VIII. Daniel, su beta

Reino Witther

• Maximiliano •

El silencio reino durante unos largos minutos, ninguno de los dos dijo nada. Él al igual que yo lucíamos impactados, la última vez que lo vi fue tras aquella discusión y mi tonta reacción. Lo trate mal sabiendo que él no tiene la culpa de nada.

Habían pasado 3 meses desde mi coronación, al principio fue difícil adaptarme, pero ahora ya estoy controlando más el reino.

Y ella, suelo verla contemplar las flores del jardín por unos largos minutos, posee una sonrisa inocente y dulce. Muchas veces su aroma interrumpe mis pensamientos, le pedí a mi nana un pequeño favor, cada vez que mi desayuno, almuerzo o cena sea llevado a mi despacho ella debe traérmelo. Me gusta su aroma.

Es tan exquisito y me da calma.

Y no hay sospechas, pues la encargada es mi nana así que el personal le hace caso.

Sigo investigando, pero no encuentro alguna pista. He seguido buscando alguna carta o documento en el despacho, pero no hay nada.

¿Felipe me mintió?

Lo probable es que, si lo haya hecho, pero por otra parte no entendería la razón.

Es confuso.

Una parte de mí quiere rendirse y la otra quiere seguir, tener frente a mí a ese asesino y al final asesinarlo.

—¿Despertaste? —pregunto Daniel sacándome de mis pensamientos, no sé cuánto tiempo estuve así, pero lo más probable es que ahora parezca un tonto

—Lo lamento. —sonreí— Me alegra verte, Daniel

Ambos permanecimos mirándonos fijamente, sabía que en cualquier momento me diría algo.

—Veo que ya eres rey. —susurró— Me alegra mucho, pero no quiero molestarte

—No, Daniel, no molestas, pero me sorprende tu visita —él frunció el ceño con una sonrisa de lado

—Es horrible como me tratas. —susurró burlón— Vine de parte de Bea —Bea era aquella mujer que me entreno, es una bruja blanca que vive actualmente en el reino Thusrek ayudando a los reyes felinos. En mi estadía en el reino Thusrek solo visite una vez el castillo y fue para despedirme— y de parte del Consejo de Witther

—¿Qué? —hace unos días el Consejo me trajo una carta informándome de una reunión urgente este fin de semana, pero ¿qué tenía que ver Daniel en esto?

—Permítame, su majestad. —hizo una reverencia mientras hablaba— Soy Daniel, su beta

Así que era eso, lo escogieron como mi beta.

Sus ojos verdes me observaron por unos segundos.

—¿No me felicitaras? —pregunto burlón, me acerque a él fundiéndonos en un suave abrazo. Daniel no solo fue mi única compañía en el reino de Thusrek, él también fue mi único amigo. El padre de Daniel es primo del quinto consejero, así que por ser su pariente era uno de los candidatos para el puesto de beta.

Sabiendo de mi amistad con Daniel, lo habrán escogido.

—¿Hay algo nuevo? —pregunto, luego de romper el abrazo decidimos brindar con vino, se sentó frente a mí

—No hay pistas —susurré frustrado, sorbió de su copa

—Ya hallarás alguna que te lleve a ese hombre, podemos llamar a Bea

Negué con la cabeza.

—No quiero involucrarla, ella tiene mucho en mente en el reino Thusrek, —bebí lo último de mi copa— pero días antes de mi coronación mi nana me contó que mi tío Felipe había venido al castillo y me dejó una carta

—¿Tu tío Felipe? Así que apareció —yo asentí

—Él me confesó que también busca al asesino de mis padres, pero me sorprendió cuando mencionó que buscará en este despacho alguna carta que mi padre haya dejado, —Daniel me observó confundido— pero lo más curioso fue que saco una teoría

—¿Saco una teoría?

—Que mi padre posiblemente antes de su muerte haya sabido del asesino y sus intenciones —su rostro se mantuvo sereno y confundido

—¿No te suena raro? —negué— Lees la carta y tu tío dice aquellas cosas, es como si él escondiera algo. No entiendo la razón, pero se me hace muy sospechoso —luego lo entendí, exactamente cuándo mencionó esa parte en la carta sonó como si la afirmará

—¿Debe estar involucrado? —pregunté con la mirada perdida

—Nunca me dio confianza tu tío, es casi como tú abuelo. Frío y malévolo, pero de algo estoy muy seguro es que debes mantener cualquier pista o hallazgo en secreto, pues nunca sabrás cuando alguien cercano puede traicionarte

—Lo sé. —cubrí con mis manos mi rostro— Me siento agobiado, pero no puedo parar

—Debes comenzar ordenando las piezas

—¿Qué? —pregunté, dejé de cubrir mi rostro

—Empieza desde el inicio, averigua si antes de la muerte de tus padres h**o asesinatos y así poco a poco ordenas las piezas. Tendrás luego los nombres y más cosas. No lo hagas apresuradamente, pronto hallarás una pista

Ordenar las piezas.

Debo empezar desde el principio.

Pero ¿cuál era?

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