Reino Thusrek
Y ahí estaba él sonriendo con orgullo y felicidad. El carruaje se acercaba cada vez más y podía sentir los nervios consumir su cuerpo. Su hija llegaba por fin a su hogar con el corazón adolorido, pero con el amor que sus padres habían almacenado por años esperando su regreso. Los rumores sobre la aparición de la princesa Aranya corrieron por los tres reinos con rapidez, algunos esperanzados de pronto conocerla y otros confundidos mientras que la pequeña princesa observaba la ventana del carruaje con tristeza.
¿Cómo estará su majestad?
¿Cuándo podré estar junto a él?
Eran las preguntas que retumbaban su mente a cada momento ni siquiera pudo dormir. Extrañaba poder dormir entre los brazos de su amado rey. Sentir su aroma colarse en sus fosas nasales y tranquilizar su respiración. El dolor en su corazón era inmenso. Sentía un vacío y la rareza que a su alrededor mostraba. Todo era nuevo.
Observó nuevamente al hombre frente suyo. Sonrió con triunfo. —Así que el gran rey ¿pide verme? —pregunto César sosteniendo en sus manos una gran espada, filosa y deslumbrante —¿Irás a verlo?, —pregunto Apolo obteniendo como respuesta un asentimiento— ¿qué crees que quiera? César dejó de sonreír para ponerse de pie. —Matarme o solo buscar paz, ya sabes lo típico de los reyes. Qué patético —sus cabellos rubios caían sobre su rostro con rebeldía mientras que su mirada estaba completamente atenta en la espada. La sostuvo del mango para hacer movimientos leves en el aire —César ¿tienes algo en mente? —pregunto Apolo observando a su compañero mover la espada —No dejaré que esos reinos sigan siendo para ellos, disfrutan, sonríen y gozan de algo que no les debe pertenecer. —de un movimiento la espada señalaba al joven Apolo, quien retrocedió asustado— ¿Acaso debemos dejarlos continuar así? —Apolo negó rápidamente— ¿Lo notas, mi querido Apolo?
Se observaron con detenimiento. —Bienvenido, su majestad —susurró César lleno de sarcasmo El joven rey cayó de rodillas doblegado por el dolor que invadía su cuerpo. Apretó sus dientes mientras su mano derecha agarraba con fuerza su pecho donde un terrible dolor lo invadía. —¿Duele? —César soltó una carcajada al ver al frágil rey en el suelo— Pides verme y ahora solo caes al suelo. ¿Me estás pidiendo clemencia? —No —susurró Maximiliano entre dientes, pero César solo sonrió —Eres muy patético, su majestad, nuestro señor tenía toda la razón al decirnos que eres débil. ¿Hay algo más que deba saber?, —solo obtuvo como respuesta una mirada fría y enojada del joven rey— ¿me odias? Se empezaron a escuchar golpes a la lejanía con dolor el joven rey cerró sus ojos lentamente, los sonidos llegaban desde el gran muro. Estaban atacando el muro con ferocidad de pronto varias personas rodearon al joven rey mientras se reían de él. —Si quiere
Esmeralda solo sollozaba abrazando sus piernas con dolor mientras las cocineras trataban de consolarla, se encontraban huyendo del castillo Thusrek en un carruaje menos la reina felina quien peleaba protegiendo a su hija, pero ella solo quería llorar llena de miedo y dolor. Su amado debía estar ahora en el campo de batalla y no quería perderlo. No me dejes —pensó recordando el rostro del joven rey Observo el oscuro techo imaginando el cielo cubierto por hermosas nubes y el sol iluminando cada parte del bosque. Entonces cerró sus ojos continuando con su dolor y ahí en el campo se alzaban grandes cortinas de tierra, los gritos seguían presentes y la sangre se esparcía en la tierra quedando impregnada para convertirse en un cruel recuerdo y dentro del gran muro todo yacía destruido. Casas, los castillos. Todos huyendo. Gente muerta en el suelo sobre grandes charcos de sangre y la lucha convirtiéndose en la única salvación de todos porque ahora solo qued
Aquellas tierras habían sido cubiertas por la muerte. La sangre derramada se había impregnado convirtiéndolas en malditas, sangre de aquellos que murieron injustamente, sangre de aquellos consumidos por la oscuridad. A lo lejos de aquellas tierras se alzaban pequeñas manadas dejando atrás los tiempos donde vivían entre reinos. Solo quedaba uno y era el reino Mítico quien seguía reconstruyendo lo que antes fue consumido por Manuel. A pesar de su negativa la princesa Luciana tuvo que aceptar el cargo de reina para luego casarse con Francesco y poder así tomar lo que por derecho le pertenecía, ambos eran amados y respetados por su pueblo. Y entre ellos algo más nacía convirtiéndose en amor y dando como fruto al pequeño Gonzalo futuro rey Mítico. Poseía la mirada de su padre y los cabellos de su madre. Habían pasado siete años desde lo sucedido, siete años en los que aquellos que huyeron del ataque tuvieron que encontrar su lugar. Encontrar un nuevo hogar. <
Reino Witther (16 años antes) La mujer aferró con fuerza a su bebé, corría con rapidez sintiendo el aire golpear su rostro. El miedo recorrió su cuerpo en unos segundos, miles de lágrimas brotaban de sus hermosos ojos café. Se escuchaban los aullidos, gritos y rugidos. Ella sintió aún mucho más miedo. Paro en seco al verse atrapada, había llegado a un callejón. Grandes bolsas negras estaban amontonadas a un lado. Se acercó a ellas y olfateó, de ellas brotaba un olor fuerte que nadie podría captar a la distancia. Soltó las tiras que sujetaban su capa, con está envolvió el pequeño cuerpo que yacía en sus brazos. Lo arrulló por unos momentos para calmar su llanto y cuando al fin dejó de llorar cerró sus ojos por unos segundos. Era arriesgada la decisión que tomo, pero debía hacerla. Colocó al bebé encima de las bolsas, cubriendo el cuerpo con las bolsas no tan exagerado para q
Reino Witther (Presente) Las mucamas corrían de un lado al otro limpiando cada rincón del castillo, las cocineras preparan postres de moras y en el pueblo los rumores del regreso del príncipe corrían por todos lados. Regresaba después de 4 años, 4 años en luto. Los pueblerinos no sabían la verdadera razón del asesinato de sus padres, pero sabían que el dolor sería curado con la venganza. Maximiliano había vuelto para cobrar venganza. Quería que sus padres descansarán en paz. Quería estar en paz consigo mismo, aunque ahora mismo la soledad sea su única compañía. María, era la nana del príncipe, esperaba la llegada de su amado niño para poder darle un abrazo y hacerle saber que no estaba solo. Ella observaba la reja que yacía cerrada, sostenía entre sus manos un sobre blanco y sus ojos se llenaban de lágrimas a cada segundo. En el camino, los pueblerinos murmuraban viendo pasar un carruaje. —¡El prí
Aldea humana, al sur del reino Witther • Esmeralda • "Comunicado real Reino Witther Ante lo presente, se necesitan 15 nuevos ayudantes en el personal del castillo. Las edades pedidas son entre los 16 a 28. Atte. Maximiliano Witther" Todos los que irían al castillo estaban siendo subidos a dos carruajes, ahora mismo había 7 chicas de mi edad y en el segundo carruaje iban los restantes mayores de 18 años. Aquí estudiar, leer o pensar en formar una familia es casi nula en los jóvenes, ellos solo quieren dinero que es algo que buscamos por la pobreza de esta aldea. Estamos prácticamente abandonados y las ayudas son siempre con un motivo aparte. Vivía con mi abuela hasta que ella hace unos meses falleció, era mi única familia y ahora tengo que mantenerme con vida y buscar el dinero sufici
Reino Witther • Maximiliano • "Tal vez deba comenzar pidiendo disculpas por no haber estado a tu lado en ese momento tan difícil, pero necesito que entiendas que al igual que tú yo también busco venganza, busco al maldecido que le arrebató la vida a mi hermano. Tengo pistas sobre él, durante estos últimos años ha habido más víctimas al igual que tus padres, pero lo difícil es entender la razón de sus muertes y por eso sigo investigando. En unos días te llegarán unos papeles que contienen los informes de cada asesinato, guárdalas. Maximiliano yo también sufro día a día al no tener a tus padres, tu madre era una mujer muy dulce y bondadosa, en cambio tu padre solía esconder su furia para no preocupar a nadie y siento que él sabía sobre ese hombre, solo ve y busca algún documento en la oficina de tu padre ahí debe haber algo. Prometo v