Capítulo 01: Miradas

La primera vez que la vio no pudo evitar dejar de mirarla, a sus ojos era la extranjera más hermosa que había visto. Su cabellera rizada jugaba con el color del lugar, le hacía recordar aquella princesa de Disney, Valiente. Comenzó ir todos los días hacia la cafetería solo para verla por unas pocas horas, con el paso de unos días llego a notar que estudiaba en una universidad cerca del lugar.

Observarla junto a la ventana ha sido su pasatiempo favorito, olvidando solo por unas cuentas horas su trabajo junto con su padre. Solo por ella se quedaba en esa cafetería que tenían un mal café, el sonido de la campana llamo la atención de unos pocos empleados y de él. Se sentía como cuando era un adolescente al solo sonreír por verla, con disimulo observo la pantalla de su laptop al frente de él. 

La joven toma asiento justo a un lado de la ventana, no pasa mucho tiempo y una mesera se le acerca con el menú.

— Un café de invierno, por favor. – En su voz se notaba el acento y la timidez de hablar un idioma que no dominaba por completo, la mesera después de haber anotado la orden se retira. Desde hace unos días que había notado la presencia de aquel joven en la cafetería y se le hacía muy atractivo, pero no sabía cómo intentar hablar con él. 

Cuando llego su orden saco de su bolso unos audífonos y los conecto a su teléfono para reproducir una música aleatoria, al tomar de su café siente el ardor del ron en su garganta. Mientras revisaba su teléfono siente que alguien la estaba observando, cuando levanta su mirada se encuentra con la de aquel joven. Sus pálidas mejillas se tiñen de rojo por la vergüenza y solo le dedica una pequeña sonrisa, el joven se había sorprendido de que lo atrapara, pero tampoco es que disimulara mucho. Él correspondió también con una sonrisa. 

Aquel joven suelta un suspiro y se levanta tomando su laptop, con cada paso que daba se acercaba hacia la joven que le había robado sus suspiros con solo verla, cuando estuve al frente de ella pudo notar con más claridad su hermoso rostro. 

— Buenas tardes, me llamo Fiodor. – La voz del joven sonó amable y levanto su mano para estrecharla.

— (Que guapo…) – Pensó mientras aceptaba estrechar sus manos, el tacto de su piel era fría, en cambio la de ella era cálida. – Me llamo Alessia, es un gusto. 

— ¿Puedo hacerte compañía? – Por dentro Fiodor pedía a gritos que dijera que sí, quería conocerla.

— Si, por favor. Siéntate. – Las mejillas de Alessia aún estaban teñidas de un pequeño sonrojo y con su característica sonrisa, ella siempre había sido una persona tímida y que desprendía felicidad. Y eso fue una de las tantas razones del porqué Fiodor pego su mirada en ella. 

— Cuéntame un poco de ti, ¿vienes de visita o estudias acá? – Aunque Fiodor ya conocía la respuesta de esa pregunta quería escuchar su hermosa voz. 

— De hecho, estudio cerca de esta zona, ¿y tú de que trabajas? – Se notaba que Fiodor no era un estudiante universitario, siempre portaba ropa de marca o un traje elegante. 

— Trabajo en las empresas de mi padre, es un negocio familiar. – Alessia solo asistió con su cabeza, le parecía genial que trabajara con su familia. — ¿Y qué estudias?

— Estoy estudiando psicología, este año me graduó. – Ella tomó su café y le dio un sorbo mientras seguían hablando, seria mentira decir que aquella joven de cabello cobrizo se sentía nerviosa. El teléfono de Alessia sonó avisándole de su próxima clase, ella un poco apenada toma sus cosas para guardarlas. – Lo siento tengo que irme…

— Tranquila, lo entiendo. ¿Intercambiamos números? – Le sonríe.

— Claro, me agradaste mucho. – Suelta una pequeña risa mientras se intercambia sus números, cuando ella estaba por sacar su cartera para dejar el dinero en la mesa él la detiene tomando su mano. 

— No, yo invito. Por favor… — Después de eso ella se despidió con una sonrisa, Fiodor por primera en unas pocas horas se sintió tan feliz. Quería seguir a su lado y trataría que así fuera.

(…)

Los días pasaron y ellos se seguían viendo y charlando por teléfono, Fiodor con el pasar de los días amaba la hermosa sonrisa que siempre tenía Alessia. En su mente guardaba cada detalle de su rostro como si de una obra de arte se tratara. Muchas personas cercanas hacia él notaron el repentino cambio a su actitud, algo que le caracterizaba a Fiodor era su seriedad al igual que su padre. Muchos sentían curiosidad sobre qué era lo que le tenían de buen humor o, mejor dicho, quien.

Desde que comenzaron a salir Alessia se le notaba más feliz, a pesar de que se encontraba en la universidad esperaba con ansias el que las horas pasaran volando con rapidez para observar aquellos ojos azules que la habían cautivado. Era la primera vez que salía con todo un caballero, desde que había dejado su país natal sus relaciones habían sido un fracaso total para ella. Muchos de sus antiguas relaciones habían sido tóxicas disfrazadas de amor, y cuando llego a Rusia solo se había enfocado en sus estudios. 

Hasta que conoció a Fiodor…

Le gustaba todo de él, sus ojos azules como el cielo, su cabello negro corto, el como la trataba como una dama y sobre todo… la forma en la que hacía sentir. Desde su sala de estar en su pequeño apartamento observa con una sonrisa el ramo de flores que le dio ayer, era tan detallista con ella. En el fondo se sentía tan apenada con él por los hermosos detalles que le daba, aún podía recordar como justo ayer junto con las flores le regalo una hermosa cadena de oro.

En su mente solo podía pensar en aquel ruso, Fiodor Vólkov.

(…)

Aquel sábado por la mañana comenzó a llover mostrando unas oscuras nubes, Alessia desde su ventana observaba todo. Le era agradable y era aún más el estar hablando con Fiodor por mensaje, el apartamento que tenía era pequeño, pero cómodo. Sus padres le habían ayudado a comprarlo ya que tenía una beca completa en la universidad, este era uno de sus tantos sueños y se sentía orgullosa. 

Dentro de una gran mansión se encontraba sentado Fiodor disimulando que estaba prestando atención a la reunión que se estaba llevando a cabo en la oficina de su padre, este solo revisaba su teléfono charlando con Alessia. Sentía una necesidad de verla, ver su sonrisa. Guardo su teléfono en su bolsillo al recibir la confirmación de Alessia de visitarla a su casa, se levantó sin decirle nada a quienes estaban en la reunión. La penetrante mirada del padre de Fiodor siempre se mantuvo en él durante la reunión. 

El timbre sonó en todo el apartamento avisándole a Alessia que su visita ya había llegado, cuando la abrió se encontró con Fiodor en un traje elegante azul marino que le hacía juego con sus ojos. A sus ojos se veía guapo, sus mejillas se tiñeron de rosa al observarlo por tanto tiempo.

— Hola, pasa… ¿Estabas en una reunión? – Se apartó hacia un lado dejándolo pasar, Fiodor sonríe al notar sus mejillas sonrojadas. 

— Permiso. — Entro por primera vez al apartamento. — No, solo estaba ayudando en unas cosas. – Mintió entrando por completa a la sala de estar, Alessia cierra la puerta y camina por delante de él.

— Por favor, siéntate. Estas como en tu casa, ¿quieres tomar algo? – Fiodor se sentía tan bien entre la hospitalidad de Alessia y su amabilidad.

— No, tranquila. Es muy bonito tu apartamento. – Se sienta en un sofá y Alessia se sienta a un lado de él. 

— Gracias, Fiodor… — El chico al escuchar como lo llamaba por su nombre le gusto, lo decía con una delicadeza que le encantaba. 

— ¿Cómo va la universidad? – En el poco tiempo de conocerse Alessia noto algo en Fiodor y era que no contaba mucho de él, no le molestaba, pero la intrigaba.

— Muy bien, de hecho, el martes me entregan las notas de un examen.

— Oh, el que hiciste la semana pasada. – Alessia asiente con una sonrisa. – Seguro vas a salir muy bien, ¿Qué tal si salimos el martes? 

— Me encantaría, señor de negocios. – Suelta una pequeña risa y Fiodor solo la mira divertido. Mientras más miraba el perfil de Alessia más sentía la necesidad de probar esos delgados labios, sus miradas se conectaron con mismo el sentimiento.

Sus rostros se iban acercando con la intención de probar sus labios, sus respiraciones se mezclaban y sentían el roce de sus labios. El sonido de una alarma de un carro los asusto alejándose, Alessia miraba hacia el lado contrario con un notable sonrojo y Fiodor solo maldecía aquel carro.

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