel.

Guardé silencio. 

—¿Qué? —preguntó—. ¿Lo he adivinado? 

—No. 

—¡Mentiroso! —Se rio —. Lo leo en tu cara. Deberías aceptarlo: te conozco mejor de lo que te conoces a ti mismo. 

—No, solo piensas que me conoces. No es ella. 

—¿Entonces quién? 

—De hecho… —Dejé de hablar, no podía decirle  —. No puedo decirlo porque está saliendo con alguien más y de igual forma creo que nunca se fijaría en mí. 

Me obligó a darme la vuelta y entrecerró los ojos para analizarme a gusto. 

—No creo que conozca a nadie que no se fijaría en ti, lo que es extraño por que eres de lo más tonto. 

—Entonces la chica que me gusta sabe que lo soy —. Le tape la boca con la mano y sonreí —¿Te vas a quedar a dormir esta noche? 

—Ya te dije que no. Mi abuela sospecha y no deberíamos dormir juntos nunca más —frunció el ceño —. Ya tengo senos y ambos ya… ¿entiendes? Las hormonas pueden hacernos creer cosas que no son y tenemos un plan. 

—¿Con qué las hormonas? 

Me sonrió con dulzura y la abracé dejando que enterrara su cabeza contra mí pecho. Pueden que fuesen las hormonas como Art decía. 

—Descuida, vamos a seguir con el plan…Pero quédate a dormir solo está noche. —Le di un beso en la coronilla y rogué porque fueran las maldit@s hormonas. 

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