CAPÍTULO 9

Exonerado de tus sueños húmedos FELICIDAD. Como quien dice afueriando en el cielo como en un concierto cuando no se paga la entrada y no se puede pasar del umbral.

Me vacuno contra la libido hiperbolizada, es decir me masturbo y me tiro el primer dada de la historia nada de Duchamps ni Picabias: un pedo. Este pedo es la presentificación odorífera del bollo que se esconde detrás. Es el dios detrás de la máscara.

Prendo un canutillo con manos enguantadas de boxeador y salgo volando entre dioses dándome adioses. No importa cuánto ruegue a la mafia para que llene mis zapatos de cemento. Es inevitable que levite como un menospreciado médium.

Es ineluctable que planee, como es ineludible la quimioterapia de los pinceles viejos. El ridiculema del asunto es que luego de pernoctar en la ionosfera deba caer como el pájaro alcanzado por el proyectil de la carabina o el arcabuz.

Caeré

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