Capítulo 2

Narrador:

Cuando llegó a su casa lo primero que hizo fue sacudir sus pies y tirar los zapatos para el medio de la sala. Al revisar su celular tenía como 20 llamadas perdidas de su amiga Andrea, hasta que le llegó un mensaje por w******p

#ANDREA a PANDORA

20:15 horas

Nena, ¿se puede saber dónde m****a te metiste? Me aburrí de llamarte

Pandora tomó el teléfono y la llamó

− ¿Dónde te habías metido, Pandora?, me tenías de los nervios

− Tranquila, mami, fui a llevar a Carmen hasta su casa

− ¿Hasta su casa?

− Sí, fíjate que me olvidé lo lejos que era, pero nos divertimos en el viaje.

− Bueno mejor así. Escucha, no olvides el bautismo de tus sobrinos

− ¿Cómo crees? – dijo revoleando los ojos y casi tentada de la risa

− Conozco ese tono Pan, seguro lo olvidaste y alguien te lo recordó

− Me conoces, ¡ufa!, sí me llamó Apolo, no me dijo de que se trataba, pero me pidió que no llegara tarde, así que llamé a Sofi que ya se había ido para su casa, le pregunté y como era de esperarse me sacó la duda.

− Menos mal, que Apolo te conoce bien y te llamó, que sino…

− Sino ¡nada!, tengo un hermoso y sensual vestido que va a hacer que hasta el cura se olvide del sermón – rió a carcajadas al igual que Andrea al otro lado de la línea.

− Bueno, nos vemos mañana en la iglesia

− Andrea, ¡suena a propuesta!, pero sabes que soy anti matrimonio – hizo una pausa para ver la pantalla que se iluminaba – Ahora te dejo que me entra otra llamada – aguardó un instante y respondió – Marcos, ¡qué casualidad!, estaba pensando en ti.

− ¿Será que ya te excitaste al ver mi nombre en la pantalla?

− ¡Siempre!

− Bien, entonces ven a verme ahora mismo

− Marcos… - meditó un segundo – no puedo hoy

− “No puedo” no es aceptable para mí, y lo sabes. Tienes media hora para llegar

− ¡Marcos! – pero él no respondió, ya había cortado la llamada

Pandora volvió a calzarse sus tacones y salió a toda prisa rumbo a lo de Marcos, quien vivía a dos edificios del suyo. Al llegar a la puerta el portero le abrió la puerta y dio la bienvenida

− Buenas noches señorita Ferrari, el señor Torres la está esperando, me dijo que pasara, le entrego la tarjeta para poder llegar al piso –

− Buenas noches, Manuel. Muchas gracias.

Al ingresar al apartamento Marcos corrió a abrazarla y juntó los labios con los de la joven y con su lengua se abrió paso.

− ¡Qué bueno que viniste!

− Imposible resistirme a tus encantos, Marcos, pero deja que me duche, he estado todo el día en la agencia y luego hice un largo viaje al pueblo, estoy transpirada –

El pasó su lengua por el cuello de Pandora desde el hombro hasta la oreja.

− Mmm, que sabor tan exquisito tienes.

− Anda, no seas tonto

− No lo soy, están tan rica como siempre – volvió a besarla y la miró de una manera intimidante - ¿Ves?, si te portas bien, recibes premio –

Ella lo empujo con sus manos, haciendo que callera sentado en el sofá.

− ¡Pero ni que fueras Christian Grey! – ambos rieron a carcajadas

− Oye, ¿tomas algo?

− ¿Tienes vino blanco? –

− Siempre tengo para ti, cariño - se puso de pie y besó dulcemente a Pandora

− Pero creo que antes me ducharé, el día fue intenso y no me soporto

− Ya te dije que estabas exquisita como de costumbre

Ella solo sonrió y se dirigió a la ducha. Cuando salió, encontró una sudadera de Marcos sobre el lavabo.

− Te dejé una sudadera de las mías limpias para que te pongas hasta que te vayas

La tomó con ambas manos y se la llevó al rostro y la olió.

“Que bien huele todo lo tuyo Marcos, podría acostumbrarme”

− ¿Vienes ya o voy a buscarte?

Pandora se puso la sudadera y salió del baño. En la sala estaba Marcos parado frente al hogar encendido, estaba metido en un pantalón de pijama, con su torso desnudo y sus pies descalzos. Era un hombre por demás apuesto. Tenía unos pocos años más que ella, en pues tenía unos 34. Nunca se había casado y, si bien sabía que tenía sus amoríos, nunca había tenido uno lo suficientemente serio. Eran bastantes parecidos. A demás se dedicaban casi que a lo mismo, ambos estaban en publicidad. Ella era dueña de una Agencia de Publicidad y él era un publicista independiente, quien era contratado por ella con frecuencia.

Conversaron por lago rato, siempre se divertían cuando estaban juntos, aunque les gustaba jugar brusco a la hora del sexo, se llevaban de maravilla y eran buenos amigos.

− Pan, voy a estar unos días en la cuidad, luego tengo que viajar a Inglaterra, por un proyecto que tengo y voy a estar un lago tiempo por allí – ella despegó su mirada del fuego y lo observó con detenimiento – me gustaría que pasáramos unos días juntos

− ¿Unos días juntos? – preguntó con asombro

− Sí, sabes que mi padre murió y debo ir a la casa para vaciarla, quiero reformarla por completo, y me gustaría que me acompañaras –

− No puedo Marcos, estoy en medio de un contrato millonario y no puedo perderle ojo

Marcos dejó su copa sobre la mesa y se sentó junto tomándole una mano

− Pandora, nunca te presioné con nada, desde que éramos adolescentes acepté lo que estuvieras dispuesta a darme…

− Y nos hemos divertido muchísimo desde entonces –

Fue ella quien dejó ahora la copa en la mesa y se puso de pie, Se paró frente al hogar, pero él la tomó por los hombros e hizo que quedara de frente

− Sabes que te quiero…-

− Marcos…

− Lo sabes desde siempre, nos llevamos de maravilla, en la cama y fuera de ella. Nunca nos hemos comprometidos con nadie. ¿No crees que va siendo hora de que empecemos algo juntos?

Ella se separó de él y comenzó a recoger su ropa

− Marcos, esta conversación la hemos tenido varias veces ya…

− Esta vez es la definitiva, Pan, si me dices que no, me iré al pueblo y luego a Inglaterra y no hablaré más del tema

Pandora acarició el rostro de Marcos, quien se veía especialmente entristecido

− Ahora no, Marcos. No puedo ni planteármelo, lo siento. Pero juro que si para los 35, si todavía quieres, lo intentaremos.

Marcos tomó la mano de Pandora y besó la punta de sus dedos

− Ok, ya tengo mi respuesta – y acariciando el rostro de Pandora para correrle el mechos que le caía sobre él – ahora vete, debes descansar o mañana te verás horrenda en el bautismo

− Será lo mejor – comenzó a vestirse, Marcos la ayudó - ¿Nos veremos antes de que te vayas?

− A lo mejor, no lo sé. Mañana iba a ir al pueblo, pero decidí dejarlo para pasado mañana, pues con el tema del bautismo de tus sobrinos habrá mucho movimiento y prefiero evitarlo

Pandora se acercó mirándolo dulcemente y lo besó con todo su corazón. Se abrazaron y estuvieron unos minutos besándose. Parecía una despedida.

Ella le quería, pero no de la forma que él hubiera preferido. Marcos siempre quiso hacer su vida con ella, pero Pandora siempre se mantuvo distante.

Eran amigos, buenos amigos, y así se quedaría; por lo menos por algún tiempo.

Pandora se separó y salió corriendo sin mirar hacia atrás.

Marcos se dejó caer en el sillón y dejó caer varias lágrimas. Había sido su último intento y le había salido mal. El amor de su vida acababa de irse por la puerta.

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