Capítulo 5.

No tengo idea de cuánto tiempo pasó antes de que despertara, lo que si sé, es que Justin estaba al lado mío, sentado, observándome atentamente. Una vez que abrí los ojos el pareció asustarse un poco, pero fue apenas un segundo, luego actuó de lo más normal que pudo, para acercarse un poco a mi y preguntar.

-¿Estás bien?- A pesar de notar que estaba genuinamente preocupado por mi, también noté que procuró no tocarme.

-Creo que sí…- Dije mientras lentamente me levantaba del suelo. -¿Qué fue lo que pasó?

-Esperaba que tú pudieras responderme eso.- Dijo el mientras comenzaba a jugar con ambas manos.

Los recuerdos comenzaron a llegar de golpe, cómo mi mano había atravesado la taza de café, como la charola había pasado a través de mis dedos… Cómo las manos de Justin habían atravesado mi cuerpo cuando intentó tocarme. Al pensar en ello, rápidamente tapé mi boca con mi mano, no podía explicarme, ni yo mismo sabía que es lo que había pasa conmigo, pero noté que al tocar mi boca, estaba sintiendo mi piel, quizá eso era un buen indicio.

Levanté la mirada e intenté acercar la mano a Justin, el instintivamente se echó hacia atrás. Entendía que de seguro estaba sintiendo miedo de mi, yo también sentiría miedo de mi considerando lo que acababa de pasar, pero eso no significaba que no me hubiese sentido mal al ver qué el se alejaba ante mi toque.

-Lo siento, no era mi intención asustarte, solo quiero asegurarme de algo ¿Puedo?: Pregunté de la manera más amable posible para intentar expresarle que yo no era ninguna amenaza. Podía notar como el aún dudaba, pero también notaba que estaba haciendo su esfuerzo para entenderme.

-Claro.- Fue lo único que dijo él antes de acercar su mano a la mía.

Me puse nervioso, y no porqué fuera a tomar su mano, sino porque tenía miedo de fuera incapaz de tocarlo. A medida que nuestras manos se acercaban, yo empecé a respirar lenta y profundamente, me concentré en mi respiración, e intenté no perder el control, decidí cerrar los ojos por el miedo que me causaba pensar que no podría ser capaz de tocar algún objeto sólido otra vez en mi vida, pero seguí acercando mi mano hasta que ya no pude hacerlo más. Pude sentir el calor que me proporcionaba la mano de Justin, y pude sentir como mi corazón comenzaba a latir nuevamente, abrí mis ojos y pude ver qué el también estaba sorprendido.

-Lo siento.- Dije mientras apartaba rápidamente mi mano de la suya. -No tengo idea de lo que está pasando, quizá lo mejor sería que volvieras a tu casa…

-Si, quizá sea lo mejor. Puede que una ambulancia llegué dentro de unos minutos, así que me quedaré contigo hasta que eso pase, luego me iré.- Dijo Justin mientras se levantaba del suelo y se cruzaba de brazos.

Así que si llamó a una ambulancia… -Gracias.- Realmente no quería quedarme solo. Me levanté del suelo y me senté en el sofá, el se quedó de pie al lado del mismo.

No hablamos, solo se quedó allí mientras yo miraba al techo. No sabía que pensar al respecto ¿Cómo era posible? ¿Qué había pasado? ¿Por qué había pasado? ¿Tendría que ver con los recientes ataques de pánico que había tenido? Muchas preguntas llegaban a mi cabeza, pero ninguna tenía respuesta. Intenté pensar en otra cosa, pero eso era muy difícil, mi cabeza solo repetía una y otra vez lo que había pasado hace unos minutos, es como si intentará torturarme. Ojala pudiera conseguir alguna respuesta…

Escuché la ambulancia acercándose y rápidamente Justin salió para explicar lo que había pasado. Realmente no sabía que tenía planeado decirles, porque decir la verdad definitivamente no era una opción, los vi hablar un rato, y no sé qué fue lo que les dijo al final, pero pareció ser lo suficientemente satisfactorio como para que se fuera sin hacer más preguntas, luego Justin entró nuevamente a mi casa.

-Muy bien, no tienes que preocuparte por nada. Les expliqué que fue todo un mal entendido y que ambos estábamos bien, pero quería venir a asegurarme contigo ¿Seguro que no quieres ir al hospital? No tengo problemas en llevarte, o llamar otra vez a la ambulancia.- Preguntó Justin mientras se quedaba parado en el marco de la puerta.

¿Cómo era posible que luego de todo lo que pasó, siguiera siendo tan amable conmigo? Algo estaba mal con este chico, definitivamente. -No creo que ellos puedan hacer algo respecto a lo que me pasó, cómo entenderás no es algo muy común.- Dije apartando mi vista nuevamente.

-Muy bien, era solo para asegurarme. Ya me voy.- El se volteó y estuvo a punto de salir de la casa, pero se quedó un rato parado en el marco de la puerta, hasta que decidió volver a entrar y acercarse a mí. -¿Me prestas tu teléfono?

Me pareció una pregunta curiosa, supuse que sería para llamar a su madre o algo por estilo, así que solo se lo di sin más. El no tardó más que un par de minutos con él, y luego me lo devolvió, quedé impresionado, porque pensé que iba a usarlo para llamar, pero quizá decidió solo enviar un mensaje.

-Acabo de agendar mi número en tu teléfono. Por favor, llámame si necesitas algo.- Dijo él para luego darse la vuelta y salir de mi casa cerrando la puerta tras de él, no me dio tiempo de refutar ni siquiera.

-Gracias…- Le dije al viento. Y una vez más me quedé solo.

Pensé en llamar a Ivanne para que me acompañara, porque en ese momento odiaba la idea de quedarme todo el día solo en casa, pero tenía miedo de que si traía a alguien más, quizá podría repetirse nuevamente lo que había pasado… Repetirse nuevamente… Pero ¿Qué es lo que había pasado? Levanté mis manos al aire y comencé a verlas con atención, tan pálida como siempre… O al menos, cómo siempre después del accidente, pero eso no era importante, mientras las veía, llegó un punto en el que pensé que quizá podía ver mis huesos, pero me pareció ridícula la idea.

Sacudí mi cabeza fuertemente y me levanté del mueble, tristemente no había nadie más en la casa que pudiera recoger el desastre que había hecho, así que me propuse a limpiarlo, tomé la charola, la cucharilla, y el pequeño envase en el que había puesto el azúcar, del suelo, lo hice muy lentamente para asegurarme que no fuera a tumbarlo otra vez. Luego de llevarlo a la cocina y volver a la sala, me arrodillé en donde estaban todas las piezas rotas que alguna vez fuero mis tazas, y comencé a tomar los pedazos más grandes para ponerlos en mis manos.

Por alguna razón comencé a cuestionarme si todo lo que estaba pasando era real. Quizá todo era solo un sueño, y estaba esperando a despertar, tomé uno de los trozos más grandes de cerámica rota, y lo acerque lentamente a mi mano, para luego clavarlo y cerciorarme que seguía en la realidad, un poco de sangre comenzó a brotar de la palma de mi mano, así que sí, está a despierto, toda esta locura, era la realidad. Terminé de recoger los trozos más grandes y luego los tiré en la b****a, busqué el cepillo y me aseguré de barrer bien para que no fuese a quedar ningún pedacito de cerámica en el suelo, después busqué un trapo húmedo para limpiar el café que se había derramado en el suelo.

Cuando terminé me tiré nuevamente en el sillón de la sala, había sido un largo día, creo que me merecía un descanso, pero creo que mi mente no pensaba lo mismo que yo. Un escalofrío me recorrió la espalda nuevamente, y mi visión comenzó a tornarse completamente oscura. -M****a.- Fue lo primero que pensé al ver lo que estaba pasando, no estaba de humar para tener que pasar por eso. – ¿Tienes que hacer esto ahora! ¿En serio?- Dije en voz alta hacia la nada.

-Si no lo hacía ahora ¿En qué otro momento podría hacerlo?- Mi corazón comenzó a latir aún más rápido que antes ¿La nada me había respondido?

Comencé a temblar y miré a todos lados, aunque realmente no podía ver nada, todo se veía completamente negro a mi alrededor, lo cual solo lograba que mi miedo aumentará cada vez más. -¿Quién dijo eso?- Pregunté con mi voz temblorosa.

-Eso es muy irrelevante. Una mejor pregunta sería ¿Qué eres tú?- Al momento de formular esa pregunta, un cuerpo comenzó a formarse entre la oscuridad, de una nube de humo negra, podía ver cómo una figura masculina se acercaba hacia mi, era alto, estaba completamente vestido de negro, y tenía una máscara que cubría toda su cara, en su mayor parte era blanca, pero alrededor de los ojos tenía un decorado de color rojos con líneas doradas, y el resto de su cabeza estaba oculta por una capucha.

-¡Aléjate de mí! ¿¡Que haces en mi casa!?- Grité mientas me echaba rápidamente hacia atrás, el miedo creía rápidamente dentro de mi y no sabía que hacer, o si algo de lo que estaba pasando era real, observé mi mano y vi que seguía sangrando… Tenía que ser real.

-¿Por qué me tienes tanto miedo? Estoy aquí porque tú me invitaste.- Dijo la figura macabra, haciendo que yo me detuviera un segundo y quedará en blanco.

-¿Yo te invité? Estoy seguro de que recordaría haber hecho algo así.

-Es obvio que no entiendes muy bien como funcionan estás cosas. Yo soy Érebo, el Dios de las sombras y de la oscuridad, y me parece haber escuchado que querías unas cuantas respuestas ¿No es así?

-Yo… Si dije que quería respuestas, pero no me esperaba esto. Y tampoco las estaba pidiendo literalmente…

-Un poco tarde, hay cosas que yo también quiero saber.

-¿Qué cosas quieres saber? ¿No eres un Dios? ¿No deberías saberlo todo?

-La información es un tesoro, no un privilegio. No lo sé todo, solo sé lo que tú necesitas saber, no te preocupes por el resto.

-Muy bien, cuéntame ¿Qué es lo que está pasándome?- Pregunté aún dubitativo de lo que ese supuesto “Dios” decía.

-¿Recuerdas el accidente en el que perdiste a tus padres? Creo que fuiste la única persona que terminó viva luego de haber sido bañado en desechos tóxicos ¿Nunca pensaste que debía haber alguna razón?- Cuestionó el, lo cual me hizo pensar.

-Si, más de una vez, pero si lo que me tratas de decir es que ese accidente es lo que causó lo que me está pasando ahora, suena un poco ilógico ¿Por qué tantos años después?- Pregunté, quizá si había una respuesta.

-Es exactamente lo que trato de decir. Y si hay un motivo por el cual este ocurriendo ahora, pero es algo que no voy a revelarte tan pronto.- Dijo él, lo cual me dejó aún más extrañado que antes.

-¿Por qué no? ¿No dijiste que ibas a darme respuestas?

-Si lo dije, y también te di una respuesta. Pero la verdadera razón por la que estoy aquí, no es esa.

-No creo estar entendiendo nada de lo que está pasando ¿Qué estás haciendo aquí entonces?

-Estoy aquí… Porque quiero hacerte sufrir Adrian.- Al decir esas palabras, las sombras a mi alrededor comenzaron a lanzarse sobre mi como si de brazos se tratase, y la oscuridad comenzó a sentirse como un mar de agua negra.

Comenzaba a subir rápidamente desde mis tobillos hasta mi cadera, luego cubrió todo mi torso, hasta que llegó a mi cuello, dónde se detuvo un momento. Ya para ese momento yo me encontraba gritando desesperadamente. -¡Ayuda! ¡Alguien! ¡Por favor!- Ni siquiera podía articula una oración completa, me costaba concentrarme, y sentía que las sombras que me sujetaban cada vez apretaban más su agarre, haciéndome daño.

-No tienes idea de cuánto tiempo estuve esperando a que esto pasara. Y hoy por fin… Te tengo entre mis manos.- Dijo la figura mientras se acercaba a mí y me tomaba la cabeza. De sus manos comenzaron a salir aún más sombras que se metieron en mi boca, impidiéndome así la respiración, estaba asustado, exaltado, en pánico, y sin aliento. Sentía que iba a morir.

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