EL SECRETO (LO QUE OCULTA UNA SONRISA)
EL SECRETO (LO QUE OCULTA UNA SONRISA)
Por: Jhoi Páez
PRÓLOGO.

8:30 pmCasa

de

los

Robins.

—Mamá te he dicho que no estoy lista cuando lo este, te avisare. —Arroja el teléfono a su cama, y suspira de manera pesada. Busca entre sus gavetas aquel maquillaje que su madre le dio como obsequio por sus calificaciones.

La puerta hace ese típico chillido cuando alguien la abre al entrar a su habitación.

— Agg, Mamá ya te lo dije ¡No estoy lista!—Toma su delineador y se observa en el espejo, queda atónita al notar aquellas figuras encapuchadas.

9:45 pm.

Ambas personas encapuchadas suben a un auto negro, con un conductor al cual no se le conoce el rostro ya que lleva puesta una máscara de payaso.

En la comisaria del estado llega una llamada anónima al policía Alfredo Casas.

— ¿Diga? —Como de costumbre lleva aquel uniforme que lo hace lucir un poco más serio de lo usual, su taza de café la cual nunca le falta estaba vacía.

—¿¡Que!? Es imposible, hace dos años y cinco meses que murió su último amigo. ¿Estás seguro que es Elisa Robins?, ¡Oh mi Dios! Esto se nos está escapando de las manos.— Cuelga el teléfono y frota su cabello con las manos, esta frustrado ya es la quinta vez que lo llaman por el mismo caso, y para el ya estaba cerrado.

Hace sonar los huesos de su cuello, y toma su teléfono una vez más para llamar a su compañera Reina. —¿Reina? Si, lo e escuchado. Necesito que encuentres algo en específico y lo traigas aquí.

Pasan unos cortos segundos cuando se escucha nuevamente su voz en aquel sitio tan solitario.—¿Como que su diario no está?, Ella siempre lo llevaba consigo. Está bien no te preocupes si lo encuentras avísame.

Cuelga, y suelta un suspiro de frustración.

Lisa ¿Que

tanto

escribías

en

ese

Diario?

Aquella pregunta que suelta a los cuatro vientos es lo último que comenta antes de ser las 12 de la media noche.

La niebla se apodera de toda la ciudad y Alfredo solo puede pensar en esos cinco adolescentes que le causaban distintos sentimientos.

Levanta su mano para observarla frente a la luz y comienza a enumerar. —Primero Helen, luego Zury, le siguió Alex, Angel fue un accidente y por ultimo Elisa ¿que se traían estos chicos entre manos?—negó con su cabeza pensando y entonces vio una sombra al otro lado de la puerta, trago grueso y tomo su arma ¿quién podría andar por allí a tales horas?

Se levantó tratando de hacer el menor ruido posible, poso su arma de frente apuntando derecho y sin miedo a jalar del gatillo.

— ¿Quien anda allí?—comento apenas audible, era la primera vez que se enfrentaba a esta situación completamente solo. Ya que, la comisaria se encontraba vacía por las festividades navideñas.

La puerta trasera del lugar sonó y corrió tan rápido como pudo para atrapar a la persona, al llegar solo encontró la puerta meciéndose de adelante hasta atrás gracias a el viento.

Bufó y se encamino de nuevo a su escritorio, al estar a escasos pasos notó aquel diario sobre este. Miro a los lados en busca de alguien pero al no encontrar a nadie tomó el cuaderno y lo abrió, no tenia ni las más mínima idea de como había llegado el diario allí pero necesitaba respuestas y ese pequeño cuaderno con caligrafía corrida era el único que podía dárselas.

—Veamos que tanto escribías.

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