Capítulo 06: Verdad

En medio de la madrugada Alessia comenzaba a despertar, el dolor de su cabeza era insoportable, sentía repetidas vibraciones. Sentía su boca cerca, cuando abrió los ojos no reconoció la habitación. Al frente se encontraba una televisión encendida con un volumen bajo, miro a su alrededor y miro confundida a una mujer de cabello negro que estaba sentada en una silla mirando la televisión.

Observo a su derecha y encontró a Fiodor tomando su mano mientras que dormía en un sillón con su rostro arregostado cerca de sus manos unidas. Junto a él encontró unos arreglos de rosas con unos globos y peluches, soltó un suspiro.

— Fue difícil convencerlo de que durmiera, está muy preocupado por ti… — Alessia voltea al escuchar hablar a la desconocida que la miraba con frialdad, extrañamente se sentía incómoda ante la presencia de la mujer.

— ¿Qué fue lo que me paso? — La voz de Alessia sonaba seca y baja, la mujer se levanta ante la atenta mirada de la otra y le pasa un vaso con agua.

— Gracias… — Tu amigo te trajo aquí cuando te desmayaste en pleno camino a tu apartamento, el doctor dijo que era porque no te has estado alimentando bien. Si lo hiciste solo para llamar su atención, pues, felicidades lo has hecho. — Las palabras que soltaban eran duras para Alessia, ella en ningún momento quiso llamar la atención de Fiodor, mejor dicho de nadie.

— Sonia, ese es mi nombre. — Ninguna de las dos dijo algo más, aun Alessia sentía el horrible dolor de cabeza. ¿Por qué Fiodor aún seguía allí? ¿Por qué no solo se aleja?… Tenía tantas preguntas con tan solo verlo allí cerca de ella.

Ya habían pasado tres horas y la habitación quedo en completo silencio, Sonia se encontraba dormida, y aunque ella tratara de conciliar el sueño no podía, no con aquel dolor tan fuerte en su cabeza. En un mal movimiento hizo que Fiodor se comenzara a despertar, justo lo que menos quería era eso. No quería hablar con él.

Entre los ojos azules del ruso noto la angustia en el rostro de Alessia, se levantó con rapidez. El silencio los consumía a los dos, Fiodor intento acariciar su mejilla con su mano, pero ella solo aparto su rostro hacia un lado.

— ¿Cómo te sientes? - Fiodor por dentro se sentía dolido, Alessia podía notar la tristeza en su voz.

— ¿Puedes llamar a una enfermera o a un doctor?… Por favor. — La voz de Alessia no tenía ánimos, Fiodor solo soltó un suspiro y se levantó. Pero antes de hacerlo le dio un beso en la frente a Alessia dejándola sorprendida.

— No sabes lo preocupado que estaba… No vuelvas hacer algo como esto…

(…)

Cuando llego la mañana la dieron de alta con sus receptivos medicamentos y cuidados, cuando termino de rellenar unos documentos le dijeron que todo estaba pagado. No tuvo que preguntar por saber quien había sido, desde la madrugada evitaban los dos hablar al frente de Sonia que miraba de manera fría a Alessia. Le daba muy mala espina su presencia, pero por alguna razón siempre estaba al pendiente de ella.

Salió del hospital y lo que encontró en cierta manera ya se lo esperaba, una camioneta negra estaba estacionada al frente y Fiodor estaba recostado en ella esperándola. No la dejaría ir tan fácil y más después que lo dieron de alta.

— Te llevo sube. — Fiodor le abrió la puerta trasera y espero a que ella entrara, Alessia dudaba en hacerlo, pero al final cedió. Fiodor se subió con ella atrás, cosa que molesto a Sonia que estaba de piloto. — Vámonos.

El ambiente era incómodo, Alessia solo se dedicaba a mirar por la ventana y Fiodor a observarla a ella, unas que otras veces Sonia los miraba por el retrovisor. Cuando llegaron al departamento, Alessia tomaba sus cosas mientras que Fiodor bajaba y le abría la puerta.

— Gracias… — Salió del auto y con cansancio en su cuerpo camino hacia la recepción siendo recibida por el guardia que la saludo, llego a pensar que Fiodor se iría, pero cuando entro al ascensor él entró y presiono su piso. Alessia sacó de su bolso sus llaves y cuando el ascensor se detuvo salió junto con Fiodor.

Cuando entraron al departamento el olor a rosas inundaba al lugar, Fiodor llego a pensar que Alessia botaría sus ramos o que lo regalaría a otras personas. Pero se sintió feliz de que tuviera cada una que le mando, el ruso coloco en la mesa una bolsa con los medicamentos de ella.

— Siéntate, vendré en un momento. — Alessia se dirige hacia su habitación dejando solo a Fiodor, se quita su gabardina negra junto con su saco dejándolo en una silla, se sienta en el mismo sofá donde semanas atrás durmió con Alessia.

Cuando ella llegó se sentó a su lado sin decir nada, cada uno mantenía una distancia y eso le molestaba a Fiodor.

— Te debo una explicación, Alessia… — Fiodor necesitaba mirarla a sus oscuros ojos marrones para que supiera que era verdad lo que le contaría, pero ella solo miraba el suelo de madera de su apartamento.

— No me debes nada, entendí perfectamente lo que paso. — Su voz salió como un susurro, cerraba sus ojos intentando evitar recordar esa escena que tanto le estaba doliendo.

— ¡No, Alessia! — Fiodor en un momento de desesperación tomo el rostro de Alessia, las lágrimas caían de su rostro. — Necesito que me mires, por favor… Alessia. — La voz del ruso sonaba rota y ella frunciendo su ceño lo miro con lágrimas en sus ojos.

— Mi padre me arreglo un matrimonio con Lerka, lo hizo porque quiere que me aleje de ti, pero no haré eso, Alessia. Te quiero solo a ti, renuncie a ese matrimonio por ti… No me alejes, dejarme quedarme a tu lado, te lo pido. — Los ojos de Fiodor se humedecían dejando salir unas pocas lágrimas, no le importaba que lo viera de esa manera…

No la quería perder por nada del mundo. En la mente de Alessia se quedaban pegadas cada palabra que salía de la boca del ruso, sus lágrimas con más fuerza al verlo de esa manera, roto y frágil.

Su corazón le gritaba que le diera una segunda oportunidad, podía apreciar en sus hermosos ojos azules que decía la verdad. Nuevamente le abriría la puerta de su corazón.

(…)

Al día siguiente Fiodor llego al apartamento de Alessia con un desayuno hecho en una de las mejores cafeterías, ella abrió la puerta ya arreglada y lo dejo pasar. Se podía decir que ahora su relación era más fuente que antes, desayunaban entre pláticas y Fiodor estaba al pendiente de sus medicamentos y que se alimentara bien.

Se cuidaban entre los dos, se complementaban el uno al otro. Fiodor le abrió la puerta de su camioneta a Alessia y se despidieron con un beso en la mejilla siendo el centro de atención de varios estudiantes de la universidad.

— ¡Hey, Alessia!, ¿cómo te sientes? — Un brazo la rodeo por sus hombros y le sonrió al moreno.

— Hola, Sam. Estoy mucho mejor, te agradezco de corazón lo que hiciste por mí. — La sonrisa del Samuel era grande, estaba feliz por ella. Alessia le abrazo quedando a la altura de su pecho y él correspondió.

(…)

Sonia no sabía como describir sus propios sentimientos, quería sentir alegría por ver la enorme felicidad que tenía Fiodor con Alessia, pero no podía.

 Un sentimiento amargo se apoderaba de ella cada vez que lo veía desde lejos, lastimosamente ese era su labor. Solo ser un observador, sin llegar a sentir aquel afecto de amor por una persona. Su trabajo no lo permitía, ya había perdido a una persona y no quería volver a pasar por lo mismo.

Ella solo existía para ver como el mundo avanzaba sin ella, sintiendo el único sentimiento que conocía, soledad.

(…)

Solo faltaban unos treinta minutos para que terminara la última clase de Alessia, y Fiodor se estaba preparando un poco, había reservado en unos de los mejores restaurantes de la ciudad y le compro un hermoso regalo que sabía que le gustaría.

Comenzó a conducir hacia la universidad mirando su reloj de marca en su mano, cuando estaciono la camioneta tomo un hermoso ramo de orquídeas moradas y se bajó esperando a Alessia.

La felicidad deslumbraba la cara de aquellos dos, la cabellera rizada de Alessia se movía junto con el viento dándole una hermosa vista a Fiodor de su rostro. Se abalanzó hacia él para abrazarlo quedando a la altura de su pecho, Fiodor agacho su rostro y le dio un beso en sus sonrojadas mejillas.

— Espero te gusten, quise cambiar un poco las flores. — Le dio el ramo de orquídeas con una sonrisa escuchando un poco la risa de la mujer.

— Son perfectas… — Para Alessia era la primera vez que veía una flor de ese color.

— Tú eres perfecta. — Los dos se miraron con profundo amor sintiendo que solo estaban ellos dos.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo