II

                                                " No one was nice to her..."

                                                (Nadie fue amable con ella)

Uma.

- Si no vas a comprar, hazte un favor y desaparece antes de que tu garganta quede entre mis manos.- Amenacé a la zorra frente a mí, quien corrió lejos.

Dejé de nuevo las bragas en el exhibidor e ingresé a la tienda para buscar mis cosas.

Trabajo por las tardes en una tienda de lencería de segunda mano, si, nada higiénico pero hace buen dinero desde que las prostitutas expandieron su negocio.

Caminé por las sucias calles con camino a mi siguiente trabajo cuando mi celular comenzó a repicar. Trabajo por las noches y madrugadas en un bar de mala muerte, propiedad de un ruso mafioso con serios problemas de higiene,  llamado "Coyote Ugly" en honor a una película de chicas de la cual se obsesionó. Éramos tres chicas trabajando ahí, "Coyote Baby", "Coyote Slut" y yo, "Coyote psycho", pero Sara-Anne cayó en las garras en un pulgoso y se fue del distrito, dejándonos a Zoella y a mí encargadas del bar.

Contesté mi prehistórico celular y sonreí al escuchar la voz de Sara.

- Hola.- Saludó animada haciéndome sonreír.- ¿Cómo vas?

- Voy en camino al bar, es viernes por la noche así que estará lleno desde temprano.

- Uma, siempre está lleno desde temprano.- Di una pequeña risa ante eso.- En fin, llevaba una semana sin hablar contigo y me preocupaba que hubieras matado a alguien.

- No mato entre-semana, probablemente el sábado.- Escuché movimiento en la línea y supe que su can había entrado a la habitación.

- ¡Dante! Te dije que no entraras a la habitación con las patas sucias.- Escuché un gruñido al otro lado.- ¡A mi no me gruñas, lame bolas a cuatro patas! ¡Ve a lavarte!- Un chillido se escuchó haciéndome reír a carcajadas.

Sin más, ella colgó.

En realidad, no le gusta despedirse ni que le cuelguen primero así que siempre cuelga dejando la conversación a medias. Y luego la loca soy yo.

Entre al bar donde Zoella, una rubia flaca como la m****a, limpiaba los vasos con un trapo manchado de sangre; saludé con un asentimiento de cabeza y salté la barra desgastada y sucia para estar de lado adentro. Tomé otro trapo sucio y comencé a limpiar la superficie de la barra.

- ¿Le comprarás coca a Tonny hoy? Dijo que no te vendería hasta que te acostaras con él.- Giré los ojos ante lo que Zoella me hizo recordar.

- No es el único en el Distrito que vende cocaína, no me acuesto con nadie, al menos no por voluntad propia.- Ella se carcajeó y fue a abrir la puerta del local.

Que comience el huracán.

~*~*~*~

- ¡Oye, Psycho!- Llamó uno de los clientes mientras servía a otro.- Dame lo más caro que tengas.

Me acerqué y le serví un vodka cualquiera y cobré una cantidad ridícula solo para un trago y continué con mi trabajo.

La noche estaba agitada como siempre, hombres con los penes alborotados buscan algún viviente en el que meter su asqueroso pene; Zoella es de acostarse con quien sea, por eso su nombre "Coyote slut" pero eso no va conmigo, no me gusta que me vean desnuda.

Me distraje contando dinero va en la noche cuando siento una nalgada  que me hace girar. Me aprisionó contra la pared y al abrir los ojos me encontré con el imbécil de Tonny.

- Querida Psycho, vengo por mi premio.- Enarqué una ceja y le escupí en el rostro haciéndolo dar dos pasos hacia atrás, alejándose de mi cuerpo.

- Los clientes no pueden estar de este lado de la barra. Ese es tu premio por no obedecer.

Me tomó del cuello asfixiándome y yo lo miré fijamente mientras lo hacía.

- Estúpida perra, ¿Piensas que puedes rechazarme? Tu culo tiene mi nombre desde que me compras drogas.

- No dependo de ti para mantener mis vicios.- Dije con dificultad para luego toser.- Estaré muerta antes que sentarme sobre ese asqueroso pene lleno de hérpes, no te confundas de chica.- Pateé su estómago haciéndolo encoger en busca de aire.

Intenté salir de ahí pero cuando llegué a la barra, Tonny me tomó del cabello y estrelló mi rostro contra ella. Lo último que pude sentir fue un jalón hacia atrás, lanzándome de bruces contra el piso, esperé el golpe que nunca llegó hasta que abrí los ojos. Todo daba vueltas y sentí las manos frías y flacas de Sara golpearme con suavidad el rostro para que la mirara.

- Debes respirar, Uma, respira, ya pasó.- Mi respiración seguía contenida porque podía escuchar aún golpes justo a un lado mío, no sé quién era, pero sé que eran golpes; Sara-Anne gritó a alguien y otro hombre saltó la barra.

- ¡Alfa! No lo golpee más o Uma no podrá respirar.- Todo comenzó a verse más borroso hasta que dejé caer mis espaldas contra el piso.La voz de Sara-Anne repetía que debía respirar o perdería el conocimiento así que me esforcé por volver a la realidad.

Todo acto de violencia me transportaba a ese día, entre los arbustos, y hacía despertar ese mecanismo de defensa tan raro que desarrollé desde esa noche. Cuando mi vida está en peligro, simplemente dejo de respirar hasta perder el conocimiento.

- Respira, mi luna, ya se fue.- Algo en esa voz me hizo dar un respiro profundo.

Esa voz me regresó a la realidad. Fue como inyectarme vida y hacerme renacer. No se quién era, pero sabía que lo quería conmigo siempre y esperaba que su voz siempre erizara mi piel pero calmara mis ataques de esa manera. Quiero esa voz junto a mi oído siempre.

Me tomé un tiempo para que mis ojos se centraran en el rostro frente a mí, cuando pude pestañar correctamente sentí cómo me levantaban del piso como una bebé y me sacaban del lugar.

- Mis cosas.- Pedí con dificultad y Sara-Anne puso su mano en mi frente.

- No las necesitas, Uma.- Susurró hacia mí y sonreí al escuchar tanto su voz.

La extrañaba tanto.

- Puedo caminar.- Dije sin mirar aún el rostro de quien me cargaba.

- Déjame llevarte, mi luna, debes estar débil.- Respiré profundamente y me removí con brusquedad, resbalando de esos grandes brazos y estrellándome contra el suelo. Lancé un pequeño quejido y tres personas se arrodillaron frente a mí.

-  ¿Estás loca? Podrías hacerte daño.- Me regañó de nuevo esa voz.

Era gruesa y ronca, grave y dominante. Me gustaba, sorprendentemente, me encantó desde el primer instante.

- Dije que podía caminar.- Me levanté con ayuda de Sara y, ya de pie, pude tomarme un tiempo para mirar a nuestros acompañantes.

El tipo moreno de esa vez, el que se la llevó, me miraba atentamente; a su lado estaba ese hombre, el dueño de esa vez, era alto y grande, musculoso y tenía algunos tatuajes en sus brazos por lo que me deja ver su camisa de mangas arremangadas. Él me llamaba mucho la atención, algo en él me provocaba escalofríos y me enloquecía tenerlo cerca.

¿Qué es esto?

Carraspeé alejando mi mirada de él y miré a  Sara-Anne para abrazarla con necesidad.

- Te extrañé.- Se aferró más a mi cuerpo luego de decir eso y yo sonreí.

- Y yo a ti, baby.- Ella se carcajeó, probablemente llevaban mucho sin llamarla así.

Cuando nos separamos, el chico desconocido me tomó del antebrazo y me hizo mirarlo a los ojos.

- ¿Qué tanto me ves?- Pregunté con altanería.

- Eres más hermosa de lo que alguna vez imaginé.- Se acercó a mi cuello lentamente y comenzó a olfatearlo. Estaba paralizada, su cercanía generaba mucha electricidad en mí, jamás me había sentido así.

Aguarden, me olfatea, como... como un perro. Es un maldito hombre lobo.

Golpeé su frente alejándolo de mí y lo miré de arriba a abajo.

- Vuelve a tocarme y te cortaré los dedos, perro hijo de p**a.- Espeté y sentí la mano de Sara-Anne aferrarse a mi brazo.

- No hagas eso, Uma.- Susurró y me hizo mirarla con el ceño fruncido.

- ¿Le temes a este maldito fenómeno? ¿Te hicieron algo?- Pregunté ahora preocupada acunando su rostro entre mis manos.

- Escucha, puedes ser mi mate pero no permito insolencias hacia mi persona; hasta que me aceptes, soy tu superior, así que trátame como lo merezco.- Escuché su voz en mis espaldas pero esta vez con petulancia y prepotencia haciéndome reír con maldad.

Las manos de Sara se aferraron con más fuerza a mi brazo mientras yo intentaba soltarme. Me giré y lo miré con asco.

- ¿Quieres que te trate como mereces? Eres un maldito perro fenómeno de circo, ¿No pensarás que le tendré respeto a un sarnoso como tú?- Me reí con sarcasmo y el tal Dante dio dos pasos hacia adelante pero el pelinegro levantó una mano, deteniéndolo.

- ¿Porqué tanto repudio?- Preguntó con el ceño fruncido.

Mi pecho se encogió cuando mis ojos conectaron directamente con los suyos, por algún motivo sentí que a él le dolía.

Wölfen wird nicht vertraut. [En los lobos no se confía.]- Sonreí al notar su confusión y comencé a caminar de regreso a mi lugar de trabajo.

- ¿Qué dijiste?- Preguntó él confundido.- No eres de aquí, tu acento me lo decía y esto me lo confirma.- Giré los ojos e iba a avanzar para darle una paliza cuando Sara-Anne me detuvo y me haló hacia ella.

- Uma, no hagas esto, es el alfa y es tu mate.

- ¿Mi qué?

- Es la pareja que su Diosa eligió para ti.

- ¿Porqué esa perra haría eso?- Un gruñido salió de ambos hombres y se golpeó a frente para luego mirarme fijamente.

- Puedo explicarte todo si nos acompañas.- Negué con la cabeza.

- No saldré del distrito, estás loca, no lo haré.- Luego de decir eso, el desconocido sexy sarnoso pasó su lengua por mi mejilla y me cargó como un saco un saco de papas.

- ¿Quieres morir?- Pregunté pataleando.

Me mantuvo ahí hasta que cruzamos la frontera mágica, llenándome de dudas.

Me bajó y me miró con altanería, haciéndome querer golpearlo.

- Ahora, no puedes cruzar la frontera sin mí, estás en la obligación de venir conmigo.- Iba a golpearlo pero fue más rápido y tomó mi mano en el aire.

- Solo respóndeme algo y ya no te hablaré si no quieres.- Enarqué una ceja y el respiró profundamente.- ¿De donde eres?

- De Alemania, ahora suéltame.- Luego de eso dejó ir mi brazo y Sara-Anne se aferró a él para mantenerme controlada.

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