CAPÍTULO 5: LA LLEGADA DE JAKOB

Chiara, se encontraba en el aeropuerto esperando la llegada de su prometido, su corazón se agitaba violentamente y los nervios de cada parte de su ser vibraban inquietos.

Habían pasado tres días terribles, se sentía deprimida y un poco angustiada, le costaba dormir por las noches y durante el día su agotamiento se evidenciaba. Camilla, no dejaba de llevarla de un lado a otro, quería mostrarle cuánto había cambiado la ciudad en los últimos años. Pero lo que más le angustiaba era no saber nada de Marcello, si bien era cierto que se repetía constantemente que lo que más anhelaba era que él se mantuviese al margen de ella, en realidad, deseaba con desesperación que él la buscara, quería creer que los años no habían pasado y que seguían siendo el par de adolescentes enamorados. Pero la realidad era otra, totalmente distinta a la que ella soñaba.

Una hermosa voz anunciaba un vuelo a Francia, eso la sacó de su ensoñación justo a tiempo para ver aparecer a su prometido.

Jakob, era un hombre hermoso, alto, de casi un metro noventa, con abundante cabello oscuro, su boca era sencillamente perfecta, anchos hombros, brazos fuertes. A pesar de tener un hombre perfecto junto a ella, no dejaba de pensar en Marcello Corttonni.

-¡Princesa, amor mío!- gritó él llegando hasta donde ella se encontraba. Dejó caer un bolso, soltó la gran maleta y la estrechó entre sus brazos. Era un abrazo cálido, tierno y amoroso. Chiara por alguna extraña razón quiso llorar.

-¡Jakob!- susurró sintiendo las lágrimas quemarle los ojos. Él le elevó el rostro.

-Oh cariño, no llores. . . yo también te he extrañado mucho.

Su cara descendió acercándose a la de ella, entonces Chiara le rodeó el cuello con sus manos y cerró los ojos.

El contacto de aquello carnosos labios fue suave, delicado y allí con ojos cerrados correspondió a aquel beso, aferrándose a él como su única salida. Sintiendo que solo Jakob, la ayudaría a superar cualquier dificultad.

Le había conocido en la universidad, cuándo atravesaba la mal temporada que ocasionó a ella el separarse de Marcello. Jakob, había sido cariñoso y dulce en todo momento, pronto se ganó su confianza, luego su amistad, su cariño y cuándo menos lo esperaba él la había besado y ella buscando olvidar a Marcello, había aceptado el amor que él le ofrecía y dos años más tarde, aquel anillo de compromiso se posó en su dedo, suplantando así al primero que había lucido.

La primera vez que le había permitido hacerle el amor, había llorado toda la noche por el fuerte dolor que le ocasionó. Un dolor casi físico, al saber que había profanado su cuerpo al entregarse a otro hombre.

Pero acalló su dolor diciéndose que el sacrilegio de Marcello había sido mucho mayor.

Jakob, fue quien culminó el beso, luego unió sus frentes y susurró junto a tus labios.

-Te extrañé tanto, mi amor.

-Y yo a ti- le respondió Chiara sintiéndose realmente triste.

-Ahora vamos a tu casa. Muero por volver a ver a mis suegros.



-¡Jakob!- exclamó el padre de Chiara, acercándose a ellos en cuanto cruzaron la puerta.

-¡Hijos míos!- la elegante madre de Chiara también se acercó a ellos. Llegó hasta ellos y abrazó a Jakob.

Los cuatro se encaminaron hasta la sala y tomaron asiento. Luego la madre de Chiara, como buena anfitriona pidió bebidas para todos.

-¿Y cómo te fue en el viaje, Jakob?- le preguntó Gio Lorretti.

-Oh, muy bien. Es un viaje realmente largo y las escalas agotadoras. Pero vale la pena, lo haría mil veces si la recompensa fuese tener a Chiara y verlos a ustedes.

-¡Eres adorable!- fue la respuesta de Milena, la madre de Chiara, Jakob rió alegremente.

-La adorable es su preciosa hija- aún sentado, era realmente alto y musculoso, junto a Chiara parecía un gigante- por cierto, la hermosísima Camille, ¿dónde se encuentra?

-En el instituto, llegará por la noche.

-Qué bien, muero por darle un abrazo.

-Y ella a ti- le sonrió Chiara.

-Quizás quieras descansar un poco, hijo.

-Si, Milena- le sonrió a su suegra- vengo agotado- se giró hacia Chiara- ¿me muestras nuestra habitación querida?- Ella tragó nerviosa.

-¿Nuestra?- se sonrojó.

Si, nuestra- Jakob rió- eres encantadora Chiara, muy pocas mujeres se sonrojan a tu edad.

-Es que. . . quizás quieras una habitación solo para ti. . . te hice preparar una. . .

-No, yo quiero estar contigo Chiara, en Australia dormíamos juntos. ¿por qué debe ser diferente aquí?- se giró hacia sus suegros- sé que quizás para ustedes sea incómodo, pero. . . yo adoro a Chiara, en seis meses nos casaremos y. . . es normal que dos personas que se aman y en nuestra situación duerman juntos.

-Pero, Jakob. . .

-Por favor. . .

-Por nosotros no hay problema- dijo Gio riendo- como dices, ahora es muy normal, no como cuando Milena y yo nos casamos, la sociedad cambia mucho. Así que pueden dormir juntos sin ningún problema.

-Gracias. . . entonces, cariño. ¿Vamos a tu habitación?

-¿A la mía?- preguntó Chiara, creyéndose incapaz de dormir con Jakob, en la misma cama en las que tantas veces Marcello, le había hecho el amor- podríamos ir a la que preparé para ti.

-No- respondió Gio- no cariño, la tuya es mejor. . . no tiene sentido mover tus cosas. Es mejor solo tener que instalar las de Jakob, en vez de mover las tuyas también.

-De acuerdo- respondió ella sintiendo que se desmoronaba por dentro creyendo que no podría soportarlo- entonces vamos. Necesitas dormir.

Cuando llegaron a la habitación Jakob la abrazó.

-¿Te quedarás a hacerme compañía?

-Deberías descansar, cariño- le respondió rogando para que él no insistiera.

-Lo haré- le besó el cuello- pero. . . primero. . .

-Jakob, mis padres están allá abajo.

-Y nosotros aquí arriba- continuó dejando un camino de besos- te he extrañado muchísimo, mi amor. Ahora lo único que deseo es hacerte el amor y luego dormir abrazándote.

Él la beso en los labios y Chiara lo supo. No había vuelta atrás.

Jakob, era extremadamente tierno cuándo la hacía suya. Adoraba su cuerpo con desmedida ternura, besaba casa centímetro de su piel con adoración. Jakob, realmente la amaba. Entonces, ¿ por qué se sentía tan mal al permitir que Jakob, le hiciera el amor en la misma cama en la que había dormido con Marcello?

Se quedó entre sus brazos, sintiendo como el desbocado corazón de Jakob, buscaba su ritmo natural. Sintió que había cometido el mayor de los sacrilegios. Ahora no solo se había entregado a un hombre amando a otro, sino que lo había hecho en la cama menos indicada. En la cama que estaba llena de amor, de recuerdos, una cama que aún mantenía el olor de Marcello Corttonni.

Jakob, se quedó dormido con sus piernas desnudas enredadas a la de ella y su cuerpo pegado a ella transmitiéndole calor, pero Chiara se sentía fría, terriblemente fría. Sin poder evitarlo un segundo más se giró y tomó una almohada para esconder su rostro y llorar en silencio mientras su alma gritaba de pleno dolor, dolor por no poder tener a Marcello, dolor por entregarle su cuerpo a Jakob, cuando su cuerpo sabía que por siempre tendría un solo dueño.

¡Marcello Corttonni!

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