3. Doble Escape

Narrador Omnisciente

Arizona  camino hacia la piscina en busca de Kevin, su novio. Kevin era un chico lindo, pero se amaba a sí mismo más que a nada en el mundo. Su padre era uno de los Concejales de la ciudad, poseía una posición económica desahogada y esto no lo salvaba de ser considerado un perfecto idiota por casi todo el que tenía el gusto de conocerlo.

Arizona se aburría casi siempre que pasaba tiempo con él. Pero que podía hacer, fue  su propio padre quien prácticamente le había impuesto esa relación, y ella siempre había sido una chica muy obediente. Kevin no era desagradable físicamente  ni tampoco inaguantable, así que ella nunca se había cuestionado el tema de dejarlo y tener una relación con alguien más. Su relación ya iba para dos años y la monotonía los había acostumbrado el uno al otro. ¿Para que buscar a alguien más?

Kevin tomaba el sol cerca de la piscina tan cómodo ante el lujo como si se encontrara en su propia casa, Arizona no sabía si la estaba observando, pues este usaba unas grandes gafas de sol. Pero parecía dormido.

Solo llevaba  un bañador masculino de color negro. Su piel era blanca y hacía contraste con su bañador y con el cabello negro al estilo Harry Potter ya que siempre lo llevaba largo y despeinado intencionalmente. Era De complexión delgada y atlético, pero sus músculos no resaltaban su figura. Aunque era lindo no era un chico impactante. Pero era un joven de buena familia y guardaba las apariencias del Perfecto mundo del alcalde. 

Al acercarse Alexa a unos pocos pasos de Kevin este se apoyó en sus codos y se semisentó en la tumbona.

—Al fin has llegado— reclamó con tono desagradable — tu consulta con el loquero se demoró más de lo que imaginé — alegó  mientras le pasaba un frasco de bronceador y le indicaba que le pusiera la crema en la espalda.

Alexa lo miro con aburrimiento y tomó  de mala gana el frasco, se echo un poco de la crema en una mano y comenzó a ponérselo en la espalda.

— No estoy loca Kevin— le resultaba de muy mal gusto que él se refiriese a ella así, en lugar de apoyarla— solo es un psicólogo, y solo son sueños—« Nadie puede controlar lo que sueña», se dijo para si misma.

— Anja¡— murmuró Kevin como si le hiciese saber que no le importaba  lo que hablaba.

— ¿Por qué no vas y te cambias y entramos a la piscina?

Ella no le contesto y solo le tiro el frasco de bloqueador a la tumbona, dio media vuelta y salió caminando en dirección a la casa.

Pasó cerca de la sala y aún escuchaba las voces de su padre y el estirado Comandante Moore. Caminó a la escalera y subió a su habitación.

Se desnudó poco a poco y entró a su vestidor por un traje de baño. Tomó un juego de bikinis blancos y los dejó caer sobre la cama.

Algo  estaba ocurriendo, tenia la sensación de estar siendo observada. Pero era imposible, las ventanas estaban cerradas y las cortinas estaban perfectamente en su lugar.

La puerta estaba cerrada, ella estaba segura. Ella había pasado el cerrojo al entrar.

Aún así se sentía observada, pero no sentía temor, al contrario. La sensación que tenía era la misma de sus sueños. Es como si aquel ángel desconocido estuviera rozándole la piel, penetrándola de a poco. Ella se dejó llevar por lo que estaba sintiendo. No demoró mucho en llevar la mano a su entrepiernas que ya estaba mojado. Su  botón de placer  estaba hinchado, húmedo, y le causaba una sensación deliciosa. Su respiración era agitada, de verdad sentía como si hubiese alguien con ella. Y no cualquier persona, se trataba del arcángel de sus sueños.

Solo bastó tocarse un poco y toda ella comenzó a vibrar al compás de las olas de un increíble orgasmo.

Poco a poco recuperó la respiración y fue consciente de lo que había pasado. Ella no estaba loca, pero aún así estaba sintiendo la presencia de aquel ser fuera de sus sueños.

Corrió al baño se limpió y regresó a la habitación. Aún se sentía observada, se puso los bikinis lo más rápido que pudo y en ese momento una de las cortinas ondeó al viento. Uno de los portarretratos de su habitación cayó al suelo, y la puerta de el vestidor dio un portazo terrible al ser empujada por el viento que estaba entrando por la ventana.

Alexa entró en pánico y salió corriendo. Abrió lo más rápido que pudo la puerta de su habitación. Corrió descalza por el amplio pasillo del segundo piso de la casa hasta llegar a las escaleras. Bajo tan a prisa como se lo permitieron sus pies. Al llegar a la planta baja miro a su alrededor y no había nadie, ningún empleado de servicio. Ni siquiera se escuchaba la voz de su padre en la sala.

Corrió por la casa, de pronto se detuvo en el corredor y miró hacia atrás al sentir el peso de una mirada sobre ella.

Al voltearse, allí estaba el comandante Jack. La miraba con ojos congelados. Su mirada era fría, pero ella sintió una sensación familiar.

En serio tenía que continuar con las terapias grupales, estaba totalmente loca.

El comandante comenzó a acercarse con paso decidido. Ella comenzó a temblar como una hoja al viento. Por primera vez era consiente de que solo llevaba un diminuto bikini y que la cara de Jack era indescriptible. Se sintió presa del pánico y se congeló. Jack estaba cada vez más cerca y a pesar de que sus ojos eran claros, su mirada era oscura como una noche sin luna.

Cuando a penas la alcanzaba apareció Kevin al final del corredor. Miro la escena y gritó a modo de reclamo.

— !Arizona ¡ ¿ Por qué tardas tanto?— caminó hacia ella hecho una furia la tomó por una mano y casi la arrastró a la terraza de la casa.

El comandante solo se quedó allí de pie sin pronunciar ni una sola palabra.

Arizona  estaba por demás confundida y no se explicaba lo que había ocurrido. Kevin solo le gritaba a su alrededor y ella estaba un poco en shock.

— Eres una maldita zorra— la tomó por un antebrazo y la zarandeó — a penas me volteó y empiezas a coquetear con ese estúpido— tiro de ella haciéndola colisionar con su cuerpo.

Ella nunca había visto a Kevin celoso, ¿qué le ocurría?.¿Coquetear con Jack Moore? ¿Acaso todo el mundo se había vuelto  loco?

— Si lo que necesitas es un hombre, pues lo tendrás maldita zorra— le volvió a gritar exasperado. — No te creas que no me doy cuenta que evitas la intimidad conmigo, !No soy estúpido¡.— la tiró bruscamente en la tumbona y las intenciones de Kevin se vislumbraron.

Arizona se reincorporó como pudo y empujó a Kevin logrando salir corriendo. Pero no por mucho, él la agarro del cabello y forcejearon cayendo en la piscina. Arizona se liberó de él, nadó  y salió por el otro extremo de la piscina. Comenzó a correr mojada por la pasarela de piedras de al lado de la casa. Miraba de a poco hacia atrás para ver si Kevin la seguía. En menos de veinte  minutos había sido perseguida dos veces. El día estaba siendo intenso.

Chocó de lleno contra el pecho de un hombre fuertemente. Cómo iba mirando constantemente hacia atrás no pudo ver de quien se trataba.

Unos brazos fuertes y musculosos la tenían prisionera contra un pecho. Levantó la vista y se dio cuenta que estaba en brazos del mismísimo Comandante Jack Moore.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo