Capítulo 5 Joss

Nadie tiene el control real de su vida, la existencia es caprichosa y nosotros somos simples títeres.

¿Qué carajos fue eso?

En cuanto Gaby desapareció del lugar, todos comenzaron de nuevo a entrenar como si nada hubiera ocurrido.

¿Será que aún estoy bajo los efectos de esa jodida bebida?

Sentí preocupación al ver su rostro, solo deseaba que descansara y entonces viene y me cachetea de esa manera... no la entiendo.

—Está claro que sigues siendo medio bruto y brusco al tratar con las mujeres —no me di cuenta cuando Ricardo se me acercó; el hecho era que Gaby tenía un efecto perturbador “en buena manera” en mí y siempre terminaba desconcertado o ido luego de verla y empeoraba con el tiempo.

—Creo que terminaré dándote la razón, solo intenté por alguna extraña circunstancia darle espacio para su descanso y ella terminó golpeándome.

—Cuando abres la boca todo lo que haces con buenas intenciones lo destruyes... ¿no me digas que no te has dado cuenta de lo arrogante y pedante que eres? Y lo eres aún más desde que la Diosa Oscuridad te maldijo para que no pudieras sentir.

—Pe-pe- pero —tartamudeé frunciendo el ceño—, ella me hace sentir ciertas cosas, ayer pensé que era efecto del licor que me dio mi amigo Neoma, pero hoy me quedó claro que ella visiblemente me altera... de hecho, aun no entiendo por qué fui agradable con ella.

—¡No fuiste agradable! Escuché lo que le dijiste, como se te ocurre decirle que es un bicho raro, no es bueno que la discrimines. Eso jamás una mujer lo tomará bien... no sé con qué clase de mujeres te juntabas antes, pero esta si te golpeará cuando la provoques.

—Me ha quedado muy claro —me sobé la mejilla—, me habría encantado que Oscuridad me maldijera con eso de no sentir dolor tras los golpes o heridas, eso habría sido más productivo para mi vida.

—Eso no lo pongo en duda —Ricardo soltó una carcajada.

—¿Vas a entrenar hoy con nosotros? —pregunté acercándome hacia el lugar donde guardábamos las armas.

—Sí, pero no en este momento, debo organizar un escuadrón para que en unos días podamos ir a cazar Licht.

—Supongo que llevas todo eso digitalizado.

—No, he decidido mantener ese tipo de información bajo llave y que solo lo sepan las personas involucradas ya en último momento, no deseo que se filtre la información —Ricardo puso su rostro serio y continuó—, no me siento muy a gusto desde que sé que los brujos nos ayudarán, aunque confío en tu criterio al escoger a los indicados, no es que diga que sea una mala idea... solo soy precavido en mi modo de actuar.

—Eso está bien, estás en tu derecho, además mientras que todo sea por nuestro bien no veo porqué recriminarte tu manera de trabajar —tomé una espada pesada y verifiqué su filo.

—Creo que deberías disculparte con Gaby —el tono de mi amigo fue compasivo, pero no evitó que mi reacción fuera brusca.

—¡Ah! ¿Estás loco? ¿Por qué haría eso?

—Porque ella detesta ser una sombra y tú la maltratas por ser humana… y-y-y-y porque no eres tan estúpido como aparentas.

Puse mis ojos en blanco.

—No me interesa quedar o estar bien con ella —en cuanto vociferé las palabras, sentí un extraño mal sentir en el pecho.

¿Qué me ocurre?

—Entonces haz lo que te salga del trasero, me voy a lo mío —Ricardo desapareció y me dejó allí meditando sus palabras.

¿Disculparme? ¿Yo? Nooo, mejor paso de eso —no pude pensar nada más, porque Miriam y Andrea se acercaron a mí.

—Guerrero, ya terminó la ronda de entrenamientos como dice nuestro horario, regresáremos dentro de cuatro horas —Andrea me hablaba con mucho respeto, mientras que Miriam se quedó en silencio, mirando hacia el otro lado, a la nada.

—Está bien, no olviden seguir practicando todos los ejercicios y maniobras, en pocos días entrenaré con ustedes para evaluar su desenvolvimiento.

—¿Hoy entrenará Gaby con nosotras? —Miriam sonó más seria de lo habitual.

—No lo sé, creo que se fue a descansar —contesté sin darle mucha importancia.

—Sí, supongo que sí... —Miriam se empezó a ver algo molesta— con el debido respeto que usted se merece, quiero decirle algo, ¿me lo permite?

¿Qué querrá?

—Claro, dímelo.

—Si por analogías de la vida u orden de reacción nos referimos... los humanos somos mayoría y por consiguiente, tú y todo lo que te rodea te convierte en un bicho raro... puede que los humanos seamos idiotas y no valoremos lo que tenemos; y seamos egoístas sin poderes sobrenaturales, pero tenemos más cualidades positivas de las que ha visto aquí... está bien, admito que soy una híbrida, pero hay más humanidad y amor en mí que la que tú o muchas sombras sentirán en mucho tiempo... si estás amargado por la vida que te tocó, no es bueno que vayas señalando de tanto en tanto las diferencia de los demás.

Miré hacia Andrea y tenía el rostro desencajado por el asombro, y estaba seguro de que yo la imitaba, porque aún no podía creer el sermón moral y bastante cierto que me acababa de dar su hermana. Si la gente pensara como ella, desde hace siglos los humanos habrían bajado sus niveles de suicidios por causa del bullying.

—Tienes razón, es más, iré a disculparme con ella.

Miriam asintió y me dio la espalda para salir del área caminando, por su parte, Andrea, bajó la cabeza en modo de respeto y articuló sin emitir sonido un “todo lo que dijo es cierto” para luego caminar detrás de ella.

Ah maravilloso. Ahora frente a todos era un patán, y si bien ya todos lo sabían, porque en realidad sí lo era, esta vez no me sentía muy cómodo con la situación.

Dejé el arma en el estante y decidí caminar hacia la habitación de Gaby.

No me permití pensar en nada mientras caminaba, no deseaba que ese lado pendejo que me caracterizaba tomara el control y decidiera volver a cagarla. Para mi sorpresa, me conseguí en el pasillo con Neoma, se veía muy sonriente y no estaba solo, a su lado estaba su hermana Nelesky, ambos eran humanos, pero la suma de sus edades superaban los cuatrocientos treinta años; ellos pagaban por esas medicinas que habían creado los humanos para vivir tanto como quisieran y además eran brujos; ellos potenciaban esos descubrimientos y lo mejoraban para ser más fuertes, rápidos y esfumarse... es ahí donde conseguían tener dinero para subsidiar sus gustos caros y ser prácticamente millonarios ante los humanos, aunque hasta donde sabía, poco se dejaban ver.

—Qué bueno que te encontré rápido, no quería meterme en problemas —me saludó sonriendo.

—¿Quién te dejó entrar? —creo que mis ojos estaban a punto de salirse de mis cuencas, lo creía muy capaz de aparecerse si anunciarse.

—Es un exagerado, lo hace solo para preocuparte, nos dejó pasar el guerrero Marcos —Nelesky intervino sin ninguna palabra hiriente o tono despectivo.

Debería seguir molesta y odiarme.

—Ahhh ya me habías asustado, lo último que quiero es que me metas en problemas con alguno de los guerreros o los Reyes.

—Tranquilo hemos llegado y tocado la puerta —Neoma me sonreía y yo me debatía entre mantener mi postura seria o romper el hielo y acercarme un poco más a ellos.

Con Neoma no tenía problemas, pero a Nelesky la había lastimado mucho y jamás me había disculpado, claro tampoco había tenido la oportunidad de verla ya que ambos habíamos puesto las respectivas prioridades de por medio y eso evitó que nos volviéramos a ver por casi un siglo. Sé que no era una excusa, pero a Neoma en noventa y ocho años lo había visto como tres veces y lo consideraba un gran amigo.

—¿Vamos al despacho a conversar? —pregunté para ponerlos al día.

—No es necesario, ya sabemos lo que haremos y en cuanto terminemos nos iremos, ya tenemos todo bien planificado… todo aquí —se señaló la cabeza—, en la mente.

Miré hacia Nelesky y recordé de manera fugaz todos esos años de placer que vivimos juntos, ella me fascinó por años, pero no deseaba dejar mi vida como un protector de humanos, tampoco deseaba una familia, ella tenía muchos principios que yo no compartía, además no podía procrear con su raza; quebrantar esa ley, hace años, me habrían aniquilado en represaría y obvio la Diosa Oscuridad no había cambiado las reglas del juego.

—Dile al resto que, si ven a dos personas no conocidas moviéndose por los alrededores y sienten sensaciones extrañas, somos nosotros, los hechiceros, trabajando por su seguridad.

—Está bien, voy a informar que ya empezarán —asentí y busqué la mirada de Nelesky, pero ella no quitaba la vista del suelo—. Gracias a ambos por ayudarnos —me sinceré y fue en ese momento en que ella levantó su rostro para mirarme con sus ojos verdes, solo me observó por dos segundos y asintió para luego sonreír cabizbaja.

—No me des las gracias, en el tiempo en que trabajemos en este lugar quiero las dos citas con esa hermosa chica que llevaste a mi casa, esa fue la condición.

Solo escucharlo me produjo ganas de gritarle un “no” rotundo, pero ese era el trato, así que apreté mis puños como si con eso pudiera liberar esa mala energía que me invadió.

—No hay problema, en un momento le informo a Gaby que ya estás por aquí —hice silencio por unos segundos y continué—. Bueno, los dejos a solas para que comiencen cuando lo requieran, por cierto, se les habilitarán dos habitaciones para descansar por si desean asearse y ya saben, pueden quedarse el tiempo que necesiten, con tal de que todo salga bien.

—Espera, querido amigo, que no termino de ponerte al tanto.

—Dime —respondí enfocándome en su rostro de rasgos finos y delicados, estaba seguro de que si le ponía una peluca con el cabello largo y unos grandes senos, no habría forma de diferenciarlo de su hermana.

—Mi amada hermana aceptó el trato con la condición de que ambos salieran a tomar un café, ya sabes, que salieran a hacer algo muy humano —eso último me provocó una punzada de dolor en el pecho.

¿Qué es esto? ¿Por qué sentí esto? —Estaba confundido— No se supone que no debo sentir nada por nadie, maldición, no entiendo nada. Primero Gaby y ahora Nelesky.

Era cierto, era un maldito bruto, bastardo y prepotente, que con palabras y algunos hechos habían dañado a las personas que no se lo merecían. Este era el momento para mostrar un poco más de inteligencia emocional que hace años atrás y tal vez remediar algunas cagadas innecesarias de esos tiempos.

—Nelesky si eso es así, no es necesario que sea un café, podemos conversar o salir del recinto cuando quieras, no tengo problemas con eso.

Ella miró a su hermano con el ceño fruncido; de inmediato se enfocó en mí y me respondió:

—Acepté venir aquí porque sé que accediendo de una vez por todas a ayudarlos se podría defender mejor a los humanos y eliminarías esa ventaja que tienen los Licht sobre ustedes, cuando se refiere a proteger a los Reyes de su raza... estoy muy al tanto de lo que ocurrió hace poco y fue por eso que decidí venir... me da igual si en el proceso conversamos o salimos, no siento ningún interés en ti; como verás, a mi hermano le fascina dejar en evidencia las miserias de todo aquel que se le acerca y por eso ha inventado esa absurda propuesta... estoy tan acostumbrada a ese tipo de comportamiento que ya ni reacciono, ni me vuelvo efusiva u ofendo cuando decide actuar así.

Tantos años conociéndolo y aún sigo cayendo en sus juegos.

—De todas formas, la propuesta fue sincera, espero puedas aceptar —contesté con tono bajo para no verme desesperado o exigente.

—Ya lo pensaré —replicó Nelesky.

—¡Vieron! ¡Lo sabía! Tantas décadas sin hablarse, luego de tan fogoso e intenso amorío, es un desperdicio.

—¡Cierra la boca, Neoma! —exigí mirándolo con mala cara.

—Por primera vez en décadas, concuerdo al pie de la letra con una sugerencia del guerrero Joss, es mejor que cierres la boca hermano.

—Sí, sí, ya mismo, si de algo he estado muy seguro, es que no es bueno tenerlos a ambos molestos en una situación, ya vámonos —la haló por su mano y se fueron en dirección contraria a la que caminaban.

Me quedé en el pasillo intentando asimilar lo que había ocurrido y lo que había sentido. Ahí iba la única mujer que me había hecho sentir algo real y sincero... el sacrificio más grande y doloroso que había tenido que tomar por ser lo que soy. Separarme de ella me volvió frío, muy apático a las relaciones constantes; prefería más las mujeres ocasionales o esas de una sola noche, así evitaba unirme sentimentalmente a ellas.

Siempre fui más selectivo y exigente que Ricardo en ese tema, es que mi ego no me permitía estar con cualquiera, pero cuando admití haberme enamorado de una simple humana, eso, eso sí fue un golpe bajo a mi supervivencia... si la llegaba amar, no tendría a otra en toda mi existencia, porque así estaba impregnando en nuestros código genético por así decirlo... era más que un egoísta... había pensado solo en mí y no había cuidado ni valorado todo aquello que ella me había ofrecido.

En ese momento, solo pensé en que no podíamos estar juntos, primero porque su potencial inmortalidad era dudosa, ella con esas medicinas y hechizos podría vivir para siempre, pero no era de mí mismo mundo, no era fuerte, cualquiera que quisiera dañarme la eliminaría sin esfuerzo; además, tampoco podríamos tener hijos, en el caso en que ambos estuviéramos preparados; y sobre todo, mis prioridades eran distintas a las de ella.

Soy un maldito, lo sé.

No debí acercarme a Nelesky aun sabiendo que desde el principio su intención era tener algo muy estable.

Creo que la existencia me pone en esta situación para reparar lo no hecho y lo mal dicho... intentaré remediar lo que aún sea reparable y eso implica enmendar las cagadas que hice recientemente, así que continué mi camino hacia la habitación de Gaby con un poco más de optimismo.

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