En alguna parte
• Felipe •
Su sonrisa se ensanchó más, a veces parecía un demente y en ocasiones un hombre inteligente, pero ahora mismo ante mis ojos era un desconocido.
Ya no lo conocía.
¿En qué se había convertido?
Ya no lucia cansado, ahora su apariencia era mágica y perfecta. Su rostro sin ninguna marca de guerra que antes poseía, su piel relucía firme.
Caminaba de un lado al otro con aquella sonrisa, sabía lo que pensaba.
Y era mi error, mi traición.
—¿Entonces qué más deseas que haga? —este asintió suavemente ante mi pregunta
—Muy buen trabajo Felipe —susurró, dejó de caminar y me observó, ambos permanecimos frente a frente. Él a un lado de su trono y yo abajo, como su sirviente
Asentí.
—Maximiliano es aún muy débil, ya tengo algo a mi favor debo averiguar si tiene algo más —observé sus ojos detenidamente, permanecían oscuros
—¿Qué debo hacer ahora? —pregunté sin rodeos
—Simple, adelanta tu viaje hacia el reino de Witther y permanece ahí hasta que me consigas algo que sea el fin de Maximiliano, con aquello en mis manos tendré bajo mi mando al segundo reino, solo me faltará el reino de Priswer —susurró
—Será difícil obtener algo del reino Priswer que los debilite —era cierto, no hallábamos ninguna debilidad. Eran muy astutos, pero deben tener algo. Algo muy valioso.
—De eso me encargo yo, tu encárgate de tu sobrino. —me señaló— No me falles Felipe, sabes que después de todo esto tendremos nuestra recompensa. Obtendrás lo que tanto amas —sonrió
—¿Qué cosa podría debilitar a Maximiliano? —pregunté
—Fácil, puede que en cualquier momento encuentre a su compañera o tenga en sus manos alguna carta que su padre haya dejado como prueba de mis delitos —fruncí el ceño
—Aquella carta la tengo yo y probablemente él me haya hecho caso. Recuerda que en la carta que le escribí le decía que buscará algo en el despacho de su padre, pero al parecer no encontró nada, ya que el Consejo no hizo ningún movimiento —asintió, soltó un suspiro y se acercó a su llamativo trono tomando asiento
—Por eso debes ir, darle aquellas pistas falsas y listo. —me observó— Es fácil Felipe
Asentí.
Sus ojos oscuros me observaron, tenía una sonrisa de lado.
Una muy falsa.
—Cuando al fin tenga en mis manos a los 3 reinos todo mi esfuerzo me hará cumplir mi destino. Ese destino que fue una burla para todos, pero luego estarán arrodillados ante mí aclamando perdón y yo solo los veré sufrir —tenía la mirada perdida
—Pero ¿qué motivo te llevo a matar a mi hermano? —pregunté, dejó de estar perdido y me observó con detenimiento como si buscará algo
—Volver débil a Maximiliano, pero no se rindió sigue de pie. Felipe debes entender este sacrificio, tu hermano ya murió, tu querida cuñada igual. Cuando sucedió aquello hizo que el reino de Thusrek estuviera en mis manos y ahora será fácil tener también al reino de Witther. Es pan comido, solo debes seguir mis órdenes o mis queridas bestias tendrán más comida —sonrió ante lo último
Frente a mí tenía a un total desconocido, un hombre que no sentía dolor ni pena. Se dedicaba a obtener su preciado destino, aquel que era egoísta y patético. Y no lo entiendo, debería frenarlo, pero una parte de mí no puede, él tiene algo que amo y si me niego será fácil perderla.
Traicione a mi propio sobrino, traicione la memoria de mi hermano y a mis antepasados. Traicione a mi familia ayudando a un hombre que era capaz hasta de matar a su propio hijo.
Y lo hizo.
Mato a su hijo.
Aquel que se había negado a ese destino, aquel que intento ayudarlo, pero sufrió en el camino.
Debo sonar egoísta, pero tengo mis motivos.
El hombre frente a mí tal vez quiera lograr su destino, pero yo solo quiero que ella esté conmigo, que nadie la lastime. Que viva feliz.
Solo por ella.
Debo traicionar para poder obtener mi felicidad.
Lo siento, Marcus —pensé
—Ahora ve y haz lo que te ordeno. —preferí mirar el piso— Amanda irá contigo, ella también ayudará
Asentí y lo observé, di media vuelta caminando hacia la salida.
—No me falles —pare en seco al escuchar su voz
Seguí mi camino sin responder.
Y suavemente sin que él me escuchará susurré.
—Sí, padre
Reino Witther • Maximiliano • "Sobre nuestras razas hay mucho que contar, cada uno emergía en las sombras. Evitan ser vistos, pero tarde o temprano serían vistos. Los primeros en ser vistos fueron los felinos, cuentan que fue la hija del jefe quien corrió aquel riesgo. Era apenas una cría cuando salió del bosque, una de las reglas principales era mantenerse en su nido hasta que sus padres vuelvan de cazar, pero ella era muy traviesa. La curiosidad fue más grande y rompió la regla, camino escuchando todo a su alrededor y jugueteando, pero no había visto a un humano observarla. Aquel humano prepara en silencio su lanza para poder acabar con aquella presa, pero fue un Alfa quien la salvo, asesinando al humano. Días después los humanos se alteraron, ya sabían de bestias que asesinaban en el bosque. Nuestras razas corrían riesgo. Así que tuvimos que actuar, form
Reino Witther • Maximiliano • —Vigila a Esmeralda. —susurró, regresábamos de las cabañas donde dejamos a mi compañera para que ella descansará— Que mañana se tomé el día libre, debe descansar y no hacer esfuerzo ya que podría lastimarse o abrirse la herida nuevamente. Así que por favor cuida... —me detengo al escuchar la puerta cerrase con fuerza, giró encontrándome con Daniel quien me observa impresionado. Dirige su mirada a mi nana y ella agacha la mirada avergonzada —¿Estas preocupado por una humana? —pregunto Daniel alzando una ceja —Daniel buenas noches —susurró con sarcasmo, sabe que odio que entre a mi alcoba sin mi permiso —Responde —pide con voz firme, algo está sospechando —Sabes que Maximiliano es una persona bondadosa y desea apoyar a los empleados —este asiente, mantiene la mirada fija en mí. Siempre había sido lo mismo, es como si leyera mi mente —¡A
Reino Witther —Levanta tu cabeza, orgulloso beta. Ahora estarás al lado de nuestro rey, resguardando, guiando y apoyando sus decisiones. —susurró el primer consejero, quien observaba al hombre frente suyo que permanecía arrodillado. Daniel levantó la mostrándose cabeza orgulloso— Te damos la bienvenida beta —Daniel se colocó de pie y los 16 consejeros hicieron reverencia. —Te damos la bienvenida beta —susurraron todos los consejeros El quinto consejero sonreía orgulloso, su primo tomaba un puesto muy importante en el reino Witther. Maximiliano observaba como su gran amigo se acercaba a él para luego hacer reverencia y susurrar. —Te serviré por siempre, mi rey —Lo sé, Daniel —susurró el rey Un gran banquete fue servido en honor a Daniel, deliciosos postres de moras (especiales en el reino), vino blanco, galletas de naranja, fruta cortada y muchos más manjares que adornaban la mesa. En el ex
Reino Witther Ella estaba pasmada. Y él disfrutaba sentir la calidez de aquellos dulces labios, los labios de su compañera. Acunó con sus manos las mejillas de Esmeralda y profundizó el beso. Mientras que ella seguía inmóvil, con los ojos cerrados totalmente asustada. Era el rey quien la besaba profundamente. La besaba suavemente, como si tuviera miedo a romperla. Despegó lentamente sus labios de los de su compañera para luego observarla, ella seguía con los ojos cerrados y las mejillas rojas. Pero luego se alejó de ella con rapidez, la había besado y alguien pudo haberlos visto. No podía exponerla, no podía perderla. —Vete y no menciones esto a nadie o morirás —susurró el rey mientras se giraba para poder servirse una copa de vino. Esmeralda con lágrimas en los ojos asintió, aunque el rey no pudo verla pudo sentir el aroma de su tristeza. Salió del despacho con el corazón latiend
Reino Witther La suave brisa acariciaba los árboles, el día era cálido. Caminaba por el gran jardín que poseía el castillo, lo perturbaba algo tan hermoso, su compañera. Su corazón se estrujaba cuando recordaba el beso y luego haberla rechazado, pero tenía sus motivos, aún no era tiempo. Debía mantenerse alejado de ella, aunque los días se tornarán una tortura cuando lo embriagaba el dulce aroma que desprendía su compañera. A lo lejos un carruaje se acercaba lentamente, su destino era el castillo. Felipe estaba inquieto, vería a su sobrino después de tanto tiempo. Y aunque sus pecados lo atormentan, debía seguir adelante por ella. Ella había cambiado su vida por completo desde que la sostuvo entre sus brazos por primera vez. Recuerda su sonrisa inocente cuando le trajo un libro por primera vez, sus pequeños brazos lo sostuvieron con adoración para luego correr a los brazos de Felipe y sus
Reino Thusrek Josep le sonreía al hombre que ahora portaba orgullosamente la corona. Humberto. El nuevo rey de los felinos, el rey de Thusrek. Hace aproximadamente dos años los preparativos para su coronación y matrimonio empezaron luego de la muerte de su padre. Pidió estar dos años en luto, pero su madre, Helena, se lo prohibió y solo le otorgó un año de luto. Lucy, era su prometida, a quien conoció a los 15 años de edad quedando perdidamente enamorado de ella. Él no lo pensó dos veces y frente a sus padres pidió la mano de Lucy, la cual aceptaba el amor del príncipe. Y tras 5 años juntos como prometidos la triste noticia del fallecimiento del rey entristeció a todo el reino, miles de flores en honor del difunto rey fueron enviados desde el reino Witther y Priswer. El día de la coronación había llegado. Vestían a los futuros reyes para iniciar con la sagrada ceremonia de matrimonio y luego coro
Reino Witther Tras un largo suspiro lleno de frustración Felipe observó a su sobrino. Era como ver a su hermano, pero no era él. Frente suyo alguien a quien estaba traicionando lo miraba con desprecio. Tal vez algún día me entiendas—pensó Felipe Estaba a punto de contestar cuando de imprevisto Maximiliano se puso de pie y salió del despacho enojado. Daniel observó a su rey irse hirviendo en pura ira. —Lamento que su majestad ahora no pueda atenderlos, pediré a una mucama que los lleve a sus alcobas. Disculpen —susurró saliendo del despacho, Amanda observó a Felipe quien miraba hacia la nada Reconocía esa mirada, estaba triste y agobiado. Estaba traicionando a su propia sangre y nadie sabía sus razones, tal vez cuando su sobrino lo descubra termine odiándolo sin escuchar sus motivos. Minutos después entro María con una muchacha detrás de ella, les brindo una sonrisa cálida. —Por fav
Reino Witther • Esmeralda • Sentía un profundo dolor. Durante toda la noche no pude evitar llorar, me dolía mi corazón. ¿Qué era el amor? No lo sabía, había experimentado el amor familiar, el amor que mi abuela me brindo, pero el amor hacia un hombre no lo experimente y ahora mi corazón sufría una profunda confusión. ¿Qué sentía?, ¿y por qué? Aquel beso fue tan mágico, removió mi corazón, pero luego cuando recibí su rechazo algo en mí se rompió. Era un sentimiento inexplicable, cuando lo veía mi corazón palpitaba fuertemente. Había escuchado que los licántropos tenían compañeros, lo reconocían por su aroma y su lazo era fuerte. Un amor puro y verdadero. Ahora mismo observábamos como la invitada, llamada Amanda explicaba cómo preparar galletas florales. Según nos dijo las favoritas del rey. —...así háganlo y cuando estén listas la sir