capitulo 7

JANE

Maldita resaca, la odio, y lo que más odio es ir a trabajar tan temprano y con resaca, pero lo bueno es que puedo ver mi futuro ganador, me dirijo a mi oficina con unos lentes oscuros, le digo a mi secretaria que me avise cuando llegue el idiota de mi hermano ya que tengo cosas que hablar ya que hay una cosa que no me tiene muy contenta, me pongo a trabajar lo más concentrada que puedo al rato me avisa mi secretaria que mi hermano ha llegado, espero unos treinta minutos para que no se vea muy desesperado o como si lo hubiera esperado.

-Perfecto- digo para encaminarme al ascensor, veo que hay tres personas los cuales ignoro ya que vengo solo por un objetivo.

-Buenos días señorita Tuell- me saluda un rubio alto coqueto, pero los rubios no son lo mío.

-Buenos días- conteste mirándolo brevemente, cuando llego a el piso donde trabaja mi hermano, él todavía no es el presidente,  mi padre no lo ha querido porque según él "todavía es joven" pero mamá lo obligó para que el próximo año máximo se retire así que mi hermano ascenderá a la presidencia, yo por mi parte seré la vicepresidenta cuando tenga mas experiencia para luego con un poco de talento heredado manejare otros temas de empresas que aún no he decidido tal vez Damián se quede con el manejo de las empresas mientras que yo me encargo de los tratados internacionales u otros objetivos externos, todavía no lo tengo claro, lo que sé es que no me quedaré quieta.

Me pongo a caminar hasta llegar a su oficina pero su secretaria se interpone.

-Disculpe señorita pero el señor está ocupado- me dice la mujer sumisa.

-Es urgente- le digo tratando de pasar.

-Lo siento pero no puede, su hermano hoy no está de tan buen humor- le quiero decir que me deje pasar que yo tampoco estoy de buen humor, despedirla en este instante, cuando alguien interrumpe.

-Pero mira a quien tenemos aquí, a la más bella flor, la increíble Jane Tuell- me giro encontrándome con el idiota de Massimo Daract el francés más creído y guapo que he conocido.

-Tú de nuevo, pensé que tenía la dicha de nunca más verte- él sonríe.

-Pues no, además sé que me extrañaste- se acerca.

-Como podría extrañar a alguien tan regular- lo miro mal.

-Aunque lo niegues me amas- me rio.

- si claro. Así que contigo estaba mi hermano encerrado en su oficina como media hora, que estarían haciendo, no me digas que te gusta mi hermano, de mejor amigo a novio, gran paso has dado futuro cuñado- él se le borra la sonrisa, pero vuelve a sonreír y se me acerca.

-Lo que estaba haciendo ahí adentro es platicando con tu hermano unas renovaciones por realizar, pero ¿sabes que estaba pensando por lo mientras ?- niego y él ríe roncamente acercándose a mi oído- que ya que has venido por fin después de tantos meses de espera, por fin voy a poder hacer realidad mis sueños de amarrarte a la cabecera de mi cama, mientras te penetro desenfrenadamente y tu gimes mi nombre en todos los idiomas que sabes pidiendo más- me muerde la oreja y se aleja sonriente sabiendo que me a dejado en blanco, pero lo encaró.

-Sigue soñando que soñar no cuesta, lástima que esos sueños se quedaran en tu cabecita- le sonreí y él niega.

-Yo sé que tú quieres, veras que esta vez serás mía y no hablo solo de cuerpo- sonríe mostrando su maldita perfecta sonrisa blanca.

-Quisieras, yo no soy ni seré de nadie más que mía y menos de alguien tan regular- él es el único hombre que me saca de mis casillas, y más cuando me ve con esos ojos azules que son tan claros que hasta te reflejan.

-Pues yo si te extrañe ma meilleure fleur- susurra seriamente mirándome a los ojos, se va acomodando su negro cabello, lo tomo de su corbata jalándolo para acercar mis dulces labios a su oreja

-Oh bebe y te equivocaste en algo, lastima, a mí me gusta dominar no que me dominen- murmuré, y luego recuerdo a que e venido me separo de él, cuando la secretaría de Damián se nos acerca, con solo  una mirada me dejó pasar sin mirarme a los ojos pidiendo perdón, cuando entré miré a Damián apoyando sus codos en el escritorio tallando con frustración sus ojos.

-¿A qué has venido jane? y si vienes a lo que pienso no me interesa- sonrió ya que mi hermano se ve más enojado que de costumbre.

-Pues sí he venido a lo que piensas y me escucharas, pero no he venido a reclamarte como otras veces- me siento con toda paz en la silla enfrente de él, él levantó su mirada y me ve interrogante.

-Te escucho, que sea rápido, yo si tengo trabajo- ruedo los ojos ya que siempre tira a la yugular, se ve que está amargado.

-Te quiero hermano, eres una de las personas que más amo en esta vida y por eso te digo esto- suspire- no te hagas daño, se lo que le dijiste a Raisa, y no, no me lo dijo ella, pero estaba muy mal y la destruiste y destruiste sus ilusiones contigo, ahora si enserio, creo que debes de tener miedo- me ve con atención- porque ella se ve decidida a olvidarte esta vez, y no como otras veces que no iba en serio, esta vez estoy segura que hará lo imposible para olvidarte- el baja la vista- y me preocupo de que cuando te enteres cuánto vale, sea tan tarde que ella sea feliz con otro y tu estés peor que ella por dejar ir a la única mujer que te amado de verdad sin ver tu cartera, tu estatus ni tu físico sino tu corazón, su amor es puro e ingenuo Damián y si lo ves de una perspectiva de espectador no la mereces.

-Está muy mal- dice, pero envés de decirlo como pregunta fue más como una afirmación. me mira arrepentido, porque yo sé que, aunque lo niegue él siente algo por Raisa, me dispongo a solo asentir.

-Solo te digo hermano, esta te va a costar muy caro, pero espero lo mejor para ti, pero ella está decidida- él me mira para luego tomar de su vaso de whisky.

-Este no es tu problema- asiento parándose de la silla y caminando a la puerta, cuando voy a abrirla me volteo y le digo:

-Solo no te arrepientas, porque yo si fuera ella ya hubiera olvidado a un idiota como tu y que mejor manera que en los brazos de otro hombre dándome lo que el que ame no puedo.- sonrió sabiendo que lo provoque.

se ve furioso más de lo común, cuando veo que va a estallar salgo de su oficina a los dos pasos que doy me detengo ya que escucho como su vaso de whisky se rompe contra la pared haciendo un fuerte alboroto en su oficina, para luego oírlo aventar otra cosa , veo como su secretaria corre hacia su oficina, yo solo camino triunfante hacia el ascensor sabiendo lo que he provocado.

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