No te veo, te siento

El lunes por la mañana el grupo de amigos se encuentra en la universidad. Min sigue furioso con Se Hyung por su comportamiento de modo que no le dirige la palabra.

—Min… ¿De verdad sigues enojado? —pregunta Se Hyung.

Min lo ignora.

—Lo siento… ¿Está bien? —dice de forma forzada.

Min continúa fingiendo que no existe.

—Al cabo que ni quería tus disculpas —dice indignado y le da la espalda.

Los demás miembros no se meten en absoluto. Están conversando entre ellos.

Young Mi baja del carro en el que viene y enseguida hace contacto visual con el grupo de amigos. Descansa su mirada en Min, pero Se Hyung se interpone. Al verlo, ella baja la cabeza y sigue su camino. Min va tras ella:

—¡Ey!

—Hola.

—¿Cómo estás?

—Bien. ¿Tú?

—Bien… ¿Estas molesta por lo del otro día?

Ella niega con la cabeza y le dedica una sonrisa ficticia.

—Mi amigo está enamorado de mí —le confiesa cabizbajo.

—¿Qué?

—Por eso es tan duro contigo. No tolera que le preste atención a alguien que no sea de nuestro grupo.

—Oh… No sabía que eras…

—¡No! —se apresura en aclarar—. No, yo no soy… Pero él no lo entiende.

Ella se ríe. —No quiero generar conflictos.

—Deberías venir con nosotros de nuevo, esta vez prometo que no dirá nada que te incomode.

—No lo sé, yo… lo voy a pensar —agarra las asas del bolso que tiene colgado al hombro.

—Okay… Te veo luego.

Ella entra y él sale de nuevo a reunirse con su grupo:

—¿Qué tal si repetimos la juntada? —les pregunta—. Pero esta vez sin Se Hyung.

—¡¿CÓMO?! —se asombra él.

Todos se miran entre sí y le siguen el juego a Min.

—Claro, me parece bien —dice Ho Jin.

—Perfecto —continúa Chul Mo.

—¡¿Cómo pueden hacerme esto?! —se queja Se Hyung.

—Lo siento amigo, me gustaría conocer a la chica —dice Ho Jin con gesto de lástima.

—No… No pueden dejarme afuera… ¡Por favor! Prometo no decir nada fuera de lugar. Es más, no diré una sola palabra. Por favor ¿si? —suplica friccionando sus manos ante cada uno de los amigos.

Todos miran a Min, quien tiene la mirada fija en Se Hyung:

—Está bien. Pero debes pedirle disculpas por como la trataste.

—Maldición…— Se queja Se Hyung mientras se rasca la cabeza, nervioso—. Bien, lo haré —se rinde y acepta la condición.

Min ríe —los veo a la salida.

Cada uno asiste a su respectiva clase.

Al finalizar, Min espera a Young Mi afuera de su aula. Cuando ella sale él se acerca para proponerle la idea de la salida. Ahora que sabe el motivo por el cual Se Hyung la molestaba, se siente un poco más tranquila. Incluso hasta podría provocarle celos, a modo de “venganza”. Acepta la invitación.

—¿Vamos a una sala de escape? —propone Chul Mo.

—¡Es buena idea! —dice Min.

Todos aceptan. Mientras caminan, Min le hace una seña con la cabeza a Se Hyung. Este va al lado de Young Mi.

—Me agrada tu atuendo —dice algo ansioso.

—Gracias, es de la marca de mi padre.

Él se detiene y la toma por el brazo obligándola a detenerse frente a él. La observa de arriba a abajo con ademán de sorpresa.

—¡¿Tu padre es el dueño de LCH?!

—Sí —responde con una media sonrisa.

—¡Oh, no lo puedo creer! ¡Amo LCH! —dice casi brincando de felicidad. Al instante se calma—. Te debo una disculpa por mi comportamiento del viernes.

—Está bien —acepta sonriendo.

Al llegar al lugar, examinan las diferentes salas de escape disponibles. Eligen una de terror, en la que deben escapar de una casa embrujada. El guía les da la bienvenida, les explica de qué va el juego y les da las instrucciones del mismo.

—Tienen una hora para escapar, yo estaré observándolos y escuchándolos en todo momento y ustedes pueden hablarme también, si es que necesitan alguna pista —les dice entregándoles un walkie talkie—. Si lo deciden, ustedes pueden salir de la sala en el momento que deseen, también tienen los botones antipánico dentro. Creo que eso es todo. ¿Están listos?

—¡Si! —gritan elevando los puños.

Entran y se encuentran con un ambiente obscuro, siniestro. Tiene la pintura de las paredes saltada, y en partes se observan manchas rojas, que debe de simular ser sangre. También hay gotas rojas en el suelo. Hay cabellos negros tirados por todas partes. Los muebles son antiguos y gastados, deben encontrar la clave para abrir algunos candados y hallar la llave para abrir la puerta que los llevaría a la siguiente habitación. Comienzan revisando por todas partes, detrás de los muebles y dentro de los cajones que están sin candado.

—¡Encontré algo! —grita Ho Jin.

Todos se acercan a ver. Es un encendedor.

—¿De qué servirá esto? —se pregunta Chul Mo en voz alta.

Continúan buscando y Min encuentra un número escrito en un cuaderno que estaba dentro de uno de los cajones:

—Miren, parece ser un número de teléfono…

—¡Teléfono! —dice Chul Mo—. Ahí hay uno, probemos en marcarlo.

Min se acerca y marca el número que había encontrado. Al finalizar una voz suena por toda la sala. “El fuego purifica tus males, el fuego te libera.”

El encendedor no funciona y de todos modos no pueden arruinar nada de lo que está allí dentro. Se preguntan que función cumplirá. Ho Jin lo apoya sobre una escultura de piedra y esta comienza a moverse sola. Todos pegan un grito del susto y luego se ríen a carcajadas. Detrás de la escultura, hay un código numérico de tres dígitos, los cuales introducen en uno de los candados. Al abrirse el cajón, Young Mi saca de este una llave. Junto a Min, comienzan a probar donde encaja. Llegan a la puerta y al probar, esta se abre. Adentro todo está oscuro, no hay ninguna luz. Los dos entran y automáticamente la puerta se cierra dando un fuerte golpe, dejándolos solos en el cuarto oscuro. Young Mi grita del susto y comienza a desesperarse. Trata de abrir la puerta, pero no hay caso. Los demás hacen lo mismo del lado de afuera, pero no logran abrirla.

—¿Qué sucede? Esto es parte del juego —pregunta Min extrañado.

—No lo sé, quiero salir, quiero salir ¡quiero salir! —grita Young Mi.

—Oye ¿estás bien?

—No, no me siento bien.

Min le toca la cara y nota que está sudando. —Oye, tranquila. Estás bien, estás conmigo —le dice tomándola por los hombros.

Ella tiembla, él escucha sus dientes tiritar.

—Chicos, algo le pasó a la puerta y al parecer se ha roto la luz del cuarto. Entraremos a arreglar el problema. Mil disculpas —se oye la voz del guía a través del walkie talkie.

—Tranquila, ya vendrán a solucionarlo.— Le dice Min. No esperaba que algo así sucediera y menos que ella reaccionara de ese modo.

—Estás más nervioso que yo —le dice un poco más calmada.

—No es cierto, no puedes saberlo, si no me estás viendo.

—No te veo, te siento —dice poniendo su mano en su pecho a la altura del corazón.

Min, todavía con las manos en sus hombros, la atrae hacia él y la abraza. Con la mano derecha ubica suavemente su cabeza en su hombro y ella para de temblar de repente. La sensación de peligro y el miedo quedan en segundo plano. Ahora está algo confundida, ya que la sensación es bastante agradable. El abrazo es cálido y reconfortante. Ella cierra sus ojos y toma a Min por la cintura con fuerza. Min le acaricia la cabeza:

—Todo está bien. Estas conmigo.

Pasan solo unos segundos y los hombres de seguridad abren la puerta. Todos ven como Min abraza a Young Mi. Esta, al percatarse de esto, se suelta del abrazo.

Ellos salen de la habitación y pagan para luego irse. Ya es de noche y comienzan a tener hambre. Deciden ir a comer juntos a Subway. En el camino nadie habla, todos están en silencio. No tardan mucho en llegar, ya que el lugar queda cerca de la sala de escape. Min va a hacer el pedido y los demás eligen un lugar para sentarse.

—¿Hola, podría darnos cinco sándwiches de pollo rostizado?

—Sí… ¿Y para tomar?

—Agua con gas.

—Okay… El pedido tardará unos minutos. ¿Es para comer aquí o para llevar?

—Para aquí.

—Perfecto.

Min se dirige donde están sentados los demás.

—¿Qué pediste? —pregunta Ho Jin.

—Sandwiches de pollo rostizados.

—Me gusta ese sándwich, es mi favorito de aquí —dice sonriendo Young Mi.

Min se sonroja —me alegro de que te guste.

Se Hyung nota eso por lo que decide interrumpir.

—Oye, y ¿qué paso allí en la sala de escape?

Min y Young Mi se miran.

—Mm bueno… Nunca fui a una sala de terror… A ninguna en realidad, es la primera vez que hago esto.

—Ahh ¿y te agarro miedo?

—Fue un ataque de pánico, pero gracias a Min pude calmarme, él se encargó de la situación.

—Admito que estaba más nervioso que ella —dice Min y los demás ríen.

Siguen hablando durante unos minutos y los pedidos llegan.

—Muchas gracias.

—Disfruten su comida, cualquier cosa me llaman.

La chica se va y ellos comienzan a comer. Pasan la noche hablando y contando historias. Se divierten mucho, tanto que ni se dan cuenta de la hora.

—¡Chicos! Miren la hora, es muy tarde —dice Chul Mo

—Tienes razón, es hora de que nos vayamos —responde Ho Jin.

Todos salen y Min va a pagar. Chul Mo y Se Hyung se van juntos. Ho Jin, Min y Young Mi van hasta una estación de tren.

—Bueno, aquí nos despedimos —dice Ho Jin.

—¿No vienes con nosotros? —pregunta Young Mi.

—No, yo tomo otro camino.

—Ahh, bueno. Adiós, nos vemos mañana.

—Adiós, Ho Jin —se despide Min.

—Hasta mañana, chicos.

Ho Jin se va y Young Mi y Min suben al tren. Eligen un asiento para sentarse.

—¿Cómo la pasaste hoy?

—¡Bien! Excepto por… Bueno, por eso.

—Ya paso, estás bien.

Young Mi asiente mientras bosteza.

—¿Estás cansada?

—Un poco… —en ese momento ella siente como Min sitúa la mano en su cabeza para luego apoyarla en su hombro. —¿Q-Qué haces?

—Recuéstate sobre mi hombro.

Quedan así hasta que el viaje termina. Ninguno cruzó palabras durante este. Ella se sintió avergonzada, pero a la vez percibió algo en el que la hizo sentir confiada y a gusto.

Al llegar a la estación de trenes, Young Mi se despide de Min y baja. Camina unas cuadras hasta su casa. Al llegar se encuentra con su madre esperándola, sentada en el sofá.

—¿Qué son estas horas de llegar?

—Lo siento madre, he estado con mis amigos.

En ese momento aparece el chófer detrás de Seung.

—Señora, Young Mi todavía no…

Seung gira y se encuentra con este. Lo mira de arriba a abajo y vuelve la mirada a Young Mi.

—¡¿Vienes sola?!

—¡No madre! Uno de los chicos me acompañó hasta aquí.

—Ah, bien. En auto supongo ¿no?

—Vinimos en tren.

¿Qué? Los transportes públicos no son adecuados para ti, para ninguno de mis hijos.

—Lo que pasa es que uno de ellos se sentía mal y no quise dejarlo ir solo por lo que lo acompañe —se inventa para cubrirse.

—¡Cielos! Tu bondad algún día te va a traer problemas, niña.

—No digas eso.

—Ya, vete a dormir, mañana tienes clases temprano. Pero primero ven a darme un abrazo ¿si?

Young Mi sonríe y se dirige a su madre para abrazarla.

Ella sube las escaleras y se adentra a su cuarto. Se deja caer sobre la cama y suspira. Sin darse cuenta, por su mente aparecen las imágenes de Min abrazándola y consolándola en la sala de escape. Al momento de recordar cuando se recostó sobre su hombro, una sonrisa tonta se manifiesta en su rostro. Ella se pone boca abajo y esconde su cara ya sonrojada en la almohada mientras patalea. Un golpe en la puerta la hizo volver a la realidad.

—¿Hermana? ¿Puedo pasar? —pregunta Taeyang.

—Sí, puedes pasar.

Entra y se recuesta a su lado. —Gracias. Vine a hablar contigo porque necesito la opinión de otra persona.

—¿Qué pasó? Cuéntame.

—En mi fiesta vino una compañera de mi colegio. Nunca hablamos mucho, pero esta vez fue diferente. Bailamos y me di cuenta de que tenemos mucha química. Ella me invitó a salir y acepté. Hoy fue ese día.

—¿Y? ¿Qué hicieron? —pregunta emocionada.

—No te emociones tanto, no fue tan genial como yo esperaba.

—¿Por qué? ¿Qué paso con esa química?

—No sé, quizás necesite más tiempo para conocerla —dice frustrado.

—No te apresures, ve despacio. En todo caso, si no llega a funcionar, recuerda que eres joven. Todavía tienes tiempo de conocer a la persona indicada para ti.

—Es que me frustra, porque con todas las chicas con las que he intentado entablar una relación, nunca funcionó.

—Tranquilo, tal vez no es el momento aun. Bien, es hora de dormir, ve.

—Si, ya es tarde —dice mientras se levanta del lugar.

—Recuerda que estoy aquí para lo que necesites.

—Lo se hermana —sonríe—. Adiós, que descanses.

—Igualmente, Taeyang.

Él sale y Young Mi se acuesta nuevamente, esta vez para dormir.

A la mañana siguiente se despierta repentinamente porque su madre la está llamando.

—¡Hija! Ya es tarde, te quedaste dormida.

—¿Qué? —dice, adormilada, mientras toma el celular para fijarse la hora—. ¡Ay no! —se levanta apresuradamente—. Gracias por llamarme.

Seung sale de la habitación y Young Mi comienza a vestirse. Sale apresurada y sube al auto. Llega a la universidad y corre hasta su aula.

—Oh no ¡ya empezó la clase! —dice para sí—. Perdón por la tardanza —todo el salón voltea a verla.

—Tranquila, recién comenzamos. Toma asiento —le dice su profesor.

—Gracias —se dirige a su lugar y se sienta.

Ella está distraída en la clase. No se siente muy bien. Seguramente es porque no ha desayunado. Aun así prosigue con la clase. Luego de esto, ella sale y se dirige a la cafetería. Sin pensarlo se sienta en una de las sillas y reposa su cabeza y brazos sobre la mesa. Oye unas voces conocidas:

—¡Oh! Young Mi ¿te encuentras bien? —pregunta Se Hyung mientras pone su comida en la mesa y toma asiento. Los demás copian su acto.

—Si chicos, estoy bien.

—Pues no parece —menciona Min.

—Solo me siento un poco cansada, eso es todo.

—¿Por qué no tienes comida? —pregunta Ho Jin.

—Me levanté tarde y no tuve tiempo de prepararla.

—¿Al menos desayunaste? —pregunta Chul Mo.

—No.

Todos se miran entre sí sin reacción alguna, pero Min es el primero en responder.

—Te compraré algo.

—¿Qué? No, no hace falta.

Min no hace caso y se dirige al buffet. Vuelve con la comida de Young Mi y la coloca en la mesa.

—No tenías que hacerlo —dice ella, aunque mirando la comida se la hace agua la boca.

—De nada —mete un bocado de su almuerzo en su boca.

—Gracias —sonríe ruborizada.

—¿Estás bien por lo de ayer? —pregunta Ho Jin.

—Si, gracias por preguntar.

—No es nada.

—Te pasa muy seguido? —pregunta Chul Mo.

—No, no me pasa desde chica. Realmente no sé que paso ayer.

—Supongo que al ser un lugar oscuro y más el golpe fuerte de la puerta, entraste en pánico.

—Sí, puede ser.

—Oigan ¿conocen YETTAMP? Es un nuevo juego de rol —dice mientras saca su celular y se pone a jugar.

—Yo no tengo tiempo para juegos, lo entenderías si prestaras más atención a las chicas —dice Ho Jin mientras voltea y ve cómo dos chicas que están sentadas en una mesa detrás de ellos, lo saludan y sonríen seductoramente.

—Hay chicas en los juegos —responde Chul Mo mientras le muestra su celular y lo sacude de izquierda a derecha.

—Cielos ¿nunca cambiarás cierto? —pregunta riendo.

                                                                 * * *

—Ve a la dirección que te di—le indica Seung al chófer.

—Si, señora.

—Bien, veamos como te está yendo.

Seung se dirige a la casa de Suk. De vez en cuando va, pero se queda en el auto viéndola.

Ya están ahí. Se quedan unos minutos, pero no la ve. Seung está decidida a irse, incluso el chófer ya puso el auto en marcha, pero algo le llama la atención.

—¡Espera! —dice viendo como Min se acerca y toca la puerta. Sale Suk y lo abraza—. Así que tú eres Min… —Se dice a sí misma mientras sonríe.

Ellos entran a la casa y Seung se queda un segundo recordando al pequeño Min.

«Como has crecido… pequeñito». Dice para sí. —Vamos —ahora al chófer. Este arranca el motor del coche y comienza a conducir.

                                                                 * * *

—¿Cómo te fue? —le pregunta Suk a Min.

—Bien —sonríe—. ¿Y a ti?

—También. Limpie la casa y lave la ropa. Vamos a comer ¿si?

—Bien, déjame llevar esto a mi cuarto y ya regreso —Suk asiente con una sonrisa en su rostro.

Ella aprovecha para poner la mesa. Min vuelve y se sienta.

—Wow, te luciste. Se ve delicioso.

—¡Gracias!

—Bien, comamos —al probar la comida, Min abre grande los ojos y levanta el dedo pulgar de su mano izquierda como señal de que le gusto.

—¿Está rico? —pregunta Suk sonriendo.

—¡Si! Está delicioso, como siempre.

Ella le regala una afectuosa sonrisa.

—Oye, te he notado diferente estos días ¿paso algo que no me hayas contado?

—¿Diferente? ¿A qué te refieres?

—Me refiero a que estás muy pensativo.

—Ah sí, debe ser por las clases.

—Nunca te has puesto de esa manera debido a las clases. Cuéntame Min ¿si? Soy tu madre. Te conozco.

—Pero no hay nada que contar.

—Está bien —sonríe—. Terminemos de comer.

Ellos siguen comiendo hasta terminar todo. Suk levanta la mesa y limpia los platos junto a Min. Al terminar cada uno va a su habitación. Min queda pensativo al respecto de lo que su madre le resaltó minutos antes. Pero él sabe que no le está ocultando nada. Todo se lo cuenta. De repente, en su mente, aparece la imagen de Young Mi. Él no entiende por qué, pero por alguna razón se le escapa una sonrisa.

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