EL MÉTODO HAITIANO (segunda parte)

Me moví para escuchar la conversación de otro grupo de personas, estos eran un ruso, una muchacha joven y un sujeto de aspecto latino.

 —…le advertí a mi padre muchas veces que algún día lo haría hacer lo que yo quería —explicaba la joven, era atractiva pero tenía un rostro aburrido y sarcástico. —¿Para que esperar a que muriera? Invertí los ahorros de mi vida y logré hacer que el muy maldito fuera mi títere y me nombrara la heredera de todas sus empresas y propiedades en vida.

 —Un plan muy lógico —adujo el latino— yo por mi parte me he encontrado con que mis plantaciones bananeras en Ecuador prosperan astronómicamente desde que uso los servicios de Rainbow. ¡Hay que ver lo que se ahorra en salarios!

 —Y lo mejor es que no hay peligro de que se escapen y alerten a las autoridades —intervino el ruso— yo manejo cincuenta y tres burdeles en todo el mundo y gracias a Rainbow las chicas son completamente sumisas y pasivas. Cumplen las órdenes de los clientes, cualquier posición, cualquier fantasía (mientras no sea demasiado elaborada) y cualquier acto sexual por degradante, doloroso ó asqueroso que sea. Trabajé en tráfico de blancas por años y siempre tenía el problema de que tarde ó temprano algunas chicas se negaban a algo ó intentaban escapar. ¡Ese problema ha desaparecido!

 Caminé un poco más y me encontré con un dúo de tipos ricachones, uno alemán y otro estadounidense y escuché su conversación:

 —Al principio estuve dudoso de que funcionara —aseguró el alemán que tenía evidentes dejos homosexuales— ¡pero lo hizo! Mi chofer era completamente heterosexual pero joven y apuesto y me tenía loco. Y nunca pensé que algo tan simple como una inyección podría hacer que un hombre heterosexual se volviera mi esclavo y cumpliera absolutamente todas mis solicitudes sexuales. Tras esto lo seguí utilizando ¡deberías ver los hombres tan guapos en mi harén !

 —Te entiendo perfectamente. ¿Por qué crees que la modelo Giovanna Marineri se retiró de las pasarelas?

 —¡No puede ser! ¿En serio?

 —Ahora es mi esclava. Pero estoy empezando a cansarme de ella y quizás me busque una nueva presa que caliente mis noches…

 Atónita y sorprendida por las extrañas declaraciones de la clientela de mi padre me topé con Legendre que nuevamente fue incapaz de fingir la profunda lujuria que lo embargaba al verme.

 —Hija —me llamó mi padre y Legendre se alejó. 

 —¿Qué está pasando aquí, padre? —pregunté inmediatamente— ¿De que están hablando estas personas?

 —Es hora de explicarte todo —dijo y me llevó hasta una mesa privada cubierta por cortinas donde comenzó su relato: —en las aguas del Caribe habita el pez globo, un animal muy venenoso que produce un veneno conocido como tetradotoxina. Dicha sustancia interfiere con los neurotransmisores del sistema nervioso impidiendo la sinapsis cerebral. El cuerpo comienza a paralizarse y la persona, plenamente consciente, es incapaz de moverse hasta que muere por asfixia. ¡Bueno! Casi siempre… De alguna manera los brujos del vudú haitiano descubrieron como usar una dosis no letal que provoca catalepsia. El organismo imita todas las características de la muerte pero permanece vivo y consciente, así que los familiares lo entierran, luego le aplican una nueva dosis que lo despierta pero sin voluntad.

 —¡Un zombi!

 —Preferimos llamarlo un autómata.

 —¿Preferimos?

 —Legendre es uno de esos brujos vudú que conocí en mi natal Haití. Supe de inmediato que el uso de la teradotoxina podía ser mucho más útil que simplemente para maldecir y hacer brujerías supersticiosas. Lo usamos para abrir un burdel y conseguimos a varias muchachas locales a las que les aplicamos el proceso de zombificación. Nos hicimos muy ricos con ese negocio, y de allí en adelante continuamos avanzando creando fábricas, plantaciones, etc., hasta que contratamos a un equipo de científicos para que sintetizara la tetradotoxina y la convirtiera en un suero más fácil de usar. El suero, conocido como T-5, una vez inyectado en el torrente sanguíneo provoca un desmayo no letal tras el cual el individuo despierta convertido en lo que llamamos un autómata. Sigue estando consciente pero sin voluntad y obedecerá todas las órdenes que se le den. Probablemente ya escuchaste los diversos usos que mis clientes le han dado. Hacer uso de nuestros servicios es muy difícil no sólo por lo muy costoso que resulta sino porque para enterarse de este servicio especial que da nuestra compañía hay que pasar por una serie de claves y medidas de seguridad. ¡No podemos permitir que la policía se entere de nuestro negocio!

 —Entiendo, entiendo…

 —¿Qué piensas? Pensé que te horrorizarías.

 —¡Para nada! De hecho me parece excelente, papá. ¡Te admiro! Tuviste una brillante y genial idea. Créeme que me alegra mucho que hayas decidido hacerme partícipe. Te aseguro que continuaré tu legado. Es más, me parece que podemos buscar un nuevo mercado. Más de un gobierno estará interesado en usar esta droga para controlar a las poblaciones carcelarias y a los disidentes políticos. Ó bien, probablemente Estados Unidos y otras potencias lo querrán como arma. ¡Podrían convertir a pueblos enemigos enteros en dóciles y pasivos esclavos!

 Y luego recordé las palabras de la muchacha que había automatizado a su padre para heredarlo todo ¡que genial idea!

 —No me has entendido hija…

 —¿Qué no he entendido? Es decir… dijiste que querías que siguiera la tradición del negocio familiar…

 —Sí, pero la tradición por parte de tu madre. Verás, Legendre nunca estuvo muy interesado en el dinero, ó al menos, no tanto como yo. Él me pidió algo a cambio de renunciar a la mitad de su porcentaje de las ganancias y se lo di.

 —¿Qué?

 —Tu madre. ¿Por qué crees que “desapareció”? —dijo simbolizando comillas con sus dedos.

 —Pe… pero…

 —Claro, ella murió hace algunos años. El T-5 provoca daño cerebral a largo plazo y los autómatas no suelen vivir más de veinte años una vez que reciben las primeras dosis. Bueno… si a eso se le llama vivir. En todo caso, el trato con Legendre está por culminar pero dice que puede extenderlo nuevamente. Siempre he sido un hombre de negocios que, cuando ve una buena oportunidad, la aprovecha. Y ciertamente que la tajada que me tocaría si Legendre renuncia nuevamente a la mitad de su parte es muy jugosa. Es una lástima que nunca logramos tener un vínculo cercano como padre e hija. Quizás, de habernos llevado mejor… ¡pero en fin! Un trato es un trato y Legendre renunciará a la mitad de su porcentaje como socio…

 —¿A cambio de que…? —pregunté, pero ya sabía la respuesta.

 —De ti.

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