Cap. 2 La Presentación

El más alto era quien había hablado. Ahora que lo tenía prácticamente frente con frente constaté el hecho de que era mucho más alto que yo.

-¿Nos escuchaban a hurtadillas? ¡Qué falta de cortesía!-dije en un tono que pretendía sonar indignado.

-Pretendía disculpar mi falta de cortesía al haberme dirigido a ustedes de este modo, pero es evidente que nada complace a tan fina señorita -y lo dijo en tono arrogante.

-Les agradecemos que se hayan dirigido a nosotras unas humildes campesinas de una forma tan fina y elegante -dijo Gaya, sonrojándose ligeramente y agachando la mirada. -Es evidente que el lugar de donde provienen ustedes debe estar poblado solo por gente bien educada y culta.

-Es una lástima que dicha educación no haya hecho efecto alguno en estos jóvenes -dije en tono mordaz.

-Vaya que resentimiento y aún sin conocernos bien-dijo que chico de cabellos castaños.

- Mi amiga y yo nos preguntábamos muchas cosas sobre ustedes, puesto que dan la impresión de ser algo misteriosos-dijo Gaya, sonrojándose aún más. Vaya es notorio que quiere entablar amistad con ellos.

-Me presentaré, mi nombre es Jared y mi hermano menor es Joshua -dijo el más alto señalando al de cabellos castaños. -Venimos de un pueblo muy lejano, pero por el momento es mejor que no pregunten sobre eso.

Jared y Joshua. Nombres poco corrientes la verdad. Tal vez me parecen extraños por que en nuestra aldea se acostumbra bautizar a un niño con referencia a algún atributo físico o carismático que posea.

Mi nombre es Gema, porque mi madre dice que soy tan hermosa como una piedra preciosa que lleva éste nombre. Nombre que me va muy bien, y del cual he hecho gala debido a mi dureza y belleza unificada en mi personalidad.

Mi amiga Gaya recibió su nombre en honor a una diosa: la gran madre tierra. Se dice que la diosa Gaya alumbró por si sola el cielo las montañas y el mar; la madre de Gaya dijo que ella al nacer fue la luz que alumbró su mundo y le motivó a seguir adelante aunque eso implicaba el tener que cuidar ella sola de su hija. La verdad ese nombre estuvo bastante bien empleado, porque a veces yo también siento su luz: su personalidad y vitalidad impregna de luz a cualquiera.

-Es un gusto que hayan llegado a nuestra pequeña aldea –dijo Gema, con voz nerviosa

-Cómo sea debemos ir rápido a nuestras casas –dije mientras la tomaba por el brazo para seguir caminando –supongo que no es necesario que nos acompañen: sabemos llegar solas.

-Disculpa si tomaste nuestra presencia como un acto de persecución inconsciente hacia ustedes –dijo Jared alzando una ceja.-Pero la verdad al ser nuevos aquí tuvimos q seguir a alguien para saber cómo regresar ya que nadie se ofreció voluntariamente a guiarnos –eso lo dijo sonrojándose ligeramente; o tal vez se sonrojó bastante y debido a su color de piel no se notó mucho.

Debo decir que en mi interior sentí pena. Ese es un rasgo característico mío: sentir pena por el prójimo…

-Pero si les molesta estar cerca de nosotros nos iremos por otro camino –dijo Joshua mirándome fijamente, lo cual me incomodó un poco.

Está bien, pueden seguirnos, pero mantengan la distancia. No sería muy conveniente que la gente del pueblo nos vea en compañía suya –dije con convicción. Entre más rápido nos libráramos de ellos mejor.

Di media vuelta y seguí caminando llevando conmigo a Gaya, sin siquiera mirar atrás como si no fuese consciente de que dos chicos caminaban justo detrás de nosotras. Afortunadamente ya estábamos muy próximas a la aldea, apenas pasaron cinco minutos y ya habíamos llegado.

Nos internamos en ella y cuando estuve próxima a la casa de Gaya miré hacia atrás.

Ellos ya no estaban. Seguramente su casa se encontraba a la entrada de la aldea. O tal vez con el simple hecho de haber logrado regresar ya no necesitaron nuestra “guía” y decidieron tomar otro camino.

Sonreí para mis adentros, eso era lo mejor. Que sabia decisión…

-Hasta mañana Gema –dijo Gaya con cariño.- En la mañana asegúrate de pasar en la mañana por mí para ir a recibir las lecciones.

-Nos vemos mi querida Gaya –dije sonriéndole mientras me despedía con la mano a la vez que caminaba hacia mi hogar.

Me pregunto dónde será la casa de esos chicos”, pensé mientras seguía caminando. “De hecho ahora que lo pienso me pregunto quiénes serán sus padres, y cuáles serían las penurias que los trajeron a nuestra aldea”.

Las noticias que llegaban a través de los comerciantes sobre el Reino no eran muy alentadoras. ¡Una vez incluso escuche decir a un joyero que se aproximaba una guerra! Claro que la mayoría solo exageran las situaciones para lograr captar la atención de sus oyentes y así lograr una mejor venta. Pero si de algo todos estábamos seguros era de que los tiempos no eran muy favorables en la Aldea Capital.

Me encontraba ensimismada en estos pensamientos cuando sin querer choqué con alguien.

-Lo siento señora Casilda -dije respetusamente, ella era la curandera del pueblo y la cuidadora de La Casa Pública. Un poco excéntrica a mi parecer.

-No te preocupes Gema, veo que ibas distraída, ten más cuidado -Y siguió su camino. Era evidente que ella también iba ensimismada en sus respectivos pensamientos.

La señora Casilda siempre parecía taciturna y algo rara, era por eso que mi amiga Gaya no le gustaba que yo pasara tanto tiempo allí entre montones de Escritos; temía que yo me volviera más rara incluso.

Bueno he llegado a mi casa, en el aire se siente el olor a un delicioso almuerzo y caigo en cuenta del hambre que tengo.

-Bienvenida a casa hija mía, hoy has regresado pronto. ¿A qué se debe?-preguntó mi madre con afabilidad.

-Es debido al calor -respondí cansinamente- el Honorable no considera adecuado que pasemos muchas horas bajo el sol, dice que es perjudicial para la vista.

Me senté junto a la mesa, mi madre había preparado mi plato favorito : sopa de pollo. Incluso dentro de casa hacía calor, si la tarde continuaba así tal vez debería ir a dar una vuelta a la cascada que se encontraba próxima a la aldea. La idea me gustó y pensé comentársela a mi madre.

-Hoy debes haber conocido personas nuevas -dijo mi madre- y debes saber que ha llegado una nueva familia a nuestra aldea. Errantes tengo entendido.

-Sí, son dos chicos uno de mi edad y el otro parecía un tanto mayor, tal vez por que es bastante alto -dije como quien comenta que falta azúcar al té -no resultaron muy de mi agrado la verdad.

-Escuché que son guapos -dijo mirándome de reojo -y también que fueron educados en la Alta Corte.

Casi me atraganto de la sorpresa. ¡Educados en la Alta Corte! Honestamente no pensé que viviría tanto para conocer a alguien con tal grado de conocimiento y educación…

-Pues no se nota -dije en tono mordaz -si eso fuese verdad habrían sido más educado y se habrían presentado de manera correcta, llegaron y tomaron asiento sin siquiera decir sus nombres.

-Son errantes hija -dijo de forma simple, como si fuera lo más evidente del mundo -el haber tenido tantos privilegios y después quedarse sin nada debe haberles herido el orgullo, y el tener que venir a un lugar desconocido debe haberlos trastornado un poco.

-Exacto son errantes, me pregunto cuánto tiempo durarán aquí antes de decidir irse a otro lugar -dije maliciosamente.

-Tengo entendido que esperan quedarse mucho tiempo, hable con los adultos ésta mañana -dijo agachando la mirada, casi con miedo a mi reacción.

Supongo que es una suerte que no haya ingerido bocado alguno porque en esta ocasión de seguro me hubiese atragantado de la pura sorpresa. Lo que faltaba que mi madre aparte de Gaya también quisiese entablar amistad con aquellos desconocidos.

-Supongo que fue inevitable -dije como quien busca justificación a tan terrible crimen -supongo que te los encontraste por ahí y por buena educación no hubo más remedio que saludarles y hacer algo de diálogo amistoso.

-De hecho sí. Me los encontré cuando salí a buscar un poco de leña, ellos hacían lo mismo. Me parecieron bastante simpáticos, incluso me ayudaron a traer la leña; así que los invité a cenar ésta noche junto con sus hijos -y me miró fijamente.

He tenido días malos y terribles pero supongo que el de hoy se lleva el premio.

-Creo que te he escuchado mal madre, me pareció que dijiste que habías invitado a cenar a esas personas.

-Escuchaste bien Gema. Y tú me ayudarás a preparar la cena porque estaremos bastantes, seremos seis, creo que con un pavo bastará.

Y se fue a seguir lavando los platos incluyendo el mío que había terminado de despechar. No podría ir a la cascada como había planeado, y no por falta de tiempo sino que se habían ido mis energías y ganas de salir a caminar. ¿Cómo tomaría esta acción de mi madre toda la aldea? Puede parecer un gesto bastante digno, pero para mí y seguramente para los Líderes no lo será. Seremos mal vistas por toda la aldea, ni siquiera quiero pensar en que llegue el día de mañana.

Ni siquiera la noche.

Lo peor es que cuando uno teme algo, atrae inconscientemente ese temor haciendo que llegue inclusive más pronto de lo previsto. El anochecer llego y con el nuestro queridos huéspedes.

Alguien golpeo la puerta de nuestra cabaña. Mi madre me envió a abrir, por qué yo me dije mentalmente. En el marco de nuestra puerta se encontraba al completo aquella familia. El padre era alto al igual que Jared incluso sus rasgos faciales eran parecidos, sólo su color de piel era diferente pues era de un tono más oscuro. La madre resultaba sencillamente hermosa, era tan blanca como la nieve con unos risos color bronce y unos ojos avellana que reflejaban bondad; no eran tan alta como su esposo pero tenía una figura esbelta. Junto a ellos sus hijos ya descritos, pude ver la sorpresa en sus rostros aunque la disimularon a tiempo.

-Pasen, sean bienvenidos a nuestro humilde hogar -dije tratando de parecer una buena anfitriona.

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