꧁Capitulo 2 Olivia꧂

Sé, debido a las reacciones de mi jefe ante mis estados de ánimos, que ha temido siempre el momento de verme llorar. Porque si una película se torna ligeramente triste la cambia y siempre trata de hacerme reír. Por eso cuando me abraza lo siento estremecerse, se quita su abrigo y me lo coloca encima. Me mira y hay preocupación en su mirada, mis ojos aun húmedos, pero sin derramar lágrimas le hacen dirigirme una mirada de orgullo.

—Cariño, te admiro. Porque tus emociones podrían tomar el control pero las dominas.

—No hay tristeza que permanezca cuando te metes con Hugh Grant.

Wolf me mira como a veces puedes ver a un niño pequeño que hace una rabieta, pero en su miraba no han impaciencia ante mi charla, que muchas veces puede resultar infantil. Pero mi exposición a hombres ha sido muy escasa, no sé bien como conducirme en ambientes sociales y por ello, no controlo bien lo que digo. Pues como les decía, en la mirada de Wolf no hay impaciencia ante mi charla, hay ternura e incluso adoración y eso me calienta el alma.

—No es un sacrificio, aunque me pregunto cómo puedes reír una y otra vez con una escena que conoces de memoria. En fin, con nadie más hago cosas así.

—Lo sé. Y te lo agradezco.

Miro con impaciencia mi reloj, debo encontrar cómo volver a mi apartamento y aunque la charla con Bruno me encanta—porque, estaba hablando con uno de mis dos amores, a solas, sin que nadie nos interrumpiera—debo volver a casa.

—¿Qué te pasa, hadita?

—¿Pasarme?

—Hay varias cosas sobre ti que me tienen intrigado. Si nuestro amigo en común, Ryder, está con nosotros te desenvuelves de forma normal, pero si estamos a solas, actúas como si llevaras prisa en abandonarme y no me gusta, pequeña hadita.

—Exageras.

—¿Lo hago? ¿O será que te incomoda mi presencia porque te gusto?

Mi fantasía hecha hombre, me mira con intensidad y avanza, por eso retrocedo tropezando con una piedra. ¿En serio universo…? ¿En serio dios del karma? ¿Caeré de culo frente al hombre de mis sueños?

Pero Wolf, al mejor estilo de mis doramas favoritos, se mueve a prisa y me agarra de la espalda y yo, colocó mis manos sobre sus hombros. Me endereza, sí, pero no me deja ir. Me mira y se inclina sobre mi oreja. Su respiración me hace estremecer y cuando quiero moverme el agarre de sus manos va de mi espalda a mis caderas. Sus manos aprietan duro mi piel, siento a su amiguito cobrar vida y en lugar de horrorizarme, respondo a la presión de Wolf, que me frota con descaro contra su entrepierna.

—Me enloqueces, Olivia.

Me lleva con él, mi espalda se apoya contra un auto y él… bueno, besa mi cuello mientras como gata en celo, me froto contra su ropa. Me levanta, me sienta sobre la tapa del auto de alguno de sus clientes y separa mis piernas, no me coloca muy adentro, estoy más bien como en el borde y de forma instintiva rodeo sus caderas con mis piernas y ahí, a la vista de quien pudiese salir del club, estamos teniendo sexo con ropa.

No es un término que siquiera exista, pero es como la mejor forma de describirlo. No puedo creer que eso esté sucediendo en una de las noches más aburridas que he tenido en toda mi vida. Mi cabeza va hacia atrás, sus facciones bien marcadas evidencian que realmente está disfrutando. Sus ojos, esos me recorren y se sitúan en mis ojos. Y en medio de todo aquello,  tengo un orgasmo.

—Eres mía, Olivia, tu piel responde a mi toque.

—No soy buena en relaciones, nunca he tenido siquiera novio.

—Seré tu primer novio, tu amante, tu amigo. Llenaré tu vientre con mis hijos y me comeré tu coño, Olivia.

—Te deseo, Dios me perdone pero te deseo.

—Tú y yo vamos a entrar a mi oficina.

Me toma en brazos, avanza al club y el guardia nos mira con picardía, ¡Maldición! Y Bruno sonríe con aire lobuno, ha conseguido lo que quiere y lo deja en claro. Arroja lo que está en su escritorio sin delicadeza y sonrío—siempre que vi eso en las películas quería experimentarlo— y empieza a desnudarse. Primero su torso, no puedo resistirlo y paso mis manos por su piel, una caricia suave casi inexistente que le eriza la piel.

Escucho la faja, cae al suelo y le siguen los pantalones… mi hombre va a comando es decir, cero ropa interior. Me arrodillo y lo sujeto con mis manos, es inmenso, real… completa y absolutamente INMENSO. Lo miró, su mano a mi pelo, para guiarme hacia donde ambos queremos que esté.

He visto escenas en el club, lo he visto a él en un par de escenas y sé lo que le gusta. Sin romper contacto visual, saco mi lengua y la deslizo por toda su longitud, su cabeza cae hacia atrás y gruñe, gruñe como animal en celo. Cuando la calidez de mi boca lo cubre completo, empieza a moverse. Mi garganta protesta al inicio, pero de pronto agarro el ritmo y no dura mucho, se viene y lo trago todo, hasta la última gota.

—Olivia, mi vida. Esto debemos repetirlo de nuevo, muchas veces, varias veces más.

Me da la mano y me ayuda a ponerme de pie, me besa y su lengua barre dentro de mi boca, es la primera vez que veo a un hombre, probando su propio sabor.

—Hadita… Necesito darte este mismo placer…

—Lo amaría de verdad, pero debo irme.

—Estás mal, ¿verdad? Tu espalda…

—Me duele, sí, pero no me arrepiento de nada.

—Sabes que tengo un pequeño apartamento acá encima del club, vamos y te recuestas…

—Bruno… Debo irme. A mi casa, y de verdad esta noche fue increíble, la recordaré siempre.

—Me suena a que te estás despidiendo.

—No. De verdad que no, pero no debe repetirse, espero que lo entiendas para que mi trabajo aquí no sea incómodo.

—¿No repetirse? ¡Una m****a!

Avanzo a la puerta, mis piernas son como gelatina . Me alcanza y su mano va alrededor de mi cintura.

—¿Trajiste auto?

—Voy a buscar un taxi.

—Te llevo.

—No hace falta,

—Camina, Olivia. No me cabrees, hoy hemos dado un paso hacia nuestro futuro.

—Un orgasmo en un parqueo…

—Y la mejor mamada del mundo en mi oficina, no lo olvides.. Te quemas conmigo de la misma forma en que me quemo contigo.

—Eso no te lo discuto, pero de verdad en este momento debo irme.

—No te vas a ir a esta hora sola. Ya te pedí que no me cabrees.

—Y que yo, la recepcionista de tu club camine por un taxi, ¿cómo rayos te cabrea? No es que sea mi primera vez de todas formas.

—¿Es común que salgas a buscar un taxi?

—Sí. Todos tus empleados lo hacen.

Mala, mala, malísima idea. Hay un ligero temblor en su quijada, sus facciones duras, salvajes, como esculpidas sobre granito.

—Aunque mis sentimientos fuesen solo de jefe, o de amigo, cosa que no son y lo reitero, no te permitiría irte a caminar por ahí a las dos de la mañana. Y no eres igual que ninguno de ellos.

—Melodramático.

—Es más, nueva regla para el trabajo, si un día no tienes tu auto me vas a llamar para recogerte. No puedo creer que no lo vi antes, que has caminado sola a esta hora.

—No puedes…

—No está sometido a discusión.

Llegamos a su auto, un humvee color crema. Los autos así son mi locura.

—Tienes un auto alucinante, sé que te lo digo cada vez que te veo, pero me encanta.

—Gracias, corazón. Lo mío es tuyo, solo debes decirme que sí.

—Ese es el problema.

—¿Mi auto?

—¿Tu auto? No, no hay nada de malo con tu auto. Es la cantidad de dinero que tienes, lo último que quiero es que pienses que estoy contigo por tu dinero.

—Olivia, te conozco hace un año, nunca jamás has aprovechado que tengo dinero. Es más, en las salidas siempre pones parte de tus gastos.

—Cosa que te cabrea.

—Cosa que me cabrea, sí. Porque no me permites cuidarte.

—Mira, de verdad que agradezco todas tus atenciones, pero detente. Mis emociones, mi corazón se está involucrando. Nos conocemos hace un año, es difícil no sentir cosas y si te vas, si decides que no valgo la pena, me vas a destrozar.

—Tu madre ha sido una experta en hacerte sentir menos. Las cosas que esa mujer horrible hace no deben afectarte pues ella, es una criatura espantosa, Oli, que parece encontrar un placer perverso en molestarte.

—Lo sé.

—Entonces no escuches lo que dice, no le creas.

—Lo sé, pero eso no es de lo que te hablo.

—Es lo mismo. Me gustas, más que eso. Te amo, llevo un año sintiéndome cada vez más unido a ti, así que deja de sentirte menos, o de sentir que no vales la pena. Y hoy te siento distante, muy distante. Siento como que te me escurres de entre las manos y es como que no puedo detenerte. He fallado en mostrar realmente mis sentimiento y lo lamento, porque de verdad Oli que te amo con todo lo que tengo, no me condenes a una vida sin ti en ella.

—Bruno…

—No me hagas seguir sin ti, sin poder tener una oportunidad de ser la persona que esté ahí cuando la necesites.

◦•●◉✿♥    𝑀𝑒 𝑒𝓃𝒸𝒶𝓃𝓉𝒶𝓇í𝒶 𝒸𝑜𝓃𝑜𝒸𝑒𝓇𝓁𝑜𝓈, ¿𝒹𝑒 𝒹ó𝓃𝒹𝑒 𝓂𝑒 𝓁𝑒𝑒𝓃?   ♥ ✿◉●•◦

꧁☬Nos vemos en el capítulo que sigue.☬꧂

Reviso mis trabajos sin ayuda, así que perdón si se me pasó alguna falta de ortografía.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo