смерть/Muerte

"Ha venido la desgracia, abre las puertas" - Proverbio Ruso

Alena.

Como siempre antes de una misión, mi cabeza daba vueltas y nis nervios de punta. Repasando los detalles en mi mente una y otra vez.

Este tendría que ser un trabajo limpio, y sin pelea, pero las parejas son complicadas, y según el informe que había repasado, Constantine era mucho más que un simple profesor universitario, la mitad de sus datos habian tenido que ser decodificados y la otra mitad era inexistente o confidencial, hasta hace doce años, luego había aparecido de la nada, acta de nacimiento, esposa, hijos, trabajo y todo el asunto.

Estoy en un auto, vigilando la entrada principal del hotel donde se hospedaba Constantine, al igual que siempre, llevo cuchillos escondidos en el cuerpo, es más práctico y silencioso que las armas, un gusto personal, incluso si es un arma de contacto, me permitía escapar en caso de ser atrapada. Soy menuda, así que alguien podría levantarme con facilidad.

- ¿Nerviosa, pollita?- pregunta Ixander, sacudo la cabeza como unica respuesta, pero me conocía demasiado bien para mi gusto.

Un hecho que aclarar, odio matar, desde la primera vez que lo hice, una cosa quedó clara para siempre en mi cerebro, odiaba el olor de la sangre, la sensación pegajosa en mis manos...

Pero resulta que era lo unico en lo que era buena, lo unico en lo que me hicieron buena. Me pongo los lentes, desviando la mirada hacia el exterior, solo tenía que hacer mi trabajo y me dejaban en paz.

- El objetivo se mueve - informa una voz por los parlantes del auto, tomo una respiración profunda y entro en ese espacio oscuro de mi mente que intento cerrar firmemente con llave, un rincón que cada día ocupaba un poco más de espacio con cada victima.

Ixander besa mi frente antes de dejarme salir del coche, susurrando una vieja bendición, dejandome ir.

El objetivo está saliendo por las puertas del hotel con su mujer, es un hombre alto, con el cabello castaño-rubio, y definitivamente asistía al gimnasio con frecuencia, así que podría asestarle un par de buenos golpes en caso de atraparla, por lo que tenía que ser rápida.

Cruzo la calle con calma, sin perderlos de vista, llevaban abrigos de piel y charlan agradablemente, una motocicleta pasa a su izquierda, Ixander. El los emboscaría un par de calles más adelante, y yo haría el trabajo sucio antes de que vieran que les dio.

Al menos ese era el plan, hasta que la mujer vio un local comercial y decidieron entrar. Me acerco con fingido descuido mientras miro la vitrina, ellos están dentro, él habla con el trabajador y su mujer recorre el lugar con mirada soñadora. Vagamente me pregunto si tendrá idea de que alguien quiere matar a su esposo.

Cuando alguien más entra a la tienda, me cuelo tras ellos, evitando levantar la mirada en caso de camaras.

- Xander, creo que tendremos problemas- murmuro al reconocer al hombre dentro de la tienda. Es un lugar antiguo y lleno de cachibaches y parafernalia referente al desastre de Chernobyl, por lo que hay muchos turistas

- Estoy en la parte trasera ¿Hay colateral?- pregunta mi hermano, su voz escuchandose clara en mi oído. Usualmente no haciamos este asunto de la comunicación, pero no queriamos arriesgarnos

- No, pero tenemos compañía, ¿Sabías que Kotekov estaría aquí?- pregunto dandole la espalda a los hombres, pero sin perderlos de vista por medio de un espejo de techo.

Ixander se queda en silencio, lo que es respuesta suficiente. Kotekov es uno de los informantes de padre, un hombre delgado, de unos sesenta años y con incipiente barba blanca, si alguien tenía las narices hasta el fondo de algo turbio, era él.

- Escuchalo, si está comprometido, encargarte - dice de nuevo mi hermano.

Pongo los ojos en blanco pero sigo mirando, mientras me acerco a la mujer tranquilamente, como si no importara realmente, ella está mirando una mascara antigases.

- !Lara¡ Por el amor de Dios ¿Qué haces aquí?- chilla Katekov, tardo momentos en procesar que me habla a mi. Levanto una ceja en su dirección.

- Retirada - ladra Ixander en mi oído - Está ganando tiempo, matalos y sal.

- Así que tu eres la famosa Lara - dice Constantine, enfocando su atención en mi - Un placer, tu madre me ha hablado mucho de ti.

- Alenna. Ahora - ladra Ixander, estoy confundida, pero no sé quien demonios es Lara así que sin pensarlo demasiado, en cuanto la palabra suena en mi cabeza, salto y apoyo mis manos en una estantería, levantando mi cuerpo para golpear a Kasakov en la cabeza, intento darle a Constantine, pero el hombre tiene reflejos. Su esposa grita y yo caigo al suelo cuando toma mi pierna con facilidad.

Estoy sobre mis pies en cuestión de segundos, golpee mis costillas, pero un segundo perdido podría costarme la vida.

De inmediato, el pánico se instala en todo el lugar, Constantine dice algo a su mujer y saca un arma de su pantalón.

Arremeto contra él, golpeando su traquea y enganchando mi cuerpo en su brazo, obligandolo a soltar el arma, sorpresa y dolor inundando su rostro. Pero se recupera facilmente y lanza un puñetazo hacia mi pecho, pero cuando me muevo para esquivarlo, golpeo una estantería, el dolor me distrae un segundo que él utiliza para agarrarme por el cabello, un familiar ardor en el cuero cabelludo mientras oscila hasta que mi cara se encuentra contra el mesón.

El sabor a sangre inunda mi boca, pero dejo caer mis manos hasta mi cadera y saco un par de navajas de doble filo.

- Supongo que Alexander te envió - gruñe, pero no le doy tiempo de responder, se ha inclinado sobre mi espalda, dejando mis brazos libres, y en un movimiento doloso, estiro mis brazos hacia atrás, buscando sus costillas.

No doy en el blanco, pero e acerco bastante, lo suficiente para hacerlo retroceder. Y cuando lo hace, tomo una respiración profunda, un giro rápido y una patada en torso, cae sobre una estantería con frascos de vidrio que caen sobre él y tomo mi oportunidad, con un corte limpio y rápido corto su garganta de lado a lado.

El grito histerico de una mujer indica que su mujer sigue dentro, me giro para buscarla mirntras Constantine cae lentamente, con ojos desorbitados y rostro pálido. Me agacho para coger su arma y la uso para rematar a Kasakov, que tiene una abertura en la cabeza que le dejó inconsciente.

La mujer está escondida detrás del mostrador, el dolor en sus ojos es palpable, pero no podría afectarme realmente, No los conocía, pero podía decir que estaban enamorados.

La mujer tendría que ser eliminada, pero justo cuando arrojo el cuchillo en su hombro, Ixander habla en mi oído.

- Policía, en siete minutos, traela - bufo, como si eso fuera sencillo. Se hace perseguir, pero como no tengo tiempo de jugar al gato y al ratón, golpeo su cabeza con mi bota.

Mis hermanos entran enseguida, claro, dejenle el trabajo sucio a la menor. Ellos se encargan de los cuerpos en tiempo recordad. Así que guardo las navajas y salgo a la calle, resistiendo el impulso de escupir en el suelo, Ixander aparece en la motocicleta y me subo a la parte trasera, cuando me tiende el casco, doy una ultima mirada a la tienda, donde un chico rubio de más o menos mi edad camina de la mano con una niña pequeña, justo en el momento en que la mujer de Constantine es metida en el coche.

Una vez que cierro el casco sobre mi cabeza. Nos vamos, seguidos de cerca por el sonido de las sirenas, el trabajo está hecho, pero la duda que resuena ahora en mi mente es diferente.

¿Quien es Lara? Y ¿por qué creyeron que era ella?

Constantine me había mirado con ojos apreciativos, de la forma en que los adultos miran a niños que conocen desde la infancia, y mencionó a mi madre, de nuevo con familiaridad.

No era posoble que se refiriera a Ekatherina Parks, pero por un segundo, al escuchar el termino "tu madre" no puedo evitar pensar en la imagen fantasmal que tengo de la mujer. El unico recuerdo claro de su existencia fue su desaparición, lloré mucho y padre me obligó a pasar la noche en el bosque, diciendo cosas sobre forjar el caracter.

Mientras Ixander avanza con su motocicleta por las calles de la ciudad, el dolor y la inflamación toman mi rostro, el sabor a sangre sigue en mi boca  y casi puedo sentir un coagulo en mi lengua, mi espalda dolía y la adrenalina estaba remitiendo.

Mi hermano nos lleva hasta una localidad remota a las afueras de la ciudas, claro, que antes da vueltas en caso de ser seguidos. Los del coche toman un camino diferente, así que estamos solos en la carretera.

— No le digas a padre que te llamaron Lara — dice finalmente Ixander en el momento en que nos detenemos.

— ¿Hay algo que debería saber?— pregunto, inquisitiva

— Muchas cosas, sabes como es esto — dice con una sinrisa diseñada para despistar — pero esta es una de esas cosas que si te las digo, tendría que matarte

Lo miro, preguntandoselo por primera vez directamente

—¿Serías capaz? De matarme — Ixander aprieta los labios, se baja de la motocicleta y besa mi frente.

— Creo que ambos conocemos la respuesta.

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