Moonlight II (Versión de Moonlight)
Moonlight II (Versión de Moonlight)
Por: Lucia Moonlight
I. La llegada de un alma solitaria

Observo nuevamente a la multitud mientras apretaba con fuerza la bolsa entre sus manos, se escuchaban risas y algunos cuchicheos.

¿No sienten miedo? —se cuestionó mentalmente— Porque yo sí

Tras soltar un suspiro siguió avanzando. Se encontraba a solo unos centímetros de la entrada y su nerviosismo era más que evidente. Podía delatarse o simplemente terminar fallando.

Pero debo encontrar a mi hermana.

Había tomado la decisión de buscar a su hermana tras haber sido captura y encarcelada en el reino de los lobos. Y ahora ella estaba por entrar, con solo unas cuantas monedas de plata y tres vestidos viejos.

Solo necesito saber si estás bien.

El soldado la observo unos segundos detenidamente antes de arrebatarle la bolsa de tela de sus manos y abrirla descaradamente.

—¿A qué vienes? —pregunto mientras sus labios formaban una mueca de asco al ver las ropas de la muchacha

La pequeña sintió su cuerpo temblar ante la pregunta de aquel hombre, de aquella bestia.

—Vengo por trabajo, señor —respondió en voz baja la humana

Este soltó una carcajada, con brusquedad le entrego la bolsa y su mirada recorrió el cuerpo de la mujer con morbo. Sonrió.

—¿Qué tipo de trabajo harás? —lamio sus labios con descaro

—Limpieza y cocina, señor —el miedo invadía su cuerpo, sentía como sus lágrimas se acumulaban llenas de dolor

—Ganaras más siendo una prostituta, pero como deseas cocinar es tu problema. —la mujer se mantuvo en silencio agachando su cabeza por el miedo— Javier. —un joven de cabellera negra se acercó hasta el susodicho tendiéndole una hoja— Toma, —con miedo la humana tomo aquella hoja para luego observarla— con esto entraras al palacio, ahí necesitan cocineras. Entra

Ella asintió y empezó con su caminar sintiendo como aquel soldado la observaba con la lujuria plasmada en sus ojos.

Vamos, por nuestra hermana.

Tranquila.

Se alentó a sí misma emprendiendo su camino. No podía evitar observar todo con sorpresa, grandes casas coloridas y lujosas. Mujeres y hombres caminando con ropas de telas relucientes, sonreían con descaro.

Ellos son felices mientras la hambruna ataca a mi gente.

Los humanos tenían suerte si las cosechas sobrevivían al cruel invierno, el hambre era el miedo más grande. Aunque los 3 reinos se mantenían alejados de las aldeas humanas muchas veces lobos o felinos enloquecidos atacaban derramando sangre inocente sobre la tierra. Esa era la desdicha de los humanos. Mantenerse en la sombra de crueles bestias. Soltó un suspiro mientras apretaba con más fuerza la bolsa, sentía algunas miradas sobre ella y otros murmullos que la golpeaban con dolor.

Hasta que llego al palacio, una gran puerta le daba la bienvenida en medio un escudo dorado presentaba la grandeza de los lobos. Dos soldados se mantenían de pie a cada lado de la puerta, al observar a la muchacha sonrieron.

—¿Qué hace una humana aquí? —el primer soldado observo a su compañero

La humana se sintió intimidada.

—¡Oye! —alzo su rostro ante aquel llamado— ¿Qué haces aquí? —ella con nerviosismo se acercó hasta los soldados

—Vine para trabajar

—¿Enserio? —pregunto el segundo soldado observando como la muchacha asentía— ¡Abran las puertas! —la pequeña humana retrocedió al escuchar aquel grito, sus piernas amenazaban con flagear en cualquier momento. Un chillido fuerte se oyó mientras la puerta se abría lentamente— Entra, yo te guiare

—¿Y por qué tú? —cuestiono el primer soldado

-Porque aún tengo valores y sé que terminaras haciéndole algo —el soldado a regañías se mantuvo en su posición

Siguió en silencio al soldado.

Dentro de aquellas puertas un gran castillo le daba la bienvenida, paredes marrones y grandes jardines relucientes de árboles. Se escuchaban suaves risas de mujeres mientras el viento cantaba alegremente.

—¿Quién es ella Tyler? —una voz suave y divertida resonó cerca de la tímida mujer, siguió con la cabeza agachada sintiendo como una mano tocaba sus cabellos negros

—Una nueva cocinera —respondió Tyler

—¡Qué alegría! —chillo de alegría— Yo me llamo Liz y soy también del área de cocina ¿cómo te llamas?

—Lucia —susurro suavemente

—Qué lindo nombre. —la sostuvo del brazo con suavidad— Yo la guiare a la cocina, Tyler

El nombrado asintió.

—¿Por qué están aquí? —pregunto el soldado al ver a una gran cantidad de mujeres charlando con alegría

—La señora Javiera esta por darnos una noticia y todas estamos emocionadas. —Tyler asintió— Ve, yo la cuido

Con una sonrisa en sus labios sus ojos observaron a la muchacha.

—Cuídate, Lucia —ambos se observaron por unos segundos antes de que Tyler emprendiera su camino hacia su labor, la tímida muchacha continuo con la cabeza agachada

Liz con suavidad empezó a guiarla presentándola a cada de una de las chicas quienes halagaban de la ternura y hermosura que la nueva poseía, pero Lucia se sentía tan pequeña. Con el miedo aún presente.

—Estarás bien, Lucia. La señora Javiera no es mala, —Lucia observo a Liz sintiendo algo de calma en sus palabras— además como nueva no será tan dura, se preocupará mucho por ti y yo te protegeré ¿entendido?

Lucia asintió.

—Ahí viene la señora Javiera —todas guardaron silencio, hasta Lucia quien apretando con más fuerza sus pertenencias alzo el rostro para observar

Mi dios protégeme. Protege a mi hermana.

Había llegado en busca de alguien que amaba, pero el destino le tenía más sorpresas.

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