Capítulo 1

Narrador:

Ya era muy entrada la noche y Pandora aún se encontraba en la Agencia dando los últimos toques de gracia de un contrato millonario con una prestigiosa marca de refrescos.

− Pandora, ¿aún estás aquí? – le preguntó Sofía, su secretaria

− Si, Sofí, aún estoy trabajando en el contrato –

− Me quedo y te ayudo

− No, tesoro, ve a casa. Seguro tu marido ya llegó y te espera ansioso. Ya sabes que soy adicta al trabajo –

− Ok, si me necesitas llámame - le dio un beso en la mejilla.

Pandora estaba tan absorta metida en el papeleo que ni levantó la cabeza para despedirse de la joven. Su móvil vibró insistentemente, señal de que colgaban y volvían a llamar, lo miró de reojo un par de veces antes de cogerlo para ver quién era. En la pantalla iluminada aparecía el nombre de APOLO. Suspiró, seguro era algo importante, sino no la llamaría y se limitaría solamente a enviarle un mensaje. A regañadientes respondió.

- Apolo realmente espero que por lo menos alguien se esté muriendo porque estoy en medio de algo importante

- Hola Pan, a mí también me alegra oírte. Tú siempre tan atenta preguntando por la salud de la familia - obviamente su tono era por demás sarcástico

- Ok, ok. Ya entendí. Perdona… ¿sí?

- Bien, ahora que nos hemos entendido Pan querida, quiero que mañana no llegues tarde -

- ¿Tarde a qué?

- ¡No me jodas Pandora!

Cuando su hermano la llamaba por su nombre completo era indicio de algo importante y que estaba a punto de enojarse y mucho con ella.

- ¡Jaja! Me gusta cuando te enojas. Claro que llegaré puntual, ¡es más! llegaré 15 minutos antes.

- ¡Ufa!, qué susto me has dado, maldita. Nos vemos mañana.

- Sí, ya sabes que soy así de malosa. Nos vemos mañana, salúdame a los engendros

Pandora cortó la conversación con su hermano de lo más intrigada así que llamó de inmediato a Sofía

- Pandora, ¿qué sucede?

- Sofi, perdona que te llame tan tarde, pero mi hermano me ha llamado y por algún motivo me ha pedido que no llegue tarde - suspiró - se supone que es algo importante, pero no tengo idea de que habla, ¿tú sabes de qué se trata?

- Sí Pandora. Es el bautismo de tus sobrinos y tú eres la madrina

- Sí, ya sé que soy la madrina, pero no recordaba que era mañana. ¿A qué hora es?

- A las 10y30 en la Iglesia de Lourdes. Te paso al móvil la ubicación. Recuerda que te compraste el vestido blanco para la ocasión, ese que tiene mucho encaje y un gran escote en la espalda.

- Gracias Sofi, me salvaste la vida.

- No hay de que Pandora, para eso me pagas y muy bien, Jaja -

Una vez que dejó el móvil de lado y apartó todo pensamiento que pudiera alejarla de ese dichoso contrato, se metió de cabeza en el mismo. Era la cuenta de la década, no podía darse el lujo de perderla. Así que estaba redactando el contrato en persona, es que cuando quería que algo quedará bien lo hacía ella misma ya que era abogada

especializada en asuntos comerciales. Desde luego lo dejaría en la oficina de jurídica antes de marcharse para que, a primera hora de la mañana, el grupo de abogados que trabajaban allí, lo revisaran. Como siempre ordenó su escritorio, era muy estricta en eso, ya que odiaba llegar en la mañana y encontrarlo desordenado. Revisó que todas las luces fueran debidamente apagadas. Esas mañas las había heredado de su madre que, pese a su volatilidad mental, era por demás cuidadosa y ordenada. Al bajar del ascensor en el lobby del edificio se encontró con Carmen, quién aún se encontraba allí encerando el piso del gran salón.

− Carmen, ¿Qué haces todavía por acá?

− Ricardo no ha cumplido con la mensualidad este mes y necesito horas extras, pues tengo que pagar la matrícula del colegio de Juan, tú ya sabes que debe ir a una escuela especial –

Pandora pensó por unos segundos y se acercó a la joven madre, que por cierto se veía desesperada, le pasó la mano por la espalda y se la frotó.

− Anda Carmen, ve a casa. Mañana en la tarde pasa por mi oficina, algo haremos para que tengas mayor rentabilidad sin que tengas que dejar la piel trabajando –

Carmen no pudo evitar abrazar con lágrimas en los ojos a Pandora en agradecimiento

− Muchas gracias Pandora, no te imaginas cuanto te lo agradezco. Valoro mucho todo lo que haces por mí y por Juan, más después de lo mal que me porté en la preparatoria contigo

− Por favor Carmen, nada que agradecer - Pandora le regaló una sonrisa amable – no te tortures más, ¿quién recuerda la prepa? – le frotó el hombro – vamos, te llevo a tu casa.

Pandora se dirigió al estacionamiento del edificio, entró en su coche y se dispuso a esperar que Carmen llegara. Mientras tanto recordó la conversación con su hermano, ¿Cómo había sido posible olvidar el bautismo de los gemelos?, luego de firmar éste contrato debería ponerse a revisar sus prioridades. Nunca fue muy familiera, pero los años iban pasando y se había empezado a sentir sola. Igualmente no estaba dentro de sus planes el casamiento, ella consideraba familia a su hermano, sus sobrinos, su madre y a su

padre. Fuera nadie más ocupaba ese título y nadie lo ocuparía. Pues el matrimonio, la monogamia y los hijos no era algo que le gustara en demasía. Estaba absorta en sus pensamientos, cuando Carmen ingresó en el coche.

− Disculpa la demora, pero Fernando no me dejaba ir, no creía que tú me habías dicho que me fuera –

− Tranquila, mañana hablo con él –

Arrancó el coche y tomó rumbo a la casa de Carmen. Hacía tiempo que no pasaban tiempo juntas, nunca habían sido amigas; pero desde que Pandora la contrató las cosas cambiaron un poco y el trato entre ellas era más que amable. La casa estaba un poco lejos, la charla se fue animando hasta que pusieron la radio y la dejaron de lado para darle cabida al canto. Así que olvidaron sus edades y al mejor estilo adolescente comenzaron, más que a cantar, a gritar junto con la radio. Pandora había dejado ya muy atrás sus problemas, no tenía complejos, era bella, exitosa, con suficiente dinero para vivir sin trabajar unos cuantos años, en el otro lado del coche se encontraba Carmen, quién por el contrario a Pandora, había dejado atrás sus años felices y estaba viviendo una época muy mala, a nivel personal, como

económico. Eran dos polos opuestos, en realidad siempre lo habían sido, pero en ese preciso instante eran iguales, eran dos mujeres solo divirtiéndose. Las carcajadas salían por las ventanillas haciendo que los choferes de los coches, e incluso la gente de a pie, que estaba a su alrededor las mirara como quien mira fenómenos de circo. Al llegar a la casa de Carmen, ésta se bajó del coche, pero antes de cerrar la puerta le regaló una sonrisa a Pandora

− Muchas gracias por traerme, pero muchas más por el rato maravilloso que pasamos, me encantó por un momento olvidarlo todo y divertirme. Ahora se retoma la realidad con las pilas cargadas – Pandora correspondió la sonrisa

− A mí me ha gustado mucho, nos divertimos, el viaje se hizo muy corto, hay que repetirlo

− Claro que sí, que descanses y mañana por la tarde paso por tu oficina –

− Descansa tú también, nos vemos mañana –

Esperó que Carmen ingresara en su casa y tomó el rumbo de vuelta, ya que ella vivía a pocas cuadras del edificio donde estaba la Agencia de Publicidad. La música, que nunca había sido su fuerte, la

había saturado un poco, así que decidió poner algún programa radial para que la acompañara en su largo viaje de retorno. Los programas no eran muy entretenidos, los noticieros solo hablaban de política y los de variedades solo de los escándalos de los famosos. Así que cambió varias veces de estación hasta que encontró una que hablaba de fútbol. Ella era apasionada por ese deporte, cuando joven no se perdía ningún juego de su equipo preferido. Pero las corridas de la vida cotidiana, poco a poco fueron alejándola de su pasión. El hombre en la radio estaba dando parte de todos los pases millonarios a nivel mundial que se habían llevado a cabo al final de la temporada.

“¡Oh por Dios!, ¿de dónde salieron esos nombres? No los conoce nadie. Si estaré fuera de forma. Mañana, cuando vea a Apolo, me pongo al día. Es hora de ir retomando algunas cosas que me gustan y que he dejado de lado”

El programa seguía su curso, y el periodista seguía nombrando jugadores y equipos

− Serafín Málaga, hará honor a su apellido y jugará la próxima temporada en el equipo español recientemente ascendido a primera división. Y que lleva su nombre –

− Pero vamos a hablar del pase del año, ¡sino de la década!

− Dime Martín, ¿de quién hablamos? - Pandora le prestó más atención a la radio y subió el volumen para enterarse de quién se trataba

− Pues fíjate que se va al equipo francés que está ganando todo en su liga… -

En ese momento llegó a una esquina por demás peligrosa y un coche a toda velocidad pasó frente a ella sin respetar la luz que no lo habilitaba

− ¡Pero pedazo de un idiota!, ¡te vas a matar y lo peor vas a matar a alguien! -

Su corazón se le salía del pecho, por suerte había aprendido a conducir desde muy pequeña, su padre le enseñó en el coche familiar cuando ella aún no llegaba a los pedales. Abrió la puerta del auto y salió, necesitaba aire fresco. “¡Mierda, ese imbécil casi me mata!”

Una vez que se calmó, subió nuevamente al vehículo y continuó su marcha. Trató de distraerse retomando la atención al programa de radio.

- Sí, Martín, es el pase de la década. Le deseamos lo mejor al compatriota.

Al final de cuentas no pudo enterarse de quién se trataba, sólo que era de país.

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