Capítulo 2.

Maxine.

Dejo mi celular bloqueado dentro del baño y salgo de ahí, afuera esta Nick, sentado en mi cama, mirando su celular.

-¿Qué haces todavía aquí? – le pregunto de mala gana, yendo a mi closet para buscar algo que ponerme – necesito que salgas, voy a vestirme.

Él rueda los ojos y me hace un gesto.

-No es como si nunca te hubiera visto desnuda – suelta.

-No quiero que me veas ahora.

-Maxine – él deja el celular en la cama y va hasta donde yo estoy, me detiene con sus brazos fuertes y musculosos, agarrándome de la cintura – ¿Por qué estas tan molesta?

-¿Enserio me estas preguntando eso?

-Pues si – responde.

-Me dejaste sola, Nick, sabes que no me llevo bien con tu hermano, sabes que es como un dolor en el culo para mí y aun asi no dijiste nada, pensé que ibas a defender mi punto, creí que estabas de mi lado, pero no, tú te quedaste sentado bebiendo café como si fueras la señora Daisy – digo, suavizando mi voz mientras él suelta una sonrisa de medio lado.

-Me quede como la señora Daisy porque no creo que sea una mala idea.

-¿Enserio? – lo escudriño con la mirada y me quedo observando sus bonitos ojos color miel – ¿De verdad crees que esto es medianamente una buena idea?

-Pues sí, Maxine, tu madre tiene razón, es tu primer año y yo tampoco quiero que te elijan un compañero al azar, ¿Qué tal si es una persona que llega borracha de madrugada? ¿Qué tal si se trata de alguien a quien le gusta meter personas en la habitación?

-Es gracioso que lo menciones, porque ese es exactamente el tipo de persona que es tu hermano – suspiro, alejándome de él para poder vestirme.

-Lo conozco, se como es él, pero por lo menos podemos estar seguros de que no intentará asesinarte en la noche con una navaja de afeitar.

-Yo no estoy segura de eso – suelto, poniéndome la ropa interior frente a él – tu hermano es una persona misteriosa y es extraño, no me gustan ninguna de esas dos cosas.

-Trata de verlo por el lado positivo, siempre que Trevor te moleste puedes llamar a mi madre, y poner las quejas.

Lo miro aburrida, con el ceño fruncido, yo no voy a hacer eso y él lo sabe

-El punto aquí es que debes darle una oportunidad.

-¿Tengo otra opción?

-No, pero míralo de esta forma, si resulta tan desastroso vivir con Trevor, en un año podrás cambiarte a una habitación o a otro departamento, solo será un año.

-Un año puede ser demasiado.

-En realidad no – él se acerca nuevamente a mí, toma un poco de la crema del cuerpo y comienza a ponérmela en la espalda – aprenderán a convivir.

-Eso lo dices porque tu estarás lejos, a tres horas de mí, no tendrás que aguantártelo – le recuerdo.

Nick continúa poniendo crema sobre mi cuerpo, mientras un sentimiento de tristeza se instala en mi pecho, hasta ese momento no había pensado en mi relación con él, dentro de una semana, Nick se ira a la universidad de Arizona, y yo me iré a la universidad del norte de Arizona, estaremos casi que en extremos opuestos, distanciados por tres horas de camino.

Ambos comenzaremos una nueva vida, él en la ciudad de Tucson, y yo en Flagstaff, dejaremos Prescott atrás, y tendremos que distanciarnos, no se como vayamos a sobrellevarlo, no hemos hablado realmente hasta el momento del asunto, creo que soy tan segura de mi relación con Nick que no he pensado en la posibilidad de que la distancia nos vuelva extraños.

-Nick – digo, volteándome hacia él – ¿Cómo vamos a manejar nuestra relación?

-¿A qué te refieres?

-A nosotros, ¿Qué vamos a hacer ahora que estaremos tan lejos?

Él me mira con sus ojos color miel y sonríe, delatando los hoyuelos que se forman a cada lado de su mejilla – yo conduciré a Flagstaff siempre que pueda y estoy seguro de que tu también me visitaras en Tucson, y siempre tendremos Prescott, este es el punto medio entre nuestras vidas, podemos venir aquí los fines de semana, y pasar el rato, nada va a cambiar, te lo prometo – él aprieta mi cuerpo parcialmente desnudo contra el suyo, y me da un beso profundo en los labios.

Yo aspiro de su aroma, huele a menta, y a perfume, no hay rastro de tabaco en su cuerpo, o en su aliento y eso me hace adorarlo aun mas de lo que ya lo amo.

-¿Estás seguro que no te convertirás en un universitario borracho y me dejaras por una chica de segundo año? – pregunto, divertida.

-Yo no sería capaz de dejarte a ti – susurra contra mi boca, llevándome lentamente hasta mi cama, es en estos momentos en que me alegro de lo permisiva que es mi madre.

Ella no es como el resto de las madres, Rachel es la mujer que me llevo a que me enseñaran de planificación cuando cumplí los quince años, la misma que prefiere que tenga sexo bajo el techo de nuestra casa, que en un motel barato, la misma loca mujer que cree que es buena idea que una chica de dieciocho años que entrará en la universidad se vaya a vivir con un universitario de veinte años a otra ciudad.

La mayor parte del tiempo no estoy de acuerdo con ella, pero en este momento, en que Nick mete las manos por dentro de mis bragas blancas con total libertad porque sabemos que ella no entrará en la habitación a armarnos una escena, agradezco que Rachel Prior sea mi madre.

-¿Qué estás haciendo? – le pregunto a Nick, que acaba de quitarse la camiseta gris.

-¿Tu qué crees? – se burla, mordiéndome el labio.

Yo suelto una risita tonta, y entonces me retuerzo debajo el cuerpo de mi novio, mientras acaricio su cabello rubio con mis dedos.

-Nick, ¿A ti no te importa que me vaya a vivir con Trevor? – cuestiono entre jadeos.

-No, ¿Por qué me molestaría? – me pregunta de vuelta, besándome el cuello.

-Porque soy tu novia y él es tu hermano.

-¿Y…?

-No sé, ¿No es extraño para ti?

-No, Maxi, te conozco, confió en ti y sé que jamás me traicionarías, además sé que Trevor no se fijaría en ti y de hacerlo, tu no le corresponderías – dice muy seguro de sí mismo, acariciándome el pecho con su mano izquierda.

Por un momento me siento ofendida por lo que dijo, ¿Trevor no se fijaría en mí? Sé que no soy la chica mas guapa del mundo, pero no me considero fea, me gusta mi cabello marrón, me gustan mis ojos grandes y negros, me gusta mi cuerpo, que esta en un límite medio, ni muy grueso, ni muy delgado, si yo fuera un chico, me fijaría en mi – pienso.

Nick no me da tiempo de darle mas vueltas al asunto, porque mete nuevamente la mano en mis bragas, acariciándome el clítoris con suavidad, haciéndome sentir húmeda.

Tampoco le doy mas vueltas porque sé que él tiene razón, Trevor no se fijaría en mí, ni yo tampoco en él.

¿O sí?

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