Capítulo 2

Lo último que se pierde es la esperanza, pero hay seres que nunca la sintieron y jamás la sentirán.

Las explosiones eran más fuertes y más seguidas. El edificio parecía que iba a colapsar en cualquier momento.

Un humano le disparó hacia Marcos más de veinte veces, pero este se hizo sombra a tiempo y no logró ser herido, el desdichado murió segundos después con el cuello roto.

Las sombras se defendían muy bien, pero a pesar de eso, ya había visto varios caídos. El cuerpo de nuestra raza al morir quedaba intacto y debía ser llevado al sol para poder desaparecer y descansar en paz.

Por todo el edificio tenía un vidrio especial para que no entrara ningún tipo de luz... era por eso que tanto de día como de noche, podíamos andar sin ningún cuidado por la gran ciudad, como nosotros les decíamos... a nuestro edificio... que era una réplica del Shun Hing Square en Shenzhen que estaba en la antigua China... eso sí… con la peculiaridad de ser treinta veces más ancho y con más de doscientos pisos, era unas de las monstruosidades arquitectónicas más grande de este siglo.

En pleno siglo treinta y tres los humanos aún creían en el todopoderoso, cosa importante porque en verdad sí existía, pero este había perdido el interés en ellos. Los humanos a su vez crearon cura para casi todas las enfermedades y lograron conseguir vivir para siempre, claro esta última opción solo la tenían los mortales adinerados, quien no tuviera para pagar, sencillamente llegaba un momento en que no tendría como subsistir, estaban limitados en que para mantener el cuerpo sano debían tomar varios tratamientos muy costosos; en cuanto se dejaban de tomar el organismo empezaba a envejecer y terminaban encontrándose con la muerte. Eso de tener la opción de poder alargar sus años de vida lo consiguieron a mediados del siglo veinticinco; y desde entonces ya existen humanos muy poderosos, con varios siglos de edad y por supuesto algunos llenos de absoluta maldad y codicia.

Las ciudades del mundo ya no son como lo eran hace cientos de años... están conglomeradas en ciertos lugares del planeta, pero son más urbanísticas, con infraestructuras inimaginables, edificios gigantescos, donde fácilmente pueden vivir miles de personas en cada uno de ellos.

No existe ni un solo árbol fuera de esas aglomeradas ciudades, la madre naturaleza parece haberse rendido ante el domino y contaminación humana, creo fielmente que se fue con el Dios ausente ya que por más que intentaron reconstruir bosques y áreas verdes en el planeta, estas no proliferaron, las condiciones atmosféricas no se lo permitirán; por consiguiente no había oxígeno, las únicas plantas y áreas verdes que existían estaban dentro de los laboratorios distribuidores de alimentos, que no eran actos para visitantes humanos, aunque ellos tampoco se preocupaban por eso.

Sobre el oxígeno inexistente por la falta de árboles y otros seres vivos, era bueno admitir que nosotros no lo necesitamos para vivir, pero ejercíamos la acción de respirar para de esa forma adquirir energía del ambiente; además de que cuando luchamos fuera de nuestros recintos, tomamos energía de la noche para sobrevivir en el día.

La poca agua que quedan estaba contaminada con reactivos y prácticamente el planeta estaba totalmente seco.

Los avance en medicina y la simple adaptación de los humanos durante los siglos ayudaron para que su sistema respiratorio se adaptaran a inhalar monóxido de carbono y otras sustancias que siglos atrás eran mortíferas para ellos; por otro lado los líquidos y alimentos que consumían eran creados en sus grandes laboratorios de biotecnología; aunque en la actualidad quien no tuviera el dinero para adquirir los medios para subsistir tenía un promedio de vida de escasos veinte a treinta años de edad, ya que existían organizaciones de humanos, que no eran tan déspotas y que pensaban en los demás y vendían los productos en ciertas zonas, pero de manera limitada, no había suficiente para todos.

Era evidente que habían estropeado su ecosistema y que el sistema social/económico era más estrecho y egoísta; pero igual se habían adaptado. 

Los humanos promedios igual trabajaban, seguían ambicionando tener poder, dinero, etc. No había sobrepoblación mundial como hace siglos, pero sí éramos menos Sombras que en aquellos tiempos.

En estos momentos existían más fanáticos religiosos y protectores a ojos cerrados de sus creencias; eso nos perjudicaba ya que nuestra raza fue encomendada por una diosa inferior al Todopoderoso, para ayudar y proteger a los humanos, pero los mortales a su vez por esas absurdas creencias nos confundían con demonios y desde siempre han buscado la manera de asesinarnos. Aun no terminan de entender que son engañados y utilizados por los seres malignos, para aniquilar a los que en verdad los ayudaban y protegían.

La verdad es que no sé cómo han hecho para aun seguir vivos, es que me encantaría que se terminaran de asesinar unos con otros, para que así nuestra raza, se preocupara más por salvar a los suyos que a esas grandísimas cucarachas extintas sin cerebro.

Aunque vale la pena destacar que habían desarrollado tecnología de punta, que era lo único que se les podía agradecer, ya que gozábamos de estas.

—Camina, Rut… no es momento de que pienses en las estupideces que siempre piensas —me gritó Marcos, y m****a, sí que era cierto, estaba de pie en plena batalla, Julie disparaba contra un demonio, mientras que Marcos luchaba contra un humano y un demonio a la vez.

Salté y con un movimiento de la espada le separé la cabeza al demonio que acechaba a Julie y luego hice lo mismo con el demonio Licht que atacaba a Marcos. Él tomó al humano y sin más le arrancó el corazón con un único movimiento.

—Gracias, pero para la próxima considera quién estaba en peor peligro, ¿acaso no te fijaste que Julie tenía a su demonio controlado y yo estaba en aprietos? —me reclamó Marcos pasándose una mano por la frente para retirarse el sudor.

Bajé y subí mis hombros para seguir corriendo hacia el siguiente piso.

—Espero que mis padres estén vivos —imploró a los cielos una muy angustiada Julie.

Los padres de Julie eran sabios y muy poderosos, pero nadie tenía como defenderse contra los conjuros que habían creado los Licht. Tan seguro como que el sol saldrá mañana que ellos deben estar atrapados o, peor aún, muertos.

—Tranquila Julie, ellos deben de estar bien —la miré sonriendo, en respuesta se ruborizó, pero no dijo palabra alguna. Miré hacia Marcos diciéndole:

—¿Con quién dejaste a los Reyes?

—Los dejé protegidos con cinco sombras, nadie pasará a esa habitación, de hecho está escondida, en ese piso nadie sabe de su existencia.

—Ya imagino de cuál hablas. ¿Por qué no te desmaterializas y vas hasta allá para protegerlos tú mismo? Desde aquí nosotros te seguimos para que Julie esté más tranquila —le sugerí, mientras miraba a Julie y esta asintió.

—¿Crees que es correcto, mi princesa? —preguntó Marcos con voz respetuosa.

—Sí, por favor, ve y cuídalos, yo iré con Rut. Sabes que él solo se puede desmaterializar a un lugar que tiene a la vista, pues sus poderes han sido limitados y yo no puedo desmaterializarlo hasta ese lugar, es un cuerpo muy grande y si tú lo llevas a él, tendría que quedarme sola aquí, es la única solución que veo por el momento.

—Sí princesa, tienes razón... bueno entonces eso mismo haré. Rut cuida a la princesa que yo cuidaré a sus padres.

Asentí y él desapareció. Dejándonos a Julie y a mi solos en un pasillo lleno de sangre. Los gritos no dejaban de escucharse y estaba seguro que muchas sombras estaban muriendo... Maldita sea necesitaba mis poderes para eliminar a unos cuantos en tan solo unos minutos.

—¿En qué piso estamos?

—Es el quince, si no me equivoco.

—Tus padres están en el piso treinta y cuatro, así que estamos casi a mitad de recorrido.

Miré a Julie y me fijé que estaba toda ensangrentada, sus ropas ya estaban sucias y rotas, pero igual la belleza de su rostro opacaba cualquier fealdad o rastro de violencia.

—No me mires así, siempre me ha intimidado que lo hagas de ese modo —murmuró apenada, mirando hacia el piso, para evitar encontrarse con mi suplicante mirada.

—Julie, por favor no permitas que sigamos separados, perdóname de una buena vez.

—No… no lo haré. Y así se quedará.

—Nos amamos, sabes que es cierto... deja ya el condenado orgullo y acéptame de nuevo como tuyo.

—No no lo haré y camina de una vez, si no, me iré sola a buscar a mis padres, total, es un hecho que eres libre, así que si es tu voluntad puedes irte a donde mejor te parezca, por lo que veo esta no es tu guerra... así que nada te obliga a que te quedes con nosotros.

—No digas eso, esta es mi gente... pero por otro lado… los humanos no lo son.

—¡Sí lo son! los dioses nos crearon a su imagen y tenemos características idénticas a ellos.

—Pero no somos ellos —le grité. Y todo pareció quedarse en silencio.

Julie tenía el rostro sonrojado a punto de ponerse llorar, me sentía muy mal por haberla lastimado.

—Perdóname, no quise faltarte el respeto.

—Tranquilo, contigo ya estoy acostumbrada.

Que me dijera eso, me dolió en el corazón, pero decidí quedarme callado. Estar corriendo y hablar al mismo tiempo, no era una buena idea necesitaba mantener la concentración.

Cruzamos un pasillo para conseguir una escalera, de repente apareció un Licht y golpeó a Julie enviándola por los aires, sentí tanta ira que le saqué el corazón por la espalda… ni siquiera me dio tiempo de verle la cara.

Corrí hasta donde estaba Julie y ella me sonrió diciéndome:

—Creo que me partió una costilla —Julie se quejó de dolor.

—Maldición, no puedo dejarte aquí, tendrás que avanzar.

Asintió y logré levantarla, pero el movimiento provoco que soltara tres gritos desgarradores.

¿Por qué las mujeres sombras son más humanas? Ellas tienen todos los poderes de una sombra, aunque son frágiles y sumisas como esas mortales. ¡Eso sí que era chocante! Aquí está la mujer que amo herida y aún me faltan más de quince pisos por subir.

—¡Voy a arriesgarme! Nos meteremos en un ascensor. Necesito más armas haz aparecer unas granadas, estoy seguro que las utilizaré.

Julie tosió sangre, poniéndome más preocupado de lo que ya estaba y unos minutos después aparecieron a su lado cinco granadas, con otra espada y un arco.

—Excelente, un arco, con esto mataré a varios en unos segundos a larga distancia, soy bueno con esta diminuta arma.

Clavar flechas en este siglo era arcaico, pero sí que era bueno disparando. Además, estas flechas tenían un veneno muy potente que mataba a un humano en dos segundos y a los demonios los paralizaba.

Levanté a Julie para caminar poco a poco hacia el ascensor.

En eso se abrió la compuerta del ascensor, salieron tres Licht. Julie se alejó de mí en medio de quejidos de dolor para esconderse, pero no perdí mi tiempo y les disparé tres flechas directo al corazón, segundos después estaban frente a mi paralizados. Con la espada les corté las cabezas y sin más las pateé para sacarlas del ascensor. Un segundo después sus cuerpos se desintegraron en cenizas.

—Ven rápido Julie, ya no hay nadie, los eliminé a todos no perdamos tiempo, necesitamos llegar pronto al rescate de tus padres.

Ella caminó sosteniéndose su costado, me acerqué para poder ayudar a que ingresara al ascensor.

—Ascensor, por favor, llévanos al piso treintaicuatro —le expliqué.

—Enseguida —me respondió el ascensor.

—¿Cuántos demonios y humanos hay en ese piso, ascensor?

—Está su compañero, el guerrero Marcos, luchando con veintitrés demonios o más. Tres sombras han muerto y dos están heridos. No se encuentra ningún humano ¡Quieren a los Reyes! —respondió el ascensor con una seriedad incómoda.  

Una de las cosas más extrañas es que algunos aparatos electrónicos ya eran creados con una especie de inteligencia humana, podían responder y conversar contigo como cualquier otro, pero al parecer eran más inteligentes; pues no se mataban entre sí y no eran propensos a contagiarse de maldad por la sencilla razón que estaban programados para informar y cumplir órdenes y no para sentir emoción o sentimiento alguno.

—Entiendo, muchas gracias, necesito un favor. Quédate con la puerta cerrada y en cuanto yo vuelva con los Reyes y los demás ábrelas. No bajes ni subas. Te necesito aquí para poder salir de este lugar con rapidez... ¿Me has entendido?

—Con gusto, Guerrero Rut —respondió el ascensor.

—¿Qué hora es, ascensor? —preguntó Julie.

—Ya va a oscurecer, son las seis y media de la tarde.

—Gracias, ascensor —contestó Julie, con media sonrisa en el rostro mientras apretaba su herida.

—Es bueno saber por dónde debemos salir —musitó Julie con rostro optimista.

—De esta saldremos, te lo prometo; y ya luego quieras o no… hablaremos de lo nuestro —murmuré con mucha determinación mientras la miraba a los ojos.

Ella solo asintió y soltó miró hacia el suelo, intentaba evadirme, pero esta vez nadie la libraría de tener conmigo esa conversación.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo